Querido hijo,
Esa fuerza que sientes
dentro de ti, esa energía que a veces parece desbordar como un torrente
incontrolable, no es algo que debas temer ni rechazar. Es una parte intrínseca
de tu humanidad, de la riqueza y complejidad de tu ser. Cada uno de ustedes,
mis hijos, lleva dentro una mezcla de emociones, pasiones y fuerzas que les da
la capacidad de sentir profundamente y de actuar con decisión. Esa energía que
sientes no es tu enemiga; es un regalo que, cuando se comprende y se canaliza
correctamente, puede convertirse en una fuerza poderosa para el bien.
Quiero que sepas que
no estás solo en esta lucha. Muchos de mis hijos enfrentan batallas similares,
y eso no los hace débiles ni menos dignos de amor. Al contrario, esos desafíos
son oportunidades para aprender, para crecer y para descubrir la fortaleza que
yace dentro de ti. No estás definido por esos momentos de descontrol, sino por
cómo eliges enfrentarlos y superarlos. Y estoy aquí para guiarte y fortalecerte
en cada paso que des.
Permíteme ofrecerte
algunas herramientas para ayudarte en este proceso. La primera es la “conciencia”.
La conciencia es el faro que ilumina las sombras dentro de nosotros. Cada vez
que sientas esa energía brotar, tómate un momento para respirar profundamente y
preguntarte: ¿Qué está despertando esto en mí? ¿De dónde viene esta emoción?
¿Es miedo, dolor, frustración o algo más profundo? Al hacerlo, comienzas a
desentrañar las raíces de tus reacciones y a comprenderlas mejor. No huyas de
ellas, pero tampoco permitas que te dominen. Obsérvalas con compasión y busca
el mensaje que pueden estar tratando de transmitirte.
La segunda herramienta
que quiero darte es la “paciencia”. Sé amable contigo mismo. Los cambios
profundos no ocurren de la noche a la mañana, y es normal que haya altibajos en
el camino. Cada paso, por pequeño que sea, es un avance. Celebra esos momentos
de progreso y permítete aprender de los tropiezos sin juzgarte severamente. Recuerda
que estoy aquí para apoyarte, para levantarte cuando caigas y para recordarte
que no estás solo en este proceso.
La tercera herramienta
es el “amor”. El amor es la fuerza más poderosa que existe, y está dentro de
ti. Cuando te encuentres en situaciones difíciles, conecta con ese amor. Piensa
en las personas que te importan, en los valores que guían tu vida y en la luz
que deseas compartir con el mundo. Esa conexión te ayudará a reaccionar desde
un lugar de bondad, empatía y comprensión, en lugar de desde la ira o el miedo.
El amor es tu brújula, tu guía y tu refugio.
Además, quiero
recordarte algo muy importante: no tienes que cargar esta lucha solo. Estoy
contigo, pero también he puesto a personas en tu vida que pueden apoyarte.
Habla con ellas, comparte tus pensamientos y sentimientos, y no temas mostrarte
vulnerable. Las conexiones humanas son una fuente de fortaleza y consuelo, y
pueden ser un pilar fundamental en tu camino hacia la paz interior.
Confía en que tienes
dentro de ti todo lo necesario para superar estos desafíos. Yo te hice a mi
imagen, y en ti hay una chispa divina que nunca se apaga. Esa chispa es tu luz
interior, tu guía en los momentos oscuros, y tu recordatorio constante de que
eres capaz de grandes cosas. Cree en esa chispa, aliméntala con fe, amor y
esperanza, y deja que te inspire en cada paso que des.
Quiero que sepas que
estoy inmensamente orgulloso de ti. Orgulloso de tu valentía, de tu esfuerzo y
de tu corazón lleno de amor y bondad. Cada vez que eliges el camino del
crecimiento, cada vez que buscas la luz en medio de la oscuridad, estás
honrando el propósito para el cual fuiste creado. Nunca olvides que te amo
incondicionalmente, sin importar tus errores o tus tropiezos. Mi amor por ti es
eterno e inmutable, y siempre estaré aquí para ti, guiándote, sosteniéndote y
amándote.
Permíteme terminar
diciéndote esto: no temas a tus emociones ni a tus luchas internas. Son parte
de tu viaje, parte de tu historia, y tienen el potencial de transformarte en
alguien aún más fuerte, más sabio y más pleno. Confía en el proceso, confía en
ti mismo y confía en mí. Juntos, podemos convertir esa energía que hoy te
desconcierta en una fuente de aprendizaje, de creatividad y de amor.
Con amor eterno y fe
inquebrantable en ti.
CARTAS A DIOS -
Alfonso Vallejo
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