El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 4 de enero de 2025

A Dios rogando.....

 


Nunca he comprendido, del todo, la euforia que envuelve la Nochevieja. A pesar de haber participado en algunas de esas celebraciones, aunque la verdad es que no han sido muchas. Podría contar todas las veces con los dedos de las manos, y aún me sobrarían algunos.

Me he sumergido en la historia buscando el origen de una festividad tan arraigada en nuestras culturas. Mi investigación me llevó a la antigua Mesopotamia, donde se estima que la primera celebración de fin de año tuvo lugar alrededor del año 2000 a.C., coincidiendo con la primavera y las nuevas cosechas. Los mesopotámicos celebraban el Akitu, un festival que duraba doce días y marcaba el inicio de un nuevo ciclo agrícola.

Avanzando en el tiempo, llegamos a la antigua Roma. En el año 46 a.C., el emperador Julio César instauró el calendario juliano, fijando el 1 de enero como el primer día del año en honor a Jano, el dios de los comienzos y los umbrales. Las festividades incluían sacrificios y brindis con vino, buscando la protección de Jano.

Hoy en día, no celebramos el comienzo de un ciclo agrícola ni pedimos la protección de un dios. Nos limitamos a despedir un año y a dar la bienvenida al siguiente, con la esperanza de que sea mejor y de que se cumplan los deseos que hemos acumulado a lo largo de los años. Y me pregunto, ¿alguna vez se han cumplido todos esos deseos? ¿Por qué habrían de cumplirse este año? ¿Será porque 2025 marca un cuarto de siglo? ¿O quizás porque la suma de sus cifras da como resultado el número 9, que en numerología simboliza el final de un ciclo y la preparación para un nuevo comienzo?

          No, amigos. Lamento ser el portador de malas noticias, pero me temo que vuestros deseos no se van a cumplir por arte de magia. A menos que... a menos que trabajéis arduamente para que se hagan realidad, porque ellos no se materializarán por sí solos.

La vida no funciona de esa manera. No basta con pedirlo y esperar. Recordad el dicho: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

Además, hay una condición esencial de la que sois totalmente responsables, aunque puede que no seáis conscientes de ello en este momento: la materialización de ese deseo debe estar prevista en vuestro Plan de Vida. Este plan fue organizado por vuestra alma antes de encarnar en ese cuerpo que se va de fiesta en Nochevieja con la esperanza de un milagro navideño.

En fin, espero si habéis ido de fiesta que hayáis disfrutado y, a pesar de todo, espero que se cumplan todos vuestros deseos, (aunque sería bueno que trabajarais en ellos).

Feliz año nuevo.  


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