El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 21 de diciembre de 2022

La llamada del miedo

 



Capítulo XV. Parte 8. Novela "Ocurrió en Lima"

Ya en la habitación Antay pensó que tenía ante sí una prueba de fuego. Tenía que llamar a Indhira y no podía centrarse en lo que habían sido las únicas tres ocasiones en que habían estado juntos, porque siete años dan para mucho, para mucha complicidad, para mucha familiaridad, para mucho entendimiento, para muchos secretos, para entenderse sin palabras, para conocer el estado emocional del otro solo por el tono de la voz y Antay no tenía experiencia en esa relación. Para él era nuevo, era el primer día, y no tenía un punto de apoyo que le sirviera de soporte, ni con ella ni con los niños.

-    Pero tenía que hacerlo, así que presionó el botón que abría, por primera vez en el día, la puerta del miedo. Porque tenía miedo de lo que pudiera pasar en la conversación, aunque tenía pensado decir que se le habían borrado 7 años de su memoria en caso de no saber que decir. –Hola amor, -escucho la voz de Indhira al otro lado del teléfono, -¿cómo ha ido?

-    Ha ido muy bien, cariño. Pablo ha hecho un gran trabajo. Está hecho. Ya puedes decir a tu papá que reserve la mesa para el domingo, -esperaba que sonara familiar.

-    Me alegro tanto. Por papá y por ti. Le llamaré en cuanto colguemos, -¡bien!, parecía que la entrada había sido lo habitual.

-    Pensó que tenía que interesarse por ella y los niños- ¿Qué tal tu día?, y ¿los niños?

-    Los niños están aquí saltando como locos esperando decirte algo. Espera que te los paso y luego seguimos porque, si no, no nos van a dejar hablar, -te paso a Alexis.

-    Hola papi. Quiero que me traigas un coche, ¿lo harás?, di que sí.

-    Si, cariño, te llevaré un coche.

-    Gracias papi. Adiós.

-    Y, casi de inmediato escuchó a María- Papi te amo.

-    Yo, también te amo. Y tu ¿qué quieres?, ¿otro coche?

-    No papi, un coche no. Tú ya sabes. Un beso, que mami quiere el teléfono, -y se fue.

-    Cariño, no te gastes dinero, -era la voz de Indhira- los estás malcriando.

-    ¿Yo solo?, -preguntó Antay de manera inocente.

-    Bueno los dos, -concedió Indhira- pero tú más. Otra cosa, ¿cómo está Pablo?

-    ¿Por qué lo preguntas?, -la intuición de Antay le decía que la relación entre Pablo y Diana estaba a punto de reventar e Indhira sabía tanto o más que él.

-    Ha venido Diana a casa. Llorando, hecha polvo. Están a punto de romper. No entiendo, como puede ser, con lo enamorados que se les veía, -a Indhira se le notaba preocupada.

-    Algo hemos hablado. A Pablo le gustaría tener hijos, pero para eso Diana tendría que llevar una vida más sedentaria y, para llevar una vida más sedentaria, tendría que dejar de trabajar y parece ser que no quiere. Pablo insiste en que quiere hacerse cargo de las oficinas de aquí, de Miami y, así desaparece de Lima, no se separan, pero tampoco están juntos.

-    Tendríamos que hablar con ellos, -Indhira siempre tratando de ayudar. Parece ser que no había cambiado en estos 7 años.

-    Si, cariño, lo haremos, -aunque la memoria de los últimos 7 años seguía siendo un misterio, por el cariño que sentía por Pablo y por Diana, tenían que hacer algo.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Sanar el cuerpo, sanar las emociones

 


              Los conceptos sanación y crecimiento, sanación y expansión de la conciencia, o sanación y construcción del carácter, no suelen ir habitualmente unidos. Es posible, en algunas ocasiones, que algunos terapeutas y sanadores, los unan, de alguna manera, cuando recomiendan a la persona que ha de realizar algún tipo de trabajo interior para recuperar su salud, al menos, su salud emocional.

              Pero cuantas enfermedades, cuantos sufrimientos, cuanta infelicidad, cuantos desequilibrios emocionales y cuantos problemas mentales, se podría ahorrar el género humano si nos enseñaran a buscar nuestro equilibrio interior, antes o a la vez que aprendemos a leer y a escribir.

              Nacer, crecer, envejecer y morir, es un ritmo continuo, y aunque para cada persona es una experiencia nueva, única e irrepetible, estamos en el mundo tan acostumbrados a ese fluir, que no suele afectarnos mucho el paso por cada una de estas estaciones hasta que nos toca transitarla personalmente. Y en este fluir continuo de la vida casi nadie se plantea que exista otra manera de vivir distinta a como se viene aprendiendo hace miles o millones de vidas. Vivimos para subsistir, ignorantes de nuestra procedencia, de nuestro destino, del camino a transitar e ignorantes del vehículo necesario para dicho transito.

              En cada uno de los ritmos de la vida, se intercala con frecuencia otro concepto, que es la enfermedad y, en el mismo aprendizaje, nos enseñan que las enfermedades se sanan, normalmente ingiriendo diversos productos. Unos abogan por productos químicos y otros por productos naturales, pero en casi todos los casos hay que ingerir algo para contrarrestar la enfermedad, muy pocos hablan de equilibrio interior como remedio sanador y, mucho menos, como remedio inhibidor de la enfermedad.

              Son pocos los que se han planteado que en vez de atacar la enfermedad se podría prevenir. Y aunque parezca que, en la actualidad, hay más seguidores de esta teoría, solo es un espejismo y palabrería que se utiliza como fachada de evolución en las redes sociales.

              Sin embargo la búsqueda y la consecución del equilibrio interior es la mejor medicina para atacar la enfermedad y, aun más, es el mejor inhibidor de enfermedades. 

              El amor, la felicidad, la paz, la serenidad, la alegría son estados que el ser humano busca afanosamente en el exterior, como todo. Para el ser humano no existe un interior, y ni tan siquiera comprende que el amor, por ejemplo, sea una energía y no sea una emoción generada por el contacto con otra persona. Como no comprende que el primer ser objeto de esa energía de amor ha de ser él mismo. Cree que esto, tal como se lo han enseñado, es egoísmo.

Es este planteamiento erróneo la base que va a sustentar la enfermedad. No sabe que el amor es energía, no sabe que se encuentra en su interior, no sabe que ha de amarse a sí mismo, y valorarse, y respetarse. No sabe que cualquier cosa que se encuentra en el exterior tiene fecha de caducidad. Por lo tanto, se “enamora”, hasta que un día dice que se acaba el amor, (El Amor, el auténtico Amor no se acaba nunca. Si alguien dice que se acabó el amor es que nunca ha amado), y ha de finalizar su relación. Eso le causa un dolor intenso, que no es más que energía, y como nadie le ha enseñado a manejar las emociones y vivir en el presente, recuerda el hecho de su separación un minuto tras otro, generando una energía que emponzoña todo su cuerpo energético. Esa mugre energética es la que va a ir alimentando su cuerpo y poco a poco enfermándolo. A partir de aquí le recetarán pastillas para que se olvide del hecho, pastillas para la ansiedad, pastillas para dormir y así una pastilla tras otra.

              Con lo fácil que hubiera sido si, de pequeñito, le hubieran explicado que es un alma, que tiene que activar su centro del amor por él mismo, que ha venido justamente a aprender a realizar esa activación para amar a toda la humanidad. Que en su aprendizaje se encontrará con otras personas con las que formará pareja una temporada para realizar una tarea determinada y que, normalmente, esa relación finalizará un día, y que gracias a su amor, a su respeto y a su generosidad, será una separación, no traumática, en la que se mantendrá el amor, sin dolor y sin sufrimiento.

              Ya que no nos han enseñado esto de pequeños, podemos intentar aprenderlo ahora. Podemos comenzar a realizar ese viaje a nuestro interior, y ese viaje comienza con el silencio. Con el silencio mental. Tienes que empezar a dominar tus pensamientos, tienes que aprender a vivir el “ahora”. Es difícil, es muy difícil, es dificilísimo. Te digo esto para que no pienses que te vas a sentar a silenciar la mente y lo vas a conseguir en un minuto. No. Es una tarea que no se consigue en mucho, en muchísimo tiempo, e incluso no se si se llega a conseguir alguna vez completamente.

              Pero mejor empezar. Cuanto más tarde se empiece más tiempo seremos infelices.

              Empieza por hacer algo muy sencillito. Se consciente de tu respiración:

  • Siéntate. Con los pies bien apoyados en el piso.
  • Deja las manos encima de los muslos con las palmas mirando arriba. (Déjate de mudras, solo vamos a aprender a respirar).
  • Cierra los ojos o déjalos una décima parte abiertos, para que entre un poco de luz y enfoca la mirada en la punta de la nariz.
  • Coloca la punta de la lengua tocando el paladar.
  • Trata de respirar por la nariz, tanto la inhalación como la exhalación.
  • Trata de hacer una respiración abdominal. El abdomen se infla cuando inhalas y de desinfla cuando exhalas. (Así respirarás menos veces que si haces una respiración clavicular. Y al respirar más lento se reducirá tu metabolismo y eso hará que los pensamientos aparezcan también más lentamente).
  • Como a la segunda o tercera respiración ya vas a estar enganchado a algún pensamiento, para que eso no pase cuenta las respiraciones: Inhala 1, exhala 2, inhala 3, exhala 4, y así sucesivamente.
  • Cuando te des cuenta de que estás pensando vuelve a comenzar por uno.
  • A ver hasta cuanto llegas.
  • Con quince minutos cada día, de momento, tienes suficiente.

 

Muy bien. Estás meditando.

 

              

Volando a Miami

 



Capítulo XV. Parte 7. Novela "Ocurrió en Lima"

En las cinco horas y media que duró el viaje, Pablo siguió poniéndole al día de los temas que él consideraba importantes, referentes, no solo a la empresa, sino de los temas personales de los que Pablo tenía conocimiento, que eran los concernientes al funcionamiento en público, de su relación familiar. Por lo que estaba escuchando de su relación con Indhira y con los niños, eran la envidia de familiares y conocidos.

Se sentía feliz de lo que estaba escuchando porque, parece ser, que había conseguido tener una familia como siempre había deseado.

Nada más desembarcar del avión puso un muevo mensaje a su esposa:

-    Cariño, ya hemos llegado. Nos vamos al hotel a dejar las maletas y a comer algo rápido porque a las 3 nos esperan.

-    Indhira, que estaba pendiente del celular, contestó de inmediato- Papá llamó hace un rato para saber si habíais llegado. Está como loco de contento con esta operación. Dice que el domingo, en lugar de almorzar en su casa, nos invita a toda la familia, al completo, a un restaurante para celebrarlo. Tener cuidado. Te amo.

-     Yo también te amo. Te llamo a la noche.

Diana, que fue la que reservó el hotel, hizo un gran trabajo porque el hotel se encontraba justo enfrente de las oficinas donde celebrarían la reunión. Dejaron las maletas en la habitación y bajaron al comedor a almorzar. En el almuerzo Pablo terminó de ponerle al corriente de con quien se iban a reunir, de lo que iban a tratar y de lo que tenía que decir. Si no existía ninguna complicación, que no tenía por qué haberla, según le dijo Pablo, una vez que firmaran, la empresa que ahora dirigía sería un tercio más grande.

La reunión se realizó tal como había pronosticado Pablo. Se sintió tan cómodo y tan metido en su papel de presidente que, no solo se limitó a sonreír, sino que, participó activamente en los temas generales, con bastante acierto, mientras que los asuntos concretos los manejó Pablo con verdadera maestría.

Finalizada la reunión concretaron una visita de trabajo y una reunión con todos los directores para el día siguiente.

A las siete de la noche volvieron al hotel. Quedaron en ponerse ropa cómoda y encontrarse en el hall del hotel para salir a dar un paseo y cenar. Pero antes de separarse para ir cada uno a su habitación Antay le preguntó a su amigo.

-    Pablo, ¡ayúdame!, voy a llamar a casa. ¿Cómo trato a Indhira?, ¿por su nombre o le digo amor, cariño, mi vida, amor mío?, -cuando hable con ella, que al menos la llame como lo hago siempre.

-    Pues usas todas, menos el nombre y decir amor mío. Usas, con frecuencia amor, cariño y mi vida. Cuando tienes que decir su nombre la llamas Chiqui, que es como la han llamado siempre en su familia. Nunca Indhira.

-    Gracias Pablo, -y se separaron yendo cada uno a su habitación.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Buscando a Dios



Voy a seguir buscando a Dios a pesar de que, a veces, me parece esquivo.

Cuando parece que me da la espalda, voy a tocarle en el hombro, para que sepa que aún estoy aquí.

Cuando parece que camino solo por los barrizales de la vida, calzaré mis botas para no hundirme en el fango y continuar en Tu busca.

Cuando parece que mi mente va a ganar en la lucha fratricida que mantiene con mi alma, voy a grabar Tu imagen a fuego, a veinte centímetros de mi cara, para sentir Tu calor.

Cuando parece que la vida me abofetea, a diestro y siniestro, voy a colocar mis brazos para parar los golpes, mientras te entrego a Ti mis moratones.

Cuando parece que los míos voltean su cara para no ver como caigo, aparecen ángeles desconocidos tratando de amortiguar mi caída. Seguro que son Tus ayudantes.

Cuando parece que estás escondido, busco el agujerito por el que sé que me estás mirando.

Cuando parece que las decepciones son el desayuno en la mañana y la tristeza el almuerzo del mediodía, me preparo una suculenta cena de esperanza, para soñar Contigo.

Porque sé que eres la única razón de mi vida.

Porque nada va a conseguir que te olvide.

Porque sé que solo me has soltado un momento para que afiance mis pasos.

Porque, aunque no te sienta yo sé que estás ahí.

Y voy a seguir buscándote, aunque parezca que te escondes.

  

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El ser humano es perfecto

 


          Creen los hombres que necesitan un líder que les conduzca por la senda adecuada, un gurú que les enseñe, un maestro que les indique el camino, un jefe que les controle, un modelo al que imitar, un ídolo al que admirar, una pareja para amar, un amigo con quien hablar, un profesional que les comprenda, un sacerdote que les perdone, un alguien sobre el que arrojar su dolor, un santo al que adorar, un dios en quien creer, un enemigo al que culpar, un grupo para meditar, una cuenta corriente que les de seguridad, un libro para aprender y una pastilla para dormir.

          Y, si ellos así lo creen, así es. Porque cada hombre sólo es el reflejo de su propio pensamiento y de su propia creencia. Y así seguirá siendo hasta que el hombre entienda que no necesita nada, que no necesita a nadie. Y no lo necesita porque el ser humano es un ser completo. Tiene todo lo que necesita para realizar con éxito su Plan de Vida.

          Puede que, en algún momento de su existencia necesite de alguien, de manera puntual, para que le ayude a abrir alguna puerta, pero, como seguro que ha leído u oído en multitud de ocasiones, la puerta ha de franquearla él sólo, porque todo el trabajo importante a realizar en la vida física es un trabajo en soledad, es un trabajo de introspección, de comprensión y de aceptación.

          Lo único que necesita el ser humano es tener conciencia de lo que es, y aceptarlo, y eso lo podrá escuchar de sus modelos y lo podrá leer en libros, pero no le va a servir para nada hasta que no lo integre en cada célula de su cuerpo.

          El ser humano es una parte de Dios. Dios es su origen y Dios es su destino. Y todo el equipaje que necesita el hombre para volver a Dios es el Amor.

          

martes, 13 de diciembre de 2022

Viajando

 


Capítulo XV. Parte 6. Novela "Ocurrió en Lima"

-    La amo con locura y ella a mí, pero el trabajo está matando nuestro matrimonio, -Pablo se detuvo unos instantes que Antay respetó esperando que continuara- nos vemos poco y a mí me gustaría tener hijos. Ella dice que también quiere, pero no hace nada. No lo recuerdas, pero tuvo un aborto y el ginecólogo nos dijo que si queremos hijos tendría que tomárselo con calma, sin el estrés del trabajo. Pero no quiere dejar de trabajar. Dice que, todavía, la necesitas. Aunque yo creo que debe estar enamorada de ti.

-    No digas tonterías Pablo. El domingo pasado cuando coincidimos en la pizzería no lo estaba porque, aunque nos conocíamos solo desde hacía dos semanas, estas fueron intensas, pero nuestra relación fue la de dos hermanos. Yo ya estaba suspirando por Indhira.

>> Pues la tendré que despedir en cuanto lleguemos a Lima, y así no tienes que ir a Miami, -sentenció Antay.

-    ¿Estás loco?, ¡oh!, perdón, no quise decir eso, -Pablo fue consciente de su comentario, justo en este momento en el que hasta Antay dudaba de su cordura.

-    Pues algo hay que hacer. Hablaré con ella. No podéis separaros. –Antay recordó cómo conoció a Diana, para él hace 15 días, aunque hayan pasado 7 años, y lo mal que lo pasó.

-    No se…, no sé, -repitió Pablo pensativo- dejemos el tema de momento. Tú tienes que recordar otras cosas.   

El trayecto hasta el aeropuerto se les hizo más corto que nunca. Bien es cierto que el tráfico, tan caótico siempre en Lima, es más liviano a las 5 de la mañana.

-    Tienes que poner un mensaje a Indhira, -le indicó Pablo- siempre lo haces antes de embarcar y al aterrizar.

-    Gracias, ahora lo hago.

Cuando Antay buscó en su celular a Indhira miró todos los mensajes escritos y, efectivamente, ahí estaban todas las conversaciones que habían mantenido por WhatsApp durante un tiempo. Buscó un mensaje de un viaje anterior, para ver cómo se dirigía a su esposa, y así escribir en la línea como lo hacía normalmente.

-    Amor, ya estamos en el aeropuerto. El trayecto fue rápido, no había casi tráfico. Llegamos con tiempo de sobra. Embarcamos en media hora. Te extraño. Te amo con locura.

Aunque casi había copiado un mensaje anterior. La última parte en la que decía que la amaba con locura, era cierta. Era lo que, realmente, sentía en ese momento, y que no se diferenciaba mucho de lo que sintió el sábado que salió corriendo como una gallina. La diferencia es que ahora no había miedo.

Aunque no supiera como había llegado a donde se encontraba ahora, se sentía bien. No recordaba haberse encontrado tan bien en mucho tiempo. Si para alcanzar este estado se habían tenido que borrar de su memoria los últimos 7 años, lo daba por bien empleado.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Por supuesto que le importamos a Dios

 


          ¿Podrían pensar nuestros hijos cuando se encuentran en el colegio enfrentados, ellos solos, a exámenes, bullying, una mañana de tos, una caída en el patio que le hace sangrar la rodilla, llorar a lagrima viva por haber perdido una canica, pasar un mal rato por no saber una lección o sentir la indiferencia de esa compañera que tanto le gusta, que no les importa a sus papás?

Por supuesto que no. Los papás están llenos de amor por su hijito y le envían al colegio porque saben que eso es lo que necesita para su crecimiento.

La Tierra es el colegio, nosotros somos los niños que estamos aprendiendo, Dios es Nuestro Papá.

¿Vamos nosotros al colegio a ayudar a realizar los exámenes de nuestros hijos?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

¿Vamos nosotros al colegio a decirle a la compañera de nuestro hijo que le haga caso?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

¿Vamos nosotros al colegio a sonarle los mocos a nuestro hijo cuando está medio resfriado?, ¿por qué iba a hacerlo Dios?

Nuestro pensamiento y nuestro amor envuelven y protegen a nuestro hijo. El Amor de Dios inunda nuestro cuerpo y vive en nuestro corazón para darnos la fortaleza necesaria que nos ayude a resistir nuestro dramático día de colegio.

Cuando nuestros hijos vuelven a casa del colegio reciben un abrazo tan grande que los problemas que tuvo en el colegio se quedan en la puerta de casa. Cuando nosotros volvemos a casa, una vez dejado el cuerpo, nos vemos envueltos en una energía de Amor tan increíble que los problemas de nuestro colegio (la Tierra), también se quedan en la puerta.

Somos ocho mil millones de niños en el colegio, todos suspirando en el patio, cuando salimos al recreo, por nuestro Papá. Todos pidiendo algo, todos suplicando, todos llorando, todos orando, todos prometiendo, todos tratando de intercambiar favores con Él.

Dios no puede y no debe hacer nada en nuestro día de colegio. Es nuestro aprendizaje. Y, lo bueno, es que, aunque llevemos malas notas al final de curso, Él nos va a recibir a todos, absolutamente a todos, con el mismo Amor y sin ningún reproche, aunque tengamos que repetir una o mil veces las mismas asignaturas.

Por supuesto que le importamos a Dios.

 

 

Viaje a través de la memoria

 


Capítulo XV. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"

-    O sea que, si estoy loco, -y tratando de tranquilizar a su amigo siguió- pero, tranquilo, no soy peligroso. Solo que se han borrado 7 años de mi memoria. ¿Qué ha pasado en estos 7 años?

-    ¿Seguro que no me estas gastando una broma?, -quiso asegurarse Pablo.

-    Te aseguro que no. No recuerdo nada. Cuéntame que ha pasado en este tiempo a ver si recuerdo algo.

-    En cuanto al trabajo todo fue según lo previsto por ti. En un mes estábamos a pleno rendimiento.

>> Tú empezaste a salir con Indhira y, en mayo del año siguiente, os casabais. Al año nació María, una niña que está loca por ti y tú por ella. Dos años después nació Alexis que es una copia tuya. María es una copia de Indhira.

>> Poco antes de nacer Alexis, tu suegro, se jubiló dejándote al frente de la empresa y un año después me ofreciste ser tu gerente general. Nos va muy bien. Hemos doblado el capital de la empresa y hoy tenemos una reunión en Miami para tomar posesión de una inmobiliaria con lo que nuestra expansión ya no es solo en Perú, Brasil y Colombia. Vamos a conquistar a los EE.UU.

-    No recuerdo nada. Y ¿la casa donde vivo?

-    Fue el regalo de boda de tu suegro. ¿De verdad no recuerdas nada?

-    Nada. Nada de nada.

-    Pues no pareces loco, pareces tan centrado como siempre, pero sin recuerdos.

-    ¿Siguen trabajando en la empresa todos nuestros compañeros?, -se interesó Antay.

-    Todos. Diana es tu asistente personal porque la señora Claudia se jubiló cuando lo hizo tu suegro. Y, además de ser tu asistente es mi esposa. Tú fuiste el padrino de nuestra boda hace tres años.

>> El departamento de informática se ha triplicado y la directora es Belén. El resto de directores son los que estaban. Nos aceptaron muy bien, primero a ti y, después, a mí, y todos formamos un gran equipo.

>> ¿Sabe Indhira que no recuerdas nada de estos 7 años?, -quiso saber Pablo.

-    No. Me levanté tan confundido que no hubiera sabido que decir. Creo que en Miami voy a ir a que me visite un neurólogo, ¿qué te parece?, -le preguntó a Pablo.

-    Creo que es lo mejor. Yo te acompañaré si quieres, -se ofreció su amigo.

-    Gracias. ¡Si no hubiera sido por ti!, -Antay se quedó, por unos momentos, pensativo- Imagina que este viaje lo hubiera tenido que hacer yo solo. Si no sé adónde vamos, ni a quien vamos a ver, ni lo que tengo que decir. Estoy perdido del todo.

-    No te preocupes. De hecho, solo tienes que sonreír y firmar. Casi toda la negociación la he llevado yo personalmente. Este es mi cuarto viaje. Venimos hoy porque ya está todo hecho y bendecido. Vamos a estar aquí dos días. Hoy para firmar y mañana para reunirnos con los directivos. Tenemos que darles seguridad de que van a seguir todos ellos y los cambios, que se darán, se los iremos anunciando con tiempo.

>> Por cierto, hemos llegado hasta aquí sin haber decidido quien manejará esta parte de la empresa, afincado aquí. Siempre decías que más adelante y aquí estamos y, ahora, para más inri, no te acuerdas.

-    ¿Alguna vez pensamos en alguien?, -seguro que Pablo estaba al tanto de una decisión tan importante.

-    Bueno, yo me había postulado. Pero cuando hablábamos del tema siempre me dabas largas.

-    ¿Vas a dejar de ser gerente general para ser gerente o director de las oficinas en Miami?, -aunque no me acordara de nada era de cajón que era un descenso en su trayectoria laboral.

-    En realidad, ya sabes, ¡ay no, perdón, que no te acuerdas de nada! Bueno que lo que quiero es irme de Lima

-    Y ¿Diana?, porque me has dicho que estáis casados y que es mi asistente.  ¿Dejaría de ser mi asistente?, -no entendía como pensaba él venir a Miami dejando a Diana en Lima.

-    Es que no recuerdas nada Antay, pero…, no estamos muy bien, -la cara de Pablo se puso triste y hasta se humedecieron sus ojos.

-    ¿Ya no la amas?, -preguntó intrigado Antay.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Deambulando por la vida

 


En nuestro deambular por la materia nos vamos encontrando con seres variopintos que van siendo nuestro termómetro para medir nuestra propia evolución. Todos son un espejo en el que vemos reflejada nuestra propia imagen, nuestras propias carencias, nuestros miedos, nuestras miserias, nuestra ignorancia, nuestro sufrimiento, nuestro dolor, nuestras soledades.

Cuanto menor es nuestro nivel de evolución, más dolor, más sufrimiento, más división, más separación, más religiones, más opciones políticas, más mini estados, más banderas, más discriminación, más guerras, más hambre, más pobreza, más ignorancia.

Si todos nos encontráramos en el mismo nivel la evolución, a medida que este fuera creciendo nos iríamos uniendo cada vez más, para llegar al final de nuestro tiempo a un solo estado: la Tierra, a una sola religión: el Amor, a un único objetivo: caminar juntos hacia a Dios, a un solo sentimiento: la felicidad, a un solo parentesco: la humanidad, y a una sola enseñanza: vivir desde el corazón.  

7 años olvidados

 


Capítulo XV. Parte 4. Novela "Ocurrió en Lima"

En la calle fue consciente de que salía de una casa que estaba a escasos metros de la empresa del padre de Indhira.

-    Pablo, creo que me he vuelto loco, -fue lo primero que dijo una vez acomodado con su amigo en el taxi.

-    ¿Qué te has vuelto qué?, -preguntó Pablo con cara de no entender nada de lo que su amigo le decía.

-    Escucha bien lo que te voy a decir y tú mismo me dirás si estoy loco o no, -Pablo le miraba sin decir nada esperando lo que Antay tenía que decirle.

>> Para mi ayer fue domingo, -comenzó diciendo Antay.

-    Antay, -le cortó su amigo Pablo- ayer fue domingo para todos y hoy lunes. Por lo que veo no te has levantado loco sino gracioso.

-    Si, Pablo sí. Espera y veras.

>> El domingo que yo viví ayer fue el domingo en que nos encontramos en mi casa para hablaros del nuevo trabajo en la inmobiliaria. El mismo domingo que cenamos una pizza, vosotros todos juntos y yo con Indhira. Y después de acompañar a Indhira a su casa me acosté en mi departamento y en mi cama.

>> Y esta mañana he amanecido en esta casa, desconocida, durmiendo con Indhira, con dos niños, que supongo que son mis hijos y yendo ahora al aeropuerto para viajar a Miami a no sé qué hacer.

>> ¿Qué opinas?, ¿estoy loco o no?, -y se calló esperando el comentario de Pablo.

-    Antay eso que relatas ocurrió hace 7 años, -la cara de Pablo me recordó a la cara del camarero en el puesto de bebidas del Parque del Amor, cuando le pregunté por Ángel, después de su primera desaparición, y me dijo que yo había estado solo tomando el café, tomando distancia por si estaba tratando con un loco.

-    O sea que, si estoy loco, -y tratando de tranquilizar a su amigo siguió- pero, tranquilo, no soy peligroso. Solo que se han borrado 7 años de mi memoria. ¿Qué ha pasado en estos 7 años?

-    ¿Seguro que no me estas gastando una broma?, -quiso asegurarse Pablo.

-    Te aseguro que no. No recuerdo nada. Cuéntame que ha pasado en este tiempo a ver si recuerdo algo.