El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 1 de diciembre de 2023

Conectar con el corazón y elegir (y 2)

 


Permíteme hablarte un poco más del poder de elección que os he dado.

En un momento de la Creación se originan las Mónadas o unidades de conciencia. Es vuestra parte más espiritual. Las Mónadas son como Chispas de Fuego Supremo, como fragmentos divinos, como fragmentos de vida divina separada, como entidad individual.

Las Mónadas, en el momento de la Creación son omniscientes, (capacidad de saberlo todo), y omnipresentes, (capacidad de estar en todas partes simultáneamente), pero únicamente lo son en el plano en el que fueron creadas, ya que en todos los demás planos son inconscientes e insensibles, incluido el plano físico, por lo que no son capaces de responder a todas las vibraciones divinas del Universo.

Desde el plano físico en el que estáis los seres humanos hasta el plano donde están las Mónadas hay otros siete planos.

Para poder ser sensibles en todos los planos, en todos omniscientes, en todos omnipresentes, las Mónadas han de manifestarse en esos planos, de ahí que todo el proceso de la evolución del “Yo” individual es una actividad escogida por las Mónadas mismas.

Desde el momento de la creación de la Mónada, tenéis todo el poder de elección. Yo no intervengo en ningún momento en vuestro proceso. Si estáis en los mundos de la materia, es porque habéis querido vivir en ese mundo.

La primera elección que realiza el alma es su vuelta a la vida en la materia, es decir, el nacimiento en un cuerpo. Y esa decisión la toma el alma por la imperiosa necesidad que siente de unirse a la Conciencia Superior, a Dios, a Mi. Nadie le dice que tiene que volver a encarnar. Es su decisión.

El alma vuelve a encarnar con la única finalidad de descubrir en la materia, cuál es su verdadera identidad, a pesar de la lucha por el poder que mantiene, de manera permanente, con el ego.

Como es el ego el que tiene el mando cuando el alma está encarnada, en cada vida se quedan muchos círculos sin cerrar, que será necesario cerrar en las próximas encarnaciones. Por eso, una vez tomada la decisión de volver a la materia, el alma vuelve a elegir, organizando un Plan de como se desarrollará su vida en la materia para conseguir, en el menor tiempo posible, su tan ansiado deseo.

Para la planificación de la vida si que recibe algún tipo de ayuda, sobre todo, para hacerla entender que no debe programar una vida llena de sufrimiento, lo cual sería muy difícil de llevar a buen término.

El alma quiere terminar su peregrinaje en la materia cuanto antes y sus programaciones de vida pueden ser muy duras.

Una vez en la materia, el alma que es la que conoce el Plan, queda opacada por el ego que es quien toma el mando, siendo él quien toma las decisiones. Elige los estudios, el trabajo, el tipo de vida que quiere llevar, elige la soledad o la compañía, elige con quien compartir la vida.

Es muy posible que a la hora de elegir el ego no esté muy seguro de a dónde le va a llevar ese camino, pero a pesar de todo, tiene que elegir.

Sin embargo, tenéis que ser conscientes de que las elecciones no se toman con palabras, sino con acciones. De nada vale decir, escojo ser feliz. Lo que realmente vale es ponerse en camino, de inmediato, para llegar a esa felicidad.

Os he dado la capacidad y la libertad de elegir. Eso quiere decir que podéis escoger abrazar las Leyes que están en lo más profundo de vuestra intuición, o podéis dejar que los impulsos, miedos y hábitos, dirijan vuestra vida.

Las decisiones son dirigidas: O por la mente consciente que casi siempre elige el miedo, la pereza, los hábitos, o por la sabiduría del subconsciente que tiene mucha más información de la que la mente consciente puede acceder.

Todo lo que podéis hacer es tomar las mejores elecciones posibles, dentro de vuestro grupo particular de circunstancias, elecciones hacia la vida, hacia el amor, hacia el servicio, hacia la conexión. No importa lo que la vida os presente, siempre podéis escoger como responder interiormente: Podéis resistiros, lamentaros y maldecir el destino, o podéis haceros cargo y abrazarlo, fluyendo y expandiéndoos para vivir el momento.

Puede ocurrir, que habiendo olvidado que tenéis el poder de la elección, os sintáis atrapados en una relación, en un trabajo, en la vida o por ciertas circunstancias y, las cosas se han de poner muy mal, hasta que se encuentra el deseo, el coraje, y el respeto personal para tomar nuevas decisiones. A no ser que seas consciente de que tienes el poder de decir no, nunca puedes, verdaderamente, decir si, a las relaciones, al trabajo, a la vida, a cualquier cosa.

No tenéis que esperar para hacer cambios positivos y poderosos. No tenéis que ir al trabajo, no tenéis que ir a la guerra, no tenéis que estar casados o tener hijos, o actuar como otra gente espera o desea. No tenéis que hacer nada. Simplemente reconocer que cada acción o inacción, y vuestra voluntad para aceptar esas consecuencias, os da el poder y la libertad para escoger quien ser, dónde estar y que hacer. Es entonces cuando la vida pasa de ser una obligación a una oportunidad maravillosa. Es entonces cuando los milagros ocurren.

El milagro de elegir, es el milagro de crear la vida. No tenéis que preguntaros si estáis en el camino adecuado, con la persona correcta, o haciendo el trabajo idóneo. No. Solo tenéis que elegir vivir cada día por elección, y vivir al máximo.

Dejar de quejaros y elegir otra opción.

Yo te bendigo hijo mío. 

(Del libro “Cartas a Dios” de Alfonso Vallejo)

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