Querido Dios:
Hoy día, hablar de espiritualidad
ya no parece suficiente. Todo se reduce a la religión que profesa el dirigente
de turno, como si ser divinos ya no fuera una posibilidad para nosotros. En
cambio, se nos ve como piezas indispensables en el engranaje de un sistema que
busca enriquecerse a toda costa, dejando atrás la humanidad y el amor por
nuestros semejantes. Más que fomentar la unión entre hermanos, predominan las
divisiones: por raza, por género, por ideología. Por eso, la espiritualidad
necesita complementarse con algo más. Algo que sea fácil de entender y que
alcance el corazón de cada ser humano.
Ese “algo más” podrían
ser los valores. Valores que, aunque también sean intangibles, son más
accesibles y comprensibles que conceptos como el amor incondicional, la energía
divina o el pensamiento trascendental. Los valores son los principios que rigen
la vida de las personas, los grupos y las sociedades, y aunque puedan parecer
abstractos, se manifiestan claramente en nuestras cualidades y actitudes.
Los valores que
adoptamos son la fuerza impulsora detrás de muchos de nuestros comportamientos
y decisiones. Reconocer su importancia nos ayuda a comprender los fundamentos
que gobiernan nuestras acciones, nuestras emociones, y nos motivan a aspirar a
ser mejores, cada día.
Por eso, querido Dios,
te pido que nos ayudes a recordar y fortalecer nuestros valores. Que inspiremos
a nuestras comunidades a vivir con más compasión, compartiendo, colaborando,
ayudando y agradeciendo. Que aprendamos a disfrutar el presente con alegría y
responsabilidad, reconociendo la belleza de la vida en su totalidad. Que
juntos, como humanidad, encontremos el camino hacia una verdadera evolución
basada en los principios que nos convierten en mejores personas.
Gracias Señor.
CARTAS A DIOS - Alfonso Vallejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario