El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 11 de mayo de 2011

Avanzar etapas

                Hay una cita de Lao Tse que dice: “Un viaje de mil millas empieza con un paso”. Para llegar al final de cualquier viaje es necesario dar ese primer paso, y otro, y otro, y muchos más; no vamos a llegar al final del camino, sin haber recorrido cada paso de ese camino, no hay atajos,

            Así es nuestra vida. Un día abrimos un poquito los ojos y nos preguntamos qué hacemos aquí, y leyendo, o asistiendo a seminarios, empezamos a plantearnos que la vida tiene que ser algo más, que no puede ser lo que nos han vendido, que es una sinrazón el montaje que la sociedad nos presenta, entre otras razones, o quizás la razón más importante: Es que ese montaje no nos hace felices, y no sólo no nos hace felices, sino que nos ata a una rueda de ansiedad, de angustia, de sufrimiento, de desigualdades. No puede ser bueno lo que nos enseñan nuestros educadores, nuestros políticos, nuestras religiones, nuestros periodistas, nuestra televisión; porque sólo buscan la explotación, la explotación del hombre por el hombre.
            Y en esas lecturas, o en los seminarios, o en las clases de yoga, o en las meditaciones, empezamos a comprender que la vida es un viaje, un aprendizaje, y que ese aprendizaje puede realizarse con alegría, y que aunque parece que no hay un final de viaje, si hay un camino que recorrer, y que ese camino no lo vamos a recorrer a lomos de nadie, y menos a lomos de nuestros explotadores. Ese camino, como el viaje de Lao Tse se ha de recorrer paso a paso, en solitario, sin saltarnos ninguna curva, sin tratar de engañar a nadie, ya que en ese camino no hay vigilantes, el único vigilante somos nosotros mismos, no se pueden hacer trampas en el recorrido, ya que el engaño sólo supone un paso atrás.

            ¿Cuáles son los pasos que se han de dar?  No son muchos los pasos que nos separan del final de la etapa de la vida, de cada vida, ya que cada vida es una etapa.
            Las claves para llegar al final de esta etapa, que es la que hemos elegido transitar, son:

- Desidentificarse del cuerpo.
- Sentir a tus semejantes como tus hermanos.

- Vivir desde el corazón.
           Desidentificarse del cuerpo: Si amigos míos, mientras creáis que sois ese cuerpo alto o bajo, hombre o mujer, viviréis para él, para satisfacerle. Y eso sólo va a llevaros a la separación, a defender el cuerpo y todo lo que a él esté agregado: Vuestro honor, vuestra vida física, vuestras pertenencias, vuestras creencias. Así permitiréis el sufrimiento, el vuestro y el de vuestros hermanos.

          Empieza a creer que no eres un cuerpo, empieza a creer que eres un alma, ya que ese cuerpo que te has dado es únicamente el vehículo que está, de alguna manera, transportando tu alma en este tramo del camino. Y después de tener claro lo que eres, vive como tal: El alma no necesita defensa porque es inmortal, nadie puede hacerla daño, no tiene que defender sus pertenencias porque lo tiene todo y lo tendrá para siempre, no tiene creencias porque está en posesión de la Verdad.
          Sentir a tus semejantes como tus hermanos: Tus semejantes como tú, también son alma. Al que llamas tu hermano porque ha nacido de la misma madre terrenal, sólo va a ser hermano, hermano de cuerpo, hermano del vehículo en que transitáis los dos, en la etapa de una vida. Pero el resto de tus semejantes, a los que no consideras tus hermanos, son los verdaderos hermanos, desde siempre y para siempre, porque todos venimos del mismo Padre, todos venimos del mismo Dios.  

          Aprende a sentir y a tratar a todos tus semejantes, ni tan siquiera como un hermano, sino como si fueras tú mismo. Es la única manera de no juzgar, de no explotar, es la única manera de intentar, por encima de todo, de hacer felices a todos los que te encuentres en tu camino, es la única manera de avanzar siempre adelante, porque no tendrás débitos con ninguno de tus hermanos, porque no dejarás sin resolver ninguna deuda.
          Y por último, vive desde el sentimiento que impele tu corazón. Tu mente sólo es el guardián de tu cuerpo, es la que favorece la separación, es la portadora de las creencias, es la que lleva con orgullo el estandarte del honor. Vivir desde la mente es vivir desde el cuerpo, mientras que el corazón es el garante del alma, es el garante del amor, es el faro que va a iluminar tu camino de vuelta a casa.  

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