Cuando
la incertidumbre, la impotencia, la sensación de soledad, la tristeza, la
ansiedad, la angustia o la depresión se apoderen de ti, llenando de oscuridad
tu vida, dándote la sensación de vivir en la etapa más oscura de tu existencia,
entra dentro de ti, deja de lamentarte y cambia la pregunta de ¿por qué a mí?
por esta otra ¿para qué a mí?
En
la vida, todos los acontecimientos, todas las situaciones, todo lo que parecen
problemas, lo que parece buena o mala suerte, los hechos, los sucesos, los
accidentes o las casualidades, ya están, desde antes de llegar a la vida,
perfectamente organizados, planificados y programados.
Todo
en la vida está engarzado, para todo existe una sagrada razón, todo tiene un “por
qué” y un “para qué”.
Trabaja
para cambiar eso que no te gusta, pero antes tienes que aceptarlo. Acepta y honra
tu vida y cada instante de ella, porque eso que no te gusta es una pieza muy
importante en el devenir de tu existencia para conectar con tu divinidad.
La
vida, como un río sin fin, fluye con misterio y propósito. Aunque no siempre
entendamos las razones detrás de los eventos que nos rodean, a veces es en la
incertidumbre donde encontramos la belleza y el significado más profundo.
Cada hoja que cae,
cada risa compartida, cada lágrima derramada, todos forman parte de un tejido
cósmico. Para todo existe una sagrada razón.
Todos los seres humanos estamos conectados y cualquier acción, por ínfima que parezca, tiene un enorme impacto.
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