Hay veces, que en la meditación la mente se distrae, y “casi” no somos conscientes de ello, entreteniéndose con pasajes de la vida real. Otras veces, recibimos algún tipo de información, que en pocos segundos olvidamos, como si fuera un sueño. Esta mañana en un momento de mí meditación recibí, “supongo”, alguna información que cuando quise recordar, se esfumó como el humo, y en su lugar sólo quedaron preguntas: ¿Qué pasará con la vida en la cuarta dimensión, con una medida distinta del tiempo? Si el tiempo en la cuarta dimensión no se aprecia de manera lineal, tal como apreciamos en la tercera, sino en espiral, ¿setenta años de vida serán igual que en la actualidad en esta dimensión? ¿Qué pasará con el cuerpo, si el estado de conciencia de la persona es distinto?
La diferencia entre apreciar el tiempo de forma lineal o en espiral es que, en una hora de reloj de la que actualmente vivimos, se pueden realizar actividades, que medidas en el reloj de tiempo que conocemos, podrían suponer, por ejemplo, tres ó cuatro horas. Y eso solamente ocurre, y ocurre siempre, con un cambio de conciencia, es decir, con una apreciación distinta de la vida; la apreciación que se tiene cuando la mente descansa y se vive la vida con total atención. Esto no es ciencia ficción, es real, y es apasionante. Sólo por vivir esta experiencia merece la pena la “atención total”.
La cuarta dimensión es un estado de conciencia, pero el cuerpo sigue siendo el mismo, la única diferencia estriba en que esa persona tiene una percepción completamente distinta de la vida, como decíamos antes, de “atención total”. A veces defino ese estado como de “encefalograma plano”, ya que la mente está completamente tranquila, sin ningún pensamiento, totalmente centrada en la vida, viendo como desfila esa vida delante de ella.
Por eso las preguntas. Si la apreciación del transcurrir del tiempo en el estado superior de conciencia es tres o cuatro veces más lenta que en el estado de conciencia normal de las personas, el cuerpo ¿se desgastará a un ritmo normal o será más lento su desgaste?, ¿vivirá más tiempo esa persona?
De cualquier forma, sólo es curiosidad, no es importante, ya que una persona viviendo en un estado superior de conciencia, al no tener planteamientos de ningún tipo en la mente, tampoco sobre la enfermedad o la muerte, no tiene ningún tipo de apego, tampoco a la vida.
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Mientras estoy escribiendo todo esto, es como si la información volatilizada como el humo volviera a mí.
Ya tenemos la respuesta: Aunque la percepción del tiempo sea distinta, el diseño del cuerpo fue realizado de tal manera, que desaparecerá cómo y cuando estaba previsto. Aunque en el espacio de su vida la persona haya alcanzado un nivel de evolución importante y sea capaz de vivir en una dimensión superior, el cuerpo desaparecerá tal como estaba previsto. La diferencia está, en que el ser, el alma, habrá aprovechado todas las oportunidades presentadas, acercándose a su esencia divina.
Para acercarse a nuestra esencia divina, no mentalmente, sino integrándolo en nuestro interior, es imprescindible la atención, es imprescindible el cambio de conciencia, es imprescindible que la mente descanse.
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