“Dios me parece una entidad vaga y remota”,
comentó cierto estudiante.
“El
Señor te parece distante solamente porque tu atención está dirigida hacia el
exterior, hacia la creación, y no hacia el interior, hacia Él”, dijo el
Maestro. “Cuando quiera que tu mente se eche a vagar en medio de la confusión
de miríadas de pensamientos mundanos, condúcela pacientemente de regreso al
interior, enfocándola sobre recuerdo del Señor que allí mora. Y así, llegará el
día en que le llevarás siempre contigo; un Dios que te habla en tu propio
lenguaje, un Dios cuyo rostro te atisba desde cada flor, desde cada arbusto,
desde cada brizna de hierba. Entonces dirás: “¡Estoy libre! La gloriosa túnica
del Espíritu me viste; vuelo desde la tierra al cielo sobre las alas de la luz”.
¡Y cómo se consumirá tu ser de gozo!”.
PARAMAHANSA YOGANANDA

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