Permíteme hablarte un
poco más del poder de elección que os he dado.
En un momento de la
Creación se originan las Mónadas o unidades de conciencia. Es vuestra parte más
espiritual. Las Mónadas son como Chispas de Fuego Supremo, como fragmentos
divinos, como fragmentos de vida divina separada, como entidad individual.
Las Mónadas, en el
momento de la Creación son omniscientes, (capacidad de saberlo todo), y
omnipresentes, (capacidad de estar en todas partes simultáneamente), pero
únicamente lo son en el plano en el que fueron creadas, ya que en todos los
demás planos son inconscientes e insensibles, incluido el plano físico, por lo
que no son capaces de responder a todas las vibraciones divinas del Universo.
Desde el plano físico
en el que estáis los seres humanos hasta el plano donde están las Mónadas hay
otros siete planos.
Para poder ser
sensibles en todos los planos, en todos omniscientes, en todos omnipresentes,
las Mónadas han de manifestarse en esos planos, de ahí que todo el proceso de
la evolución del “Yo” individual es una actividad escogida por las Mónadas
mismas.
Desde el momento de la
creación de la Mónada, tenéis todo el poder de elección. Yo no intervengo en
ningún momento en vuestro proceso. Si estáis en los mundos de la materia, es porque
habéis querido vivir en ese mundo.
La
primera elección que realiza el alma es su vuelta a la vida en la materia, es
decir, el nacimiento en un cuerpo. Y esa decisión la toma el alma por la
imperiosa necesidad que siente de unirse a la Conciencia Superior, a Dios, a
Mi. Nadie le dice que tiene que volver a encarnar. Es su decisión.
El
alma vuelve a encarnar con la única finalidad de descubrir en la materia, cuál
es su verdadera identidad, a pesar de la lucha por el poder que mantiene, de
manera permanente, con el ego.
Como
es el ego el que tiene el mando cuando el alma está encarnada, en cada vida se
quedan muchos círculos sin cerrar, que será necesario cerrar en las próximas
encarnaciones. Por eso, una vez tomada la decisión de volver a la materia, el
alma vuelve a elegir, organizando un Plan de como se desarrollará su vida en la
materia para conseguir, en el menor tiempo posible, su tan ansiado deseo.
Para
la planificación de la vida si que recibe algún tipo de ayuda, sobre todo, para
hacerla entender que no debe programar una vida llena de sufrimiento, lo cual
sería muy difícil de llevar a buen término.
El
alma quiere terminar su peregrinaje en la materia cuanto antes y sus
programaciones de vida pueden ser muy duras.
Una vez en la materia,
el alma que es la que conoce el Plan, queda opacada por el ego que es quien
toma el mando, siendo él quien toma las decisiones. Elige los estudios, el
trabajo, el tipo de vida que quiere llevar, elige la soledad o la compañía, elige
con quien compartir la vida.
Es muy posible que a
la hora de elegir el ego no esté muy seguro de a dónde le va a llevar ese
camino, pero a pesar de todo, tiene que elegir.
Sin embargo, tenéis
que ser conscientes de que las elecciones no se toman con palabras, sino con
acciones. De nada vale decir, escojo ser feliz. Lo que realmente vale es
ponerse en camino, de inmediato, para llegar a esa felicidad.
Os he dado la
capacidad y la libertad de elegir. Eso quiere decir que podéis escoger abrazar
las Leyes que están en lo más profundo de vuestra intuición, o podéis dejar que
los impulsos, miedos y hábitos, dirijan vuestra vida.
Las decisiones son
dirigidas: O por la mente consciente que casi siempre elige el miedo, la pereza,
los hábitos, o por la sabiduría del subconsciente que tiene mucha más
información de la que la mente consciente puede acceder.
Todo lo que podéis
hacer es tomar las mejores elecciones posibles, dentro de vuestro grupo
particular de circunstancias, elecciones hacia la vida, hacia el amor, hacia el
servicio, hacia la conexión. No importa lo que la vida os presente, siempre podéis
escoger como responder interiormente: Podéis resistiros, lamentaros y maldecir
el destino, o podéis haceros cargo y abrazarlo, fluyendo y expandiéndoos para
vivir el momento.
Puede ocurrir, que
habiendo olvidado que tenéis el poder de la elección, os sintáis atrapados en
una relación, en un trabajo, en la vida o por ciertas circunstancias y, las
cosas se han de poner muy mal, hasta que se encuentra el deseo, el coraje, y el
respeto personal para tomar nuevas decisiones. A no ser que seas consciente de
que tienes el poder de decir no, nunca puedes, verdaderamente, decir si, a las
relaciones, al trabajo, a la vida, a cualquier cosa.
No tenéis que esperar
para hacer cambios positivos y poderosos. No tenéis que ir al trabajo, no tenéis
que ir a la guerra, no tenéis que estar casados o tener hijos, o actuar como
otra gente espera o desea. No tenéis que hacer nada. Simplemente reconocer que
cada acción o inacción, y vuestra voluntad para aceptar esas consecuencias, os
da el poder y la libertad para escoger quien ser, dónde estar y que hacer. Es
entonces cuando la vida pasa de ser una obligación a una oportunidad
maravillosa. Es entonces cuando los milagros ocurren.
El milagro de elegir,
es el milagro de crear la vida. No tenéis que preguntaros si estáis en el
camino adecuado, con la persona correcta, o haciendo el trabajo idóneo. No. Solo
tenéis que elegir vivir cada día por elección, y vivir al máximo.
Dejar de quejaros y elegir
otra opción.
Yo te bendigo hijo mío.
(Del libro
“Cartas a Dios” de Alfonso Vallejo)
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