“Para el devoto que se encuentra en el
sendero correcto, el desarrollo espiritual de su propio ser le es tan natural y
poco llamativo como su respiración”, dijo el Maestro. “Una vez que el hombre le
ha entregado su corazón a Dios, llega a absorberse tan profundamente en Él, que
apenas si se percata de que ha resuelto todos los problemas de la vida.
Mientras los demás comienzan a llamarle Gurú, él piensa sombrado: ¡Cómo! ¿Es
que este pecador se ha convertido en un santo? ¡Señor, pueda la imagen tuya
iluminar mi faz hasta tal punto, que nadie me vea a mí, sino solo a Ti”
PARAMAHANSA YOGANANDA
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