El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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viernes, 7 de abril de 2023

Jueves Santo

 


Jueves 6 de abril 2023

 

Hoy es Jueves Santo, festividad católico-cristiana, que conmemora la última cena que realizó Jesús con sus discípulos, según cuentan diferentes escritos y, cada Jueves Santo, la iglesia católica quiere que recordemos la experiencia del amor fraterno que Jesús quiso expresar en el gesto del lavatorio de los pies, que es expresión del amor hecho servicio.

Parece un buen día para reflexionar, y mi cerebro, desde primera hora de la mañana, lo ha sentido y ha comenzado con preguntas, un poco etéreas, ya que la respuesta a la pregunta que ha comenzado a hacer, con más insistencia, parece difícil de contestar.

La pregunta es: ¿Cuánto habré crecido a lo largo y ancho de mi vida?  Y este crecimiento no se refiere al cuerpo físico, ya que por lo que respecta al cuerpo estoy bastante crecidito. Se refiere a mi sabiduría. Ella es la que tiene que crecer.

La respuesta de cuanto he crecido no es tan clara como decir que dos más dos son cuatro. Es algo más complicado y, para tratar de acercarme a la respuesta, he partido de la idea del amor hecho servicio. Es decir, ¿hasta donde llega mi capacidad de servir?

Aunque antes de analizar la evolución de mi vida como servicio creo que sería bueno saber cual es mi punto de partida o, lo que es lo mismo, saber desde que nivel de sabiduría he comenzado la andadura de mi vida.

Tengo muy claro que todo es cuestión de creencias. Lo que yo creo es verdad para mí, así como lo que tú crees es verdad para ti. Y cada uno, tú y yo, nos vamos a mover por la vida en función de esas verdades que, por supuesto, no van a ser iguales, incluso, pueden ser opuestas, (aunque por eso no tenemos que pelearnos. Tenemos que respetarnos).

La misma sabiduría es, no solo, la aceptación de determinadas verdades, sino la actuación y el comportamiento, de manera coherente, en consonancia con dichas verdades. Es decir, pensar, hablar y actuar de manera congruente. O, lo que es lo mismo, se trata de actuar según lo que se habla y de hablar según lo que se piensa.

 Por lo tanto, pienso que, si analizo cada una de mis creencias, sobre la vida, sobre Dios, sobre la muerte, sobre el amor, sobre la Creación, entre otras, podré saber cuánto ha sido mi crecimiento.

Siempre me ha parecido que la vida y Dios son dos conceptos que parecen estar muy unidos. Lo pensaba en mi adolescencia y, lo sigo pensando ahora: “Si somos hijos de Dios y estamos en la vida, seguro que algo tiene que ver Dios con nuestra vida”. Hoy creo que son indisolubles.  

La pregunta que siempre me he hecho es si he nacido para hacer algo concreto, si tengo o, mejor, si cada uno de los seres humanos, tenemos una misión determinada que realizar en la vida. La respuesta a esta pregunta ha sido muy cambiante. Demasiado cambiante. Tanto que no me ha ido danto tiempo para ir asimilando las distintas creencias que han ido apareciendo en relación a la vida.

La primera creencia sobre la vida fue, totalmente, material, porque espiritualidad me enseñaron poca. Todo lo que hicieron mis enseñantes, sobre todo en el colegio, que era muy católico, con una gran influencia religiosa, fue aterrorizarme. Y huyendo de ese terror me volqué en la vida física. Entonces creía que, si no pensaba en una cosa, para mí no existía. Y aunque no sabía muy bien de donde procedía ese pensamiento, resulta que es coincidente con mi creencia actual sobre la vida: Yo puedo crear mi propia realidad.

Pero mejor sigo la secuencia, sin adelantar acontecimientos. Nací en una cuna católica, y eso marca mucho. Me enseñaron que Dios, es nuestro Padre que está en los cielos, que nos ama mucho, gracias a lo cual perdona nuestros pecados, si nos arrepentimos de ellos, pero que si morimos en pecado íbamos de cabeza al infierno. Teniendo en cuenta lo que contaban, entonces, del infierno, pensaba que “mucho amor no parecía tenernos nuestro Creador, cuando nos enviaba al fuego eterno, porque ¿qué padre, por mucho malo que hayas hecho, te castiga de manera tan terrible?

Para alejarme de tanto terror me olvidé del Dios que me estaban enseñando y me creé un Dios a mi conveniencia, pero eso hizo que se acabara mi religiosidad, antes de empezar, y comenzara a practicar una espiritualidad creada a la conveniencia de mis creencias.

Tengo que dejarlo aquí. Es muy tarde. Mañana sigo. 

viernes, 17 de marzo de 2023

Sólo léelo

 


Vivimos en un mundo de fantasía, queremos dos o tres casas, nos gustaría amasar mucho dinero y tener un coche de lujo, o dos, o tres. La belleza física es un merito importante, ya que hemos limitado y reducido nuestra existencia al plano físico. Tiene más mérito darle patadas a una pelota que escribir un libro. Nos falta carácter, voluntad y compromiso. A menudo decimos cosas que no son ciertas, y las decimos sinceramente. Estamos destrozando el planeta. El hombre explota a la mujer, el empresario al obrero, la religión explota a sus seguidores, el político a los suyos y los bancos a todos. Matamos por poder, matamos por dinero, matamos en nombre de Dios.

¿Hasta cuándo?, ¿Cuándo seremos conscientes  de nuestra ceguera, que nos impide ver la presencia de Dios en nosotros, y en todas las cosas?, ¿Cuándo dejaremos de ser una parodia de nosotros mismos?, ¿Cuándo podremos experimentar el ser queridos, respetados y comprendidos, sólo por el hecho de ser seres humanos, con independencia de si se es joven o viejo, hombre o mujer, blanco o negro, cristiano o musulmán?, ¿Cuándo empezaremos a amarnos y a valorarnos a nosotros mismos?, ¿Cuándo dejaremos de pensar en nuestro futuro, para ser conscientes de que nuestro futuro es ahora?

Y ¿Si lo hiciéramos ahora? Ahora es un buen momento para empezar a tener control sobre nosotros mismos, sin dejarnos manipular por nuestra mente, o por los políticos, o por las religiones, o por la cultura del dinero. Ahora es buen momento para no idealizar a nadie más que a uno mismo. Ahora es buen momento para fortalecer nuestra voluntad y nuestro carácter. Ahora es buen momento para empezar a ver a todos como hermanos, y sentir su sufrimiento como propio.  

Si hacemos eso, terminaremos con las desgracias colectivas de la humanidad, como el hambre, la falta de vivienda, la violación, la guerra, el racismo, la discriminación y la contaminación ambiental. Porque nada será mío o tuyo, todo será de los dos, todo será de todos.

Y así será cuando alcances a entender que no eres un cuerpo independiente separado de todo, porque eres energía interconectada con todo y con todos, así será cuando entiendas que no tienes que preocuparte por el futuro, porque el futuro no existe, es ahora; así será cuando sepas que no tienes que buscar a Dios, porque somos Dios, porque cada átomo de nuestro cuerpo físico y energético es Dios. No vale que lo leas, no vale que no discutas, no vale que realices cursos, solo valdrá cuando lo integres completamente en ti, cuando sea una creencia mucho más clara que la creencia de que eres hombre o mujer.

¿Cuándo sabrás que está integrado? Cuando no te importe la crítica de los que todavía viven en la prehistoria. Cuando tu vida sea una vida de ayuda, de servicio, de compromiso. Cuando vivas en el corazón, para tocar con tu energía al corazón de los otros. Cuando sientas que tu vida es plena, es satisfacción, es alegría, es felicidad. Cuando no desees nada, porque sabes que lo tienes todo. Cuando sientas Amor por cada persona, por cada planta, por cada animal, cuando sientas Amor por todo. 

Puedes permanecer anclado/a en tu actualidad de miedos, de envidias, de rencores, de críticas; o dar un paso de gigante y vivir en la gracia, en el conocimiento y el Amor. Esta en tu mano.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Buscando a Dios



Voy a seguir buscando a Dios a pesar de que, a veces, me parece esquivo.

Cuando parece que me da la espalda, voy a tocarle en el hombro, para que sepa que aún estoy aquí.

Cuando parece que camino solo por los barrizales de la vida, calzaré mis botas para no hundirme en el fango y continuar en Tu busca.

Cuando parece que mi mente va a ganar en la lucha fratricida que mantiene con mi alma, voy a grabar Tu imagen a fuego, a veinte centímetros de mi cara, para sentir Tu calor.

Cuando parece que la vida me abofetea, a diestro y siniestro, voy a colocar mis brazos para parar los golpes, mientras te entrego a Ti mis moratones.

Cuando parece que los míos voltean su cara para no ver como caigo, aparecen ángeles desconocidos tratando de amortiguar mi caída. Seguro que son Tus ayudantes.

Cuando parece que estás escondido, busco el agujerito por el que sé que me estás mirando.

Cuando parece que las decepciones son el desayuno en la mañana y la tristeza el almuerzo del mediodía, me preparo una suculenta cena de esperanza, para soñar Contigo.

Porque sé que eres la única razón de mi vida.

Porque nada va a conseguir que te olvide.

Porque sé que solo me has soltado un momento para que afiance mis pasos.

Porque, aunque no te sienta yo sé que estás ahí.

Y voy a seguir buscándote, aunque parezca que te escondes.

  

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El ser humano es perfecto

 


          Creen los hombres que necesitan un líder que les conduzca por la senda adecuada, un gurú que les enseñe, un maestro que les indique el camino, un jefe que les controle, un modelo al que imitar, un ídolo al que admirar, una pareja para amar, un amigo con quien hablar, un profesional que les comprenda, un sacerdote que les perdone, un alguien sobre el que arrojar su dolor, un santo al que adorar, un dios en quien creer, un enemigo al que culpar, un grupo para meditar, una cuenta corriente que les de seguridad, un libro para aprender y una pastilla para dormir.

          Y, si ellos así lo creen, así es. Porque cada hombre sólo es el reflejo de su propio pensamiento y de su propia creencia. Y así seguirá siendo hasta que el hombre entienda que no necesita nada, que no necesita a nadie. Y no lo necesita porque el ser humano es un ser completo. Tiene todo lo que necesita para realizar con éxito su Plan de Vida.

          Puede que, en algún momento de su existencia necesite de alguien, de manera puntual, para que le ayude a abrir alguna puerta, pero, como seguro que ha leído u oído en multitud de ocasiones, la puerta ha de franquearla él sólo, porque todo el trabajo importante a realizar en la vida física es un trabajo en soledad, es un trabajo de introspección, de comprensión y de aceptación.

          Lo único que necesita el ser humano es tener conciencia de lo que es, y aceptarlo, y eso lo podrá escuchar de sus modelos y lo podrá leer en libros, pero no le va a servir para nada hasta que no lo integre en cada célula de su cuerpo.

          El ser humano es una parte de Dios. Dios es su origen y Dios es su destino. Y todo el equipaje que necesita el hombre para volver a Dios es el Amor.

          

domingo, 11 de diciembre de 2022

Por supuesto que le importamos a Dios

 


          ¿Podrían pensar nuestros hijos cuando se encuentran en el colegio enfrentados, ellos solos, a exámenes, bullying, una mañana de tos, una caída en el patio que le hace sangrar la rodilla, llorar a lagrima viva por haber perdido una canica, pasar un mal rato por no saber una lección o sentir la indiferencia de esa compañera que tanto le gusta, que no les importa a sus papás?

Por supuesto que no. Los papás están llenos de amor por su hijito y le envían al colegio porque saben que eso es lo que necesita para su crecimiento.

La Tierra es el colegio, nosotros somos los niños que estamos aprendiendo, Dios es Nuestro Papá.

¿Vamos nosotros al colegio a ayudar a realizar los exámenes de nuestros hijos?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

¿Vamos nosotros al colegio a decirle a la compañera de nuestro hijo que le haga caso?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

¿Vamos nosotros al colegio a sonarle los mocos a nuestro hijo cuando está medio resfriado?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

Nuestro pensamiento y nuestro amor envuelven y protegen a nuestro hijo. El Amor de Dios inunda nuestro cuerpo y vive en nuestro corazón para darnos la fortaleza necesaria que nos ayude a resistir nuestro dramático día de colegio.

Cuando nuestros hijos vuelven a casa del colegio reciben un abrazo tan grande que los problemas que tuvo en el colegio se quedan en la puerta de casa. Cuando nosotros volvemos a casa, una vez dejado el cuerpo, nos vemos envueltos en una energía de Amor tan increíble que los problemas de nuestro colegio (la Tierra), también se quedan en la puerta.

Somos ocho mil millones de niños en el colegio, todos suspirando en el patio, cuando salimos al recreo, por nuestro Papá. Todos pidiendo algo, todos suplicando, todos llorando, todos orando, todos prometiendo, todos tratando de intercambiar favores con Él.

Dios no puede y no debe hacer nada en nuestro día de colegio. Es nuestro aprendizaje. Y, lo bueno, es que, aunque llevemos malas notas al final de curso, Él nos va a recibir a todos, absolutamente a todos, con el mismo Amor y sin ningún reproche, aunque tengamos que repetir una o mil veces las mismas asignaturas.

Por supuesto que le importamos a Dios.

 

 

martes, 22 de noviembre de 2022

Hágase Tu Voluntad

 


           La Voluntad de Dios, entre otros atributos, es el bien, es la libertad, es la salud, es que se acaben los velos existentes entre Dios y el hombre, la Voluntad de Dios es luz, es felicidad, es paz, es pureza, es equilibrio, es bondad.

          Dejar que se haga la Voluntad de Dios es dejar que la vida fluya, es aceptar los acontecimientos que la vida nos depara, es vivir nuestra propia divinidad. 

        Es todo lo contrario de lo que vivimos los seres humanos, que empecinados, insistimos una vez y otra en que la vida sea como nosotros pensamos que debe ser, insistimos en que las personas sean como nosotros creemos que deben ser, olvidando su libertad, y culpabilizamos a Dios, de manera permanente, porque nuestros deseos no se cumplen tal como planeamos, sin ser conscientes de que las cosas son como tienen que ser y no como nosotros deseamos que sean. 

       Culpabilizamos a Dios por nuestro sufrimiento, levantando los ojos al cielo y preguntando ¿por qué a mí?, sin ser conscientes de que somos los únicos creadores de nuestra propia vida. Dios nos permite ser, Dios respeta nuestra libertad, la libertad que Él mismo nos ha dado. 

       En lugar de aliarnos con Dios para sentir y vivir los atributos de su Voluntad, le vemos como a ese Ser que está presto a castigarnos y que parece que colabora poco con nosotros. ¡Qué lejos estamos de la Verdad!, y que fácil sería vivir una vida llena de amor y felicidad, mucho más fácil de lo que la mayoría de las personas creen. Lo hace difícil el no saber o no aceptar, que la misma Vida es Dios en acción y que su Voluntad ya impregna la Vida. Solo hay que vivirla y no sufrirla.

          La otra parte de la frase es: “Así en la Tierra como en el Cielo”. ¿Dónde radica la diferencia entre la Tierra y lo que la oración llama Cielo? El Cielo no es un lugar, el Cielo es ese estado de conciencia en el que nos encontramos cuando no tenemos materia, cuando no tenemos cuerpo, mientras que la Tierra es lo que estamos viviendo, una existencia dentro de un cuerpo.

          Cuando pedimos que se haga la Voluntad de Dios tanto en la Tierra como en el Cielo, ¿quiere decir que son distintas voluntades? No, es la misma Voluntad, lo que existe en la vida terrenal, es lo mismo que existe al otro lado de la vida. Y si los que están al otro lado de la vida de la materia viven una vida de paz, de amor, de alegría, de felicidad, ¿qué es lo que impide que a este lado no sea lo mismo? Solo el pensamiento.

 

martes, 15 de noviembre de 2022

Mi otro "yo"

 

 


Martes 15 de noviembre 2022

     A veces tengo la sensación de que no soy el único inquilino que habita en mi cuerpo físico. Y, a pesar de la sensación, sigo llamándole “mi” cuerpo físico, entre otras razones, porque llevo casi toda la vida creyéndome el dueño absoluto de tan valiosa propiedad, ya que no ha sido hasta los últimos años cuando me he encontrado hablando, de manera, primero, inconsciente con el “usurpador” y, últimamente, “casi consciente”.

Supongo que, mi compañero de cuerpo, también se referirá a “su” cuerpo cuando escribe en su diario o comenta con sus amistades alguna disfunción de su vivienda. Hemos de tener en cuenta que la vivienda ya tiene bastantes años y aparecen grietas y humedades en su estructura, con más frecuencia de la deseada.

Empecé a ser consciente del overbooking de mi cuerpo en esos momentos de éxtasis a los que, suelo llegar, a veces, cuando navegando en la meditación buceo en lo más profundo de mi silencio.

Y es cuando estoy en la zona abisal de mi silencio, impregnado por la luz a pesar de las profundidades, cuando haciendo gala de una paciencia ilimitada y de un amor incondicional, me recrimina por alguna acción, palabra o pensamiento, que haya salido de mí, de manera automática, sin pasar, previamente, por el filtro del amor.

Tengo que reconocer que, en la asignatura del amor en la que estoy matriculado en la presente vida, aún me falta por asimilar una buena parte del programa y me he colocado un filtro para purificar los pensamientos, palabras y acciones que van desfilando desde mi yo hacia el mundo. Sin embargo, a veces, bajo la guardia y dejo inutilizado el filtro, causando desastres, que a mí me parecen apocalípticos.     

Es entonces, mientras trato de reparar el filtro en la meditación, cuando mi compañero de cuerpo me deja visualizar el efecto que mis miserias han ocasionado en mi entorno y se permite, porque yo así se lo he hecho saber, darme los consejos, oportunos, para que tal cosa no vuelva a suceder.

Es un sabio. Sus consejos son tan sencillos y tan fáciles de llevar a la práctica, que no puedo entender como no se me ocurren a mí, en primera instancia.

  Cada vez me pregunto, con más frecuencia, si no será “mi otro yo” que, al habitar en lo más profundo del cuerpo, no está contaminado por esta sociedad sin entrañas. O, podría, también, ser mi alma encarnada que, aprovechando los silencios de nuestra mente, (me refiero a la que utilizamos los dos convivientes del cuerpo), puede hacerse escuchar, (ella habla siempre muy bajito). O como sabemos que Dios habita en nuestro interior, que sea Él mismo el que me honra con Sus clases magistrales. O ¿será la voz de mi conciencia?

En fin, agradezco a quien sea, que me hace ver, de manera inmediata, mis nefastas actuaciones.  

martes, 25 de octubre de 2022

En la muerte, todos iguales

         


          Imagina que te proponen una vida sin enfermedad, sin dolor, sin hambre, sin sed, sin cansancio, sin tener que trabajar, sin hipotecas, sin necesidades de ningún tipo, incluido de dinero, sin sufrimiento, con una inmensa sensación de felicidad y amor permanente, pudiendo conversar con tus antepasados y con tus contemporáneos, con la posibilidad de desplazarte únicamente con el pensamiento, y un sinfín de facilidades más. ¿No firmarías de inmediato?

Claro que a todo esto habría que añadir que sin cuerpo. No sé si con esta nueva condición seguirías firmando.

Efectivamente, ese estado tan fantástico es el estado de vida fuera del cuerpo, es ese estado al que, muy posiblemente, temen llegar casi todos los seres humanos, porque es el estado al que llegamos después de la muerte del cuerpo.

¿Por qué el miedo?, ¿no son suficientes los motivos del primer párrafo para desear ese estado?

Es, perfectamente, comprensible el miedo en los seguidores de casi todas las religiones, ya que auguran a sus socios las mayores desgracias después de la muerte, si no han seguido los preceptos que ellos enseñan, pero no deberían de sentir miedo el resto de mortales. Además, la vida en el cuerpo es nada más que un ratito comparado con el tiempo, eterno, que pasamos al otro lado.

Nosotros no somos estos cuerpos que parecemos, los cuerpos son sólo trajes que usamos por un tiempo y luego desechamos. Somos almas inmortales. La perfección de Dios es también en nosotros, pues vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en Él. Pero somos inconscientes de nuestra Naturaleza Divina, y así seguiremos hasta que no despertemos a ella y, eso, normalmente, no va a pasar hasta que dejemos el cuerpo.

Cuando dejamos el cuerpo, todos somos iguales, los políticos, los ladrones, los asesinos, los embaucadores, el santo y el demonio, todos, porque todos vivimos en el Padre, y todos sentimos el mismo amor, la misma alegría y la misma felicidad, con independencia de lo que hayamos hecho en nuestro ratito de vida en el cuerpo.

Ya volveremos otros ratitos, a la vida del cuerpo, para ir arreglando lo que estropeamos con anterioridad, ya que el mal que hicimos con anterioridad debe ser equilibrado con el bien. Este proceso de siembra y cosecha se llama Karma. Es la ley del reajuste, que el ser humano pone en funcionamiento con cada uno de sus pensamientos, con cada palabra y con cada acción.

Hay algo que casi nadie discute, aunque, para muchos, no sea más que una palabra no integrada en su vida, somos un alma, y todas las almas somos iguales. A pesar de las diferencias de nacimiento, diferencias de raza, credo, sexo o color, de bondad o maldad, todos los seres formamos una fraternidad indivisible. Todos nosotros, altos o bajos, sabios o ignorantes, lo somos durante ese ratito que dura la vida en la materia.

Nacemos y morimos una y otra vez, con el único objetivo de aprender a vivir desde nuestra divinidad. Las distintas vidas solo son un aprendizaje, en las que vamos pasando en cada una de ellas por el parvulario, la primaria, la secundaria y la universidad, en donde por medio del trabajo y el aprendizaje, lentamente vamos desarrollando nuestras facultades. No es posible vivir la Naturaleza Divina, en nosotros, con las experiencias de una sola vida. Por eso reencarnamos una y otra vez. Entramos en la vida, nacemos, crecemos, actuamos, terminamos nuestro trabajo y retornamos. Nuestro retorno es muerte. Y en nuestro retorno, todos, volvemos a las mismas condiciones.

Si fuéramos conscientes de esto, el mundo sería otra cosa, sería más equitativo, sería un mundo en el que todos tendríamos las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sentiríamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sentiríamos a nuestro prójimo como nuestro hermano.

Sería un mundo lleno de Amor.

 

viernes, 14 de octubre de 2022

Antay elimina sus pensamientos de miedo


Capítulo XII. Parte 4. Novela "Ocurrió en Lima"

Era tal el estado de nervios en el que me encontraba que no fui consciente de haber caminado para llegar a casa, pero estaba claro que lo había hecho porque me encontraba sentado en el sofá de casa. Estaba aterrado ante la idea de fracasar. No recuerdo haber tenido tanto miedo en toda mi vida.

Mi pensamiento se había convertido en un ente siniestro que me iba haciendo preguntas, cada una más truculenta que la anterior: ¿Seguro que estás preparado para realizar ese trabajo?, ¿qué pasa si aceptas y fracasas?, vas a perder la tranquilidad con la que vives ahora.

Esto era igual que con las relaciones, que para no sufrir mejor no involucrarme emocionalmente, pues para no fracasar en el trabajo mejor no aceptar la oferta. Si ahora como trabajador independiente podía ganarme la vida, ¿para qué quería más?

Llevaba horas tirado en el sofá de casa inmerso en una batalla incruenta con mi pensamiento. Estaba emocional y mentalmente agotado. Era consciente de la fuerza que el pensamiento estaba ejerciendo sobre mí, presentando todo tipo de escenas dramáticas, cada una más truculenta que la anterior y, lo más triste, no es que me dejara llevar por ellas, sino que me daba perfecta cuenta del infierno mental y del estado tan lamentable en el que me encontraba.

“¡Basta!, ¡no puedo seguir así!, ¡tengo que hacer algo!”, me grité a mí mismo.

Acostado, como estaba en el sofá, comencé a cantar el himno a Gurú Ram Das, que era un mantra que había aprendido en mis escasas incursiones en páginas de espiritualidad.

Cantaba rápido y con rabia para evitar que la mente tuviera un solo resquicio por el que deslizar, de manera sibilina, ningún pensamiento.

No habrían pasado ni diez minutos cuando sonó el timbre de la entrada. Supuse que debía de ser Diana, pero no me apetecía abrir y comenzar a explicar el absurdo miedo que me envolvía de la cabeza a los pies, por algo que ella, como todos los mortales, menos yo, calificaría como positivo, muy positivo. No siempre le ofrecen a alguien que, además, está sin trabajo, dirigir un departamento en una empresa solvente.

No me moví del sofá y seguí recitando el mantra una y otra vez.

La velocidad con la que recitaba el mantra se iba reduciendo de manera paulatina. La rabia con la que cantaba llegó a desaparecer y, parece que, se llevó con ella el miedo que, desde hacía horas, era el rey de mi pensamiento y de mis emociones.

Seguía cantando con un ritmo lento y una entonación suave.

El espacio que el miedo había ido desocupando se fue rellenando de una energía que, a veces, sentía como un escalofrío recorriendo mi columna y que se ramificaba por brazos y piernas. Sentía esa misma energía vibrando en mi cabeza.

Y con un poco de miedo, (hay que reconocer que soy un miedica), me atreví a preguntar:

-    ¿Estás ahí?, -esperaba encontrar a ese pensamiento mío que se hace pasar por Dios o a Dios haciéndose pasar por mi propio pensamiento.

Pero no. Parece que esta vez no estaba. Si era Dios debía de estar disfrutando del mantra, tanto como yo, y si era el pensamiento debía de haberse adormecido con el canto, por lo que seguí cantando.

Media hora más de canto fue suficiente para sentirme otra vez en mi centro, cuando sentí dentro de mí:

-    ¡Vaya, parece que se ha evaporado todo tu miedo!,- Oh, pensé, parece que no estaba tan solo como me imaginaba.

miércoles, 5 de octubre de 2022

La lucha del guerrero

 Lunes 3 de octubre 2022

 

¡Caray!, cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que pasé por aquí.

Y es que el día, cada vez, se me hace más corto, porque entre las tareas, que me tocan, de la casa, y las terapias, se va una buena parte del día. El resto lo paso escribiendo, pero como lo hago en varias ventanas a la vez, asomarme al diario es, casi, la última opción.

Pero hoy mientras me duchaba ha pasado una idea por mi cabeza, (que no es nueva), y que merece archivarse, con honores, en la intimidad de un babau, es decir, aquí.

Se trata de la muerte.

Decía que no es nueva la idea, porque desde que tengo memoria espiritual, es un tema recurrente.

Por memoria espiritual me refiero desde el momento que empecé a hacerme preguntas sobre la vida, hace ya un buen puñado de años. Aunque parece que fue ayer, porque ha pasado tan rápido, que es como si me hubiera comido la vida de un tirón, sin sentarme a hacer una buena digestión.

Las preguntas eran las habituales que aparecen en todos los manuales: ¿qué hago aquí?, ¿estaría antes de nacer en algún lugar?, la muerte, tengo claro, que es un final, pero ¿será, a la vez, un principio o una continuación de algo?, ¿por qué parece la vida tan injusta, solo en función del lugar y la familia de nacimiento?

Buscando la respuesta a esas preguntas leí infinidad de tonterías, y otras, que no lo parecían tanto. Al final, me organicé una creencia a mi medida, porque no creo que ninguno de los que deambulamos por la vida podamos afirmar a ciencia cierta, sin temor a equivocarnos, donde estábamos antes de nacer, como estábamos, si volveremos al mismo lugar a no, cual fue la razón por la que nacemos y porqué unos nacen en un palacio y otros debajo de un puente.

Por supuesto, al ser mi creencia, la he organizado con una especie de protección, (que no es de mi invención, ya que, también, aparece en todos los manuales), para evitar el sufrimiento, en todo lo que pueda, porque algún sufrimiento resulta casi inevitable. Lo que si consigo con mi salvaguarda es que el sufrimiento sea leve y de corta duración.

La protección tiene un nombre, se llama aceptación. El secreto para vivir una vida feliz es aceptar todos y cada uno de los acontecimientos que se van sucediendo en nuestra vida. Y mi frase fetiche o de culto es “todo está bien”.

Pues con mi frase de culto, “todo está bien”, la muerte, que es, en realidad, el motivo de este escrito, también está bien.

Vuelvo así al tema de la muerte que es la idea que resbalaba por mi cuerpo con el agua de la ducha esta mañana.

Pero es un tema que voy a terminar mañana, porque son las once y media de la noche. Para mi tardísimo, teniendo en cuenta que a las cinco ya estoy en marcha con la primera terapia.

 

Martes 4 de octubre 2022

 

La idea que ayer me inundaba a la par que el agua era: ¿por qué las personas le tendrán miedo a la muerte y no quieren que les llegue con lo liberadora que es?

Entiendo que la muerte, en muchas ocasiones, viene precedida por la enfermedad y, posiblemente, el dolor, pero la culminación de esa enfermedad con la muerte es, sin lugar a dudas, la remisión de cualquier dolor, de cualquier sufrimiento, de cualquier preocupación.

La muerte solo es un proceso más de la vida, en realidad, es el único suceso seguro por el que tiene que pasar todo aquello que tiene vida.

No estamos preparados para morir, pero no debe de extrañarnos, porque tampoco estamos preparados para vivir y, sin embargo, anunciamos a voz en grito que estamos viviendo.

Según Elisabeth Kübler-Ross, que es una pionera en los estudios sobre la muerte. Las personas en fase terminal suelen pasar por los siguientes cinco estadios emocionales: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Si nos vamos, directamente, a la última etapa, la aceptación, utilizando mi frase favorita “todo está bien”, nos ahorraremos un estado emocional que no es el más alentador cuando aquello que tenemos frente a nosotros es la muerte.

En mi creencia, la muerte es el más fabuloso suceso que nos ocurre a los que tenemos vida, porque nos devuelve al estado del que partimos

El problema estriba en el desconocimiento de la divinidad del hombre. Este es, sin ningún género de duda, la primera y principal razón, no solo de la infelicidad, del sufrimiento, y de la insatisfacción del ser humano, sino, también del miedo a la muerte.

Pero, es más, ese desconocimiento es la única causa de nuestras repetidas encarnaciones y de nuestros viajes de la esencia a la materia. Porque la razón de tanta sinrazón, la razón de tantas reencarnaciones, la razón de tanta vida “que parece inútil” y de tanta muerte, sólo es para activar el recuerdo de nuestra divinidad y vivir en la materia como vivimos cuando nos encontramos al otro lado de la vida física.

El origen del hombre es Dios, y ese será su destino. Y a pesar de tantas vidas absurdas, a pesar de todos los intentos del ser humano por permanecer dormido, todos llegarán a Dios, más pronto o más tarde, pero todos llegarán. Sin embardo, para llegar a Dios, hay que encontrarle. Y hay que hacerlo en la vida física. Es aquí, en la materia, donde el hombre ha de realizar su trabajo de exploración y de reencuentro con Dios.

Es aquí donde el ser humano tiene que luchar, en soledad, y mantener una lucha sin cuartel “con su mente contra su mente”. En la batalla para encontrar a Dios, tiene el guerrero que luchar consigo mismo y vencerse, sin sentirse derrotado.

El hombre sin Dios es nada, es como una hoja movida por el huracán de su mente que va posándose, de manera despiadada, sobre los deseos incumplidos, sobre los amores rotos, sobre las enfermedades del cuerpo y las soledades del alma.

Es tan profundo el sueño del hombre, que incluso los que sueñan con el despertar, cuando entreabren los ojos, exclaman en su fuero interno “Ah, ya entiendo de que se trata”, pero todo se queda en eso, en el entendimiento. Intelectualizan el concepto de Dios, sin integrar en cada célula de su cuerpo el concepto de que no sólo él es Uno con Dios, sino que también lo son todos los que le acompañan en su viaje por la vida, lo son los que le acompañaron en anteriores viajes, y los que le acompañarán en los siguientes.

Eso quiere decir que todos somos lo mismo, que todos somos Hijos de Dios, que todos somos Uno con Dios, es decir, que todos somos hermanos.

Para el hombre que integra el concepto de Dios en cada célula se han acabado las religiones, se han acabado las políticas, las razas, los nacionalismos, las diferencias de clases, se han acabado los juicios y las críticas a sus hermanos, se han acabado los miedos. Porque integrar el concepto de Dios en cada célula significa abrirse al Amor Universal, significa abrirse a la compasión, a la misericordia, significa olvidarse del perdón porque nunca se va a sentir ofendido, significa vivir como si Dios estuviera frente a él, en cada ser humano, en cada animal, en cada planta. Significa que se ha liberado del miedo a morir.

La mayoría de los seres humanos, tienen terror a la muerte. Sin embargo, la venida a la vida es muchísimo más aterrador, porque el alma libre, el alma que recuerda, el alma que vive en el Amor, se ve constreñida en un cuerpo, a merced de un ego amnésico y de una mente enfermiza, rodeada de una energía oscura y pesada. Todo lo contrario de la vida al otro lado de la materia, que es al lugar al que volvemos cuando se acaba la vida.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

La aventura de vivir

 


Capítulo IX. Parte 8. NOVELA "Ocurrió en Lima"

-    ¿Qué pasaba cuando en la carrera no aprobabas una asignatura? –a veces las preguntas de Ángel eran de Perogrullo.

-    Pues que repites la asignatura –no era difícil la respuesta.

-    La vida, querido Antay, es una sucesión de asignaturas y aprendizajes. Cuando has aprendido pasas al aprendizaje siguiente, mientras tanto tienes que repetirlo, hasta que lo aprendes. Por eso hay situaciones que se repiten, las veces que sean necesarias, o que parece que no tienen fin. Y si en esta vida no terminas de aprender una lección, la vas a repetir en el curso siguiente, es decir, en una próxima vida.

-    ¿De qué sirve la planificación de la vida? –estaba empezando a entender que pocas planificaciones debían de cumplirse.

-    La planificación es una guía, es un mapa de ruta. Pero una vez en la vida física, como el ser humano no es consciente de que es lo que ha venido a hacer, comienza a seguir los designios de su mente y, se vuelca por completo en la vida de la materia. Para él no existe otra cosa que la mente.

-    ¿Cómo seguir algo, como la planificación de la vida, si no se conoce? –me parecía tan obvio- en realidad, no es que no conozcamos nuestra planificación, es que ni tan siquiera sabemos que existe un Plan de Vida.

-    Si, tienes razón. Pero en lugar de escuchar la voz de la mente solo tienes que escuchar la voz de la conciencia, que es la voz de Dios. Supongo que alguna vez has hecho algo, en tu vida, que te ha hecho sentir remordimiento y que has estado dando vueltas buscando en tu interior una especie de arrepentimiento.

-    Sí, más de una vez. 

-    Cada vez que te ocurre eso, no estas siguiendo tu planificación de vida. Actúas en contra de la vida, en contra de tu programación, en contra de tu alma y en contra de Dios.

-    Y ¿qué se tiene que hacer?

-    Todas las programaciones tienen una base: el amor. Por lo tanto, solo tienes que respetar al otro. Amarle. Imaginar que estás tratando contigo mismo y que tienes delante a Dios.

-    ¿Por qué imaginar que es Dios?, ¿por qué me va a castigar por mi mala acción?

-    No hay malas acciones. Solo hay pensamientos erróneos que te llevan a realizar acciones equivocadas. Por eso hay que salir de la mente y enfocarse en Dios. 

>> Y cuando pienses en Dios, no creas que es ese Ser que está vigilándote, desde arriba, para premiarte con el cielo, cuando haces bien, o para enviarte al infierno, cuando haces mal.

>> Dios ni premia, ni castiga, ni vigila. Lo único que hace Dios es amarte por encima de cualquier cosa.

>> El ser humano viene a la vida, por propia decisión, para encontrarse con Dios. Pero una vez en la vida eso lo olvida y, en lugar de encontrarse con Dios, trata de esconderse de Él.

-    Ángel, es normal que eso ocurra. Las religiones nos presentan a Dios como un Ser que nos ama, sí, pero nos ama para perdonarnos los pecados, cuando nos arrepentimos, porque si no lo hacemos nos envía al infierno –al menos, esa es la enseñanza que yo he recibido.

-    No existe el pecado, ni el cielo ni el infierno y Dios ya te he dicho que “Es”. Eso quiere decir que todo Es Dios.

>> El pecado no existe, existen pensamientos erróneos. El pecado solo es el instrumento que utilizan algunas religiones para manipular a sus seguidores y conseguir que sus adeptos sigan fieles a sus enseñanzas atenazados por el miedo que les provoca el castigo eterno. El cielo tampoco existe, tal como hacen creer las religiones. Cuando se deja el cuerpo se está en otro estado vibracional, pero no se está en un lugar concreto, que se denomine cielo. Y el infierno tampoco es ese lugar de fuego donde se queman las almas sin llegar a consumirse. Ya te dije el día que nos conocimos que el infierno, el auténtico y verdadero infierno, no está después de la muerte, está ahora, en la vida, es la mente de la persona la única que le hace sufrir sin necesidad de fuego.

>> Sal de la mente para alejarte de tu infierno particular y escucha el silencio. Ahí está Dios.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Diario íntimo de un babau (8) ¿Quien soy?

  

                                           Lunes 12 de septiembre 2022

 

Hay días en los que me levanto con un pensamiento que se repite una y otra vez en mi cabeza. Como si fuera el estribillo de una canción pegadiza de verano. Aunque, si fuera una canción estaría bien, ya que es el recurso que utilizo cuando algún pensamiento descontrolado toma posesión de mi mente. Pero hoy no era una canción.

Hoy me he despertado con una pregunta que, me daba la impresión de estar no solo en el interior sino, también, revoloteando por el exterior de mi cuerpo. Tocaba en una parte de mi cuerpo y se alejaba rebotando como una pelota hasta hacer contacto con otra parte. Ahora en el hombro izquierdo, en el siguiente rebote se iba a la rodilla derecha y, después, a la frente. Era como una pelota sin fricción, por lo tanto, nada podía frenar sus saltos.

Tenía que detenerlo porque iba a volverme loco escuchando la misma pregunta una y otra vez: “¿Quién soy?”.

Entre un rebote y el siguiente me preguntaba, conscientemente, porqué habría despertado con esa pregunta. Es curioso. Es cuando despierto en las mañanas cuando puedo hacerlo con distintas emociones, y no encuentro una razón lógica para que eso ocurra. Puedo despertar con miedo, con ansiedad, con tristeza, con algún pensamiento malévolo o, como hoy con una pregunta, que parece tonta. Menos mal que no es cada día, ya que puede ser una o dos veces al mes.

Sé que pueden ser varios los detonantes para que eso pase, como podría ser por estar pasando un momento complicado en la vida, por un problema sin resolver, por preocupaciones o, simplemente, por mucho estrés acumulado a lo largo de un periodo de tiempo.

Es cierto, mi vida no es fácil, pero estoy entrenado, y el día que despierto con alguna de esas emociones, en media hora consigo estabilizarme. La meditación hace milagros.

A veces pienso, (pensamientos de babau), que alguna de estas emociones o pensamientos que siento al despertar tienen su origen en algo que ocurre durante el sueño. Por alguna, desconocida, razón, en esa doble vida que tenemos al dormir, sucede algo, en alguna proyección astral, que hace que al despertar mantengamos la emoción o el pensamiento que teníamos en nuestro sueño. En el caso de hoy, es posible que alguien me preguntara, al otro lado de la vida, quien era yo, y ahí quedó la pregunta, volviéndome loco una vez despierto.

Hoy me pareció que sentarme a meditar no sería una buena idea, porque lo único que iba a conseguir era dejarle más espacio a la pregunta. Pensé que lo mejor sería responder.

¿Quién soy?

¡Uf!, Sayri. ¡Que problema! Y ¿quién soy yo?

¿Seré Alfonso?, pensándolo bien no soy Alfonso. Alfonso es mi nombre o, mejor, el nombre de este cuerpo.

Entonces, ¿seré sanador, escribidor, instructor de yoga o guía de meditación? No, porque eso, si acaso, sería lo que yo hago, no quien soy. Y no lo he hecho siempre y, tampoco, durará para siempre. Por lo tanto, esa respuesta, también, es errónea. Esa es la ocupación de mi cuerpo.

¿Será que soy hijo, padre, hermano, esposo, abuelo? No. Esto tampoco. Porque eso no es quién soy, eso solo es una condición. Todos somos hijos porque hemos nacido de una madre. Y podemos tener hermanos, casarnos y ser padres y abuelos. Pero eso no define, en absoluto, quién soy. Es algo inherente al cuerpo.

 Todas las respuestas que estoy dando se corresponden con el cuerpo y, ¿por qué lo hago, si tengo claro que no soy el cuerpo?

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta ¿Quién soy? No se puede responder pensando en el cuerpo. Hay que ir más allá. Y más allá del cuerpo está el alma. Y el alma si que es eterna, porque no es algo que aparece un día y desaparece otro día con la muerte, como pasa con el cuerpo. El alma es inmortal.

Por lo tanto, la respuesta solo puede ser: “Yo Soy el alma”. Y aún podría añadir algo más: “Yo Soy uno con Dios”, porque como te contaba el pasado jueves somos un punto de luz desgajado de la Energía Divina.

¡Que descanso!, haber encontrado la respuesta. Sayri, tú ¿qué opinas?