Capítulo III, parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"
El sábado a las nueve y media en punto estaba tocando el timbre en la casa de Indhira.
-
¿Seguro que eres peruano? –fue la
pregunta de Indhira mientras nos saludábamos con un beso en la mejilla.
-
Sí, estoy seguro. Si seguimos mi árbol
genealógico creo que podríamos llegar a los incas o, más atrás, a la
civilización de Chavín o a la de los Mochicas de Moche.
-
Pues será interesante ver si en la
regresión apareces como un inca. ¿Estás hoy más tranquilo?, ¿tienes claro que
quieres hacerla? –preguntó Indhira.
-
Creo que estoy totalmente tranquilo y,
sí, quiero hacerla. Estoy expectante, como un niño que va al colegio por
primera vez –y concluí manifestando una ligera ansiedad- ¿Qué saldrá?
-
No lo sabemos –respondió Indhira- Ten
en cuenta que son recuerdos del alma y es ella, el alma, quien decide que vas a
recordar. En realidad, el alma va a permitir que recuerdes aquello que sea
importante para el momento que estás viviendo en tu vida actual. Esto es como
cuando pides algo a Dios o a quien sea santo de tu devoción, nunca te conceden
lo que pides, sino aquello que necesitas y, claro, como no es lo que tú querías
va a pasar desapercibido y no vas a aprovecharlo. Que no nos pase en esta
regresión. Todo será importante.
>>En
la primera parte te iré acompañando con mi voz para conseguir que te relajes,
cuanto más, mejor. Y después ya te induciré a la regresión. No tengas ningún
miedo. Vete contándome todo, sea lo que sea, aunque te encuentres hablando con
el pato Donald, porque no sabemos cuáles son los mecanismos del alma para que
consigas recordar algún momento importante.
>>La
regresión puede ser a través de sensaciones. Es lo más normal, pero esas
sensaciones pueden ser muy nítidas, teniendo la certeza sobre los episodios que
se van viviendo. Puede ser pictórica que es como si vieras una película,
escenas de la película o, incluso, como si estuvieras viendo fotografías.
También puede ser intuitiva que, al principio, sabes cosas de manera intuitiva,
pero según avanza la regresión las intuiciones son más definidas. En todos los
casos puede ser sinestésica, que es cuando los episodios van acompañados de
sensaciones como frío, dolor, calor, tristeza, etc., pero no, necesariamente,
siempre.
>>
Todas las escenas pueden ser vistas desde dos perspectivas: como si fueras el
protagonista o como si el protagonista fuera una tercera persona, pero
reconociéndote en alguno de los personajes de la historia.
>>
Y te repito, cuéntamelo todo, porque mientras tú estás viviendo tu historia yo
estoy aquí, viendo esta sala y no podré acompañarte si no sé qué está pasando.
>>
¿Lo tienes claro?, ¿tienes alguna duda?
-
Antes de contestar hice una respiración
profunda- Si, lo tengo claro, no tengo ninguna duda, o las tengo todas, no sé,
pero, tampoco sé que preguntar. Empecemos.
-
Mejor vete antes al baño, -me
recomendó- que no tengamos que interrumpir la sesión.
A la
vuelta del baño, me acosté boca arriba en la camilla. Me tapó mientras
comentaba que en la relajación la temperatura del cuerpo baja unos grados y
podía quedarme helado.
-
¿Quieres que grabemos la sesión?,
porque la memoria es muy traicionera y puedes olvidar la mitad. Así queda
grabado y podrás recordarlo cuando te apetezca.
-
Si, por favor, grábala.
Indhira
se sentó en la silla al lado de la cabecera de la camilla y comenzó a hablar
muy suave, casi como un susurro. Con el tono justo para que pudiera escucharla
sin dificultad.
Me
indicó que llevara la atención a mi respiración y respirara por la nariz, de
manera lenta y suave, llevando la respiración al abdomen para que, sintiera
como subía, en la inhalación, y como bajaba al exhalar. Mientras decía que
fuera llevando la atención a cada parte de mi cuerpo sintiendo como con cada
exhalación iba llegando la relajación a mi cuerpo.
Tengo
que reconocer que me perdí en las indicaciones. Empezó indicándome que
comenzara llevando la atención a los pies para seguir subiendo hasta la cabeza.
Sin embargo, no había llegado a mis tobillos y ya me había perdido. Sentía su
voz como si fuera una dulce melodía, mientras yo permanecía atento a mi
respiración y a las sensaciones de mi cuerpo.
Al
final de la relajación volví, otra vez, a sus indicaciones. Justo cuando decía
que me visualizara o me sintiera paseando por un jardín. En el jardín había un
arco de piedra que, después del paseo, me indicó que atravesara.
- Pasa al
otro lado –me dijo- Sabes que al otro lado del arco te vas a encontrar en un
momento de otra vida. En ese momento, de esa otra vida, que tu alma va a
permitir que recuerdes. Pasa sin miedo, tranquilamente.
>>
¿Has pasado?, ¿estás en el otro lado?
-
Tardé en contestar porque en un
principio lo veía todo, absolutamente, oscuro y, en realidad, no tenía ninguna
sensación, hasta que me pareció sentir que estaba caminando por una playa- Si,
ya he pasado.
-
¿Qué sensaciones tienes?
-
Es como…, paz…, tranquilidad…, es una
playa.
-
¿Hay gente en la playa?
-
No
-
Y tú ¿Qué haces?
-
Estoy paseando por la orilla sin zapatos.
-
¿Cómo vas vestido?
-
Con un pantalón corto y una especie de
polo
-
¿Eres hombre o mujer?
-
Soy mujer.
-
¿Sabes que haces en esa playa?
-
Solo estoy paseando, nada más.
-
¿No se ve a nadie en ningún punto?
-
No
-
¿Cómo está el mar?
-
Tranquilo. Es un día soleado…, es
bonito.
-
Voy a contar hasta tres y cuando llegue
a la cuenta de tres vas a retroceder un poco en esa sensación, para ver cómo
has llegado a la playa y de dónde vienes, para ver qué es lo que has ido a
hacer ahí.
>>
1…, 2…, y 3. Ya estás en ese otro momento, que te va a permitir entender por
qué estás ahora en esa playa.
>>
¿Qué sensaciones tienes?
-
Es como estar en una casa…, de madera…,
sentada en una silla al costado de una mesa.
-
¿Cómo es la casa?
-
Es de madera…, parece pequeñita.
-
¿Es como una casa actual?
-
Parece más antigua…, como una casa de
campo.
-
¿Eres la misma mujer?
-
Sí.
-
¿Cómo vas vestida?
-
Con una falda más larga…, con un
gorrito.
-
¿Tienes conciencia de si vive alguien
más en esa casa?
-
No.
-
Voy a contar hasta tres y, cuando
llegue a la cuenta de tres, va a ser la hora del almuerzo y, si hay más gente
en la casa, vais a estar todos sentados alrededor de la mesa y así podrás ver
quien hay contigo.
>>
1…, 2…, y 3. Es la hora del almuerzo, ¿tienes la sensación de estar almorzando?
-
Sí, tengo la sensación de estar con más
gente en la mesa…, con un hombre que tiene barba y la barba es como más
pelirroja…, parece como si trabajara en el campo…, con algo relacionado a la
leña y hay un bebé pequeño o pequeña…, como en una sillita de madera para bebé.
-
Ese hombre de la barba ¿es algo tuyo?
-
Si…, parece ser mi esposo.
-
Y ¿el bebé?
-
Es hijo mío o hija mía…, no sé muy bien
si es niño o niña.
-
¿Te recuerda ese hombre, no por el
aspecto físico, sino por la sensación y, si puedes verle los ojos, por la
mirada, a alguien de esta vida actual?
-
No.
-
Y ¿el bebé?
-
Siento como que el bebé todavía no
viene, pero quiero que venga.
-
Y ¿quién está en la sillita de madera?,
o no está todavía.
-
Si está…, si está…, Lucia. Es la bebé.
Es una bebé que se llama Lucia
-
¿Qué sensación tienes de familia?,
¿sois felices?
-
Si, la amo muchísimo.
-
Y ¿a tu esposo?
-
También. A él le amo muchísimo y yo
quiero que venga.
-
¿Quién quieres que venga?
-
El bebé.
-
¿Estás embarazada?
-
No –la respuesta fue como sorprendida,
porque no entendía el porqué de la pregunta.
-
¿De dónde tiene que venir?
-
No lo sé. –y lo dije con rotundidad.
-
Voy a contar hasta tres, y a la cuenta
de tres, el bebé que tiene que venir va a llegar.
>>
1…, 2…, y 3. Ya estás en ese momento. ¿Qué sensaciones tienes?
-
De mucha ternura –y lo dije llorando
por la sensación de amor tan infinita que sentía en mi interior.
-
¿Está el bebé?
-
Sí.
-
¿Cómo se llama?
-
No lo sé.
-
¿Te recuerda alguien de esta vida?
-
A mi mamá.
-
Tu esposo ¿Está contento con el bebé?
-
Si…, él como que me acompaña
-
¿Él hace el trabajo en el campo con la
leña y tú te dedicas a los niños y a la casa?
-
Sí.
-
Avanza, avanza un poco en esa vida,
hasta que lleguemos a una situación importante, para entender porque tu alma ha
elegido, en primer lugar, que vivas ese recuerdo.
>>
Voy a contar hasta tres y, a la cuenta de tres, habrás avanzado hasta ese
momento que es importante que recuerdes para esta vida actual.
>>
1…, 2…, y 3. Ha pasado el tiempo. ¿Cuánto crees que ha pasado?
-
¿Diez años?
-
¿Seguís teniendo dos niños o tenéis
más?
-
Hay dos más
-
¿Cómo son los niños?
-
Traviesos…, juguetones.
-
Los dos nuevos ¿te recuerdan a alguien
de esta vida?
-
El segundo es mi abuelo que era sabio.
-
¿Seguís siendo felices?
-
Sí.
-
¿Aparece alguien más en la casa? o
¿solo estáis los niños y vosotros?
-
Solamente nosotros.
-
Voy a contar hasta tres y, cuando
llegue a la cuenta de tres, vas a seguir en esa vida, más adelante, en algún
momento importante, algo que nos indique porque tu alma ha elegido esa vida.
>>
1…, 2…, y 3. Ya ha pasado el tiempo, ¿cuánto ha pasado?, ¿qué sensación tienes?
-
Como tiempo de tribulaciones. Como con
la sensación de que las cosas no están bien. Como que la sociedad ya no es tan
armoniosa como antes y tengo que protegerlos y defenderlos de la gente que, por
alguna razón, están haciéndoles daño y vulnerando sus derechos.
-
¿A quién?
-
A la gente…, a los más débiles.
-
¿Quién eres tú, en esa vida, para
defender a la genta a la que están vulnerando sus derechos?
-
Soy una mujer común, pero que se ha
alzado. No soy de ninguna alta sociedad ni nada, pero que quiere alzar su voz.
-
¿Ya no vivís en la casa de madera?
-
No. Ya veo más como un centro de
ciudad…, con más gente…, más gris…, más piedra.
-
¿Qué derechos vulneran de la gente?
-
Es como que los más altos, los que
tienen más dinero, no sé…, los fuerzan a
trabajar y no les pagan lo justo. Me molesta cuando hacen daño a los más
débiles.
-
Tú ¿cómo los defiendes?
-
No confrontando a los más altos, pero
como que agrupándolos y diciéndoles que juntos podemos hacer algo.
-
¿Te escuchan?
-
Sí. Siento que me ven como una líder.
-
Cuando te llaman, ¿cómo lo hacen?,
¿cuál es tu nombre?
-
No sé.
-
¿Tu esposo interviene en la lucha
contigo?
-
No lo veo.
-
Y ¿tus hijos?
-
Yo los trato de proteger…, no
involucrarlos tanto.
-
¿Son mayores ya?
-
Sí. Jóvenes, pero ya adultos.
-
Avanza un poco más en esa vida a ver
como se soluciona esa confrontación que hay con los poderosos y si os lleva a
algún sitio práctico o no. Puedes avanzar tu sola. Avanza en esa lucha.
-
Siento que de alguna manera me anulan
pero dejo algún legado.
-
¿Te anulan los poderosos?
-
Sí. Como que no vivo para ver lo que
pasó, pero dejo algún legado para ellos.
-
Vamos a ir al momento de tu muerte, a
ver como se produce. Voy a contar hasta tres y, cuando llegue a la cuenta de
tres, estarás en ese momento.
>>
1…, 2…, y 3. Te estás muriendo. ¿Qué sensaciones tienes?
-
No ha sido una muerte natural.
-
¿Cómo ha sido?
-
Veo que me están enterrando, es como si
me hubieran golpeado o torturado antes, y ahora quieren enterrarme.
-
Y tú ¿cómo lo ves si estás muerta?,
¿estás viendo tu cuerpo?
-
Si, lo estoy viendo.
-
¿Desde dónde?
-
Desde un poco más arriba.
-
¿Quién está contigo allá arriba?
-
Mi esposo.
-
¿Ha muerto antes?
-
Si porque está conmigo
-
Tus hijos ¿siguen abajo?
-
Sí, me da pena.
-
Sigue subiendo en el sitio donde estés,
hasta que te encuentres con alguien.
>>
Voy a contar hasta tres. Cuando llegue a la cuenta de tres estarás en el punto
adónde vas después de haber dejado tu cuerpo.
>>
1…, 2…, y 3. Estás al otro lado de la vida ¿cómo te sientes?
-
Muy feliz –me siento eufórico- me estoy
reencontrando con varias almas compañeras.
-
¿Compañeras de esa vida que acabas de
abandonar?
-
De vidas pasadas, de varias. Las estoy
viendo…, me están recibiendo…, me abrazan, como que me dan la bienvenida. Me
felicitan porque he hecho algo bueno en esa vida. Porque aprendí es esa vida y
es lindo volver a reencontrarme con ellos conscientemente.
-
¿Entre esas almas hay alguien que
destaque, que tú conozcas más por ser familia, que tengas más afinidad?
-
Veo nuevamente a mi esposo…, mi papá es
un alma sabia también.
-
¿Está en ese momento contigo allá
arriba?
-
Sí. Mi mama también.
-
¿Los de esta vida actual como Antay?
-
Sí.
-
¿Qué te dicen?
-
Que lo he hecho bien..., Que estamos
creciendo juntos..., Que nos estamos acercando cada vez más arriba. Y que están
felices de estar juntos.
-
¿Piensas ahora, que estás ahí, en los
hijos que has dejado abajo?
-
Después de una larga pausa- Los amo…,
Quiero protegerlos, pero estoy tranquila en el sitio en que estoy..., De alguna
manera, confío en que los puedo bendecir, desde arriba, y que ellos cumplirán
su misión.
>>
Tengo la sensación de un dolor físico en el lado derecho del pecho.
-
¿Ahora mismo?
-
Sí.
-
Es posible que sea de cuando te dieron
los golpes.
-
Sí, creo que sí.
-
Ahora quiero que pidas hablar con tu
Maestro. Pide verle. Pide hablar con él. Maestro o Maestra.
-
Sí.
-
¿Está?
-
Sí.
-
Pregúntale quien es.
-
No dice quién es, pero se parece a
Jesús. Tiene muchísima luz y me extiende sus brazos. Muchísima luz.
-
Pregúntale cuál es tu misión,
pregúntale que es lo que has venido a hacer como Antay, ahora que estás allá
arriba.
-
He venido a ayudar a los demás.
-
Pregúntale como.
-
No tengo que hacer grandes cosas.
Elegir a los más desprotegidos, a los más vulnerables y tratar de cubrir sus
necesidades, en lo que pueda, con mucho amor, con mucha entrega
-
Pregúntale si eso es algo que estás
haciendo en tus últimas vidas.
-
Sí…, sí, trato de hacerlo
-
Pregúntale si hay algo que pueda
decirte que sea bueno para ti saber que no sepas.
>>
Es tu Maestro, está al lado de Dios, y lo sabe todo. Lo que pueda decirte te lo
va a decir, pregunta. Y si quieres que quede grabado dilo en voz alta.
-
Que no importa que me equivoque, igual
me ama y sabe que voy a estar luchando siempre. Que no sea tan duro que igual
me ama y que una parte del aprendizaje es equivocarse. Y, sobre todo, que no
tenga miedo, porque el miedo solo es falta de amor.
-
Cuando creas que no quieres preguntarle
más, dale las gracias.
-
Hay algún familiar o algún amigo de
esta vida que ya no esté y que te gustaría saludar.
-
A mi mamá.
-
Habla con ella. Si hay algo que no le
dijiste aquí, díselo ahora.
-
Que siempre fue mi mejor amiga. Le doy
gracias por el corto tiempo que disfrutamos acá, que fue mi valioso. Sé que
siempre está conmigo, que siempre me guía. Siento como me abraza ahorita.
-
¿Hay algo que quiera decirte para
ayudarte en el camino de esta vida?
-
Me dice que sea feliz. Que viva feliz.
Ella quiere eso para mí. Y me dice que para conseguir esa felicidad me ayudará
volver a creer, firmemente, en Dios.
-
¿Hay algo más que quieras hacer ahí
arriba?
-
¿Quiero preguntarle al que fue mi
esposo si nos vamos a volver a encontrar y de qué manera?
-
Pregúntale. Y pregúntale, también,
cuantas veces os habéis encontrado.
-
Me viene a la mente el número cuatro.
-
Estas en un sitio donde te pueden
explicar que tiene que ver ese número cuatro. Vuelve a pedir a tu maestro, a tu
mama o a tus guías, porque aparece el número cuatro en tu mente.
-
Nadie dice nada
-
Pide otra vez hablar con Jesús, con tu
Maestro, para preguntarle si has coincidido con Él en la tierra como hombre
-
Si
-
¿Quién eras?, pregúntaselo.
-
Era un hombre. Vestido con túnica
marrón en un lugar como desértico, con tierra, con mucho sol. No me dice quién
era y se va…, desapareció.
-
¿Quieres permanecer ahí más rato o
bajamos a ver otra vida en la Tierra?
-
Quiero seguir aquí. Se está muy bien.
Se acerca alguien…, también con mucha luz.
-
¿Puedes ver quién es?
-
Sí. ¡Oh!, es Ángel.
-
¿Te dice alguna cosa?
-
Bendito seas hijo.
>>
Te amo, te protejo…, tienes que dejar pasar las luchas internas entre hacer lo
que crees que se espera de ti y lo que te hace feliz…, haz siempre lo que te
hace feliz, porque si haces eso, eso es lo correcto…, Dios te ama tanto que no
te imaginas todo lo que tiene para ti..., la experiencia humana es para
aprender, pero no tienes que perder de vista tu esencia espiritual.
>>
¿Cómo tengo que ayudar a los demás?
>>
Ya lo estás haciendo. Recuerda no hacer a los demás lo que no quieres para ti.
Te amo y te bendigo.
>>
Se ha ido. Me he quedado solo.
-
Es momento de volver Antay.
>>
Vuelve a sentir que estás pasando por el arco de piedra que atravesaste al
principio, pero ahora haciendo el camino de vuelta, para volver al jardín.
Paséate por él y piensa que todo lo que ha pasado solo es un recuerdo. Tu vida
es esta que estás viviendo.
>>
Haz tres respiraciones profundas alargando la inhalación…, comienza a mover
suavemente las manos y los pies y cuando te apetezca puedes abrir los ojos.
En la página NOVELA: Ocurrió en Lima, puedes leer completos los capítulos I, II y III