Todo es conciencia, todo es para cada uno, tal como cada uno lo piensa y lo siente, todo está en la conciencia. La conciencia es el factor común de todas las experiencias. Siente que tú sólo “estás”………, que sólo estás simplemente presente…….., que no está pasando realmente nada, que todo es producto de tu conciencia. Observa que todo empieza y acaba en esa conciencia tuya que ahora mismo está presente. Los coches que pasan, la tierra girando alrededor del sol, una guerra al otro lado del mundo, tus pensamientos. Todo se desarrolla en tu conciencia…….., en este instante………, ahora.
Pero tu conciencia no siempre está presente, si tú te desmayas o te duermes, para ti no existen ni los coches pasando, ni la tierra girando, ni las guerras, ni tu pensamiento, para ti no existe nada de eso, mejor dicho, para ti no existe nada. Y si no existe para ti, ¿Seguirán pasando los coches? ¿Seguirá girando la tierra? ¿Seguirán las guerras? Seguramente contestarás que sí, que sigue pasando. Pero aunque siguiera pasando todo eso, a ti ¿Qué más te da si no te enteras?
Además, ¿Cómo sabes que todo eso sigue pasando? ¿Por lo que te cuentan? Y ¿Cómo sabes que lo que te cuentan es lo que está pasando realmente? ¿Cómo sabes que tu conciencia y tu percepción son similares a las de otra persona? Si fuera así, todos seriamos prácticamente iguales, tendríamos los mismos coches, votaríamos al mismo partido, etc., etc., y no pasa, y si eso no pasa, ¿Por qué ha de pasar que dos personas con distintos estados de conciencia sean conscientes al cien por cien de la misma percepción?
Aun hay más, tu aspecto físico, tu sufrimiento, tus penas y tus alegrías, todas tus emociones, también son conciencia, también son tus pensamientos. ¿Qué pasaría si apartaras la conciencia de todo eso? ¿Qué pasaría si tu conciencia estuviera siempre centrada en tu respiración, por ejemplo? Pasaría que no tendrías conciencia de tu aspecto físico, pasaría que no tendrías sufrimiento, ni penas, ni alegrías, ni emociones; porque sólo habría respiración, que es donde tienes centrada tu conciencia. Y si no tienes, por ejemplo, conciencia de tu cuerpo físico, ¿Qué crees que pasaría? Que no le darías poder a ninguna sensación de tu cuerpo: No habría cansancio, no habría dolor.
En los aspectos emocionales, ya está claro que todo depende solamente de nuestro pensamiento, de nuestra conciencia, pero ¿Cómo afecta la conciencia físicamente? Podríamos llegar más allá……., como por ejemplo, que podríamos, incluso, influir en el aspecto de nuestro propio cuerpo. Las células del cuerpo están muriendo y naciendo de manera permanente, y las que van naciendo, lo van haciendo con la información de la célula madre: aspecto, enfermedad, etc. Pero la información de la célula madre no es más que nuestra propia conciencia, ¿Qué pasaría si apartamos la conciencia de nuestro propio aspecto? ¿Nacerían las nuevas células con la misma información que cuando fueron creadas, es decir, sanas, con la información de la conciencia divina, o con la información actual de la conciencia social?
Lo vamos a dejar aquí, porque para llegar a afectar al cuerpo sería necesario un dominio total de la mente, y no creo que sea el caso de ninguno de los que leemos este blog o escribimos en él.
Pero por intentar dominar totalmente a la mente que no quede. ¿Todavía no meditas? ¿Sabes que grandes mujeres y hombres de la historia lo hacían? ¿Sabes que Jesús, y Buda, y Tagore, y Ghandi, y San Francisco, y Santa Teresa, y tantos y tantos más, meditaban? Por cierto, orar, (no como los papagayos), también es meditación. La oración, la meditación y el silencio, son las únicas maneras de dominar la conciencia, de dominar el pensamiento, de dominar la mente.
Si ya meditas, ¡enhorabuena!, si no lo haces, ¡empieza ya! Puedes hacerlo solo sintiendo tu respiración, sintiendo cada inhalación y cada exhalación, puedes incluso contarlas; y cuando te encuentres que estás pensando, a la segunda o tercera respiración, vuelve al principio, vuelve a comenzar por uno, una y otra vez, tantas veces como tu mente te saque de donde tú has decidido estar: la respiración. Hazlo cada día, no menos de once minutos.
En poco tiempo te darás cuenta de que empiezan a llegar cambios a tu vida, física y emocionalmente, te darás cuenta de que empiezas a dominar tu conciencia, y por lo tanto tu vida.