El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 28 de octubre de 2010

¿Porqué meditar?

Muchas personas se inician en la meditación porque alguien les ha dicho, o han leído que meditando se van a sentir más relajados, sin miedos, sin estrés, sin depresión, sin ansiedad. Se dan cuenta que la inquietud y la insatisfacción forman parte de su día a día y tienen una vaga sensación de que la búsqueda de la felicidad, la paz y la satisfacción requiere un enfoque distinto del que les ofrece la sociedad.

La felicidad que nos ofrece la sociedad esta fundamentada en cosas externas, y sí, es cierto, consiguiendo esas cosas podemos alcanzar una cierta felicidad, una felicidad de poca calidad, poco duradera, casi con fecha de caducidad. Y eso pasa porque las cosas no son duraderas. Ya que TODO LO QUE EXISTE, DEBIDO A SU PROPIA NATURALEZA, CAMBIA CONSTANTEMENTE, y tarde o temprano desaparece, (desaparece nuestro cuerpo, los amigos, la familia, nuestras pertenencias, nuestro entorno, etc.).

Depender de las cosas que van a desaparecer más pronto que tarde y aferrarse a una felicidad ilusoria solo lleva a la desilusión y a la tristeza, nunca a la satisfacción y a la felicidad.

Esto no quiere decir que debamos dejar a nuestra familia, amigos y posesiones para ser felices, no; SOLO TENEMOS QUE APRENDER A CAMBIAR NUESTRAS IDEAS EQUIVOCADAS SOBRE ELLOS Y LAS EXPECTATIVAS IRRACIONALES SOBRE LO QUE NOS PUEDEN PROPORCIONAR.
La meditación proporciona el alivio que buscan los que se acercan a ella para dejar el estrés, el miedo o la ansiedad; pero proporciona mucho más, ya que nos enseña que dentro de cada uno de nosotros existe un poder, una energía, una paz y una sabiduría que podemos aprovechar cuando al fin nos damos cuenta de que están ahí.

Este poder inspira, anima, reafirma y da fuerza a aquellos que buscan crecer. Imagina una persona que siempre ha vivido aislada del mundo, que la meten en un hotel, sin contarle nada. Cuando llegue la noche, es seguro que permanecerá a oscuras porque no sabe para qué son las cajitas blancas que hay en la pared. El poder, la luz, la sabiduría, están ahí para todos, sólo tenemos que conectarnos a la corriente.

Pero, de hecho, la práctica de la meditación surge para tratar de encontrar respuesta a los grandes interrogantes que se nos plantean en relación con nuestra naturaleza más profunda: ¿quién o qué soy?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?, ¿porqué existo?, etc.

Además de buscar respuestas lógicas en la ciencia y la filosofía, o de fe en la religión, con la meditación se pretende trascender el estado ordinario de conciencia y traspasar de algún modo la realidad ordinaria, y bastante absurda, despertando a otra visión de las cosas que nos llena y da sentido a nuestra existencia.

Pero, curiosamente, la meditación debe practicarse sin un objetivo concreto, sin esperar un logro determinado, ni siquiera el más elevado.

lunes, 25 de octubre de 2010

Dios Es…….

Dios Es……. Dios Es el aire ……. y el agua, Dios Es la tierra ……… y el fuego, Dios Es cada montaña ………. cada planta ………. cada criatura ………. Dios Es tú ………. Dios Es yo ………. Dios Es Amor ………. Es Comprensión ………. Es Compasión ………. Es Misericordia.
Todo Es……….. Todo Es Dios y, sin embargo, las distintas creencias religiosas, habiéndose apropiado de la patente de Dios, guiados por sus pensamientos erróneos quieren hacernos creer que ellos están en posesión de la auténtica verdad, y si seguimos sus leyes alcanzaremos la felicidad, alcanzaremos la salvación, llegaremos a Dios.
No os dejéis engañar, no les interesa en absoluto si vamos o no a conseguir la felicidad, no les importa si vamos a salvarnos o no, no les preocupa si vamos a alcanzar a Dios, sólo quieren poder y control. Es fácil controlar al ser humano, sólo hay que meterle el miedo en el cuerpo, a partir de ese miedo entregamos nuestro poder al primero que pasa cerca de nosotros. Si realmente quisieran ayudarnos, en vez de meternos miedo nos enseñarían a amar. Pero no les interesa,  porque cuando alguien conoce el Amor, ya no necesita salvación de nadie y se acabarían sus prebendas, sus lujos, sus palacios; ya no tendrían razón de ser.
Sólo hay un mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Sólo, hay un camino: “El que dicta el corazón”. Sólo hay una ley: “El Amor”. Quien sigue esta ley, no puede matar en nombre de Dios, no puede pasar al lado del hambre y la miseria sin que tiemble su ser, sabe que el color de la piel solo es una cualidad del cuerpo, como la altura o el color del pelo; quien sigue esta ley no discrimina por razón de sexo o tendencia sexual, de la misma razón por la que no se discrimina porque a uno le gusta la manzana y a otro el melocotón; quien sigue esta ley no discrimina por el tipo de creencia. Quien sigue esta ley, no juzga, no critica; sólo respeta, sólo permite, sólo ayuda.

jueves, 21 de octubre de 2010

Meditación de arraigo

Somos seres espirituales viviendo en un cuerpo físico. Hemos decidido encarnar y darnos el cuerpo para hacer un determinado trabajo; y lo hemos de hacer en el cuerpo. Por lo tanto debemos cuidar de nuestro cuerpo con mimo y con esmero, debemos mantenerlo sano, fuerte y joven el máximo de tiempo. Y cuando nos adentramos en el mundo espiritual se nos suele olvidar eso, que vivimos en el cuerpo.

Con esta meditación nos anclamos a la Tierra y recibimos su energía, puedes hacerla siempre antes de cada meditación, el anclaje es rápido, recuerda que "la energía siempre sigue al pensamiento".

  • Sentados, en el suelo o en una silla con los pies apoyados en el suelo. La espalda recta.
  • Las manos encima de las piernas, con las palmas hacia arriba.
  • Los ojos cerrados.
  • La punta de la lengua en el paladar.
  • Respira profundamente, alargando la exhalación.
  • Siente como se dilata y se contrae tu cuerpo mientras respiras.
  • Permite que con la exhalación vayan saliendo las tensiones de tu cuerpo.
  • Siente tus piernas, tus pies y la tierra en que se apoyan.
  • Siente tus nalgas en contacto con la silla o con el suelo.
  • Siente tu peso y la atracción natural de la gravedad que te retiene hacia abajo.
  • Considera la solidez de ese contacto.
  • Lleva la atención en tus propios pies; aplica una ligera presión con los talones contra el suelo, sin llegar a incorporarte, y nota cómo tus piernas se inundan de fuerza en oposición con la Tierra.
  • No hagas que esa presión se convierta en tensión que agarrote los músculos de las piernas.
  • Limítate a notar la sutil corriente de energía que se establece entre tu primer chakra, la base de la columna, y la Tierra.
  • Procura mantener esa corriente, esa sensación.
  • Cuando has sintonizado el peso de tu cuerpo gradualmente adviertes la existencia de un centro de gravedad en la base de la columna.
  • Nota como tu cuerpo descansa sobre ese punto y considéralo como un ancla que te fija.
  • Ese es tu primer chakra, el punto al que retornaremos una y otra vez, siempre que sea necesario arraigarse, recuperar la base.
  • Permanece ahí un momento.
  • Una vez anclados en ese punto puedes empezar a arraigar el resto del cuerpo.
  • Sintoniza el torso, prestando especial atención al canal central del organismo, (que no es la columna vertebral), que es esa parte de nuestro núcleo interno que corresponde a la vertical del centro de gravedad.
  • Dedica unos momentos a poner en línea lo alto del cráneo, la garganta, el corazón, el estómago y el abdomen, es decir, todos los demás chakras, con el chakra base sobre el cual descansa todo.
  • Respira  y deja que esa alineación se consolide y se equilibre sobre el primer chakra.
  • Hemos establecido así una columna vertebral de energía, perpendicular al plano de la superficie terrestre.
  • Imagina esa columna como un poderoso cable, preferiblemente de color púrpura, que procedente de muy por encima de tu cabeza atraviesa el centro de tu cuerpo y se hunde en la tierra.
  • Asegúrate de que pasa por tu punto de anclaje en el primer chakra y que continua muy hondo hasta las profundidades de la Tierra.
  • Si puedes visualizarlo imagina que llega al centro de la Tierra.
  • Dedica un rato a comprobar el buen funcionamiento de todas las piezas:
    • Los pies presionados ligeramente contra el suelo.
    • Los chakras bien alineados el uno encima del otro.
    • La columna de energía que tira hacia debajo de nosotros.
    • La sensación armoniosa de la gravedad que nos estabiliza, que da fundamento al cuerpo.
  • Para ser capaces de conservar nuestro centro y permanecer arraigados incluso cuando nos movemos, deja que tu cuerpo oscile adelante y atrás, y de un lado a otro, hasta entrar en un movimiento circular sobre el primer chakra.
  • Observa que el punto base de la columna no se mueve, y sin embargo el cuerpo gira a su alrededor.
  • Mientras percibes tu cuerpo como una columna en movimiento, imprime a ese movimiento un sentido descendente y aprovéchalo para eliminar cualquier exceso de tensión o incomodidad que hayas notado, siempre sin dejar de presionar ligeramente con los pies en el suelo.
  • Vuelve a la posición de reposo.
  • Permanece el tiempo que te apetezca.
  • Y cuando creas que tienes suficiente empieza a respirar más profundamente.
  • Realiza tres respiraciones profundas alargando la inhalación y comienza a mover el cuerpo.

¿Por qué el trabajo interior?

¿Por qué trabajar para el crecimiento interior, si es algo que no se ve? , ¿Por qué hacer trabajos que parecen tan etéreos como el desarrollo de la conciencia o la construcción del carácter?
En la parte 2 del trabajo para el crecimiento interior decía que el ser se compone de una parte que se ve, que es el cuerpo físico y otra parte que no se ve, que es el cuerpo energético, eso que llamamos aura.
Vamos a cuantificar esas partes: Imagina, por ejemplo, que el ser completo está compuesto en total de 100.000 partes. Pues bien, la parte que se ve, el cuerpo, es una parte, y la parte que no se ve, el cuerpo etéreo, son las 99.999 partes restantes.
Nuestros cuidados  y  nuestras atenciones son para esa minúscula parte que es el cuerpo físico; y es por la relación del cuerpo con el ambiente que tenemos sufrimiento o alegría, serenidad o estrés; todo en función de acontecimientos externos. Estamos condicionados por una infinitésima parte de lo que es la vida y de lo que somos nosotros.
Para eso el trabajo interior, para llegar a conocer las 100.000 partes al completo. Para que un acontecimiento de la materia, del exterior, del cuerpo, no nos afecte más que lo justo, es decir 1 parte de100.000.

sábado, 16 de octubre de 2010

Meditación para sentir el amor y la compasión

Siéntate en tu espacio de meditación, en el suelo, con las piernas cruzadas y la espalda recta, o en una silla con las plantas de los pies apoyadas en el suelo, sin apoyar la espalda en el respaldo de la silla.
Deja las manos apoyadas en los muslos, con las palmas hacia arriba.
Coloca la punta de la lengua en el paladar.
Cierra los ojos, o déjalos una decima parte abiertos.
Lleva la atención a tu chakra cardiaco, e imagina que respiras desde ahí. Respira y se consciente de tu respiración hasta que sientas como se aquieta tu mente.
Canta o recita dentro de ti, 14 veces el mantra “Om mani padme hum”.
Imagina que estás en el exterior, en una extensa y hermosa pradera. El cielo es azul. El sol está brillando en lo alto.
Permite que aparezcan delante de ti todos tus seres queridos, aquellos a los que amas y que sabes que te aman. Cuando los tengas delante de ti, levanta las manos con las palmas dirigidas al frente, hacia ellos, (de manera cómoda, los brazos al lado del cuerpo). Siente como entra por tu chakra corona la Energía Divina, la Energía de los Maestros, siente como esa Energía llega hasta tu corazón, mezclándose con tu energía de amor, y que se desplaza hasta tus manos, saliendo desde el centro de la palma de tus manos como rayos de luz que llegan hasta tus seres queridos envolviéndoles con esa Energía. Mira a tus seres queridos, sanos, alegres, luminosos. Canta o recita en tu interior 7 veces el mantra “Om mani padme hum”.
Cuando creas que tienes suficiente, deja que la imagen de tus seres queridos se vaya desvaneciendo y permite que ocupen su lugar aquellos que no son queridos, las personas que frecuentas sin que te provocan ningún tipo de emoción, las personas a las que tienes “manía”, o aún más, personas a las que odias y que sabes que te odian a ti, coloca a tus enemigos delante de ti. Y cuando estén en su lugar vuelve a envolverles con la energía que sale de ti, como en el caso anterior. Canta o recita en tu interior 7 veces el mantra “Om mani padme hum”.
Permite que desaparezcan cuando creas que es suficiente, y deja que sea tu imagen la que aparezca ahora delante de ti. Envíate todo el amor que te sea posible. Recuerda que no podrás amar realmente a nadie hasta que no te ames y te respetes a ti mism@.
Canta o recita en tu interior 14 veces el mantra “Om mani padme hum”.
Permite que se desvanezca tu imagen, y para liberar el exceso de energía visualiza a la Tierra delante de ti. Bendice a la Tierra, enfoca la energía a esas partes de la Tierra que necesiten sanación, por sus conflictos, por su miseria, por su intolerancia, por su dolor. Bendice a cada persona y a cada ser.
Baja las manos.
Empieza a respirar más profundamente, alargando la inhalación.

viernes, 15 de octubre de 2010

La vibración del amor

El amor es energía, una energía poderosa.
Lo más cerca que la mayoría de la gente se encuentra del amor, es esa sensación que siente hacia sus seres queridos, o hacia su pareja en los primeros días del enamoramiento. Es esa sensación de plenitud cuando la persona amada nos ha confirmado que “si”, que ella también está enamorada; o la sensación de vacío cuando se recibe una noticia desagradable de nuestros seres queridos. Este es el barómetro de la inmensa mayoría de la gente para medir el amor.
Pues bien, eso no es amor. Hace un tiempo le llamaba a este sentimiento/pensamiento, “amor humano”, para distinguirlo de ese otro “amor energía” o “amor divino”. Pero he desechado ya tal división, el amor es uno y punto, y a eso que llamaba “amor humano” hemos de dejarlo en lo que es, un pensamiento social, muy poderoso, tan poderoso que no es raro escuchar: “Yo por mi familia mato”. Si, puede ser que mates, pero no será por amor, sólo será por una poderosa forma de pensamiento, sólo será por apego, sólo será por la ira o la rabia u el odio, sólo será porque eso es lo que la sociedad espera que hagas.
Por amor, ni se mata ni se muere. El amor es una fuerza tan poderosa que no hace distinción entre tú y el otro. Ese amor se da a cambio de nada, ese amor no juzga, no critica, no pone condiciones, con ese amor sólo se quiere que el otro sea feliz porque eso te hace feliz.  Con ese amor se desea que todos los seres se liberen del sufrimiento y vivan felices.
Entra dentro de ti, con honestidad, y analiza tus relaciones,………………. empieza por tus ¿seres queridos?, que es más fácil……………… ¿Alguna vez les has juzgado, criticado, prohibido alguna cosa, chantajeado, (yo te doy si tú me das), castigado, etc., etc.? Pues si ha sido así, lamento decirte que tienes que empezar a dejar de llamarles “tus seres queridos”, ya que no son amados por ti. Si has pasado con éxito la prueba de tus seres queridos, comienza por lo no tan queridos.
Es muy difícil definir una sensación, pero no hace falta definirla, lo mejor es sentirla. Sentir ese amor, sentir esa energía, es sencillamente ser feliz a pesar de…….., es no sentir apego, es  desear la felicidad a todos los seres y trabajar para que la consigan, es ser compasivo y misericordioso.
¿Cómo sentir ese amor?  Uf!......................  creo que tienes que trabajar un poquito:
1.       Eliminando los fallos. Un fallo se elimina casi en su totalidad sólo por el hecho de reconocerlo, y permaneciendo alerta después para ver cuando se repite.
2.       Trabaja con otra energía muy poderosa, el perdón. Cada día después de tu meditación, pide perdón a todos los que has ofendido, de pensamiento, palabra, obra u omisión. Y tú perdona a los que te han podido ofender en cualquiera de sus formas.
3.       Sigue con las energías poderosas y bendice después del perdón a los que has perdonado o pedido perdón.
4.       Y por supuesto medita, cada día. Es seguro que conoces infinidad de meditaciones para abrir tu corazón. Elige la que más te guste. Pero si no conocieras ninguna, en breve colocaré alguna para que te sea más fácil.

jueves, 14 de octubre de 2010

Los cinco primeros maestros

            Existe una historia muy bella en los Shastras acerca de la interacción de los cinco elementos  cósmicos del Íntimo con los elementos microcósmicos del íntimo: Había un humilde sadhak, (persona en el camino espiritual). En sus viajes, él aprendía de cada maestro con el que se encontraba.
              Sus primeros cinco maestros fueron los cinco elementos en el Universo: Madre Tierra, viento (aire), cielo (éter), agua y fuego.

              Primero aprendió de la Madre Tierra. De la misma manera en que el primer maestro del niño es su madre, así la Madre Tierra enseñó al sadhak: Ella le enseñó la lección del perdón. Puesto que, aunque el hombre apila montañas de desperdicio y contaminación sobre la Madre Tierra, ella le da alimentos y minerales valiosos sin los cuales el hombre no podría sobrevivir. Él aprendió la lección de que a pesar de todo el abuso, la crítica y la negatividad que reciba del mundo exterior, él debía dar el beneficio de su poder espiritual, su conocimiento de ser y su perdón bondadoso.
             
               El viento le enseñó a estar desapegado. Constantemente, él debía estar en movimiento para alcanzar a tantas almas maduras como fuera posible, sin apegarse a nada. El viento es sutil, no es perceptible al ojo. Las maneras del sadhak deben ser sutiles. Él debe vivir en las profundidades del espíritu.

Yogui Bhajan

               El cielo, el cual abarca todo, le enseñó a mantenerse puro e inmaculado, y le enseñó la sutileza. Ya que el éter es el más sutil de los cinco elementos. Aprendió que así como las nubes parecen colorear un cielo que siempre es azul, también parece que la suciedad de la vida puede ensuciar el alma, un alma, que en realidad no se puede ensuciar con nada.

               El agua le enseñó a estar sereno y a ser compasivo con los demás, y le enseñó a purificar a todos los que entraran en contacto con él. Así como el agua siempre está fluyendo, el sadhak debe fluir y progresar continuamente, sin estancarse.

               El fuego fue su quinto maestro. El fuego es brillante. Un sadhak debe quemar con la iluminación espiritual para purificar las impurezas de las gentes que llegan a él. Así como el fuego aleja el frío y proporciona calidez y calos, así el sadhak debe alejar el miedo de la gente y el temor de la ignorancia, y darles aliento y consuelo espiritual.