El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 25 de enero de 2025

Cuento: Volver a casa



En la fábrica de botellas de plástico, la maquinaria trabajaba sin cesar, día y noche, produciendo una botella cada segundo. Las nuevas botellas, al salir del molde, se encontraban desconcertadas. Habían pasado de ser parte de un todo, una masa uniforme de plástico en la que se sentían plenas y poderosas, a una existencia independiente, sin preparación alguna, destinadas a ser el continente de distintos líquidos: agua, vino, refrescos, leche y más.

Dentro de cada una, las preguntas se repetían: ¿Estaré preparada? ¿Podré cumplir mi trabajo con dignidad? ¿Se sentirán mis dueños satisfechos con mi labor?

Lo que las botellas desconocían era que sus dueños jamás se cuestionarían tales cosas. Para ellos, la botella era casi invisible, un simple recipiente cuyo valor residía únicamente en su contenido.

Mientras el dueño consumía el líquido y, sin pensarlo dos veces, arrojaba la botella a una bolsa junto a otras botellas vacías, esta seguía con sus devaneos mentales.

¿Y ahora qué? se preguntaban todas, llenas de incertidumbre. Estaban desconcertadas hasta que una pequeña botella, que solo había contenido agua, habló con voz tranquila:

—Ahora volvemos a casa.

—¿A casa? ¿Qué casa? —preguntaron sorprendidas las botellas que la escuchaban.

—Volvemos a nuestra casa, a la masa de plástico de la que todas salimos. Volveremos a ser botellas una y otra vez, hasta que un día, quizás, un dueño descubra nuestra belleza y nos utilice para guardar arena, piedrecitas o flores.

Muchas personas se parecen a las botellas. Pasan la vida tratando de agradar a quienes tienen delante, preguntándose qué pensarán de ellas. Y, en muchas ocasiones, a esas personas les importa un pimiento. Igual que a los dueños de las botellas.

Mejor les iría haciendo bien su trabajo y tratando a los demás como les gustaría ser tratados.


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