El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 24 de agosto de 2022

Diario íntimo de un babau (4) El tiempo

 



Sábado 20 de agosto 2022

 Si como dicen los “maestros” el tiempo no existe, ¿Cómo puede ser que esté ahora sentado en una cafetería haciendo tiempo?

 

Si diario, ya sé que te hago trabajar sábados y domingos, pero es cuando dispongo de un poco más de tiempo, y como disfruto más escribiendo y leyendo que viendo la tele, aquí estoy como un pequeño o gran dictador ocupando tu fin de semana. Además, creo que hacemos un buen equipo, como lo pueden hacer las fresas y la nata, las uvas y el queso, el whisky con hielo o los amantes de Teruel.

Me vas muy bien. Porque, con mi verborrea y mi dispersión, cuando necesito meditar sobre algún tema, gracias a ti puedo poner sobre el tapete todas las opciones, y ver así, con una sola mirada, todas las posibilidades sin quedarme enganchado en la primera parte de la solución, de la misma manera que se esparcen, boca arriba, las piezas de un puzle para tener más fácil su resolución.  

Son las 10 de la mañana. No hace mucho frío. Estoy en la terraza, al lado de una de esas estufas de exteriores, de “La Baguette”, que como dice su publicidad es café, restaurante, panadería, pastelería y mucho más. Estoy haciendo tiempo hasta las 11:30, hora en la que tengo que recoger a mi hijo que está haciendo un taller de “legos” a 5 minutos de aquí. Así que aprovecho esta hora y media para comer un pincho de tortilla y tomar un jugo de naranja y un chocolate caliente y, por supuesto, para marear a mi diario.

A mi alrededor están todas las mesas ocupadas. Es un buen sitio para desayunar o para tomar alguna cosita con amigos o familiares. Siento un poco de vergüenza porque todos los que están solos y muchos de los que están acompañados, están ampliando los beneficios de Movistar, Claro, Entel o Bitel, que son las empresas de telefonía en el Perú. Soy como una oveja negra. No estoy mirando mi celular, estoy escribiendo. ¡Que bochorno!, ¿qué pensarán de mí?

Y si supieran que estoy escribiendo tonterías, aun sería peor. Claro, ellos no saben que soy un babau.  

Esta mañana bajo la ducha pensaba que cada gota de agua es como un bit de información que penetra, con suavidad, por cada poro de mi cabeza, hasta depositarse en alguna de las pocas neuronas que todavía se mantienen activas en mi cerebro. Y es cuando varios bits se depositan en la misma neurona, que completan una información. Eso ocurre algunas veces y salgo de la ducha con una o varias ideas en mi cabeza. Unas lógicas, que parecen ser la respuesta a alguna pregunta que llevaba ya cierto tiempo dando vueltas por mi cerebro o, la solución de algún problema que, también, se paseaba, con todo descaro de la cabeza a cualquier punto de mi aura para desequilibrar, con el miedo, la inseguridad o la duda que genera el problema, mi estado emocional. Y, otras, no tan lógicas.

Hoy ha sido uno de esos días en los que la idea, más que solucionar un problema, ha acrecentado aún más mis dudas. Se trata del concepto “tiempo”. Sali de la ducha con la pregunta: Si no existe el tiempo al otro lado de la vida y los que están allí nos están viendo de manera permanente, ¿cómo se computarán nuestros 20, 40, 60 u 80 años? Solo hubo pregunta, no llegó respuesta.

Pues el tiempo ha pasado volando. Son las 11:15 y tengo que ir a buscar a mi hijo.

 

Domingo 21 de agosto 2022

 

Hoy domingo, sentado, cómodamente, en casa, sigo dándole vueltas al tiempo.

Una vez hice una canalización con una médium y estuve hablando con mi padre, que había fallecido hace 40 años y, en la despedida, le dije “hasta pronto”, a lo que él respondió, “pronto para mí, pero a ti aún te queda tiempo”.

En 4 ocasiones a lo largo de mi vida he tenido una experiencia curiosa con el tiempo. Me impresionaron tanto que las recuerdo como si hubieran ocurrido hace 10 minutos. En ellas estaba haciendo un trabajo, (los 4 eran diferentes), en el que estaba tan concentrado que después de hacer el trabajo, que yo pensaba que había durado entre 2 y 3 horas, resultó que no habían pasado ni 15 minutos en el reloj.

Fueron sensaciones extrañas. Cómo si se hubiera detenido el tiempo. Pero el tiempo no se detuvo. Lo que fue diferente fue el cómputo. Y pienso que, incluso, el computo podría haber sido más pequeño de los 15 minutos, si la concentración hubiera sido absoluta. Y me pregunto, ¿mi cuerpo, en ese tiempo, envejeció 3 horas o 15 minutos?

Creo que, con una atención del ciento por ciento, a lo que va ocurriendo en la vida, el tiempo, en el reloj, sería “0”. ¿Envejeceríamos?

Meditando en el silencio, en la nada, también me ha pasado, pero no ha sido, para mí, tan llamativo como en esas 4 ocasiones, porque ellas han sido en la vida de cada día, no haciendo un inciso para sentarme a meditar.

Yo sé que una atención completa, de manera permanente, es imposible. Pero sería magnifico conseguirla en el quehacer de cada día. Sería burlar a la materia. Y sin materia no hay tiempo.

En fin, ya ves, diario, en que ocupo mi pensamiento. Cosas de ser un babau.

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