El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 3 de diciembre de 2015

Guías para la vida física (y 2)


Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que somos hijos de Dios, que venimos de Él y a Él hemos de retornar. Qué diferente sería la vida si nos enseñaran desde la cuna que todos somos hermanos. Que diferente sería la vida si nos enseñaran a amar, a compartir, a aceptar y a respetar. Es muy posible que no hubiera guerras, que no hubiera hambre, que no hubiera discriminación, y todos nos ahorraríamos un buen número de encarnaciones que en la actualidad resultan inútiles o con un ínfimo crecimiento.

Pero no es así, y el camino, ya de por sí difícil de recorrer, se nos hace también difícil de encontrar. ¡Qué difícil nos lo hemos puesto! Los seres humanos tenemos un punto de masoquismo importante, nos gusta sufrir, ya que a pesar de que digamos que no, los hechos demuestran lo contrario: Nuestra felicidad es el sufrimiento, ya que permanecemos anclados en él un día tras otro, sin hacer absolutamente nada; nuestra felicidad es contar a diestro y siniestro lo mal que nos encontramos, en lugar de trabajar para salir de ese dolor; nuestra felicidad es encontrar los fallos de los demás en lugar de trabajar para eliminar los nuestros. Somos realmente un espécimen raro.

El caso es que después de muchas vidas de sufrimiento, algo dentro de nosotros nos dice que “a lo mejor hay otra forma de vivir”, porque nos lo cuentan otros o porque leemos algo que llama nuestra atención, y a partir de ahí comienza a desempolvarse el recuerdo.

Ese trabajo de recordar quienes somos, lo podemos hacer solos o en compañía. Con independencia de que el camino lo hemos de recorrer en soledad, podemos tener algún instructor que nos indique cuales son los pasos a seguir.




De la misma manera que un guía turístico tiene que conocer el camino, las peculiaridades, los monumentos, los lugares donde poder hacer las necesidades físicas, las tiendas para comprar recuerdos y los museos de aquello que va a mostrar a sus acompañantes, de la misma manera que el maestro de escuela o el profesor de universidad tienen que haber demostrado sus conocimientos para ejercer sus profesiones y conseguir una plaza, los guías espirituales también tienen que haber recorrido el mismo camino que van a enseñar a los que se van a iniciar en el camino de vuelta a Dios.

Pero como en ese camino de retorno a la casa del Padre hay múltiples estaciones, es normal que los guías estén especializados en cada una de las distintas etapas del recorrido.

Hemos de tener presente que todos los que estamos en la vida estamos recorriendo el mismo camino, los guías también. Ninguno de ellos ha realizado el camino en su totalidad, pero si es necesario que para enseñar un tramo lo haya recorrido, si por ejemplo, el camino tuviera veinte tramos, el guía que nos enseñe el tramo número quince, lo normal es que él ya haya pasado por ese tramo, para conocer cuáles son los puntos en los que se van a encontrar las mayores dificultades, para conocer las bondades de ese tramo, para conocer como enlazar con el tramo siguiente.

Ya tenemos claro que el camino no se recorre en una sola vida, y que necesitamos cientos de vidas para encontrarlo y unas cuantas más para transitarlo. Por eso, en cada vida nos vamos a encontrar con uno o varios maestros, que puede que nos parezcan definitivos, pero que por supuesto no lo son; puede incluso que ellos mismos crean que son auténticos maestros. Desconfiad de los que se presentan como tal.

Se conoce a un auténtico maestro, a un maestro definitivo porque su cualidad es el Amor. El Amor en todas las facetas de su vida tanto en su vida pública como en su vida privada. Existen, pero se pueden contar con los dedos de una mano y no es habitual encontrárselos en mitad de la calle. De cualquier forma, no todos estamos preparados para tener un maestro así. Si que podemos escuchar sus palabras, recibir sus conocimientos, leer sus libros o sentir su energía, asistiendo a algún encuentro con ellos, pero no será definitivo para nosotros porque nuestro trabajo es muy posible que se esté desarrollando en otro tramo del camino, lejos de la última etapa.

Mientras tanto sigamos trabajando y siguiendo las instrucciones de los guías de “mitad del camino”, en las clases de yoga, asistiendo a encuentros de oración o meditación, realizando cursos y talleres, leyendo. Pero sin descuidar ni un solo día nuestra práctica personal. Nuestra práctica es la auténtica maestra porque es ella la que nos va a llevar en volandas a la finalización del camino en la vida física.  

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Guías para la vida física


Ya sabemos que existen Guías, Maestros y Ángeles que nos ayudan desde el otro lado de la vida. Pero……, muy pocos son los que sienten esa mano que les guía y que les impele a hacer una cosa en detrimento de otra. Es normal, es un tacto que no se siente porque toca en el corazón, es una información que aunque afecte a la vida física guarda una estrecha relación con el alma.

La ayuda que necesitamos los seres humanos no puede ser algo sutil, porque no entendemos de sutilezas, y la mente se encarga de desmontar cualquier sutileza que no sea científicamente demostrable, que no sea económicamente rentable y que no sea físicamente satisfactorio. Las satisfacciones del alma no puede entenderlas el ego, aunque, por supuesto, si podría disfrutarlas si tuviera la valentía de viajar hacia su interior, pero ese viaje es difícil de realizar y es muy improbable que se produzca, ya que el secreto de la vida es precisamente ese viaje.

Por lo tanto necesitamos una ayuda mucho más tangible, mucho más solida, tan sólida y tangible como nuestro cuerpo físico. Necesitamos que nos lo expliquen con palabras, necesitamos que lo repitan una y mil veces, porque novecientas noventa y nueve podemos tener la mente ocupada por otros asuntos, inútiles, pero ocupada; necesitamos que nos impongan algún castigo para que el ego tenga algún aliciente, el aliciente de no ser castigado, ya que para él acercarse a Dios no es aliciente suficiente, necesitamos un ranking en el que veamos reflejado nuestro nombre, cuanto más arriba mejor, para satisfacer nuestro orgullo, o si no hay ranking, que la persona que nos guíe deleite nuestros oídos con las bondades de nuestro crecimiento.


Todo esto solo lo puede hacer otro ser humano. Por lo tanto, bien podemos calificar a estos guías como “guías espirituales”.

  La característica principal que deberían de tener estos guías o instructores, seria tener asumido e integrado ellos mismos la cualidad que tratan de explicar a sus acólitos, sea la que fuere. En un principio, teniendo en cuenta que la principal enseñanza es el acercamiento a Dios, cabe suponer que los representantes de las diferentes ideologías religiosas serian las personas más idóneas para tal cometido, pero no es así. Ellos son buenos, salvo excepciones, para los niveles más bajos de la enseñanza, pero no para los niveles más altos, porque les falta lo esencial, les falta el Amor.  

La enseñanza que nos acerca a Dios, tiene como en cualquier otro tipo de enseñanza varios niveles o cursos, y esta enseñanza es independiente de las materias de la enseñanza para la vida. La enseñanza para la vida espiritual no debería estar deslindada de la enseñanza para la vida física, pero desgraciadamente si lo está. En la familia y en la enseñanza para la vida, enseñan temas religiosos, que no espirituales,  es por lo tanto la persona la que una vez alcanzada la edad adulta busque su espiritualidad si es que su alma así lo demanda.

Toda la enseñanza que recibimos los seres humanos es justamente, como mencionábamos con anterioridad, aquella que es científicamente demostrable, recibimos la enseñanza, más o menos necesaria, para que nuestra economía sea rentable, y a todo eso hay que añadir todo lo que nos cause satisfacciones físicas. En ningún momento nos enseñan los pasos esenciales para conseguir la felicidad, cuando es el objetivo de búsqueda inconsciente de todos los seres humanos; en ningún momento nos enseñan cómo vivir en paz, sin estrés, con alegría y sin sufrimiento. Se supone que con la enseñanza impartida va a ser suficiente para conseguir todo aquello que sea físico o afecte a este de manera directa, y que cualquier emoción desbocada ha de ser gestionada por la propia persona, se supone que a través de ciencia infusa, porque otra no se ha recibido.

Nadie nos explica que es lo que somos, de dónde venimos, adonde hemos de ir, o que es lo que sucede con la muerte, sólo por mencionar algunas de las preguntas que todo ser humano se va a hacer en algún momento de su vida en la materia. Es por lo tanto la propia persona, cuando ha llegado a un cierto grado en su evolución, que comienza a plantearse esas preguntas y a tratar de encontrar las respuestas.

Es entonces, en la búsqueda de las respuestas cuando la persona deja de deambular por la vida para enfocarse en aquello que ha venido a hacer: Recordar quién es.  

Continuará…..
Y como tenemos muy cerquita la Navidad, el villancico que mi hijo canta todo el día también para vosotros.


Dominar al ego es dificil, pero no imposible


            Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y, sin embargo, tiene tanto poder el ego que más parece que seamos un cuerpo despegado del alma, vagando en soledad por los intrincados caminos de su existencia.
     Las enseñanzas actuales sobre algunas leyes del Universo nos llevan a entender intelectualmente el poder del pensamiento, el poder de la energía y sus mecanismos de funcionamiento, a través de los cuales podemos atraer a nuestra vida aquello que deseamos y apartar lo que categóricamente rechazamos. 
            Sin embargo, y aquí hace gala de su poder el ego, a pesar de entender intelectualmente el mecanismo para la consecución de la felicidad, (sin entrar en otras profundidades más o menos espirituales), no permite desarrollar la práctica necesaria para aplicar la enseñanza en la vida diaria y conseguir así ese estado de paz y de felicidad que todos consciente o inconscientemente anhelamos.
             Todo esto viene a cuento por una conversación mantenida con un paciente y que nos ha hecho reflexionar juntos sobre el auténtico poder del ego. Transcribo algunos párrafos de nuestra conversación:
            “No me tienes que hablar del poder del pensamiento positivo, lo conozco, ni del poder de la meditación, también lo conozco, sabes que medito cada día, pero no es suficiente, falta algo, me tienes que hablar de ese algo que falta que sea más profundo y que consiga acallar esa vocecita tenue que acompaña a cualquier pensamiento positivo o a cualquier meditación”.
            “Explícame como es esa vocecita”, le decía yo.
        “Habíamos hablado del poder de la meditación, de la oración, y de entregarse a Dios. En relación a entregarse a Dios me decías que me fijara en la historia de la Virgen Maria que siendo joven, recién casada, le anuncia un ángel que va a quedar embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo y va a dar a luz nada menos que al Hijo de Dios, y ella solo dice: Hágase en mi según Tu Voluntad Señor. En este punto me indicaste que hiciera lo mismo, que ante cualquier problema que pareciera irresoluble me entregara a la voluntad de Dios. Así lo hago y digo y repito una y mil veces, cada vez que la ansiedad generada por el problema me ahoga y me angustia: Señor uno mi voluntad a la Tuya; Señor, hágase en mi según Tu Voluntad”.
            “¿Y?”, le indicaba que siguiera.


            “A veces, repetir eso o pensamientos positivos del tipo Yo Soy, me tranquiliza y hace que se me olvide el problema, pero me he fijado que hay otras veces que pasa algo curioso: Según estoy diciendo que se haga la Voluntad de Dios, hay una especie de pensamiento, casi inapreciable, o una especie de sensación o de deseo, que espera que la voluntad de Dios sea coincidente con mi deseo. Es entonces cuando pienso que estoy haciendo un trabajo inútil, porque no le doy espacio a Dios para que se haga Su Voluntad”. 
            “No es un trabajo inútil”, le contesté, “Sólo es una prueba del enemigo tan poderoso con el que nos enfrentamos. Es la última etapa de un camino largo y arduo. Un camino en el que en un  principio ni tan siquiera eras consciente de que tenías pensamientos, porque todo eran pensamientos. Era como explicarle al pez como era el agua, cuando era su hábitat. Es igual, tu hábitat eran tus pensamientos. Poco a poco has conseguido dominarlos, ha sido, o mejor, lo está siendo, un trabajo duro, y eso que queda es la pataleta del ego. También vas a conseguir acallar esa vocecita, que hasta no hace mucho era un grito que se podía escuchar, casi fuera de ti”.
            “Sigue trabajando, lo estás haciendo bien. Nunca te dije que fuera fácil. Se puede, no es imposible”.


lunes, 30 de noviembre de 2015

Una nueva palabra: Electino


La vida es “Electino”, es elección y es destino.
Hari Krishan Singh.

            Si decimos que todo en la vida es elección, estamos en lo correcto. Antes de nacer el alma programa con total libertad lo que va a ser su vida en la materia. Por lo tanto ha sido su elección.
            Si decimos que todo en la vida es destino, también estamos en lo correcto. Una vez en la vida el ego no recuerda absolutamente nada, sin embargo la programación se va cumpliendo. Es decir ese ego está marcado por la programación de su alma, que a este lado de la vida bien se puede denominar destino.
            Si decimos que la vida está repartida entre elección y destino, también estamos en lo correcto. Es cierto que se cumple la elección programada. Es cierto que al no recordar para el ego es destino. Pero también es cierto que sus reacciones ante los distintos acontecimientos de la vida son fruto de su propia libertad, de su libre albedrío. Por lo tanto nueva elección.
            Son muy pocos, poquísimos, los afortunados que pueden vivir, más o menos parcialmente desde el alma. Aunque realmente no es cuestión de fortuna, es cuestión de trabajo, es cuestión de trabajar para recordar quienes somos.


            La programación del alma, las elecciones que esta hace a través de su programación no tienen más objetivo que  llevarnos a la única, a la auténtica, a la verdadera realidad de que somos hijos de Dios, que de Él venimos, y a Él vamos. Y vamos a ir todos, ninguno se va a quedar en el camino. Esta es la elección del alma.
Y esta elección es a la vez nuestro destino. El punto de partida es Dios, el destino también es Dios. Y entre la salida y la meta podemos divagar todo lo que queramos, nadie nos lo impide, solo estamos retrasando nuestra propia grandeza. Esta divagación es otra nueva elección, esta divagación es nuestro propio albedrío, que nos mantiene atados al sueño, a la ilusión, a la quimera de creer que somos un cuerpo.
 Y como creemos que somos un cuerpo, nos condenamos, con nuestra propia elección a vivir atados al cuerpo, a vivir atados a nuestra cuenta corriente, a vivir atados a nuestras fantasías, a vivir atados a nuestra intolerancia, a vivir atados a nuestra discriminación, a vivir atados a nuestro miedo, a vivir atados a nuestro orgullo, a vivir atados a nuestra imagen, a juzgar a todo lo que se mueve, a criticar a todo lo que pasa por nuestro punto de mira. Y todo esto significa seguir separados de Dios.
Lo mejor no es preguntar si la vida es lección o es destino, lo mejor es vivir la vida, viendo a Dios en todo, viendo a Dios en todos. Decía Yogui Bhajan que si no puedes ver a Dios en todo, entonces no puedes ver a Dios.


martes, 17 de noviembre de 2015

No al no. La vibración de la Tierra


             La espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. 
Se gana en el corazón. Se gana Amando.
Hari Krishan Singh

Cada vez que leo o escucho que la Tierra está cambiando su vibración y que todos nosotros estamos más cerca de la “iluminación”, miro a mi alrededor para ver si me estoy perdiendo algo bueno, porque lo que veo mirando al frente no me indica que avancemos ni un ápice en nuestro crecimiento como raza.
            Y cuando leo de rejillas, de nuevos portales de energía, me quedo tan frio como cuando escucho hablar de la evolución del planeta. Convivimos con el hambre, con la miseria y con las guerras, votamos y elegimos a mandatarios corruptos, asistimos a los oficios que dirigen las distintas confesiones que viven enfrentadas, las diferentes civilizaciones se observan de reojo, sin fiarse unos de otros, los mas locos matan por no sabemos muy bien que, unos matan a cientos para defender sus ideas o para satisfacer a su dios, otros de uno en uno para ganarse la vida. Todo eso genera en el mundo sufrimiento, odio y temor. El respeto, y la generosidad con el otro no existen. Ante esto me sigo preguntando, ¿Dónde está el avance?
            La vibración de la Tierra no va a cambiar sola, como no cambia la de las personas porque si. La persona tiene que trabajar para sí misma, y será ese trabajo y su cambio el que consiga que la Tierra cambie su vibración. Pero no será el de una sola persona, han de ser miles, millones las personas que cambien para afectar a la vibración de la Tierra.



            No amigos, no existe tal evolución del Planeta. Lo que existe es la evolución de las personas, y hoy más personas que ayer se encuentran un poco más adelante en el camino del despertar, ¡Solo faltaría que no fuera así!, pero nada extraordinario, cada persona va a tener que seguir haciendo su trabajo, la tan cacareada evolución de la Tierra no la va a llevar en volandas. Es al contrario, es la evolución de las personas la que va a conseguir la evolución del Planeta. La diferencia estriba que en el mundo de la globalización en el que nos movemos nos apuntamos los méritos de otros, o creemos que hemos alcanzado algo porque tenemos la oportunidad de leer algo de alguno de los enseñantes, pero eso no basta. No basta con leer, no basta con escuchar, hay que practicar, hay que practicar el Amor. Nada más tiene valor. La evolución, la espiritualidad no se gana en las cocinas comiendo verdura, ni en los centros de retiro manteniéndose diez días en silencio, ni en las bibliotecas leyendo tres libros diarios. Se gana en el corazón.  
            Proponía en la entrada anterior cambiar conscientemente los pensamientos para influir en las formas de pensamiento globales. Esto es más de lo mismo. Es la única manera de influir en los otros. Es la única manera de avanzar como raza.
            Para empezar digamos “no al no”. Vamos a dejar de manifestarnos por el “No a la guerra”, por el “No al terror”, por el “No a la discriminación”. Cuando hacemos eso estamos pensando en la guerra, en el terror y en la discriminación para negarlas, y eso supone darles energía.
Cambiemos la pancarta en nuestra manifestación por “Si a la Paz”, “Si al Amor”, “Si a la Igualdad”.  
Pasemos de la cocina al respeto del otro, pasemos del retiro a la humildad, pasemos de la biblioteca a la generosidad, pasemos del ego al corazón, pasemos de las ínfulas al Amor. Esa es la única manera en que la Tierra va a cambiar su vibración.



lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Cambiamos la vibración de la Tierra?


Que muchas personas opinen lo mismo sobre un mismo concepto
 no quiere decir que sea cierto,
sólo quiere decir que hay más personas equivocadas.
Hari Krishan Singh

Cada pensamiento es una forma de energía, cuando se tiene un pensamiento de manera reiterada, esa forma de energía crece. Si además ese pensamiento es coincidente en mucha gente, la forma de energía correspondiente a ese pensamiento se hace enorme, y además de pertenecer a cada persona se extiende por el exterior como si de una nube se tratara, afectando a extensas zonas por todo el planeta. Cuando una persona pasa a través de una forma de pensamiento de este tipo se “despierta”, por expresarlo de una manera gráfica, su forma de pensamiento individual y se expresa dicho pensamiento.

Estas formas de pensamiento que están en el ambiente corresponden prácticamente todas a pensamientos negativos, de miedo, de dolor, de carencias, etc. Con lo cual los pensamientos habituales de las gentes son ese tipo de pensamientos negativos, haciendo que esas formas de pensamiento crezcan en ellos y en el entorno.

En el ambiente no se encuentran las formas de pensamientos positivos ni de pensamientos elevados porque no son habituales en las personas. Para que se encontraran en el ambiente, muchas personas durante mucho tiempo tendrían que tener esos pensamientos, en un principio de manera consciente, para que llegara el día en que se descargaran en las personas, y les afectara, como ahora lo hacen los pensamientos negativos.

Estos pensamientos que están en el ambiente son una especie de pensamientos globalizados, no de ahora, han ido creciendo con el tiempo, y se encuentran dominando los pensamientos de las gentes en determinados conceptos: el terror a la muerte, las ansias de poder, la ambición por el dinero, la relación de pareja, la preponderancia del hombre sobre la mujer, la obsesión por el sexo, la lucha de clases, el enfrentamiento de religiones, el desprecio a las minorías, etc., etc., y se encuentran en todas partes, en zonas más o menos extensas del planeta.

Por supuesto que el que muchas personas opinen lo mismo sobre un mismo concepto no quiere decir que sea cierto, sólo quiere decir que hay más personas equivocadas.



Si los seres humanos consiguiéramos invertir la tendencia de esos pensamientos globalizados se invertiría nuestra vida, pasaríamos de ser infelices a vivir la felicidad, cambiaríamos la tristeza por la alegría y la ansiedad por la paz interior. Solamente tienen que cambiar los pensamientos un determinado número de personas para que vayan desapareciendo esas formas de pensamientos globalizadas y se vayan sustituyendo por otras.

No es una tarea fácil. Porque para que una persona pueda cambiar un pensamiento, que tiene una autopista marcada desde el cuerpo mental hasta el cerebro, por un pensamiento que ni tan siquiera tiene un sendero, se necesita actuar en diferentes frentes:

-          Se necesita “Atención permanente”, para que en cuanto se sea consciente de la aparición del pensamiento objeto del trabajo se sustituya por un pensamiento positivo y contrario.

-          Es necesario que ese pensamiento positivo y contrario se mantenga en la conciencia el mayor tiempo posible, para lo cual habría que repetirlo en el interior como si de una letanía se tratara, cuanto más tiempo mejor.

-          Actuar siempre en sentido contrario a lo que indica el pensamiento conocido.

Pues para que cambie la forma de pensamiento global, han de hacer lo mismo cientos, miles, millones de personas.

No, no es fácil, pero algún día se tendrá que cambiar la tendencia. Si queremos que la vibración de la Tierra cambie a mejor, si esperamos la elevación global de la Tierra, ha de mejorar su vibración de manera global. Forzosamente han de cambiar esas formas de pensamiento globales. ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no comenzamos nosotros?

Te propongo un plan: Colocaré pensamientos en Facebook, por ejemplo uno por mes. Y cada uno meditar diez minutos diarios repitiéndolo de manera consciente como un mantra, y después a lo largo del día repetirlo como si de un mantra o una letanía se tratara cuanto más tiempo mejor. Compartir esa entrada con todos los amigos, en todos los grupos a los que pertenecéis, ya que cuantas más personas vayan repitiendo nuestro pensamiento mensual mejor. Para recordarlo se compartiría cada día.

Para saber si merece la pena, dar “me gusta”, o comentar para mejorar la idea.

Para comenzar podíamos hacerlo con:


“YO SOY EL ALMA, YO SOY UN HIJO DE DIOS,

YO SOY UNO CON DIOS, YO SOY UNO CON EL TODO”



domingo, 15 de noviembre de 2015

En el nombre de Dios


            Unos matan físicamente en nombre de Dios, y lo hacen porque tienen escrito que tienen que dar muerte al hereje, hasta que abra los ojos y se convierta a la verdadera religión, mientras el resto del mundo se rasga las vestiduras con más o menos ensañamiento en función de quien es el muerto, ya que los muertos occidentales del primer mundo parece que tienen más valor que los muertos orientales de países subdesarrollados.
            Pero muchos de los que se rasgan las vestiduras también matan, solo que lo hacen de manera más sutil, lo hacen emocionalmente, y también matan en nombre de Dios. ¿No sabes quiénes son?, pues son todos aquellos que condenan al fuego eterno a los pecadores, a los homosexuales, a los divorciados, a las madres solteras. Pero curiosamente para ellos no son pecadores los que organizan las guerras, los que venden las armas, los que tienen condenados al hambre y la miseria a los que viven en el segundo y el tercer mundo.
            Y todos, utilizando a Dios como paraguas responsable. Deben de pensar que como lo hacen en nombre de Dios van a gozar del Paraíso. Pobres infelices unos y otros. A Dios le da igual. Y le da igual porque para Él tiene el mismo valor el terrorista que asesina que el asesinado, el terrorista emocional y el condenado, todos somos iguales ante Dios, todos somos sus hijos.


            Dios es Amor y nos ha dado algunas cosas, a todos lo mismo: Nos ha dado un alma individual que es su misma Esencia, nos ha permitido cumplir nuestro deseo de tener una experiencia humana, nos ha entregado un Plan de Vida consensuado con todas las partes para caminar por la materia y nos ha dado libertad para hacer lo que consideremos oportuno. Y es lo mismo que les ha dado a los terroristas. En ningún Plan de Vida habla de matar ni física ni emocionalmente, en ningún Plan de Vida habla de conversión, en ningún Plan de Vida habla de pecado, en ningún Plan de Vida habla de religión. Los Planes de Vida hablan de Amor, hablan de caridad, hablan de misericordia, hablan de ternura, hablan de hermandad.
            Todos, el asesino y el asesinado, se van a encontrar en el mismo lugar, sin odio, sin rencor, sin venganza, sin fanatismo, todos iguales. No seamos diferentes aquí “abajo”.
Orad por los muertos, pero orad también por los que lo han hecho, lo necesitan más. No condenéis a nadie porque os convertiríais en lo mismo, en fanáticos, en terroristas emocionales. Entender a todos, solo tienen pensamientos erróneos, y si llegáis a sentir ofensa, perdonar. Perdonar hasta que sintáis al terrorista, del tipo que sea, como vuestro hermano, y orad por él.     

         

viernes, 13 de noviembre de 2015

Misión de vida


            Saber cuál es la misión de cada uno en la vida es posiblemente uno de los mayores anhelos que pueden tener los seres humanos. Es curioso, porque incluso las personas que viven separadas de Dios tienen ese anhelo, muchos de los que no creen en la reencarnación también, y muchos católicos y miembros de otras religiones que parece que su única misión sea cumplir los preceptos para no ir al infierno también. Prácticamente todos los seres humanos quieren saber cuál es su misión o su trabajo más importante a realizar en su vida.
            La misión de vida existe, es real, y la misión de cada uno aparece reflejada con todo lujo de detalles en el Plan de Vida que cada ser humano confecciona antes de llagar a la vida física.
         El conocimiento de ese Plan de Vida está en cada ser humano, no tan claro como nos gustaría, pero está. Tiene conocimiento de él el alma, y su instrumento que es el corazón va enviando impulsos al ego, en forma de intuiciones, necesarios para que las partes importantes de ese Plan se vayan realizando, entre ellas la misión a realizar.
            Si “alguien” no lo dice de manera explícita, (algún Maestro del otro lado de la vida, a través de algún médium), es difícil saber si eso que la persona está realizando es la misión pactada en el Plan de Vida. Pero aunque no se sepa de manera clara hay marcadores que pueden indicar que se está en el camino correcto. El más importante es cómo se siente la persona. Puede realizar mil actividades, como es el caso de la persona que relataré a continuación, pero hay una en concreto que es en la que más cómoda se encuentra la persona, a pesar de que pueda ser una especie de actividad tangencial que realiza casi de rebote. Otro marcador puede ser como reciben esa actividad las personas receptoras de ese trabajo: Normalmente tiene un índice grande de aceptación.


            No todas las misiones son espirituales, las hay materiales, ya que los seres humanos no solo tienen que saber entrar a su interior, para eso ya tendrán especialistas que les muestren el camino, por ser esa su misión, sin embargo, también necesitan saber cómo desenvolverse en sociedad, dentro de su cuerpo, con respeto, con generosidad. No somos solo un espíritu, también somos un cuerpo. Recordar: “ser” es el espíritu, “humano” es la materia. Y todo lo que el ser humano tiene que hacer en esta vida lo ha de hacer desde su cuerpo, por lo tanto también necesita guía.
            Trabajar en un Centro de Sanación, en el que además se hace yoga, meditación, cursos y talleres de formación no sólo de terapeutas sino también para la vida, da la oportunidad para conocer a muchas personas, todas especiales, pero algunas muchísimo más especiales.
            Antes de seguir quiero decir que tengo permiso de Fran para relatar su historia en cuanto a su misión se refiere.
            Cómo él dice acaba de estrenar el último tercio de su vida, (Acaba de cumplir sesenta años y dice que espera vivir noventa). Es psicólogo y terapeuta Reiki, y combina ambas especialidades en el tratamiento con sus pacientes. Además es practicante de yoga y medita con cierta frecuencia, no cada día, pero no menos de cuatro días a la semana.
            Él dice que desde que tiene uso de razón espiritual, más o menos sobre los treinta años, siempre ha querido saber cuál era su misión en esta vida. “Por supuesto que me gustaría ser un gran líder espiritual para llevar a miles o millones de personas a la Luz”, cuenta con un tono de decepción en su voz, y sigue “Sin embargo, parece ser que soy una especie de acomodador, como esos que te acompañan en los cines con su linternita cuando has llegado con la película ya comenzada. Pero aunque pueda parecer lo contrario, me siento inmensamente feliz”.
            Cuando me contaba esto le rogué que fuera un poco más explícito, que no entendía mucho.
            “Desde siempre”, siguió, “a mis pacientes les hablaba de Dios, trataba de hacerles entender que no eran ese montón de carne y huesos, que eran mucho más. Esto se lo decía y digo de mil maneras diferentes para que llegaran a entender que somos un alma, que todos somos hermanos porque somos hijos de Dios y que nuestro fin solo era la vuelta a Dios de dónde venimos”. “Pues bien, parece ser que esta es mi misión importante en la vida, enseñar el camino de vuelta a casa a todos”.
            “Y ¿Cómo lo sabes?”, pregunté yo.
            Prosiguió: “Hice una canalización en la que el Maestro que daba la información me dijo textualmente que mi misión era ayudar a la gente a regresar al camino que Dios les ha asignado. Dijo también que estaba a la mitad del camino y que aun me quedaba mucha gente por conocer y muchas cosas pendientes. Dijo que tenía que entender que tan solo era una herramienta de Dios, el más pequeño de sus servidores”.
            “Como te decía antes me podía el orgullo cuando pensaba en ser un gran líder al que siguieran miles de personas. Pero ahora que sé que soy una herramienta de Dios y uno de sus servidores, aunque sea el más pequeño, creo que me siento aun más orgulloso. Llevo con honra el uniforme de acomodador. ¡Te imaginas ser uno de los servidores de Dios!”.
            No todos tienen la suerte de saber cuál es su misión, pero no importa, ¡Sigue haciendo eso que haces!, todos no pueden ser grandes maestros, pero mira cómo funciona la vida material: Para llegar a la universidad es necesario que un maestro te enseñara a leer y a escribir. Ese maestro no es menos importante que el que te ayuda en la tesis o te enseña una maestría. Todos somos necesarios, todos somos importantes, todos somos herramientas de Dios, aunque seamos los más pequeños. Ya creceremos.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Aquí está la solución a tus problemas (y final)


             Es muy fácil decirlo, pero me ha costado bastante tiempo llegar a mi interior, y además, cuando consigo llegar, siempre sucede algo, un ruido, una música, un pensamiento, que me devuelve de inmediato al exterior volviendo a la locura de la vida, y además no soy consciente de inmediato, tardo en reaccionar. ¡Engancha tanto la mente!


Sin embargo, algo sucede cuando entro: La locura se vuelve paz, el deseo se vuelve aceptación, el deseo de venganza se vuelve perdón, la tristeza se transforma en alegría,  el estrés se vuelve sereno, el orgullo convive con la humildad y el desdén se vuelve compasivo. La preocupación desaparece y el miedo se desvanece en brazos del amor. Encuentro justificación a la sinrazón del mundo, me olvido de juzgar a mi vecino y de criticar a mi jefe, entiendo a todo el mundo. A mí no me importa. Todo está bien.
Los deseos materiales se evaporan como el humo, y aparecen otro tipo de deseos, los deseos espirituales, pero no agobian, no preocupan, todo tiene su tiempo, las cosas de Dios también lo tienen.
Dentro de mí no existe ni pasado, ni presente ni futuro. Sólo ahora. Sé que soy un ser espiritual viviendo una experiencia humana, sé que soy lo que quiero ser, sé que nada en la vida es permanente, ni importante, ni imprescindible, sé que todo es pasajero, ya que también lo es la misma vida.
Sé todo lo que necesito saber, y tengo todo lo que necesito tener. No necesito más. Todo está en mi interior. Todo está bien.


sábado, 7 de noviembre de 2015

Saber como soy


“Yo soy lo que quiero ser”.
¿Es cierto?, me asombra saber
que soy así porque es lo que yo quiero.
Yo no quiero ser eso.
Hari Krishan Singh

Si realmente te interesa saber cómo amas o saber cómo eres, puedes preguntar a los que te rodean. Ellos dan en el clavo seguro. Nosotros lo tenemos difícil para saber cómo somos porque, según leí en algún sitio que no recuerdo, solo alcanzamos a ver nuestra sombra.

Otra manera de saber cómo somos y cuáles son nuestras debilidades y nuestras fortalezas es observar como tratamos a los demás. Es difícil juzgar o criticar algo que no se conoce, por lo tanto cada juicio que hacemos de otros, cada critica con la que les obsequiamos, cada consejo gratuito que regalamos, es una demostración de que conocemos en carne propia ese hábito, ese vicio, esa mala acción, sabemos incluso como salir de eso que juzgamos negativo, por eso aconsejamos, aunque no se siga el propio consejo, ya lo dice el refrán: “Es más fácil predicar que dar trigo”.

El problema estriba en que somos incapaces de seguir nuestro propio consejo, e incluso nos sentiríamos muy molestos si alguien se atreviera a juzgarnos como lo hacemos nosotros.

¿Por qué será?, ¿Somos diferentes, o nos parece a nosotros?, ¿Nos creemos mejores?, pues no. Somos exactamente iguales, ni mejores ni peores. Bueno, exactamente iguales tampoco somos: Somos iguales en esencia, ya que nuestra parte divina es la misma, pero difiere la conciencia. No puede ser igual de consciente el ego de un alma que se encuentra en su tercera vida que el de otra que se encuentra en la vida quinientas treinta y seis. Se supone que el ego del alma que recién se está incorporando a la vida tiene un nivel de conciencia inferior, que aun se encuentra lejos de Dios y del resto de almas, pero curiosamente, aunque resulte paradójico, estos egos se creen el ombligo del mundo.


Según se crece en conciencia, aumenta el Amor, aumenta la conexión con el resto de almas, aumenta el acercamiento a Dios, aumenta la comprensión, la tolerancia y el silencio. Según se crece en conciencia se sabe que de nada valen los consejos, porque nadie cambia hasta que no lo decide la propia persona y cuando eso sucede, si necesita ayuda o consejo ya se encarga de solicitarlo. Normalmente quien más habla, juzgando, criticando, aconsejando, es quien menos sabe y quien más debería de callar. Los que saben callan porque entienden que no sirve de nada la palabra y dedican su silencio a bendecir en su interior a los que hablan para que algún día escuchen su propia ignorancia. Los que saben callan y actúan, porque saben que el ejemplo es la mejor enseñanza, como dijo Albert Einstein “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”.  

Así que recuerda que todo lo que ves en quien está delante, es lo que tu eres visto en otro cuerpo, es tu propio reflejo.


La vida sin Amor

Es mayor nuestro deseo de ser espirituales,
que nuestra voluntad para trabajar y conseguirlo.
Hari Krishan Singh

La sociedad está total y absolutamente centrada en la materia, manteniendo completamente abandonado al espíritu. Alguien puede pensar que para mantener el espíritu ya están las religiones, sin embargo, tampoco es así. 

¿Cómo aprendemos en nuestro crecimiento?, ¿Qué saben del Amor nuestros padres, nuestros maestros, nuestros modelos?, no saben nada, absolutamente nada. Esta es la raíz del problema. Los que tienen que enseñar lo que es el Amor, lo que es la felicidad, lo que es la paz a los que llegan a la vida, no saben. Por eso cuando sus hijos crecen y tienen que enseñar a sus propios hijos, tampoco saben.

Alguna vez, alguien tendrá que romper la inercia de ignorancia que inunda la Tierra. Y aunque es cierto que cada vez son más las personas que comienzan a tener un conocimiento teórico de la auténtica realidad de la vida, es necesario que esa teoría se concrete en práctica para que la nueva enseñanza se cimente en los conocimientos realmente necesarios para superar con nota la principal asignatura de la existencia del alma: El Amor.
 
Pero pasar de la teoría a la práctica es un paso complicado en el que se necesita una buena dosis de voluntad para dejar de leer, o de ver, o de escuchar, para practicar. Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría. Y hoy por hoy, todo queda en las frases bonitas que colgamos en las redes sociales o en los libros que vamos leyendo antes de dormir o en los medios de transporte. Es más un deseo de ser espiritual que trabajar para conseguirlo. Pero menos es nada, está bien, por algo se empieza.

Si los Maestros, si los guías, si todos los que nos contemplan desde el otro lado de la vida, pudieran expresar alguna emoción, sería expectación. Ellos que están poniendo a nuestro alcance, de manera permanente, los medios para que podamos conseguir nuestro fin, pueden comprobar cómo no solo vamos desperdiciando todas las oportunidades vida tras vida, sino que cargamos a nuestras espaldas nuevos episodios de desencuentros con nuestros hermanos.

Y no se molestan, y no se enojan, y no lo tienen en cuenta para privarnos de nuevas oportunidades, ellos siguen cuidándonos con mimo y nos siguen ofreciendo y entregando su Amor de manera desinteresada, de la misma manera que lo hace una madre hacia su bebé recién nacido.

Habría que ver como se comportarían nuestros egos en las mismas circunstancias: Ofreciendo oportunidades que son reiteradamente rechazadas. Es seguro que se escucharían comentarios como: “Púdrete, con todo lo que hago por ti y no lo aprovechas”, “Nunca más me pidas ayuda”, “Desagradecido”, “Todo lo hago por tu bien”, y un sinfín de lindezas por el estilo. Es lo que hacemos habitualmente.



Dios no lo hace y sus ayudantes más cercanos tampoco. En nuestro comportamiento está la primera diferencia, ahí está la prueba irrefutable de nuestra falta de Amor. Llevemos el ejemplo a nuestra vida diaria. ¿Somos capaces de demostrar esa paciencia infinita, que no es más que una demostración de Amor, con cualquiera de nuestra familia o amigos?

Conocemos de sobra como es la vida sin Amor porque es nuestra propia vida, porque es la vida de la Tierra. ¡Cuántos momentos de tristeza, de ansiedad, de dolor, de melancolía, de miedo!, ¡Cuanta locura, cuanta sinrazón!, ¡Cuántas muertes, cuanta hambre, cuanta injusticia! Nada de eso se tiene o se da cuando se Ama. La vida que podríamos disfrutar por su increíble belleza, la hemos convertido en un valle de lágrimas. Todos los frutos que regala la generosidad de la Tierra los acaparan cuatro que los venden al resto a precio de oro. Nos matamos los unos a los otros física y emocionalmente por una moneda, por un espacio de poder, por un instante de gloria.

Queremos poder, queremos gloria, queremos riquezas, pero tenemos mal enfocado nuestro objetivo, porque queremos conseguirlo a costa de nuestros hermanos, explotándoles a ellos, robándoles, engañándoles, matándoles. Hay que variar ciento ochenta grados la mira y apuntar al corazón, a nuestro corazón, y dispararle sus propios dardos, que no son otra cosa que amor.

Cada dardo lleva implícito una de esas frases bonitas que corren por las redes sociales, para que su esencia impregne cada célula y paulatinamente se vaya integrando en el ser.

Permitámonos recordar alguna de las frases para comenzar el trabajo de integración:

Es dando que se recibe.
            Quien realmente Ama sólo desea la felicidad del otro.
Es bendiciendo como somos bendecidos.
Juzgar y criticar diciendo “Es por tu bien”, no es Amor, es ego.
Es amando como vamos a recibir amor.
No desees para los demás lo que no deseas para ti.
Con la vara que mides te medirán.
Somos lo que pensamos.
Vivimos la vida que hemos decidido vivir.
Si algo de tu vida no te gusta cámbialo. Si no puedes acéptalo.
El resultado siempre será el mismo si siempre haces las cosas de la misma manera. Si quieres que cambie el resultado final has de modificar la manera de hacer.
El pensamiento es creador.
No dejes que tu mente te lleve al pasado, ya pasó. No dejes que te lleve al futuro, es fantasía. Déjala serena y tranquila en este momento.
Cuando pienses, cuando hables, cuando hagas piensa que quien está delante de ti eres tu mismo.
Somos esclavos de todo lo que hemos conquistado.
Antes de intentar cambiar a otros cambia tú.
Tus pensamientos y tus acciones de hoy están determinando como será tu mañana.
Solo se puede ser feliz quien se conforma con todo.

Mientras no se cambie el punto de mira no solo no viviremos en el Amor, sino que ni tan siquiera se puede saber de qué se está hablando. Es seguro que los que se han erigido en “jueces del mundo”, en “críticos intolerantes”, en “perfeccionistas de los demás”, desprecian cualquier idea o creencia que no sea coincidente con la suya propia. Esa es una manifestación más de la falta de Amor y de la sobredosis de miedo que arrastran, porque de la misma manera que la oscuridad es falta de luz, la falta de Amor provoca miedo. Miedo a que otros sean mejor que él, miedo a que le quiten la razón, miedo a que le engañen, miedo al ridículo, miedo a lo que puedan pensar los demás, miedo a perder lo que ha conseguido, miedo a la muerte, miedo a la vida. Aunque pudiera parecer lo contrario, no se valora a si mismo, por eso es imposible que conozca la valía de los demás, tampoco se respeta, razón por la que maltrata a todo el mundo, camina por el mundo aterrado tratando de ver entre las sombras para preservar su integridad. Vivir así es no vivir, y no vive porque no sabe de Amor.

Puede parecer exagerado, pero no lo es. Reflexiona sobre tu vida. Es posible que encuentres alguna coincidencia, y si no la encuentras en tu vida, (a veces nos cuesta ver realmente como somos), observa las vidas de los que te acompañan en ella.


Sabemos que algún día finalizará tremenda locura, aunque desde el observatorio actual de la vida no parezca próximo dicho fin.