Si buscas resultados distintos,
no hagas siempre lo mismo.
Albert Einstein.
Si tu vida es un remanso de paz, si
eres feliz, si tu mente no permanece horas y horas dándole vueltas a
preocupaciones, o a pensamientos inútiles, si tu salud es perfecta, si la
alegría es la característica principal de tu carácter, si amas por encima de
cualquier cosa, si no envidias nada ni a nadie, si no criticas, si la relación
con tu pareja es envidiable, si eres amigo de tus hijos; sal del blog, esta entrada
no te interesa en absoluto. Eres fantástico, esto es lo que busca todo el
mundo, ser como tú.
Pero si te
falla alguna de las cosas mencionadas anteriormente, puedes seguir leyendo, es
posible que esta lectura te de alguna idea para tratar de eliminar eso que está
afectando a tu vida y que no te deja ser total y absolutamente feliz.
Ser total y
absolutamente feliz es claro que es algo que única y exclusivamente va a
depender de ti, no va a depender de nada ni de nadie más, y es algo que se
puede conseguir, a pesar de lo que mucha gente cree de que la felicidad total no
existe y que la felicidad solo se puede vivir a ratitos. No es cierto. La
felicidad es un estado que se puede mantener en el tiempo, y eso se puede
conseguir, pero hasta que lo consigas, trata al menos de tener una vida lo más
placentera posible.
¿Sabes qué
es eso que existe en tu vida que te impide ser feliz, o al menos vivir la vida
lo más plácidamente posible? Esta es la primera parte del trabajo, identificar qué
es eso que hay en tu vida que hace que esta sea una vida triste, una vida de
sufrimiento, una vida de dolor, una vida de preocupaciones, saber porque
criticas o porque envidias a otros, saber porque tu carácter es iracundo. Puede
ser una faceta de tu vida que afecte a la totalidad, o que solo afecte a una
parte. Es igual, si no te deja ser feliz es claro que es un fallo que hay que
corregir en tu vida, y posiblemente en tu carácter.
Cuando lo
tengas identificado, la segunda parte del trabajo será más fácil. Es incluso
posible que conozcas perfectamente la causa del problema, y que no quieras
verlo y escondas la cabeza como el avestruz. Si es así, saca la cabeza,
enfrenta el problema, ya eres mayor. Si no, echa mano de tu honestidad para empezar
a preguntarte ¿Por qué?, y como si fueras un niño de tres años, vete haciéndote
un porqué tras otro hasta llegar a la causa.
Una vez
identificada la causa, llegamos al tercer paso. El más importante. Si en el
segundo paso necesitabas honestidad, para no engañarte a ti mismo, en este tercero
vas a necesitar valentía. Valentía para cambiar las cosas que están afectando a
tu vida. Recuerda la frase de Albert Einstein: Si buscas resultados distintos,
no hagas siempre lo mismo. Cambia, cambia eso que está afectando a tu vida y
que te impide ser feliz, o parcialmente feliz, según tu creencia.
Es muy
posible que la causa ya fuera conocida y que no realizaras los cambios por esa
falta de valentía, o por comodidad, y es posible también, que decidas seguir
sin realizar ningún cambio, es posible que decidas seguir siendo infeliz, o
triste, o con miedo, o con……. Entonces solo te queda aceptar la vida que has
decidido vivir, sin quejarte, reconociendo que es tu propia decisión, por lo
que descargar cualquier emoción sobre los demás por tu propia cobardía no sería
correcto.
A fin de
cuentas, cada uno vive la vida que ha decidido vivir.
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