¿Por qué
será que casi todo el mundo se cree en posesión de la verdad, y piensan que
todos aquellos que no sigan su verdad están equivocados?, ¿Por qué será que casi todo el mundo nos
ofrece la fórmula de la felicidad, aunque ellos no sean felices?, ¿Por qué será
que muchísimos padres creen que sus hijos son una extensión de ellos mismos, o
la cura de sus frustraciones?
A los seres
humanos se nos olvida, o sencillamente desconocemos, que el mejor aprendizaje
es el que deviene del ejemplo. Se nos olvida también que cada uno de nosotros
viene a la vida con una tarea determinada y que de poco sirven los sermones que
otro nos pueda regalar, ya que es muy posible que su tarea sea completamente
distinta a la nuestra, y su enseñanza sea para nosotros como el agua de la
ducha, que resbala sin entrar en el interior. Se nos olvida también que de nada
vale que quieran hacernos cambiar, porque nadie cambia si la misma persona no
ha decidido hacerlo.
Si Dios, que
es nuestro Creador, que conoce a la perfección nuestro carácter, nuestras
debilidades, nuestras aficiones, nuestras fortalezas, nuestros vicios y
nuestras virtudes, y que conociendo además cual es nuestro aprendizaje y
nuestro destino, nos permite total y absoluta libertad, sin inmiscuirse, ni
poco ni mucho, en nuestra vida, ¿Por qué los seres humanos que no conocemos
absolutamente nada del resto del mundo, pretendemos aleccionarle para que
cambie su vida, nos permitimos juzgarle por sus acciones, y le pronosticamos
mil y una desgracia si no sigue nuestros consejos?
Si alguien
quiere enseñar a vivir de una manera determinada porque considera que es la
mejor, lo que puede hacer es vivir esa vida el mismo, y así los que están a su
alrededor podrán valorar si esa es la vida que ellos necesitan y quieren vivir
o no.
El respeto que es la
consideración de que alguien tiene un valor por sí mismo, no es la moneda de
cambio habitual en las relaciones entre las personas, y de esta manera es
imposible no solo enseñar, sino que ni tan siquiera pueden conseguir atención.
Es mejor que cada uno viva su vida,
sin inmiscuirse en la vida de los demás, respetando totalmente la manera de
vivir de los que le rodean.
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