“Yo soy lo que quiero ser”.
¿Es cierto?, me asombra saber
que soy así porque es lo que yo quiero.
Yo no quiero ser eso.
Hari Krishan Singh
Si realmente te interesa saber cómo amas o
saber cómo eres, puedes preguntar a los que te rodean. Ellos dan en el clavo
seguro. Nosotros lo tenemos difícil para saber cómo somos porque, según leí en
algún sitio que no recuerdo, solo alcanzamos a ver nuestra sombra.
Otra manera de saber cómo somos y cuáles son nuestras
debilidades y nuestras fortalezas es observar como tratamos a los demás. Es difícil
juzgar o criticar algo que no se conoce, por lo tanto cada juicio que hacemos de
otros, cada critica con la que les obsequiamos, cada consejo gratuito que
regalamos, es una demostración de que conocemos en carne propia ese hábito, ese
vicio, esa mala acción, sabemos incluso como salir de eso que juzgamos
negativo, por eso aconsejamos, aunque no se siga el propio consejo, ya lo dice
el refrán: “Es más fácil predicar que dar trigo”.
El problema estriba en que somos incapaces de seguir
nuestro propio consejo, e incluso nos sentiríamos muy molestos si alguien se
atreviera a juzgarnos como lo hacemos nosotros.
¿Por qué será?, ¿Somos diferentes, o nos parece a
nosotros?, ¿Nos creemos mejores?, pues no. Somos exactamente iguales, ni
mejores ni peores. Bueno, exactamente iguales tampoco somos: Somos iguales en
esencia, ya que nuestra parte divina es la misma, pero difiere la conciencia.
No puede ser igual de consciente el ego de un alma que se encuentra en su
tercera vida que el de otra que se encuentra en la vida quinientas treinta y
seis. Se supone que el ego del alma que recién se está incorporando a la vida
tiene un nivel de conciencia inferior, que aun se encuentra lejos de Dios y del
resto de almas, pero curiosamente, aunque resulte paradójico, estos egos se
creen el ombligo del mundo.
Según se crece en conciencia, aumenta el Amor,
aumenta la conexión con el resto de almas, aumenta el acercamiento a Dios, aumenta
la comprensión, la tolerancia y el silencio. Según se crece en conciencia se
sabe que de nada valen los consejos, porque nadie cambia hasta que no lo decide
la propia persona y cuando eso sucede, si necesita ayuda o consejo ya se encarga
de solicitarlo. Normalmente quien más habla, juzgando, criticando, aconsejando,
es quien menos sabe y quien más debería de callar. Los que saben callan porque
entienden que no sirve de nada la palabra y dedican su silencio a bendecir en
su interior a los que hablan para que algún día escuchen su propia ignorancia.
Los que saben callan y actúan, porque saben que el ejemplo es la mejor
enseñanza, como dijo Albert Einstein “Dar ejemplo no es la principal manera de
influir sobre los demás, es la única manera”.
Así que recuerda que todo lo que ves en quien está
delante, es lo que tu eres visto en otro cuerpo, es tu propio reflejo.
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