El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (1 de 2)


Pues no somos felices por nuestra mala memoria. Al olvidar los seres humanos quienes somos, nos hemos separado de Dios. Pero no sólo nos hemos separado de Dios, no hemos separado los unos de los otros. La separación genera conflicto, la separación genera sufrimiento, la separación es el germen de las guerras.

Nos hemos separado tanto y, llevamos tanto tiempo separados, que nos creemos seres independientes, casi con el objetivo de cuidar y defender lo que consideramos nuestro. Criticamos, juzgamos y atacamos más o menos solapadamente a todo lo que es diferente: Diferente creencia, diferente religión, diferente opción política, diferente nacionalidad, diferente tendencia sexual, diferente color de piel, diferente cultura, en fin, todo lo que sea diferente se encuentra en nuestro punto de mira.

¡Qué ironía!, y resulta que todos somos iguales, que todos somos lo mismo, y buscamos la diferencia en el ropaje que envuelve al alma, en el cuerpo, que es nuestra envoltura con fecha de caducidad.


Es muy posible, que un importante porcentaje de personas ya sepan, porque se lo han enseñado alguna de las múltiples religiones que abundan en la Tierra, que somos Hijos de Dios. Pero sirve de poco porque es un conocimiento meramente intelectual, para nada integrado en la persona, con lo cual su vida no se desarrolla bajo el paradigma del ser espiritual, sino en la densidad de la materia.

Cuando las religiones cuentan que somos Hijos de Dios, es muy posible que ni ellos mismos, los enseñantes, lleguen a entender la grandeza de lo que están diciendo y que para ellos sea como para sus feligreses una frase bonita que ahí queda, sin llegar a entender realmente su significado.

Si existieran los cromosomas espirituales, ser Hijos de Dios quiere decir que llevamos Su herencia genética.

Ya es momento de avanzar en pos de nuestra verdadera identidad, ya es momento de empezar a reconocer al hermano, ya es momento para dejar de sufrir,  ya es momento de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios.

             Hablar de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios es plantear una nueva manera de vivir, es llegar a vivir como lo que somos, como Hijos de Dios.

            Alguien podría pensar que estamos planteando una vida monacal o una vida de soledad, retiro y oración. Nada más lejos de la realidad, vivir como Hijos de Dios significa mantener la misma vida física pero muy diferente en cuanto a pensamientos y emociones.

            Vivir como Hijos de Dios implica una vida de Amor, no una vida de miedo; una vida de alegría, no una vida de tristeza; una vida de paz, no una vida de ansiedad; una vida de felicidad, no una vida de sufrimiento; una vida de servicio, no una vida de egoísmo. Vivir como Hijos de Dios no está reñido con el trabajo, ni con la familia, ni con el dinero, ni con las vacaciones, ni con los amigos, ni con las fiestas. Pero si está reñido con no cumplir los compromisos, con no cumplir la palabra, con la mentira, con la falta de respeto, con la pereza, con la corrupción, con la infidelidad, con la maldad, con la traición, con la crítica, con los falsos testimonios, con el abuso de poder, y otros  muchos males que son moneda de cambio en nuestra sociedad actual.

 Vivir como Hijos de Dios implica justamente lo contrario de las vidas anodinas que mantienen sobre la Tierra cientos de millones de personas.

Vivir como Hijos de Dios supone madurar y dejar de comportarse como bebés, supone una expansión de la conciencia y supone, también, construir el carácter.




viernes, 11 de diciembre de 2015

La vida es........ un circo


La vida interior es la auténtica y verdadera vida, es el sendero que nos va a llevar a la placidez y a la serenidad total, es el camino que nos acerca a Dios, alejándonos de las oscilaciones en la que nos mantenemos viviendo la vida del exterior, oscilaciones que nos llevan del dolor al placer, de la oscuridad a la luz, del amor al miedo.
No podemos permitir dejarnos arrastrar por la corriente de los pensamientos negativos, que nos quieren hacer experimentar como verdadero lo que sólo es ilusión, la ilusión de todas las cosas que percibimos por los sentidos y nos presenta la mente. Y es esta ilusión la que hace que nos hundamos en la más trágica de las desesperaciones o sintamos el más dulce de los placeres.
Pero tanto la desesperación como el placer tienen un carácter efímero, que en el peor, o mejor de los casos, puede durar lo que dura una vida. Y ¿Qué es una vida comparada con la eternidad?
La vida es la escuela para la eternidad. Cada vida, cada tiempo de encarnación, es un curso de aprendizaje para alcanzar la graduación del Espíritu, la graduación del Alma, y si nos dejamos arrastrar por las ilusiones que nos presentan los sentidos, acabaremos cada curso sin haber alcanzado el nivel imprescindible para pasar al próximo curso, repitiendo vidas que no sólo pueden resultar inútiles, sino que pueden ser un lastre por la acumulación de causas pendientes, que hemos de solucionar en vidas posteriores.
Todas las situaciones que se presentan, todas las personas que nos rodean, todas las circunstancias vividas, están ahí justo en el momento oportuno para aprovechar la mejor de las enseñanzas. Es nuestra opción vivir la enseñanza con la mente, desde los planteamientos del propio interés material, desde el resentimiento, desde la ira o desde los celos, o vivir desde el interior donde habita la misericordia, la compasión y el amor.


La mente en como un circo, como un espectáculo de ilusiones, en el que van apareciendo un número de prestidigitación tras otro, con el único fin de preservar su poder, de mantener la atención, de defender su espacio, y todo desde una sólida base creada por ella misma: el aislamiento, la separación de todo. El ser humano no es un ente aislado, sin embargo, él se lo cree. Él no cree realmente que sea un Espíritu, no cree que sea un Alma, no cree que el cuerpo sea una simple, aunque muy importante, vestimenta, no cree que está interconectado con el resto de almas, no cree que sea parte de una misma Energía, no cree que haya sido creado a imagen y semejanza de Dios, y que el objetivo de cada tiempo de encarnación sea el aprendizaje para la unión con su Alma, la unión con la Energía, la unión con Dios.
El ser humano no es un ente aislado. El ser humano no está sólo. Este es el primer aprendizaje, el siguiente es vivir desde el interior. Desde el interior se puede observar el espectáculo que presenta la mente de manera imparcial, sin implicarse en los números de ilusión que van apareciendo en el escenario de nuestra mente y que sólo buscan, la hipotética satisfacción de ella misma, satisfacción que nunca va a conseguir, ya que la mente es ávida de sus deseos e implacable de sus obsesiones, y nunca tiene suficiente, siempre quiere más.
Vivir desde el interior, manteniendo en reposo a la mente, nos hace recordar el camino para el retorno a casa, el retorno a nuestra verdadera casa, la casa del Alma, la casa de Dios.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Nacionalismos?, ¿Religiones?, ¿Creencias? No gracias. Yo Soy un Hijo de Dios


                Religiones, nacionalismos, creencias, opciones políticas, tendencias, sexualidad, y todo aquello que separa a los seres humanos es fuente de conflicto, es germen de guerras.

            Se puede comenzar una guerra por un trocito de tierra o de mar, porque un avión pasa por un cielo que se considera propio, en el nombre de Dios, (lo hicieron unos en las cruzadas y lo hacen otros ahora), por un pedazo de trapo que denominan bandera, por un pozo de petróleo o una mina de diamantes, como prevención de no sabemos qué, por una lengua, para tapar problemas internos, etc., etc. Aunque sin llegar a la guerra también se generan conflictos por casi todo. ¿Hasta cuándo?  

Todo es producto de la separación entre los seres humanos, y cualquiera que sea la causa de la separación solo es producto de la ignorancia en la que viven, agravada esa ignorancia por el egoísmo y por las ansias de poder.

            Esa ignorancia no es que sean analfabetos, no, son buenos maestros, abogados, ingenieros o médicos. No es un conocimiento intelectual el que les falta, ese conocimiento, aunque no sirve de mucho, lo tienen. Lo que les falta es saber quiénes son realmente.

Somos Energía Divina, somos una Gota Divina, somos una Chispa Divina, somos Hijos de Dios, somos una Parte de Dios. Y nuestro tiempo no es el corto espacio de vida de una vida terrenal, es la eternidad. Y hoy podemos ser de Luxemburgo, pero en la vida anterior fuimos de Senegal, en la anterior de EE.UU., en la anterior de Israel, y en la próxima podemos ser de Palestina

Había un tiempo, antes del tiempo, anterior a la vida, anterior a cualquier Ser manifestado, en el que todo era Dios, solo Dios. Todo era un Principio Omnipotente, Eterno, Sin Límites, Inmutable, todo lo que existía era la Energía Divina.

           
           No existía el tiempo, ya que este es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de conciencia en nuestro viaje a través de la materia, y no existe donde no existe conciencia porque no puede producirse la ilusión. No había Almas, no había conciencia, no había tiempo.

No había en ese tiempo más Alma que el Alma Suprema. No había almas individuales, no había existencias independientes.          Y así fue hasta que las Chispas Divinas, por decisión de Dios, brotaron del Alma Superior.

Como en nuestro mundo todo ha de tener un porqué, he tratado de encontrar el porqué del desgaje de las Chispas Divinas de la Energía de Dios, y siempre he encontrado las mismas respuestas: No estamos preparados en la vida de la materia para entender tal situación. Nuestra mente racional no podría entender la explicación. Es como si se tratara de explicar a un primate como funciona un motor de explosión, aunque se realizara una exposición con todo lujo de detalles, no entendería nada, para empezar no entendería ni las palabras. Y de hecho, que más nos da la razón por la que estamos aquí. Estamos y punto, hagamos lo que hemos venido a hacer. Y lo que hemos venido a hacer no es pelear entre nosotros, es ayudarnos, es respetarnos, es amarnos.

La Chispa Divina, que se denomina Mónada tiene un recorrido y una meta ya determinada. La meta es el retorno al Seno del Padre, y su recorrido es aprender, es sentir y es vivir el Amor, Amor, que es la esencia de la que Ella misma está compuesta. Pero no el tipo de amor con el que los hombres calificamos el sentimiento hacia nuestros padres, hacia nuestros hijos o hacia nuestros amigos. Este amor nada tiene que ver con el Amor que compone la Energía Divina, nada tiene que ver con el Amor de Dios.

La aspiración de la Mónada desde el primer instante de su independencia es volver a Dios, desde ese primer instante siente el anhelo de vuelta, pero sabe que para volver ha de integrar en Ella el Amor, hasta volverse Amor. Y la manera más rápida de conseguirlo es encarnarse, es venir a la vida, porque es en ella donde se dan las mejores condiciones para realizar el aprendizaje. El alma viene a la materia por propia decisión, el ser humano nace porque ha decidido nacer.

Para que la Mónada pueda volver a ser Una con la Energía Divina, es imprescindible que sea de la misma cualidad que la totalidad de la Energía: La Energía Divina es Dios, por lo tanto cada Mónada ha de ser una copia exacta de Dios, por eso cada Mónada ha de ser Amor.  

Discutir por un trapo, por un trozo de tierra o por cualquier causa que creamos, justa en nuestro corto conocimiento solo nos separa de nuestra meta. En lugar de discutir, en lugar de pelear, en lugar de separar, hemos de aunar, porque la vida que hay en uno es la vida que hay en todos, porque hoy podemos pelear por quitar una bandera en un lugar y en la próxima vida podemos pelear por volver a colocarla de donde la quitamos nosotros mismos.

Todos somos Unos, todos sufrimos lo mismo, todos sentimos lo mismo, todos vamos al mismo puerto, todos estamos embarcados en el mismo barco, se llama Tierra, ¡Qué bien nos iría si todos remáramos en la misma dirección!


¡Aleluya! Creo haberme ahorrado alguna encarnación


Perlas para el alma


                    He perdonado con toda mi alma y mi corazón a todas aquellas almas, que por supuesto no conozco conscientemente en esta vida física, y que tienen alguna deuda conmigo desde la primera vida hasta el día de hoy. Después las he bendecido, y estoy convencido por la energía recibida que me he ahorrado alguna encarnación.

                    Por si acaso podía ahorrarme alguna encarnación más he pedido perdón por todas mis deudas con otras almas, tanto en esta vida, como en las vidas anteriores desde mi primera vida.

            Aunque no me hubiera ahorrado ninguna encarnación, merece la pena, solo por la sensación de paz tan increíble que he sentido, y que sigo sintiendo.

                   Lo recomiendo. Bendiciones para todos.  



martes, 8 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (y 2)


La llegada a la vida se realiza con un Plan determinado, perfectamente organizado, con un objetivo definido, con unas tareas establecidas, con unas personas asignadas y unos acontecimientos pactados. Pero al llegar a la vida no recordamos nada. Amnesia total.

Sin embargo, a pesar de que no recordamos absolutamente nada de nuestra Plan de Vida, y tampoco sabemos a ciencia cierta cuál es la razón de nuestra estancia en la vida, el alma, que si tiene conocimiento de nuestro Plan va enviando imputs, que son eso que denominamos corazonadas, para indicar, de la única manera que puede, cual es el camino a seguir y cuales los pasos a dar.

Pero para nuestra desdicha las corazonadas las filtramos por el arel de la mente y no pasa ni una migaja. Y el espacio que debía de ocupar la corazonada queda vacio, y en ese vacío van tomando forma los deseos del ego, maquillados de mil maneras maravillosas: El dinero necesario para que estudien los niños, las vacaciones necesarias a la orilla del mar para mejorar la circulación, la nueva casa con más espacio para todos, etc., etc., etc.

Y las Leyes del Universo que no utilizamos para nuestro propio crecimiento, para acercarnos a Dios, para dejar de sufrir o para aprender a amar, intentamos utilizarlas para satisfacer nuestros anhelos.



La Ley de la Atracción funciona sin tener que trabajar absolutamente nada para cualquier aspecto negativo. Es normal, lo negativo permanece de manera permanente en la mente y en las emociones, con lo cual es fácil atraer lo negativo. Lo positivo, aquello que deseamos ya nos cuesta un poco más de trabajo.

No voy a decir que hemos de hacer para que sea más fácil, lo importante es que no atraigamos nada. Dediquémonos al Plan de Vida y dejemos de lado los caprichos.

La Ley de la Atracción y el Plan de Vida van paralelos, como si de una carrera se tratara. En realidad es como si se tratara de una carrera con tres caballos. Uno negro que corresponde a la atracción de energías negativas, uno blanco que corresponde a la atracción de energías positivas, y otro bayo que corresponde al Plan de Vida.

Depende de la intensidad de cada uno  para que sea ese el que se haga real en nuestras vidas. De momento gana por varios cuerpos de ventaja el caballo de las emociones negativas, le sigue de lejos el caballo de las emociones positivas, y más lejos aún se encuentra el caballo bayo.

Al caballo negro le espolean las emociones negativas que conviven con la persona, no descansa nunca. El dolor, el sufrimiento, la sensación de carencia, los celos, el miedo y tantas y tantas emociones negativas están perennes en la persona.

Al caballo blanco le mueven las emociones positivas. Es normal que vaya lento, las pocas emociones positivas que tiene la persona son las que intenta trabajar para atraer eso que desea, y somos tan perezosos y faltos de voluntad que se nos olvida a los cinco minutos de iniciado el trabajo.

Al caballo bayo le mueven las corazonadas, lo que es lo mismo que decir que no se mueve.

¿Qué sería bueno hacer? Frenar al caballo negro, y dejar que al caballo blanco y al caballo bayo los montara el mismo jinete, y sería fantástico si consiguiéramos que el jinete fuera Dios.

Si dejamos nuestros planes y nuestros deseos en manos de Dios, entonces primará el Plan de Vida sobre los deseos, a no ser que los deseos formen parte del Plan de Vida.

Luchar por nuestros deseos desestimando el Plan de Vida va a generar más Karma y no se va a eliminar el que teníamos previsto en nuestro Plan. La vida no es divertirnos para tratar de olvidad la infelicidad, la vida es abolir la infelicidad amando.

Podemos olvidarnos de la Ley de la Atracción para conseguir cosas, y debemos tenerla en cuenta para no atraer nada negativo.

Y para atraer el Plan de Vida hagamos como dijo e hizo la Virgen Maria: “Hágase en mi Tu Voluntad”.

lunes, 7 de diciembre de 2015

La Ley de la Atracción desde otra perspectiva (1 de 2)


            Hemos leído tanto y tanto sobre la Ley de la Atracción que cualquiera de nosotros podría dictar un seminario sin temor a hacer el ridículo, y lo haría muy bien. Incluso podríamos dictar esas clases sin que hayamos conseguido ni una sola vez que se cumpla en nosotros de manera consciente la famosa ley, porque la teoría la conocemos a la perfección, y además, tenemos a nuestro favor que en los aspectos negativos estamos consiguiendo que de manera inconsciente se cumpla la ley de manera permanente.

            La Ley de la Atracción tiene dos vertientes, una positiva, atrayendo a nosotros aquello que anhelamos, y otra negativa atrayendo a nosotros justamente aquello que no deseamos.

            Aunque esto no es un tratado sobre la Ley de la Atracción, si que nos conviene recordar como atraemos tan fácilmente lo negativo y como parece que se resiste la consecución de nuestros deseos.


            La Ley de la Atracción se basa en que energías iguales se atraen, y teniendo en cuenta que cada pensamiento, que cada sentimiento, que cada emoción y que cada palabra son energía, solamente tenemos que ser conscientes de que tipo de energía mantenemos en nosotros, para saber que eso es justamente lo que estamos atrayendo.

            Ya sabemos que hay pensamientos negativos, positivos, necesarios, inútiles y elevados; y que los que habitualmente se están expresando son los pensamientos inútiles y los pensamientos negativos. Pues es esa negatividad la que estamos atrayendo de manera permanente. El sufrimiento, la tristeza, el miedo y la enfermedad llegan a nosotros como si fuéramos un imán atrayendo al otro polo, y eso solo es debido al cumplimiento de la Ley de la Atracción. Se cumple siempre, se conozca o no se conozca, como sucede con cualquier otra ley del Universo.

            ¿Por qué no se materializan nuestros deseos tan fácilmente como se materializan las cosas negativas? Por una sencilla razón, mientras los sentimientos y las emociones negativas permanecen en nosotros sin ningún tipo de esfuerzo, conseguir generar una emoción positiva de algo que no tenemos, a partir de un pensamiento, teniendo en cuenta además que la falta de “ese algo” es uno de esos pensamientos negativos que permanecen anclados en nosotros las veinticuatro horas del día, parece complicado, muy complicado. Y realmente lo es, porque hay que olvidar la carencia y sentir la emoción de que la carencia se ha transformado en abundancia.

            Sin embargo, nada es imposible, se puede conseguir y hay personas que realmente lo consiguen. Aquí es donde queremos introducir una nueva perspectiva.

            Para trabajar desde la nueva visión, hemos de tener claro que somos Hijos de Dios y que nuestro paso por la materia sólo tiene como objetivo la vuelta a Dios. Esto es fundamental ya que cualquier otra concepción de la vida y cualquier otro objetivo de vida nos mantendrían en el mismo punto en que se encuentra la humanidad en la actualidad: Conseguir aquello que se desea de cualquier forma y esta no es la visión que queremos ofrecer.

Volvamos a la Ley de la Atracción: Es claro que nos gustaría que se cumpliera la ley en nosotros para conseguir todo aquello que deseamos. Pero eso que deseamos ¿Es lo que necesitamos para cumplir nuestro Plan de Vida?, ¿Eso que deseamos con tanta vehemencia es lo que nos conviene?, ¿Para qué lo necesitamos?, ¿Llegaremos a Dios más fácilmente materializando nuestros deseos?


sábado, 5 de diciembre de 2015

Miseria emocional


La ocupación favorita de los seres humanos es vivir la infelicidad, es alimentar el sufrimiento, es programar su enfermedad, es esforzarse para ser cada día peor que el anterior, es criticar sin misericordia y juzgar sin compasión.

Sabemos que nadie quiere mantenerse ocupado en estos menesteres, pero es lo que todo el mundo hace, pensemos que de manera inconscientemente.

Y lo hacemos muy bien. Somos auténticos profesionales. Nos han enseñado de maravilla. Felicidades a los padres, felicidades a los maestros, felicidades a los líderes de opinión, a los líderes políticos, a los líderes religiosos, felicidades a todos aquellos que se esfuerzan porque el mundo sea cada vez peor. Lo están consiguiendo.

            No soy agorero, pero el mundo como tal, no da la impresión de que mejore mucho. Si parece que hay un poco más, no mucha, de ayuda humanitaria ante las catástrofes, ante el hambre permitido por los gobiernos de turno en decenas de países, ante las desgracias ocasionadas por las múltiples guerras que asolan el planeta, pero son totalmente insuficiente para cubrir las necesidades básicas de todos los que la necesitan.

            Y si somos incapaces de cubrir las necesidades básicas físicas y materiales de todos los que pueblan el planeta, como vamos a conseguir, ni tan siquiera a intentar paliar las necesidades emocionales.


            Posiblemente no interesa que las personas se encuentren emocionalmente estables, porque entonces dejarían de pensar y de hablar de sus desgracias y se correría el peligro de que pensaran en lo que realmente están haciendo sus dirigentes políticos, sociales y religiosos, y eso no les interesa. Tampoco interesa que la gente incremente su nivel cultural, por eso nos dan, juegos y circo como instauraron los romanos hace dos mil años. Nuestros juegos y nuestro circo son la basura de la tele, el fútbol y el sexo. Todos saben quiénes son los mejores jugadores de fútbol del mundo, o las mejores “top model” del momento, pero nadie es capaz de nombrar a tres premios Novel.

            La incultura, la falta de respeto, la hipocresía, la ignorancia, la avaricia y el miedo, son las monedas de cambio de un mundo, el actual, que actúan como verdadero caldo de cultivo del sufrimiento, de la enfermedad y del dolor.

            Todos los que tienen un poco de responsabilidad con grupos, ya sean grandes o pequeños, ya sean comunidades religiosas o municipios, ya sean medios de comunicación, escuelas o universidades, son responsables del atontamiento general de masas que existe en la actualidad en el planeta.

Mientras un maestro pasa hambre, un pobre niño sin cultura, gana miles de millones solo por darle patadas a una pelota. Y eso no es lo malo, lo peor es que el mismo maestro se gasta su dinero para ver como ese niño patea la pelota.

Algunos cuando llegan a la edad adulta comienzan a buscar respuestas a las preguntas del por qué de la existencia de tanta incongruencia sobre la Tierra, de por qué tanto despropósito, de por qué tanta ignorancia. Y pasan el resto de su vida para tratar de vivir la vida de otra manera, para lo cual han de vencer la intolerancia y la incredulidad de los que les rodean.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Yo no soy el cuerpo


Perlas para el alma

                          Somos un alma con un vestido al que denominamos cuerpo, y es justamente ese vestido el que sufre la violencia de la vida en la materia. Es bueno recordar que la auténtica vida es la vida del alma, y que la vida en el cuerpo no es más que una especie de sueño, una especie de ilusión.


jueves, 3 de diciembre de 2015

Guías para la vida física (y 2)


Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que somos hijos de Dios, que venimos de Él y a Él hemos de retornar. Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que todos somos hermanos. Que diferente sería la vida si nos enseñaran a amar, a compartir, a aceptar y a respetar. Es muy posible que no hubiera guerras, que no hubiera hambre, que no hubiera discriminación, y todos nos ahorraríamos un buen número de encarnaciones que en la actualidad resultan inútiles o con un ínfimo crecimiento.

Pero no es así, y el camino, ya de por sí difícil de recorrer, se nos hace también difícil de encontrar. ¡Qué difícil nos lo hemos puesto! Los seres humanos tenemos un punto de masoquismo importante, nos gusta sufrir, ya que a pesar de que digamos que no, los hechos demuestran lo contrario: Nuestra felicidad es el sufrimiento, ya que permanecemos anclados en él un día tras otro, sin hacer absolutamente nada; nuestra felicidad es contar a diestro y siniestro lo mal que nos encontramos, en lugar de trabajar para salir de ese dolor; nuestra felicidad es encontrar los fallos de los demás en lugar de trabajar para eliminar los nuestros. Somos realmente un espécimen raro.

El caso es que después de muchas vidas de sufrimiento, algo dentro de nosotros nos dice que “a lo mejor hay otra forma de vivir”, porque nos lo cuentan otros o porque leemos algo que llama nuestra atención, y a partir de ahí comienza a desempolvarse el recuerdo.

Ese trabajo de recordar quienes somos, lo podemos hacer solos o en compañía. Con independencia de que el camino lo hemos de recorrer en soledad, podemos tener algún instructor que nos indique cuales son los pasos a seguir.




De la misma manera que un guía turístico tiene que conocer el camino, las peculiaridades, los monumentos, los lugares donde poder hacer las necesidades físicas, las tiendas para comprar recuerdos y los museos de aquello que va a mostrar a sus acompañantes, de la misma manera que el maestro de escuela o el profesor de universidad tienen que haber demostrado sus conocimientos para ejercer sus profesiones y conseguir una plaza, los guías espirituales también tienen que haber recorrido el mismo camino que van a enseñar a los que se van a iniciar en el camino de vuelta a Dios.

Pero como en ese camino de retorno a la casa del Padre hay múltiples estaciones, es normal que los guías estén especializados en cada una de las distintas etapas del recorrido.

Hemos de tener presente que todos los que estamos en la vida estamos recorriendo el mismo camino, los guías también. Ninguno de ellos ha realizado el camino en su totalidad, pero si es necesario que para enseñar un tramo lo haya recorrido, si por ejemplo, el camino tuviera veinte tramos, el guía que nos enseñe el tramo número quince, lo normal es que él ya haya pasado por ese tramo, para conocer cuáles son los puntos en los que se van a encontrar las mayores dificultades, para conocer las bondades de ese tramo, para conocer como enlazar con el tramo siguiente.

Ya tenemos claro que el camino no se recorre en una sola vida, y que necesitamos cientos de vidas para encontrarlo y unas cuantas más para transitarlo. Por eso, en cada vida nos vamos a encontrar con uno o varios maestros, que puede que nos parezcan definitivos, pero que por supuesto no lo son; puede incluso que ellos mismos crean que son auténticos maestros. Desconfiad de los que se presentan como tal.

Se conoce a un auténtico maestro, a un maestro definitivo porque su cualidad es el Amor. El Amor en todas las facetas de su vida tanto en su vida pública como en su vida privada. Existen, pero se pueden contar con los dedos de una mano y no es habitual encontrárselos en mitad de la calle. De cualquier forma, no todos estamos preparados para tener un maestro así. Si que podemos escuchar sus palabras, recibir sus conocimientos, leer sus libros o sentir su energía, asistiendo a algún encuentro con ellos, pero no será definitivo para nosotros porque nuestro trabajo es muy posible que se esté desarrollando en otro tramo del camino, lejos de la última etapa.

Mientras tanto sigamos trabajando y siguiendo las instrucciones de los guías de “mitad del camino”, en las clases de yoga, asistiendo a encuentros de oración o meditación, realizando cursos y talleres, leyendo. Pero sin descuidar ni un solo día nuestra práctica personal. Nuestra práctica es la auténtica maestra porque es ella la que nos va a llevar en volandas a la finalización del camino en la vida física.  

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Guías para la vida física


Ya sabemos que existen Guías, Maestros y Ángeles que nos ayudan desde el otro lado de la vida. Pero……, muy pocos son los que sienten esa mano que les guía y que les impele a hacer una cosa en detrimento de otra. Es normal, es un tacto que no se siente porque toca en el corazón, es una información que aunque afecte a la vida física guarda una estrecha relación con el alma.

La ayuda que necesitamos los seres humanos no puede ser algo sutil, porque no entendemos de sutilezas, y la mente se encarga de desmontar cualquier sutileza que no sea científicamente demostrable, que no sea económicamente rentable y que no sea físicamente satisfactorio. Las satisfacciones del alma no puede entenderlas el ego, aunque, por supuesto, si podría disfrutarlas si tuviera la valentía de viajar hacia su interior, pero ese viaje es difícil de realizar y es muy improbable que se produzca, ya que el secreto de la vida es precisamente ese viaje.

Por lo tanto necesitamos una ayuda mucho más tangible, mucho más solida, tan sólida y tangible como nuestro cuerpo físico. Necesitamos que nos lo expliquen con palabras, necesitamos que lo repitan una y mil veces, porque novecientas noventa y nueve podemos tener la mente ocupada por otros asuntos, inútiles, pero ocupada; necesitamos que nos impongan algún castigo para que el ego tenga algún aliciente, el aliciente de no ser castigado, ya que para él acercarse a Dios no es aliciente suficiente, necesitamos un ranking en el que veamos reflejado nuestro nombre, cuanto más arriba mejor, para satisfacer nuestro orgullo, o si no hay ranking, que la persona que nos guíe deleite nuestros oídos con las bondades de nuestro crecimiento.


Todo esto solo lo puede hacer otro ser humano. Por lo tanto, bien podemos calificar a estos guías como “guías espirituales”.

  La característica principal que deberían de tener estos guías o instructores, seria tener asumido e integrado ellos mismos la cualidad que tratan de explicar a sus acólitos, sea la que fuere. En un principio, teniendo en cuenta que la principal enseñanza es el acercamiento a Dios, cabe suponer que los representantes de las diferentes ideologías religiosas serian las personas más idóneas para tal cometido, pero no es así. Ellos son buenos, salvo excepciones, para los niveles más bajos de la enseñanza, pero no para los niveles más altos, porque les falta lo esencial, les falta el Amor.  

La enseñanza que nos acerca a Dios, tiene como en cualquier otro tipo de enseñanza varios niveles o cursos, y esta enseñanza es independiente de las materias de la enseñanza para la vida. La enseñanza para la vida espiritual no debería estar deslindada de la enseñanza para la vida física, pero desgraciadamente si lo está. En la familia y en la enseñanza para la vida, enseñan temas religiosos, que no espirituales,  es por lo tanto la persona la que una vez alcanzada la edad adulta busque su espiritualidad si es que su alma así lo demanda.

Toda la enseñanza que recibimos los seres humanos es justamente, como mencionábamos con anterioridad, aquella que es científicamente demostrable, recibimos la enseñanza, más o menos necesaria, para que nuestra economía sea rentable, y a todo eso hay que añadir todo lo que nos cause satisfacciones físicas. En ningún momento nos enseñan los pasos esenciales para conseguir la felicidad, cuando es el objetivo de búsqueda inconsciente de todos los seres humanos; en ningún momento nos enseñan cómo vivir en paz, sin estrés, con alegría y sin sufrimiento. Se supone que con la enseñanza impartida va a ser suficiente para conseguir todo aquello que sea físico o afecte a este de manera directa, y que cualquier emoción desbocada ha de ser gestionada por la propia persona, se supone que a través de ciencia infusa, porque otra no se ha recibido.

Nadie nos explica que es lo que somos, de dónde venimos, adonde hemos de ir, o que es lo que sucede con la muerte, sólo por mencionar algunas de las preguntas que todo ser humano se va a hacer en algún momento de su vida en la materia. Es por lo tanto la propia persona, cuando ha llegado a un cierto grado en su evolución, que comienza a plantearse esas preguntas y a tratar de encontrar las respuestas.

Es entonces, en la búsqueda de las respuestas cuando la persona deja de deambular por la vida para enfocarse en aquello que ha venido a hacer: Recordar quién es.  

Continuará…..
Y como tenemos muy cerquita la Navidad, el villancico que mi hijo canta todo el día también para vosotros.


Dominar al ego es dificil, pero no imposible


            Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y, sin embargo, tiene tanto poder el ego que más parece que seamos un cuerpo despegado del alma, vagando en soledad por los intrincados caminos de su existencia.
     Las enseñanzas actuales sobre algunas leyes del Universo nos llevan a entender intelectualmente el poder del pensamiento, el poder de la energía y sus mecanismos de funcionamiento, a través de los cuales podemos atraer a nuestra vida aquello que deseamos y apartar lo que categóricamente rechazamos. 
            Sin embargo, y aquí hace gala de su poder el ego, a pesar de entender intelectualmente el mecanismo para la consecución de la felicidad, (sin entrar en otras profundidades más o menos espirituales), no permite desarrollar la práctica necesaria para aplicar la enseñanza en la vida diaria y conseguir así ese estado de paz y de felicidad que todos consciente o inconscientemente anhelamos.
             Todo esto viene a cuento por una conversación mantenida con un paciente y que nos ha hecho reflexionar juntos sobre el auténtico poder del ego. Transcribo algunos párrafos de nuestra conversación:
            “No me tienes que hablar del poder del pensamiento positivo, lo conozco, ni del poder de la meditación, también lo conozco, sabes que medito cada día, pero no es suficiente, falta algo, me tienes que hablar de ese algo que falta que sea más profundo y que consiga acallar esa vocecita tenue que acompaña a cualquier pensamiento positivo o a cualquier meditación”.
            “Explícame como es esa vocecita”, le decía yo.
        “Habíamos hablado del poder de la meditación, de la oración, y de entregarse a Dios. En relación a entregarse a Dios me decías que me fijara en la historia de la Virgen Maria que siendo joven, recién casada, le anuncia un ángel que va a quedar embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo y va a dar a luz nada menos que al Hijo de Dios, y ella solo dice: Hágase en mi según Tu Voluntad Señor. En este punto me indicaste que hiciera lo mismo, que ante cualquier problema que pareciera irresoluble me entregara a la voluntad de Dios. Así lo hago y digo y repito una y mil veces, cada vez que la ansiedad generada por el problema me ahoga y me angustia: Señor uno mi voluntad a la Tuya; Señor, hágase en mi según Tu Voluntad”.
            “¿Y?”, le indicaba que siguiera.


            “A veces, repetir eso o pensamientos positivos del tipo Yo Soy, me tranquiliza y hace que se me olvide el problema, pero me he fijado que hay otras veces que pasa algo curioso: Según estoy diciendo que se haga la Voluntad de Dios, hay una especie de pensamiento, casi inapreciable, o una especie de sensación o de deseo, que espera que la voluntad de Dios sea coincidente con mi deseo. Es entonces cuando pienso que estoy haciendo un trabajo inútil, porque no le doy espacio a Dios para que se haga Su Voluntad”. 
            “No es un trabajo inútil”, le contesté, “Sólo es una prueba del enemigo tan poderoso con el que nos enfrentamos. Es la última etapa de un camino largo y arduo. Un camino en el que en un  principio ni tan siquiera eras consciente de que tenías pensamientos, porque todo eran pensamientos. Era como explicarle al pez como era el agua, cuando era su hábitat. Es igual, tu hábitat eran tus pensamientos. Poco a poco has conseguido dominarlos, ha sido, o mejor, lo está siendo, un trabajo duro, y eso que queda es la pataleta del ego. También vas a conseguir acallar esa vocecita, que hasta no hace mucho era un grito que se podía escuchar, casi fuera de ti”.
            “Sigue trabajando, lo estás haciendo bien. Nunca te dije que fuera fácil. Se puede, no es imposible”.


lunes, 30 de noviembre de 2015

Una nueva palabra: Electino


La vida es “Electino”, es elección y es destino.
Hari Krishan Singh.

            Si decimos que todo en la vida es elección, estamos en lo correcto. Antes de nacer el alma programa con total libertad lo que va a ser su vida en la materia. Por lo tanto ha sido su elección.
            Si decimos que todo en la vida es destino, también estamos en lo correcto. Una vez en la vida el ego no recuerda absolutamente nada, sin embargo la programación se va cumpliendo. Es decir ese ego está marcado por la programación de su alma, que a este lado de la vida bien se puede denominar destino.
            Si decimos que la vida está repartida entre elección y destino, también estamos en lo correcto. Es cierto que se cumple la elección programada. Es cierto que al no recordar para el ego es destino. Pero también es cierto que sus reacciones ante los distintos acontecimientos de la vida son fruto de su propia libertad, de su libre albedrío. Por lo tanto nueva elección.
            Son muy pocos, poquísimos, los afortunados que pueden vivir, más o menos parcialmente desde el alma. Aunque realmente no es cuestión de fortuna, es cuestión de trabajo, es cuestión de trabajar para recordar quienes somos.


            La programación del alma, las elecciones que esta hace a través de su programación no tienen más objetivo que  llevarnos a la única, a la auténtica, a la verdadera realidad de que somos hijos de Dios, que de Él venimos, y a Él vamos. Y vamos a ir todos, ninguno se va a quedar en el camino. Esta es la elección del alma.
Y esta elección es a la vez nuestro destino. El punto de partida es Dios, el destino también es Dios. Y entre la salida y la meta podemos divagar todo lo que queramos, nadie nos lo impide, solo estamos retrasando nuestra propia grandeza. Esta divagación es otra nueva elección, esta divagación es nuestro propio albedrío, que nos mantiene atados al sueño, a la ilusión, a la quimera de creer que somos un cuerpo.
 Y como creemos que somos un cuerpo, nos condenamos, con nuestra propia elección a vivir atados al cuerpo, a vivir atados a nuestra cuenta corriente, a vivir atados a nuestras fantasías, a vivir atados a nuestra intolerancia, a vivir atados a nuestra discriminación, a vivir atados a nuestro miedo, a vivir atados a nuestro orgullo, a vivir atados a nuestra imagen, a juzgar a todo lo que se mueve, a criticar a todo lo que pasa por nuestro punto de mira. Y todo esto significa seguir separados de Dios.
Lo mejor no es preguntar si la vida es lección o es destino, lo mejor es vivir la vida, viendo a Dios en todo, viendo a Dios en todos. Decía Yogui Bhajan que si no puedes ver a Dios en todo, entonces no puedes ver a Dios.


martes, 17 de noviembre de 2015

No al no. La vibración de la Tierra


             La espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. 
Se gana en el corazón. Se gana Amando.
Hari Krishan Singh

Cada vez que leo o escucho que la Tierra está cambiando su vibración y que todos nosotros estamos más cerca de la “iluminación”, miro a mi alrededor para ver si me estoy perdiendo algo bueno, porque lo que veo mirando al frente no me indica que avancemos ni un ápice en nuestro crecimiento como raza.
            Y cuando leo de rejillas, de nuevos portales de energía, me quedo tan frio como cuando escucho hablar de la evolución del planeta. Convivimos con el hambre, con la miseria y con las guerras, votamos y elegimos a mandatarios corruptos, asistimos a los oficios que dirigen las distintas confesiones que viven enfrentadas, las diferentes civilizaciones se observan de reojo, sin fiarse unos de otros, los mas locos matan por no sabemos muy bien que, unos matan a cientos para defender sus ideas o para satisfacer a su dios, otros de uno en uno para ganarse la vida. Todo eso genera en el mundo sufrimiento, odio y temor. El respeto, y la generosidad con el otro no existen. Ante esto me sigo preguntando, ¿Dónde está el avance?
            La vibración de la Tierra no va a cambiar sola, como no cambia la de las personas porque si. La persona tiene que trabajar para sí misma, y será ese trabajo y su cambio el que consiga que la Tierra cambie su vibración. Pero no será el de una sola persona, han de ser miles, millones las personas que cambien para afectar a la vibración de la Tierra.



            No amigos, no existe tal evolución del Planeta. Lo que existe es la evolución de las personas, y hoy más personas que ayer se encuentran un poco más adelante en el camino del despertar, ¡Solo faltaría que no fuera así!, pero nada extraordinario, cada persona va a tener que seguir haciendo su trabajo, la tan cacareada evolución de la Tierra no la va a llevar en volandas. Es al contrario, es la evolución de las personas la que va a conseguir la evolución del Planeta. La diferencia estriba que en el mundo de la globalización en el que nos movemos nos apuntamos los méritos de otros, o creemos que hemos alcanzado algo porque tenemos la oportunidad de leer algo de alguno de los enseñantes, pero eso no basta. No basta con leer, no basta con escuchar, hay que practicar, hay que practicar el Amor. Nada más tiene valor. La evolución, la espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. Se gana en el corazón.  
            Proponía en la entrada anterior cambiar conscientemente los pensamientos para influir en las formas de pensamiento globales. Esto es más de lo mismo. Es la única manera de influir en los otros. Es la única manera de avanzar como raza.
            Para empezar digamos “no al no”. Vamos a dejar de manifestarnos por el “No a la guerra”, por el “No al terror”, por el “No a la discriminación”. Cuando hacemos eso estamos pensando en la guerra, en el terror y en la discriminación para negarlas, y eso supone darles energía.
Cambiemos la pancarta en nuestra manifestación por “Si a la Paz”, “Si al Amor”, “Si a la Igualdad”.  
Pasemos de la cocina al respeto del otro, pasemos del retiro a la humildad, pasemos de la biblioteca a la generosidad, pasemos del ego al corazón, pasemos de las ínfulas al Amor. Esa es la única manera en que la Tierra va a cambiar su vibración.



lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Cambiamos la vibración de la Tierra?


Que muchas personas opinen lo mismo sobre un mismo concepto
 no quiere decir que sea cierto,
sólo quiere decir que hay más personas equivocadas.
Hari Krishan Singh

Cada pensamiento es una forma de energía, cuando se tiene un pensamiento de manera reiterada, esa forma de energía crece. Si además ese pensamiento es coincidente en mucha gente, la forma de energía correspondiente a ese pensamiento se hace enorme, y además de pertenecer a cada persona se extiende por el exterior como si de una nube se tratara, afectando a extensas zonas por todo el planeta. Cuando una persona pasa a través de una forma de pensamiento de este tipo se “despierta”, por expresarlo de una manera gráfica, su forma de pensamiento individual y se expresa dicho pensamiento.

Estas formas de pensamiento que están en el ambiente corresponden prácticamente todas a pensamientos negativos, de miedo, de dolor, de carencias, etc. Con lo cual los pensamientos habituales de las gentes son ese tipo de pensamientos negativos, haciendo que esas formas de pensamiento crezcan en ellos y en el entorno.

En el ambiente no se encuentran las formas de pensamientos positivos ni de pensamientos elevados porque no son habituales en las personas. Para que se encontraran en el ambiente, muchas personas durante mucho tiempo tendrían que tener esos pensamientos, en un principio de manera consciente, para que llegara el día en que se descargaran en las personas, y les afectara, como ahora lo hacen los pensamientos negativos.

Estos pensamientos que están en el ambiente son una especie de pensamientos globalizados, no de ahora, han ido creciendo con el tiempo, y se encuentran dominando los pensamientos de las gentes en determinados conceptos: el terror a la muerte, las ansias de poder, la ambición por el dinero, la relación de pareja, la preponderancia del hombre sobre la mujer, la obsesión por el sexo, la lucha de clases, el enfrentamiento de religiones, el desprecio a las minorías, etc., etc., y se encuentran en todas partes, en zonas más o menos extensas del planeta.

Por supuesto que el que muchas personas opinen lo mismo sobre un mismo concepto no quiere decir que sea cierto, sólo quiere decir que hay más personas equivocadas.



Si los seres humanos consiguiéramos invertir la tendencia de esos pensamientos globalizados se invertiría nuestra vida, pasaríamos de ser infelices a vivir la felicidad, cambiaríamos la tristeza por la alegría y la ansiedad por la paz interior. Solamente tienen que cambiar los pensamientos un determinado número de personas para que vayan desapareciendo esas formas de pensamientos globalizadas y se vayan sustituyendo por otras.

No es una tarea fácil. Porque para que una persona pueda cambiar un pensamiento, que tiene una autopista marcada desde el cuerpo mental hasta el cerebro, por un pensamiento que ni tan siquiera tiene un sendero, se necesita actuar en diferentes frentes:

-          Se necesita “Atención permanente”, para que en cuanto se sea consciente de la aparición del pensamiento objeto del trabajo se sustituya por un pensamiento positivo y contrario.

-          Es necesario que ese pensamiento positivo y contrario se mantenga en la conciencia el mayor tiempo posible, para lo cual habría que repetirlo en el interior como si de una letanía se tratara, cuanto más tiempo mejor.

-          Actuar siempre en sentido contrario a lo que indica el pensamiento conocido.

Pues para que cambie la forma de pensamiento global, han de hacer lo mismo cientos, miles, millones de personas.

No, no es fácil, pero algún día se tendrá que cambiar la tendencia. Si queremos que la vibración de la Tierra cambie a mejor, si esperamos la elevación global de la Tierra, ha de mejorar su vibración de manera global. Forzosamente han de cambiar esas formas de pensamiento globales. ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no comenzamos nosotros?

Te propongo un plan: Colocaré pensamientos en Facebook, por ejemplo uno por mes. Y cada uno meditar diez minutos diarios repitiéndolo de manera consciente como un mantra, y después a lo largo del día repetirlo como si de un mantra o una letanía se tratara cuanto más tiempo mejor. Compartir esa entrada con todos los amigos, en todos los grupos a los que pertenecéis, ya que cuantas más personas vayan repitiendo nuestro pensamiento mensual mejor. Para recordarlo se compartiría cada día.

Para saber si merece la pena, dar “me gusta”, o comentar para mejorar la idea.

Para comenzar podíamos hacerlo con:


“YO SOY EL ALMA, YO SOY UN HIJO DE DIOS,

YO SOY UNO CON DIOS, YO SOY UNO CON EL TODO”