El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 3 de mayo de 2011

¿Quién es el loco?

            Son las seis de la tarde y en Cusco ya ha caído la noche. No se ven las montañas que rodean la ciudad y que también rodean mi casa, ya que a través de las ventanas, mire al norte, al sur, al este o al oeste, sólo veo montañas, sólo veo los Andes. Pero ahora en la oscuridad de la noche parece que su inmensidad se ha diluido con la luz del Sol. Donde había montañas sólo hay oscuridad, y debajo de esa negrura, las luces de la ciudad, y encima de la negrura, las estrellas titilando para llamar la atención de unos pocos que nos quedamos embelesados con su brillo.
            Y yo, en mi locura, o en mi cordura, como no veo las montañas me pregunto: ¿Dónde se habrán ido las montañas?, ¿Se las llevará el sol cuando desaparece? Porque si no las veo, ¿Será que no existen?, o si existen, pero no las veo.
            ¿Crees que me he vuelto loco?, y entonces qué opinas de aquellos que no creen en el alma porque no se ve, o no creen en una vida del espíritu porque no sale en la tele, o de los que cuestionan que seamos hijos de Dios porque no han visto el libro de familia de Dios, o de los que dudan de que tengamos un cuerpo etérico y de que todos estemos conectados porque no ven los hilitos de esa conexión.
            En mi locura o en mi cordura, cuando veo brillando las estrellas, me siguen surgiendo un sinfín de preguntas: ¿Cómo se aguantarán flotando en la nada?, ¿Cómo será posible que en esa nada floten millones y millones de estrellas?, ¿Cómo será posible tanta grandeza?, ¿Quién mantendrá ese orden?
            ¿Aun crees que me he vuelto loco?, y entonces qué opinas de los que se ocupan del tiempo que va a hacer en días posteriores, o de los que se irritan porque no les ha saludado el vecino, o de los que retiran el saludo a su hermano porque no hace lo que el querría que hiciera, o de los que se preocupan porque no saben si tendrán plaza para sus vacaciones.
            Mirando la noche de Cusco a través de mi ventana, escrutando la negrura a través de la nada, me siento más energía, me siento más alma, me siento eterno, me siento más cerca de Dios, me siento, también, más cerca de los hombres, y en mi locura o en mi cordura le pido a Dios que ilumine con su Luz a los que necesitan “ver para creer”, a los que viven las miserias de sus mentes, a los que no saben que su misión no es irse lejos en unas vacaciones, sino bajar a su corazón, aunque sea en el lavabo de su casa, a los que se sienten solos y desvalidos porque se han alejado de su alma, a los que guardan rencor a su hermano, a los que………………..
            Únete a mi locura, asómate a la negrura de tu noche, en Lima, en Barcelona, en Buenos Aires, en Londres, allá donde te encuentres, asómate a tu noche y pide conmigo a Dios que nos envíe su Luz, y nos de fuerzas para aliviar tanto sufrimiento, tanta incomprensión y tanta ignorancia como hay en esta Tierra, que vista desde otras ventanas de nuestro Universo se ve tan sólo como una estrella azul.
            Gracias. Bendito seas, bendita seas, en tu locura o en tu cordura.

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