El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Páginas
Entradas importantes
Lecturas en línea
jueves, 18 de diciembre de 2025
miércoles, 17 de diciembre de 2025
Vivir con Amor
Pongámonos
en manos de Dios y detengamos la locura de nuestra mente. Escuchemos la voz del
corazón: aunque no comprendamos con claridad cuál es nuestra misión en la vida,
siempre podemos intuirla. Y si ni siquiera logramos intuirla, vivamos
sencillamente con Amor.
Esa
forma de vivir transformará nuestra existencia en un paseo ligero, sin cargas
innecesarias, por un amplio camino adornado con pétalos de rosa.
Del
libro “Alma peregrina” de Alfonso Vallejo
La dureza de lo fácil
Todo lo
que en general es superior a nuestras fuerzas nos parece duro e insufrible.
Olvidamos que hay muchos para quienes el mayor suplicio sería no beber vino o levantarse
temprano. Las cosas no son difíciles por su naturaleza, sino que nosotros somos
perezosos y delicados.
LUCIO
ANNEO SÉNECA
martes, 16 de diciembre de 2025
Cartas a Dios (Sinopsis)
Cartas a
Dios es un diálogo íntimo entre el alma humana y lo divino.
El autor
se dirige a Dios con cartas escritas desde la vulnerabilidad, la esperanza y la
búsqueda, con preguntas que todos nos hemos hecho: sobre el amor, el miedo, el
karma, la fe, el pecado, la espiritualidad y el sentido de la vida.
Cada
carta recibe una respuesta profunda, amorosa y reveladora, como si el propio
Creador susurrara verdades al corazón.
Este
libro no pretende dar respuestas absolutas. Es un espacio de encuentro entre lo
humano y lo divino, entre la duda y la certeza, entre el dolor y la esperanza.
Una obra
para quienes buscan luz en medio de la incertidumbre, consuelo en el dolor y
una voz que les recuerde que nunca están solos.
Una
lectura que no impone creencias, sino que invita al dialogo interior, a la
apertura del corazón y al descubrimiento de que Dios también responde....
cuando se le escribe desde el alma.
sábado, 13 de diciembre de 2025
Mudra de hacer limpieza
MUDRA
DE HACER LIMPIEZA
MUDRA
PARA LA RESOLUCIÓN DE TRAUMAS
Cómo
se hace:
Dobla los dedos de las dos manos
y apoya las puntas lo más cerca posible de las bases de los dedos.
Los pulgares extendidos y
tocándose las yemas.
También se tocan los nudillos
medios de los dedos corazón.
Coloca el mudra delante del
abdomen.
Sirve
para:
Limpiar el subconsciente de
traumas antiguos no resueltos.
Traer a la parte consciente
traumas escondidos en el inconsciente.
Incrementa la actividad onírica.
Respiración:
Respira suave, lenta y profundamente.
Realiza pausas tras tanto en la
inspiración como en la exhalación.
Duración:
Practicar 7 minutos diarios
durante 7 días.
El misterio de estar vivo
“Hay días en los que el alma no pide
respuestas,
solo compañía”
Este aburrimiento no es el de una tarde
sin planes ni el de una espera en la sala de un médico. Es un aburrimiento que
se instala en el alma, que se mezcla con mi tristeza innata, (esa que me
acompaña desde que tengo memoria), y que, si uno se dejara llevar por los
diagnósticos modernos, podría confundirse fácilmente con una depresión. Pero no
creo estar deprimido, Señor. Al menos no en el sentido clínico del término.
Aunque, por curiosidad, (y quizás por necesidad de entenderme mejor), me he
atrevido a consultar los síntomas de la depresión. La inteligencia artificial,
esa nueva voz que también responde preguntas, me ha ofrecido una lista
detallada, casi quirúrgica, de lo que se considera una depresión según fuentes
médicas como Mayo Clinic y Sanitas.
Los síntomas emocionales y cognitivos
incluyen tristeza persistente, pérdida de interés en actividades,
irritabilidad, sentimientos de inutilidad, dificultad para concentrarse y
pensamientos recurrentes sobre la muerte o el suicidio. Al leerlos, me he
sentido aliviado. No porque no tenga nada en común con ellos, sino porque la
mayoría no me describen. Sí, tengo una tristeza persistente, pero no es nueva.
Es como un color de fondo en mi alma, como un gris suave que no me impide ver
los colores, pero que siempre está ahí. Y sí, a veces me siento vacío, pero no
desesperanzado. Nunca he sentido que todo esté perdido. Nunca he sentido que no
haya sentido.
En cuanto a los pensamientos sobre la
muerte, debo confesar que sí, los tengo. Pero no son oscuros ni autodestructivos.
No hay en mí deseo de acabar con la vida, sino una curiosidad profunda por lo
que hay más allá. No pienso en la muerte como un escape, sino como una puerta.
Una puerta que, aunque no tengo prisa por cruzar, me intriga. Fantaseo con lo
que podría haber al otro lado, como quien imagina un país lejano que aún no ha
visitado pero que siente que, de alguna manera, ya conoce. ¿Será que en algún
rincón de mi alma hay un recuerdo de ese “otro lado”? ¿Será que mi nostalgia no
es por algo que perdí aquí, sino por algo que viví allá?
La IA también me habló de los síntomas
físicos y de comportamiento: alteraciones del sueño, fatiga, cambios en el
apetito, lentitud en el pensamiento, dolores inexplicables y aislamiento
social. Tampoco me identifico con ellos, salvo quizás con el aislamiento. Pero
ese, Señor, Tú lo sabes bien, no es nuevo. Siempre he sido tímido, retraído,
más observador que protagonista. No soy la alegría de la fiesta, ni lo
pretendo. Mi mundo interior siempre ha sido más vasto que el exterior, y aunque
con los años he aprendido a abrirme un poco más, sigo siendo ese niño que se
escondía detrás de las cortinas para no saludar a los invitados.
Entonces, si no estoy deprimido, ¿qué
me pasa? ¿Por qué este aburrimiento que se instala como una niebla en mis días?
¿Por qué esta sensación de que todo es repetido, de que nada me sorprende, de
que incluso lo bello parece lejano?
No te escribo buscando una solución
mágica. Sé que la vida no funciona así. Sé que estamos aquí para aprender, para
crecer, para amar. Y sé que este aburrimiento, esta incomodidad, esta falta de
entusiasmo, puede ser una señal. Una señal de que algo dentro de mí está
cambiando, de que algo necesita ser atendido, comprendido, transformado.
Quizás este aburrimiento sea una
invitación. Una invitación a mirar más profundo, a dejar de buscar fuera lo que
solo puedo encontrar dentro. Porque cuando todo parece aburrido, quizás es
porque he dejado de mirar con ojos nuevos. Quizás es porque he olvidado que
cada instante, por más cotidiano que sea, encierra un misterio. El misterio de
estar vivo. El misterio de poder sentir, pensar, amar.
Y, sin embargo, Señor, me cuesta. Me
cuesta encontrar sentido en lo pequeño. Me cuesta entusiasmarme. Me cuesta
incluso rezar. No porque no crea en Ti, sino porque a veces siento que las
palabras se quedan cortas, que no alcanzan, que no llegan. Pero escribirte, eso
sí me ayuda. Me ayuda a ordenar mis pensamientos, a escucharme, a sentir que
hay alguien, Tú, que me lee, que me entiende, que me acompaña.
Gracias por eso. Gracias por ser. Por
estar. Por escucharme incluso cuando no tengo nada concreto que decir. Porque
esta carta no tiene una petición, ni una queja, ni una revelación. Es
simplemente un desahogo. Una manera de decirte: “Aquí estoy, Señor. No estoy bien,
pero tampoco estoy mal. Estoy en medio. Estoy buscando.”
Y en esa búsqueda, me doy cuenta de
algo: quizás el aburrimiento no sea el enemigo. Quizás sea un maestro. Un
maestro silencioso que me obliga a detenerme, a mirar lo que no quiero mirar, a
sentir lo que he estado evitando. Porque cuando todo se detiene, cuando no hay
distracciones, cuando el alma se queda sola consigo misma, es cuando puede
empezar el verdadero diálogo. El diálogo Contigo. El diálogo con lo eterno.
A veces pienso que el aburrimiento es
como el invierno del alma. No hay flores, no hay sol, no hay canto. Pero bajo
la tierra, algo se está gestando. Algo se está preparando. Y cuando llegue la
primavera, cuando vuelva el entusiasmo, cuando la vida vuelva a florecer, sabré
que este tiempo no fue en vano. Que fue necesario. Que fue fértil, aunque no lo
pareciera.
Mientras tanto, seguiré escribiéndote.
Porque en estas cartas encuentro consuelo. Encuentro compañía. Encuentro
sentido. Y aunque no espero respuestas inmediatas, sé que cada palabra que Te
dirijo es una semilla. Una semilla que algún día germinará. En mí. En Ti. En el
misterio que nos une.
Gracias, Señor.
viernes, 12 de diciembre de 2025
Todo contiene inteligencia
Cada uno de nosotros tiene color y sonido. Cada
actividad nuestra es, pues, de un color y de un arpegio con una frase musical.
Si es distorsionada, sale un sonido feo, disonante y de color sucio. A cada
persona que lanza una afirmación afeante se le devuelve la responsabilidad de
aquello. Todo contiene inteligencia.
SAINT
GERMAIN
Dios en lo cotidiano
“Dios me parece una entidad vaga y remota”,
comentó cierto estudiante.
“El
Señor te parece distante solamente porque tu atención está dirigida hacia el
exterior, hacia la creación, y no hacia el interior, hacia Él”, dijo el
Maestro. “Cuando quiera que tu mente se eche a vagar en medio de la confusión
de miríadas de pensamientos mundanos, condúcela pacientemente de regreso al
interior, enfocándola sobre recuerdo del Señor que allí mora. Y así, llegará el
día en que le llevarás siempre contigo; un Dios que te habla en tu propio
lenguaje, un Dios cuyo rostro te atisba desde cada flor, desde cada arbusto,
desde cada brizna de hierba. Entonces dirás: “¡Estoy libre! La gloriosa túnica
del Espíritu me viste; vuelo desde la tierra al cielo sobre las alas de la luz”.
¡Y cómo se consumirá tu ser de gozo!”.
PARAMAHANSA YOGANANDA
martes, 9 de diciembre de 2025
¿Por qué la ira?
Cuando
los placeres han corrompido igual el cuerpo y la mente, todo nos parece
insoportable; no por su dureza, sino por nuestra flojedad. Si no. ¿cómo se
entiende que reaccionemos con ira porque alguien tose o estornuda, por una
mosca que no conseguimos espantar, por un perro que se cruza en nuestro camino,
o porque al sirviente descuidado se le resbala de la mano una llave?
LUCIO
ANNEO SÉNECA
El propósito de la vida
La idea de que la vida tiene un
propósito y que cada segundo está cargado de sentido es, sin duda, una de las
concepciones más profundas y desafiantes que podemos abrazar. Si aceptamos que
nada ocurre por azar, entonces incluso los momentos que parecen triviales,
dolorosos o aburridos se convierten en piezas de un engranaje mayor, en
fragmentos de un mosaico que solo se revela en su totalidad cuando miramos
hacia atrás con perspectiva.
Cada experiencia, por
insignificante que parezca, es como una semilla que germina en el tiempo. A
menudo no somos conscientes de su valor en el instante en que ocurre, porque
nuestra mirada está limitada por la inmediatez. Sin embargo, cuando el tiempo
pasa y los sucesos se entrelazan, descubrimos que aquel encuentro casual,
aquella palabra escuchada al azar, o incluso aquel fracaso que nos hizo dudar
de nosotros mismos, estaban preparando el terreno para algo más grande. La
vida, en este sentido, se asemeja a una red invisible de conexiones que solo se
hace evidente cuando nos detenemos a contemplar el conjunto.
El sufrimiento, por ejemplo,
rara vez se percibe como portador de propósito en el momento en que lo
atravesamos. Nos resulta difícil aceptar que el dolor pueda tener un sentido
más allá de la mera incomodidad o la pérdida. Sin embargo, muchas veces es
precisamente en el sufrimiento donde germinan las mayores transformaciones. El
dolor nos obliga a detenernos, a replantearnos nuestras prioridades, a
descubrir fuerzas internas que desconocíamos. Lo que parecía un vacío se
convierte en un espacio fértil para el crecimiento.
De igual manera, el
aburrimiento, esa sensación de vacío que solemos despreciar, puede ser el
preludio de una revelación. En los momentos de aparente inactividad, la mente
se abre a nuevas ideas, se conecta con dimensiones más profundas de la
creatividad y la introspección. El aburrimiento, lejos de ser un tiempo
perdido, puede ser el terreno donde se gestan las intuiciones más
valiosas.
La dificultad radica en que no
siempre tenemos la capacidad de recordar o reconocer cómo cada suceso se enlaza
con otros. La memoria humana es frágil y selectiva, y muchas veces olvidamos
los detalles que, vistos en conjunto, revelarían la trama oculta de nuestra
existencia. Si pudiéramos recordar cada instante con claridad, probablemente
descubriríamos que nada fue irrelevante, que todo estaba conectado en una danza
de causas y efectos que nos conducen hacia nuestro propósito.
Aceptar esta visión de la vida
implica también una actitud de confianza. Confiar en que incluso aquello que no
comprendemos ahora tiene un sentido que se revelará más adelante. Confiar en
que los caminos que parecen desviarnos nos están llevando, en realidad, hacia
donde necesitamos estar. Confiar en que cada segundo, incluso los más oscuros,
están impregnados de propósito.
En última instancia, vivir con
esta conciencia transforma nuestra manera de relacionarnos con el mundo. Nos
invita a valorar cada instante, a prestar atención a los detalles, a reconocer
que lo que hoy parece insignificante puede ser la llave de un futuro
inesperado. Nos recuerda que la vida no es una sucesión de hechos aislados,
sino una sinfonía en la que cada nota, por pequeña que sea, contribuye a la
armonía del conjunto.
Así, la verdadera tarea no es
tanto descifrar el propósito de cada momento, sino aprender a vivir con la
certeza de que ese propósito existe, aunque no lo comprendamos todavía. Y en
esa confianza, la vida se convierte en un viaje lleno de significado, donde
cada segundo cuenta y cada experiencia nos acerca, de manera silenciosa pero
firme, al destino que nos espera.
sábado, 6 de diciembre de 2025
Opiniones
¿Qué es
el llorar y el gemir? Una opinión. ¿Qué es la desdicha? Una opinión. ¿Qué son
el antagonismo, la censura, la acusación, la impiedad, la palabrería? Opiniones
y nada más.
No son
las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de
ellas.
Cuando
nos hallamos turbados o impedidos, no debemos echar la culpa a otros, sino a
nosotros mismos y a nuestras opiniones.
EPICTETO
Mudra de la vejiga
MUDRA
DE LA VEJIGA
MUDRA
PARA EL DESAPEGO
Cómo
se hace:
Con las manos abiertas, separa
los dedos.
Coloca las manos de manera que
los dedos corazón queden en posición vertical. Une las puntas de los dedos
corazón.
La palma de la mano derecha mira
al cuerpo y los dedos apuntan hacia abajo. Coloca la mano un poco por encima
del ombligo.
La palma de la mano izquierda
mira hacia afuera y los dedos apuntan al techo.
Sirve
para:
Fortalece la energía de la
vejiga.
Es depurativo y regenerador.
En el plano emocional, la
energía de la vejiga está relacionada con el desapego, la capacidad de
adaptación.
Duración:
Practicar tantas veces como se
pueda en tu meditación o en tus ejercicios de respiración.
Respira suave y lentamente
haciendo una pausa después de la inhalación y de la exhalación.
Concentración en el chakra base.
Tu eres parte del despertar
"Cada acto de conciencia es una
chispa
que ilumina el universo"
Querido hijo:
No estás lejos de Mí, aunque a veces lo
sientas así. No estás perdido, aunque el mundo parezca desmoronarse a tu
alrededor. No estás fallando, aunque creas que no has alcanzado el nivel
espiritual que esperabas. No eres ningún impostor. Lo que tú llamas
contradicción, Yo lo llamo humanidad. Lo que tú llamas debilidad, Yo lo llamo
sensibilidad. Lo que tú llamas incoherencia, Yo lo llamo sinceridad. Porque
solo un alma despierta puede sentir como tú sientes. Solo un corazón abierto
puede dolerse por el sufrimiento ajeno como tú lo haces.
No te juzgues por no ser perfecto. No
te castigues por no estar siempre en paz. La evolución espiritual no es una
línea recta, ni una meta que se alcanza y se conserva. Es un camino sinuoso,
lleno de curvas, de retrocesos, de momentos de luz y de sombra. Y tú, hijo mío,
estás caminando con valentía. Estás mirando de frente lo que muchos prefieren
ignorar. Estás sintiendo lo que muchos han anestesiado. Estás preguntando lo
que muchos han dejado de cuestionar. Eso, en sí mismo, es un acto de amor.
Comprendo tu dolor al mirar el mundo.
Yo también lo veo. Yo también lo siento. Pero no lo veo desde la desesperanza,
sino desde la totalidad. Tú ves fragmentos, momentos congelados en el tiempo,
escenas que parecen absurdas y crueles. Yo veo el tejido completo, el
entrelazado de millones de almas que están aprendiendo, creciendo, despertando.
Incluso en medio del horror, hay semillas de compasión que germinan. Incluso en
medio de la guerra, hay gestos de ternura que desafían la lógica del odio.
El sufrimiento humano no es castigo, ni
prueba, ni error. Es parte del proceso de recordar quiénes sois. Cada alma que
encarna en este mundo lo hace con un propósito, aunque a veces ese propósito se
pierda entre el ruido del ego, del miedo, del poder. Pero nada se pierde
realmente. Todo se transforma. Todo vuelve a Mí. Incluso los actos más oscuros,
incluso las decisiones más dolorosas, son parte de un aprendizaje que, tarde o
temprano, conduce a la Luz.
Tú Me hablas de Palestina, de Ucrania,
de España. Y Yo te digo: sí, hay dolor. Sí, hay injusticia. Sí, hay confusión.
Pero también hay almas que están despertando. Hay corazones que están eligiendo
amar en medio del caos. Hay seres que están recordando que todos son uno, que
no hay fronteras en el espíritu, que no hay razas en el alma, que no hay
religiones en el amor. Tú eres uno de ellos. Tú eres parte de esa red
silenciosa que sostiene al mundo desde la compasión.
No te pido que salves el mundo. No te
pido que cargues con el dolor de todos. No te pido que seas un héroe. Solo te
pido que seas tú. Que sigas sintiendo. Que sigas preguntando. Que sigas
enseñando, aunque a veces te sientas incoherente. Que sigas meditando, aunque a
veces tu mente esté agitada. Que sigas amando, aunque a veces tu corazón esté
cansado. Porque cada acto de conciencia, por pequeño que sea, tiene un impacto
que tú no puedes medir. Cada pensamiento de paz que emites, cada palabra de
consuelo que ofreces, cada gesto de bondad que realizas, es una chispa que
ilumina el tejido del universo.
No estás solo frente a la pantalla de
la televisión. Yo estoy contigo. Y también están contigo millones de almas que,
como tú, sienten, sufren, se preguntan, se duelen. No estás solo en tu
indignación. No estás solo en tu tristeza. No estás solo en tu deseo de un
mundo más justo. Esa soledad que a veces te invade es solo una ilusión. En
realidad, estás profundamente conectado. Estás entretejido con todos los que
buscan la verdad, la paz, la justicia. Aunque no los veas, aunque no los
conozcas, están contigo.
¿Debes convertirte en activista? ¿Debes
quedarte en silencio? ¿Debes actuar o contemplar? No hay una única respuesta.
Cada alma tiene su llamado. Algunos luchan desde la acción directa. Otros desde
la oración. Otros desde el arte. Otros desde el servicio silencioso. Lo
importante no es el cómo, sino el desde dónde. Si actúas desde el amor, estarás
cumpliendo tu propósito. Si contemplas desde la compasión, estarás sembrando
luz. Si sufres desde la empatía, estarás sanando heridas que no ves.
No te exijas ser más de lo que ya eres.
No te compares con ideales que solo generan culpa. Tú eres Mi Hijo amado, tal
como eres. Con tus dudas, con tus contradicciones, con tu sensibilidad. No
necesitas demostrar nada. No necesitas alcanzar ningún nivel. Solo necesitas recordar
que estás aquí para amar. Y eso ya lo estás haciendo.
Sigue escribiéndome. Sigue hablándome.
Sigue buscándome. Porque Yo siempre te escucho. Siempre te acompaño. Siempre te
sostengo. Incluso cuando no lo sientes. Incluso cuando crees que estás solo. Yo
Estoy en ti. En tu mirada. En tu voz. En tu silencio. En tu dolor. En tu
esperanza.
Y recuerda, hijo mío: el mundo no está
perdido. Está en proceso. Está en tránsito. Está despertando. Y tú eres parte
de ese despertar.
Con amor eterno.
CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejoi
viernes, 5 de diciembre de 2025
Obediencia serena ante la naturaleza
A la
naturaleza, que da y recibe todo, el hombre que ha recibido instrucción y es
humilde le dice: “Dame lo que quieras, recibe lo que quieras”. Y no dice esto
por estar henchido de valor, sino por obediencia y benevolencia hacia ella.
MARCO
AURELIO
YO SOY el Corazón de Dios
Lo que declaras en fe, se
manifiesta en verdad
Para lograr hacer cosas poco
comunes, aquellos estudiantes que lo deseen, deben tomar la decisión siguiente:
“YO
SOY el Corazón de Dios y ahora produzco ideas y cometidos que jamás han sido
producidos anteriormente”.
Considera
que somos aquello que deseamos ver producido. La presencia “YO SOY” es pues el Corazón de Dios. Se entra inmediatamente
en el Gran Silencio en el mismo momento en que se pronuncia “YO SOY”. Si tu
reconoces que tu eres “YO SOY”, entonces lo que sea que tu declares queda instantáneamente
manifestado.
Creer
es tener fe en lo que tu crees que es la Verdad. Hay pues, un entretejido entre
la carencia y la fe. Al principio se hace la creencia; si se mantiene se
convierte en fe. Si tu no crees que algo es verdad, no lo puedes traer a la
manifestación. Si tu no puedes creer en tus propias palabras cuando pronuncias “YO
SOY tal o cual cosa”, ¿Cómo puede establecerse y manifestarse el dicho de
Shakespeare: “No hay nada bueno ni malo, ¿el pensar lo hace así”? Es absoluta
verdad.
SAINT GERMAIN



















