Desde que me
hice las peguntas del millón, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Qué hago aquí?,
¿Adónde voy?, hace de esto ya mucho tiempo. Hay un tema que ha llamado mi
atención de una manera especial, es un tema que me apasiona: La muerte. Pero no
la muerte física en sí, no soy lúgubre, ni siniestro, ni macabro. Me apasiona
la muerte por el cambio de conciencia que se genera, me apasiona la muerte por la
curiosidad de saber qué es lo que habrá al otro lado de la vida, ya que es
desde ese otro lado de dónde venimos y adonde volvemos una y otra vez. ¿Cómo
será nuestra estancia allá?, ¿Cómo será nuestra relación con los que han sido
nuestra familia en la presente y en anteriores vidas?, ¿A qué dedicaremos el
tiempo?, ¿Estaremos cerca de otras almas más evolucionadas como Jesús o Buda o
Maria?, podría seguir haciendo miles de preguntas, pero no tendría demasiado
sentido. Es una lástima que no nos quede ni un ápice de memoria de nuestra vida
al otro lado.
Con
regresiones y sobre todo con canalizaciones, he podido ir confeccionando un
mapa de mis idas y venidas, o mejor de mis venidas, ya que de las idas al otro
lado de la vida poca es la información creíble recibida.
El mapa
confeccionado llega a abarcar una extensión de cuatro mil años, con información
y curiosidades sobre vidas constatables. Esa información ha llegado a
desmontarme creencias que permanecían arraigadas en mí, y durante un tiempo me
han tenido un poco descolocado, ¿Cómo podía ser que informaciones que aparecían
en publicaciones que parecían serias no fueran más que palabrería? ¡En fin!, de
todo esto creo haber sacado dos enseñanzas importantes: Que no vale de nada conocer
aspectos de otras vidas, excepto por la curiosidad y para algunas cuestiones terapéuticas,
y una segunda que en vez de buscar información en el exterior, tengo que
buscarla en mí, ya que todos estamos en posesión de todo el conocimiento. Esto
lo sabía, al menos teóricamente, pero no puedo dejar de caer en la tentación de
buscar libros y leer. Hay una tercera enseñanza: Lo que es realmente valido e
importante es la vida actual.
Y es
importante la vida actual porque es en ella en la que tenemos que cumplir la o
las misiones programadas. Cada misión está en función del crecimiento de la
conciencia de cada persona. Hay misiones individuales, de aprendizaje y hay
misiones de servicio y ayuda a la humanidad, pero entre estas dos hay infinidad
de matices. Ningún ser tiene programada una misión para la que no esté
preparado, y a ella se ha de llegar como en casi todo en la vida en la materia,
siguiendo las intuiciones, comprobando en que actividad nos encontramos
realmente cómodos, y sobre todo a base de ensayo y error.
Con todo
esto se fortalece mi creencia de que nada es importante, excepto intentar hacer
felices a los que nos rodean. Si lo conseguimos habremos cumplido una parte
importante de nuestro objetivo en la vida. Lo demás, llegará fácilmente sin que
casi seamos conscientes de ello.
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