Puede ser
tan espiritual cocinar un estofado de lentejas como meditar. La clave está en
la actitud y, sobre todo, en la presencia.
Si el
pensamiento y la acción están presentes en la cocina, cocinando las lentejas,
no hay ninguna diferencia con la actitud que se trata de mantener en la
meditación: “Siempre presente”.
A fin de
cuentas, la meditación tendría que ser una manera de vivir, no una actividad a
la que dedicar unos minutos al día. Se trata de vivir el presente en los
minutos de meditación y en las horas restantes del día.
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