El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 21 de marzo de 2025

A todos por igual

 


Como si estuvieras a punto de dejar la vida, así has de actuar, decir y pensar en todo momento. Marcharse de entre los hombres, si existen los dioses, no es en absoluto terrible, ya que no te pueden sumir en ningún mal; si no existen, o no se preocupan por las cosas de los hombres, ¿para que vivir en un mundo vacío de dioses y de Providencia? Pero existen y les preocupan las cosas de los hombres: para evitar que el hombre sucumba en los males de verdad, pusieron en él todo lo necesario; en cuanto al resto, si hay algún mal, también lo han previsto, para que de cualquier modo evite sucumbir ante él.

Y lo que no hace peor al hombre, ¿Cómo podría empeorar su vida? Pues ni por ignorancia, ni a sabiendas, ni por no poder cuidar de ello con prevención ni tampoco enderezarlo, hubiera mostrado un fallo la naturaleza del todo; tampoco hubiera cometido un error de tal clase por incapacidad o por ignorancia, de modo que bienes y males caigan sin discriminación a hombres buenos y malos.

La muerte y la vida, la gloria y la deshonra, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza: todas estas cosas acontecen por igual a hombres buenos y a malos, sin que puedas ser considerados hermosas ni desagradables: pues no son ni bienes ni males. 

MARCO AURELIO


jueves, 20 de marzo de 2025

Vivir o sobrevivir

 

 


No sé muy bien si estoy viviendo, o solo me estoy moviendo por la vida

 

-    Kunturi, hoy te siento, especialmente, triste.

-    Tienes razón Maestro.

>> Estoy muy triste. ¡Que terrible es el pensamiento! Le he dejado volar, a su antojo, y ha impregnado en mi conciencia la sensación de que no tengo vida, de que no sé muy bien si estoy viviendo o simplemente me estoy moviendo a lo largo de los días, como una hoja arrastrada por el viento.

>> Hoy he sentido que mi existencia, es como un río que fluye sin cesar, y me siento como un corcho flotando, sin control, en mitad de la corriente, dejándome llevar, sin luchar contra las turbulencias.

>> Me siento embargado por una implacable compañera: la rutina. Que me envuelve con su monótono abrazo. Cada día es igual y, para colmo, esta rutina no es la que yo había imaginado para esta etapa de mi vida. ¿Es esto vivir? ¿O es, simplemente existir, como el engranaje en una máquina que sigue girando sin cuestionar su propósito? ¿Estoy siguiendo un guión preestablecido?

>> Nunca he sabido cual es la razón de mi vida, aunque como un iluso, en muchas etapas de mi vida he creído, (al final todo es, solo, una creencia), que era como una especie de guía espiritual para enseñar el camino que lleva a Dios. Pero no. Al final ha resultado que solo soy un pobre soñador al que la vida está despertando a base de cachetadas.

-    Hijo mío, no eres iluso ni soñador. Más pareces un buscador. Siempre haciendo preguntas, siempre buscando respuestas. Pero a menudo, la claridad se escapa entre tus dedos, como el agua que se desliza por las rendijas de una roca.

>> Deja de preguntarte si esto que vives es la vida y vive. En la intensidad de los momentos está revelada la verdad. Cuando te sumerges en una risa compartida, cuando sientes el calor de un abrazo sincero, cuando contemplas un atardecer que tiñe el cielo de colores imposibles, ahí está la vida. No en las tareas mecánicas, sino en los destellos de emoción y conexión.

>> Es tu decisión saborear cada bocado de vida, abrazar con pasión, aprender con avidez, amar con valentía. Es en esas elecciones donde vas a encontrar las respuestas a tus preguntas. Es en los pequeños detalles: una sonrisa, una melodía, una mirada cómplice, donde está la vida. Y en esos momentos, cuando el corazón late con fuerza y la mente se aquieta, es cuando sabes que estás vivo.

>> Deja de preguntarte para que has nacido y vive. Deja de preguntarte cuando es tu misión en la vida y vive. Deja de pedir milagros y hazlos tú. 


Amor a Dios

 



DECRETO: Para que lo oculto sea revelado

 



La impermanencia de la vida

 


          Ten muchas veces en tu mente la rapidez con la que los seres y los hechos pasan y desaparecen. La sustancia es como un río en continuo flujo; las acciones, en continuos cambios; las causas, en mil maneras; casi nada permanece; tampoco el presente.

          La infinidad del pasado y del futuro son un abismo en el que todo desaparece. ¿No es un insensato el que en estas circunstancias se siente ufano, se desazona o se irrita, como si alguna vez fuera a durar lo que perturba?


MARCO AURELIO

El milagro de la vida

 


En algún lugar leí, o tal vez fue en un anuncio —no lo recuerdo exactamente—, una idea que me impactó profundamente: para que yo esté aquí, en este momento, han sido necesarios 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 trastatarabuelos, 64 pentabuelos, 128 hexabuelos y 256 heptabuelos. Si retrocedemos 10 generaciones, hablamos de nada menos que 1,024 ancestros directos tan solo en esa última generación. Y si consideramos un promedio de 25 a 30 años por generación, nos remontamos aproximadamente 300 años atrás en mi linaje.

Cada uno de estos antepasados tuvo su propia vida, con historias únicas, decisiones importantes y circunstancias que, de una forma u otra, culminaron en... ¡mí! Es asombroso pensar en todo ese legado invisible que llevamos con nosotros, en cómo la suma de incontables vidas individuales dio lugar a la nuestra.

Siempre he creído que, antes de venir a este mundo, realizamos, junto a otras almas, una planificación minuciosa de lo que debemos realizar y lo que queremos alcanzar en nuestro viaje por la materia. Sin embargo, al contemplar este árbol genealógico aparentemente interminable, empiezo a pensar que tal vez este diseño no solo es individual, sino que el momento del Big Bang ya contenía, de alguna manera, la semilla de cada llegada a la vida de todos los seres que han poblado este planeta a lo largo de su historia.

Es fascinante imaginar que, en ese preciso instante de creación, pudiera estar codificada la trama infinita de existencias que se desplegarían con el paso del tiempo. Cada vida, incluida la tuya, sería un hilo único y esencial en el gran tapiz de la humanidad.

¿Tú qué opinas? Me encantaría conocer tu perspectiva. Puedes compartir tus pensamientos en los comentarios o escribirme a mi correo: alvaga88@gmail.com.


miércoles, 19 de marzo de 2025

Libre de apego

 


No es necesario publicitar la bondad

 


¡Que asqueroso y falso el que dice: “He elegido comportarme contigo con sencillez”! ¿Qué estás diciendo, hombre? No hay necesidad de andar diciéndolo. Se mostrará por sí mismo.

Conviene llevarlo escrito en la frente, que enseguida lo haga sonar la voz, que enseguida salga de los ojos, como el amado reconoce enseguida todo en la mirada de sus amantes.

Un hombre sencillo y bueno, debería ser como el que huele a choto, para que el que está a su lado se de cuenta de que está ahí, lo quiera o no.

El empeño en la sencillez es como un estilete. Nada es más odioso que la amistad del lobo. Huye de esto, por encima de todo. El hombre bueno y benévolo lleva eso en los ojos, no se le oculta.

MARCO AURELIO


DECRETO: Para controlar cualquier defecto

 



El secreto de aceptar

 


A veces, en la búsqueda de la felicidad le damos tantas vueltas a la vida que más parece que la retorcemos.

Y, sin embargo, no es necesario darle muchas vueltas, porque es seguro que así no vamos a conseguir la felicidad y nos podríamos marear de tanta vuelta. Es mucho más sencillo: Solo tenemos que aceptar la vida que nos hemos dado.

La aceptación es un concepto que implica reconocer y asumir conscientemente la realidad tal como es, incluyendo situaciones, pensamientos, emociones o aspectos personales, sin intentar modificarlos, evitarlos o juzgarlos.

Aceptar significa no juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.

La aceptación consiste en eliminar la expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad llegará después, aceptando.

Aceptar en ver las cosas como son, no como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando esperamos algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones, queremos controlar a las personas, queremos controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie, excepto ellas mismas, puede cambiarlas.

 La aceptación es como un puente que nos traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.

La aceptación llega con la apertura del chakra del corazón. El centro energético del corazón, situado en el centro del pecho, a la altura del corazón físico, es la sede del amor, de la compasión, de la misericordia, de la dulzura, y es lo que nos une al resto de seres humanos, y lo que nos acerca a nuestra divinidad.

Un chakra cardiaco que irradia amor, generosidad, compasión, que se siente unido a todo y a todos, es el secreto para conseguir el tan deseado equilibrio interior, equilibrio que lleva directamente a no resistirse al fluir de la vida, y a aceptar los cambios, las incertidumbres, los sucesos, las ideas y las personas.

La aceptación es la antesala del Amor, y para conseguir amarnos a nosotros mismos, veremos que necesitamos traspasar la puerta de la aceptación, para observarnos sin juzgar, para valorarnos, para respetarnos, para compartir y para entregarnos a los demás.

¿Aceptando qué?: Aceptando lo que somos, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo, aceptando lo que nos parecen limitaciones, aceptando nuestra vida.

Cuando se consigue aceptar la vida y lo que la envuelve, la persona se ablanda, tolera, perdona y ama.

Se dice muy rápido que hay que aceptar la vida, sin embargo, nuestra conciencia lleva mucho tiempo generando un patrón de conducta que hace difícil cualquier cambio. ¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.

Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacío en el que estamos inmersos no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio, empieza la aceptación.

 


lunes, 10 de marzo de 2025

DECRETO: Para gobernar el pensamiento

 


Tienes el poder de calificar conscientemente tu pensamiento de la manera que desees a través de la presencia Yo Soy. No hay nadie que te diga lo que debes hacer porque eres un Ser Libre con Libre Albedrio.

Si pudieses estar consciente de cada pensamiento que pasase por tu mente durante 6 semanas, y lo mantuvieses calificado con la Perfección, verías los resultados más sorprendentes.

Di a menudo: “Yo Soy el Maestro Interior gobernando y controlando todos mis procesos de pensamiento, en la perfección de Cristo, íntegramente como Yo deseo que sean”.

Saint Germain


domingo, 9 de marzo de 2025

DECRETO: Para elevarse por encima de la conciencia de separación.

 



Nunca dejes de decir "Te amo"

 


El amor es un regalo precioso que no debemos dar por sentado. Cada día que pasa es una oportunidad única para expresar nuestros sentimientos más profundos a aquellos que atesoramos. Nunca dejes de decir "Te amo", pues no sabes si será la última vez que tendrás la oportunidad de hacerlo.

La vida es impredecible y frágil. En un instante, todo puede cambiar. Por eso, es crucial aprovechar cada momento para demostrar nuestro afecto. No esperes a ocasiones especiales o momentos "perfectos" para expresar tu amor. Cada día, a cada instante, tienes la posibilidad de hacer que alguien se sienta querido y valorado.

Expresar amor no se limita solo a las palabras. Puede manifestarse de innumerables formas: una caricia, una sonrisa, un gesto de apoyo, o simplemente estar presente. Cada acto de bondad y consideración es una forma de decir "Te amo" sin pronunciar una sola palabra.

Recuerda que el amor es como una planta que necesita cuidado constante para florecer. Al expresar tu amor regularmente, no solo nutres tus relaciones, sino que también cultivas tu propio bienestar emocional. Estudios han demostrado que expresar afecto puede mejorar tu salud física y mental, reduciendo el estrés y fortaleciendo el sistema inmunológico.

No temas parecer repetitivo o exagerado. El amor genuino nunca se desgasta por ser expresado con frecuencia. Al contrario, cada "Te amo" reafirma el vínculo especial que compartes con tus seres queridos.

Imagina cómo sería tu vida si supieras que hoy es tu último día. ¿Qué dirías a tus seres queridos? ¿Qué gestos de amor harías? Vive cada día con esa intensidad y consciencia. No dejes para mañana lo que puedes expresar hoy.

El amor tiene el poder de transformar vidas y sanar heridas. Tus palabras y acciones de amor pueden ser el rayo de luz que alguien necesita en su día más oscuro. Nunca subestimes el impacto positivo que tu amor puede tener en los demás.

En un mundo que a menudo parece frío e indiferente, tu expresión de amor puede marcar la diferencia. Sé generoso con tus "Te amo", con tus abrazos, con tu tiempo y atención. Estas son las verdaderas riquezas de la vida.

Al final, lo que más lamentamos no son las palabras que dijimos, sino aquellas que dejamos sin decir. No permitas que el miedo o la vergüenza te impidan expresar tus sentimientos. El amor es valiente y se fortalece con cada expresión sincera.

Haz del amor tu prioridad diaria. Que sea lo primero que expreses al despertar y lo último antes de dormir. Llena cada día con pequeños actos de amor y palabras de afecto. Porque en el gran esquema de las cosas, es el amor lo que verdaderamente importa y perdura.



Seguir a la razón

 


          ¿Qué necesidad hay de hacer suposiciones? Mira alrededor qué es lo que hay que hacer. Si lo ves, avanza con decisión, sin cambiar de rumbo. Si no lo ves, detente y haz uso de tus mejores consejeros.

          Si se suman otras cosas a las que ya había, sigue adelante aplicando tu razón a los recursos disponibles y con una idea clara de lo que es justo. Pues lo mejor es tener éxito en esto, donde se da también el error. Plácido y ágil, sereno y firme estará el que siga a la razón en todo.

MARCO AURELIO


Arrepentimiento

 



sábado, 1 de marzo de 2025

Ahora

 


          ¿Con qué evidencia se muestra que no hay otro momento de la vida más apropiado para la filosofía que este en el que ahora mismo te encuentras?

MARCO AURELIO


Aprende a vivir tu vida

 


          Sé valiente, atrévete. Atrévete a prescindir de tus libros, de las enseñanzas de los instructores y de tus maestros, de películas, de citas, y empieza a mirar y a vivir la vida, tal cual es, sin las contaminaciones de otros. Esos otros que te explican la vida desde su punto de vista, desde su lugar en el camino, desde la estatura de su evolución, desde sus propias lecturas o sus propias enseñanzas. A fin de cuentas, sólo son palabras, que de nada valen, porque ni tan siquiera pueden expresar un sentimiento.           

       Atrévete a vivir tu propia vida, no la vida que ellos han vivido, vive tus propias experiencias, sin querer vivir las suyas, siente tus propios sentimientos, sin sentirte mal porque no sientes lo que ellos han sentido. Todo lo que te digan puede servirte de guía, de información, pero nada más, no debe condicionarte para vivir tu propia vida, ni para experimentar tus propias experiencias, ni para sentir tus propios sentimientos.

          Sólo vas a crecer, sólo vas a evolucionar, sólo vas a acercarte a Dios viviendo tu vida. Ni la de los maestros, ni la de los escritores de libros, ni la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de nadie. Sólo vas a ser feliz viviendo tu propia vida.

          Nunca nadie ha aprendido viviendo otra vida que no sea la suya, porque cada vida es única. Cada ser ha de vivir una vida que en nada se parece a la que puedan vivir otros, porque es la vida que necesita vivir para aprender aquello que es necesario por el lugar que en su evolución ocupa.

          Además, contesta con honestidad, ¿De qué te han servido tantos libros, tantos cursos, tantas charlas, tantas clases de yoga, tantas meditaciones?, ¿Cuánto has avanzado?, ¿Cuánto eres más de feliz desde la primera lectura hasta hoy, o desde la primera charla, o desde el primer curso?, ¿Cuánta es la desidentificación con tu cuerpo?, ¿Cuánto tiempo permanece detenida tu mente?, ¿Cuánto has ayudado a los demás?, ¿Ya no criticas nada ni a nadie?, ¿Ya no juzgas?, ¿Has olvidado lo que son los celos, o la envidia?, ¿Cuánto han decrecido tus deseos?, ¿Cuánta información has dejado de esconder para no perder tu poder?, ¿Ya hablas siempre con la verdad absoluta, sin esconder nada?, ¿Cuánto ha disminuido tu orgullo?, ¿Ya sientes a todos como iguales?, ¿Has dejado de maltratar, aunque sólo sea de pensamiento?

          ¿Sabes que la iluminación se puede alcanzar en un instante, solo con el reconocimiento de lo que eres y la asunción de ese conocimiento? No necesitas a nadie para alcanzar el conocimiento. Lo vas a alcanzar solo, en tu silencio, en tu meditación, porque para alcanzarlo no hay ni tan siquiera que extender la mano, él llega a ti cuando le permites la entrada, cuando dejas de creerte que eres un cuerpo, cuando asumes que eres energía, que eres un alma, y actúas como tal. Entonces te sientes invadido de una energía que sabes qué es eso que leías en los libros. Y en ese momento, ya no importan las vacaciones, ni el coche del vecino, ni el aumento de sueldo, en ese momento ya no importa nada que afecte a tu cuerpo, porque sabes de inmediato que todo lo que necesites te será dado, porque te has abierto a la Totalidad, porque te has abierto al Universo y todo lo que el Universo ya te enviaba, pero que tú en la cerrazón de tu mente no te permitías recibir, ahora va a entrar en tu vida a raudales.

          Y para llegar ahí, te sobran los maestros, para llegar ahí, tu eres tu propio/a maestro/a. Esa experiencia, ha de ser tuya, de poco vale que te cuenten su propia experiencia, incluso puede despistarte por querer encontrar algo parecido. El final siempre es el mismo, pero no la manera de llegar a él, no la manera de vivirlo, no la experiencia.

          Atrévete ya y vive tu propia vida.


Destino

 


Lo que te sucede estaba dispuesto desde la eternidad: la trama de las causas ya ha tejido desde siempre tu condición y ese suceso concreto.

MARCO AURELIO


DECRETO: Para producir algo que deseas

 



Dos caminos para llegar a Dios

 


Dos caminos para llegar a Dios

         Existen básicamente dos caminos para alcanzar la unión con Dios: la senda externa y la senda interna o trascendental. La senda externa consiste en la actividad correcta: amar y servir a la humanidad con la conciencia centrada en Dios; la senda trascendental es esotérica y se basa en la meditación profunda.

Por la senda trascendental tomarás plena conciencia de todo lo que no eres y descubrirás aquello que eres: “No soy el aliento, ni el cuerpo, ni los huesos, ni la carne. No soy la mente, ni el sentimiento. Soy Aquello que está tras el aliento, el cuerpo, la mente y el sentimiento”.

Cuando te remontas más allá de la conciencia de este mundo, sabiendo que no eres el cuerpo ni la mente y, sin embargo, más consciente que nunca de que existes, experimentarás esa divina conciencia que es lo que en verdad eres. Eres Aquello que da origen a todo cuanto existe en el Universo.

¿Por qué no indagas más allá de la oscuridad de los ojos cerrados? Es allí donde debes explorar. “Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (Juan 1:5). Inmensas luces y fuerzas cósmicas están actuando allí.

Paramahansa Yogananda


jueves, 27 de febrero de 2025

Todo procede de Dios

 


En el camino de la fe y la espiritualidad, muchos se encuentran en una encrucijada entre la confianza en Dios y el deseo de cambiar sus circunstancias. Este dilema, común entre los creyentes, merece una reflexión profunda y una comprensión más amplia de la relación entre el ser humano y Dios.

Es natural que los seres humanos, incluso aquellos con una fe firme, atraviesen momentos de duda y ansiedad. Buscamos consuelo en la oración, pidiendo a Dios por salud, prosperidad o cambios en nuestras circunstancias. Sin embargo, esta actitud puede revelar una contradicción interna: Mientras, por un lado, reconocemos a Dios como fuente de todo, por otro, cuestionamos o deseamos cambiar lo que Él ha dispuesto para nosotros.

Esta paradoja nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra fe y/o espiritualidad y nuestra comprensión del plan divino.

La idea de que nuestra vida actual es el resultado de un acuerdo previo con Dios antes de nuestra encarnación es un concepto profundo que merece consideración.

Ese acuerdo previo implica que cada experiencia tiene un propósito específico, que las dificultades no son castigos, sino oportunidades de crecimiento y que nuestra vida actual es exactamente lo que necesitamos para nuestra evolución espiritual.

Esta perspectiva nos desafía a ver más allá de nuestros deseos inmediatos y a buscar el significado más profundo de nuestras experiencias.

Es imprescindible para nuestra mantener nuestra paz interior, aceptar que Dios siempre proporciona lo que más nos conviene requiere un acto de fe y humildad.

Eso supone reconocer que la perspectiva divina es más amplia que la nuestra, que lo que percibimos como negativo puede ser beneficioso a largo plazo y que nuestros deseos inmediatos no siempre se alinean con nuestro mejor interés espiritual.

Por eso, en lugar de rebelarnos contra nuestras circunstancias, podemos adoptar una actitud de aceptación activa:

- Observación consciente: Examinar nuestras situaciones sin juicio.

- Búsqueda de lecciones: Identificar qué podemos aprender de cada experiencia.

- Gratitud: Cultivar el agradecimiento por lo que tenemos, incluso en momentos difíciles.

- Confianza: Desarrollar una fe profunda en que todo tiene un propósito superior.

La verdadera transformación ocurre cuando aceptamos nuestra realidad presente. Esto no significa resignación, sino una apertura a las enseñanzas que cada situación nos ofrece, ya que, al hacerlo, liberamos energía que antes gastábamos en resistencia, a la vez que nos abrimos a nuevas perspectivas y soluciones y, además, aceleramos nuestro crecimiento espiritual y personal.

Yo diría que es de vital importancia encontrar un equilibrio entre la aceptación de nuestra situación actual y la acción constructiva. Mientras aceptamos lo que es, podemos trabajar en nuestro crecimiento personal, podemos buscar formas de servir a los demás y, sobre todo, mejorar aspectos de nuestra vida que están bajo nuestro control.

Por lo tanto, para conseguir vivir en paz y acercarnos a la felicidad, hemos de aceptar que nuestra vida actual es un regalo de Dios, con todas sus complejidades y desafíos. Esa aceptación nos libera de la constante lucha contra lo que es y nos permite enfocarnos en nuestro crecimiento espiritual.

Al adoptar esta perspectiva, no solo honramos el plan divino para nuestras vidas, sino que también nos abrimos a una felicidad más auténtica y duradera. Esta felicidad no depende de circunstancias externas, sino de nuestra conexión interna con lo divino y de nuestra capacidad para encontrar significado y propósito en cada experiencia que la vida nos ofrece.


¿Algo más?

 

La decisión de los dioses

 


         Si los dioses han decidido sobre mí y sobre lo que tiene que pasarme, han decidido bien: no cabe concebir a un dios decidiendo mal. ¿Qué le puede impulsar a hacerme mal? ¿Qué podrían sacar de ello por sí mismos o para lo común que es para lo que miran?

MARCO AURELIO


DECRETO: Para que sea revelado lo que necesitas saber

 


miércoles, 26 de febrero de 2025

Las cosas son como son

 


No juzguen. Las cosas son como son y no han de tener ningún interés en como deberían de ser, en como tendrían que ser, en cómo piensan ustedes que han de ser.

       La aceptación de la realidad tal como es, sin juzgar ni imponer nuestras expectativas, es una de las claves para alcanzar la paz interior y vivir una vida más plena. Este concepto, arraigado en filosofías como el estoicismo y prácticas como la meditación, nos invita a observar el mundo y nuestras experiencias sin etiquetarlas como buenas o malas, correctas o incorrectas.

Cuando juzgamos, creamos una brecha entre la realidad y nuestras expectativas, lo que se convierte en una fuente de sufrimiento innecesario. Al emitir juicios sobre los demás o sobre las situaciones que vivimos, nos alejamos de la comprensión y la empatía, limitando nuestra capacidad de responder de manera efectiva a los desafíos que se nos presentan.

La práctica de no juzgar no implica resignación o pasividad. Por el contrario, nos permite ver las cosas con mayor claridad y actuar de manera más consciente y equilibrada. Al aceptar la realidad tal como es, nos liberamos de la lucha constante contra lo inevitable y podemos enfocar nuestra energía en aquello que sí podemos cambiar o mejorar.

Esta actitud de aceptación nos acerca a una forma de sabiduría que reconoce la complejidad de la vida y la imposibilidad de controlar todos los aspectos de nuestra existencia. Como señalaba el filósofo Epicteto, "el sabio es aquel que acepta de buena gana todas las circunstancias de la vida sin desear otras".

Adoptar esta perspectiva requiere práctica y paciencia. Implica desarrollar una conciencia plena del momento presente, observando nuestros pensamientos y emociones sin identificarnos completamente con ellos. Al hacerlo, podemos cultivar una mayor ecuanimidad frente a los altibajos de la vida, respondiendo a las situaciones con más calma y claridad.

Es importante destacar que aceptar la realidad no significa aprobar todo lo que sucede o renunciar a nuestros valores. Más bien, nos permite relacionarnos con la vida de una manera más sabia y compasiva, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. Al dejar de lado los juicios constantes, abrimos espacio para una comprensión más profunda y una acción más efectiva y alineada con nuestros propósitos.

En última instancia, aprender a no juzgar y aceptar las cosas como son nos ofrece una libertad interior que trasciende las circunstancias externas. Nos permite fluir con la vida en lugar de luchar constantemente contra ella, encontrando paz y satisfacción en el simple acto de ser y experimentar el mundo tal como se presenta ante nosotros.

 


martes, 25 de febrero de 2025

Confia en Dios

 



Todo cambia

 


Se buscan retiros en el campo, en la costa, en el monte. Pero eso es lo menos filosófico que existe. Puedes retirarte en ti mismo cuando desees; pues no hay lugar de retiro más tranquilo ni más libre de ocupaciones que el alma de uno: más aún si se tiene dentro algo que, con solo inclinarse sobre ello, produce el mayor bienestar, y por bienestar quiero decir orden. Concédete a ti mismo ese retiro, una y otra vez, y renuévate. 

Que sean sencillos y elementales aquellos principios que, en cuanto los tengas delante, te basten para eliminar toda aflicción y llevarte de vuelta en calma junto a las cosas a las que regresas. ¿Qué te molesta entonces? ¿la maldad humana? Considera que los seres racionales existen unos por otros, que tener paciencia forma parte de la justicia, que obran mal involuntariamente, y cuantos que se enemistaron, que desconfiaron, que odiaron, que se enfrentaron con lanzas están muertos y no son más que cenizas. Para ya. ¿O acaso estás disgustado con la parte que te ha tocado del universo? Preséntate esta disyuntiva “o providencia o átomos”, y cuántas cosas te muestran que el universo es como una ciudad. ¿Son entonces las cosas de tu cuerpo las que aún te afectan? Piensa que la inteligencia, una vez que llega al dominio de sí y se da cuenta de su propio poder, no se mezcla de modo suave ni brusco con ningún espíritu que esté en movimiento. Considera también cuanto has escuchado y aceptado sobre el dolor y el placer.

¿Acaso te va a apartar tu pequeña gloria? Considera la rapidez con la que cae todo en el olvido, cómo la infinitud del tiempo se abre a ambos lados como un abismo, la vacuidad que comporta la celebridad, la inconstancia y falta de juicio que acompaña la fama, la estrechez del lugar en la que se circunscribe. La tierra entera es una mota, y qué pequeño el rincón de esta en el que tú habitas. ¿Cuántos y quienes serán los que allí te alaben?

Lo que queda recuerda: la retirada a ese pequeño terreno que es de uno mismo; por encima de todo no te distraigas ni te desazones en esfuerzos; sé libre y mira las cosas como hombre, como ser humano, como ciudadano, como animal mortal. Que entre aquellos principios que tienes a mano, aquellos a los que vuelves tu mirada, estén estos dos: el primero, que las cosas no afectan el alma, sino que esta permanece al margen e imperturbable y las turbulencias provienen únicamente de la opinión interior; el segundo, que todo aquello que tienes ante los ojos está a punto de cambiar y en un momento no estará ya. No dejes de pensar en los cambios de los que has sido testigo. El Universo, mutación; la vida, opinión.

 

MARCO AURELIO


domingo, 23 de febrero de 2025

Propósito de vida

 


Todo en la vida tiene un propósito y un significado, pero no te obsesiones y no lo busques porque dejaras de sentir la vida.

 

La búsqueda del propósito y significado de la vida es una preocupación fundamental para muchos. Yo he sido uno de esos buscadores. Siempre me he preguntado qué hago aquí y eso que sé que, esta búsqueda puede alejarnos de vivir plenamente.

Aunque es cierto que todo en la vida tiene un propósito y un significado, obsesionarse con encontrarlo puede ser contraproducente.

El filósofo Alan Watts dijo una vez: "El significado de la vida es simplemente estar vivo. Es tan evidente y tan simple y tan obvio que todos lo pasamos por alto". Esta perspectiva nos invita a considerar que el propósito no es algo que se encuentra, sino algo que se experimenta en el acto mismo de vivir.

Cuando nos enfocamos demasiado en buscar un propósito, corremos el riesgo de perder el presente, porque nos obsesionamos tanto con el futuro que olvidamos vivir el ahora y eso genera ansiedad, ya que la presión, autoimpuesta, por encontrar un gran propósito puede ser abrumadora.

En lugar de buscar activamente un propósito, podemos permitir que este se revele a través de nuestras experiencias y acciones. Esto implica: Estar presentes en cada momento, cultivar la curiosidad por la vida y abrazar las experiencias, tanto positivas como negativas.

El problema está que el o los propósitos de vida no son, para nada, lo que nosotros nos imaginamos o lo que a nosotros nos gustaría. Nos haría felices tener un “gran propósito”, del tipo que fuera y, sin embargo, nos vamos a encontrar con “pequeños propósitos”, que son, justamente, los que necesitamos y los que hemos pactado antes de venir a la vida.   

Irónicamente, es cuando dejamos de buscar obsesivamente un propósito que a menudo lo encontramos.

En lugar de buscar un propósito abstracto, podemos enfocarnos en vivir con propósito. Esto significa: Actuar con intención en nuestras actividades diarias, cultivar relaciones significativas y contribuir positivamente a nuestro entorno.

El propósito y el significado están entretejidos en la trama misma de la vida. No son destinos a los que llegar, sino cualidades que emergen cuando vivimos plenamente. Al soltar la necesidad de encontrar un gran propósito, paradójicamente, permitimos que el significado florezca naturalmente en nuestras vidas. Como dijo el poeta Rumi: "Lo que buscas te está buscando". Así que, en lugar de buscar, vive. El propósito te encontrará en el camino.

 


viernes, 21 de febrero de 2025

DECRETO: Para atraer abundancia

 



Más allá de la mente


 


 

Es sorprendente, pero resulta que hay otra vida fuera de nuestra cabeza. Y es, justamente esa vida, la que le da vida a la vida que se desarrolla dentro de nuestra cabeza.

 

Esta simple pero profunda observación nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra existencia y la interconexión entre nuestro mundo interior y el exterior.

Nuestras mentes son universos en sí mismas. Albergan pensamientos, emociones, recuerdos y sueños. Es fácil quedar atrapados en este laberinto interno, perdidos en nuestras propias historias y preocupaciones. A menudo, pasamos horas sumergidos en reflexiones, planificando el futuro o reviviendo el pasado. Nuestro mundo interior es rico y complejo, pero ¿es todo lo que hay?

No. Parece que hay vida al otro lado de nuestra mente, y la revelación de que existe una vida fuera de nuestra cabeza puede parecer obvia, pero su impacto es profundo. Esta vida exterior es el conglomerado campo de experiencias, relaciones y fenómenos que nos rodean. Es el susurro del viento entre las hojas, la risa de un niño, el aroma del café recién hecho. Son las conversaciones con amigos, los abrazos de seres queridos, los desafíos en el trabajo y los momentos de asombro ante la belleza de la naturaleza.

Pero, lo verdaderamente apasionante es cómo esta vida exterior alimenta y da forma a nuestro mundo interior. Cada experiencia, cada interacción, cada sensación que percibimos del mundo exterior se convierte en el combustible que nutre nuestros pensamientos y emociones. Sin esta constante afluencia de estímulos externos, nuestras mentes se volverían estériles, carentes de la chispa creativa y emocional que nos hace humanos.

La relación entre nuestro mundo interior y el exterior no es unidireccional. Así como la vida externa alimenta nuestra mente, nuestros pensamientos y emociones dan color y significado a nuestras experiencias externas. Nuestras percepciones, moldeadas por nuestras experiencias internas, influyen en cómo interactuamos con el mundo y las personas que nos rodean. Es un ciclo continuo de enriquecimiento mutuo.

En la era digital, con la omnipresencia de pantallas y realidades virtuales, es fácil caer en la trampa de vivir demasiado dentro de nuestra cabeza. Podemos pasar horas chismoseando en redes sociales o sumergiéndonos en mundos de fantasía, olvidando la riqueza de la vida que nos rodea. Este aislamiento mental puede llevar a una desconexión con la realidad tangible y las relaciones humanas auténticas.

La clave para una vida plena y satisfactoria radica en encontrar un equilibrio entre nuestro mundo interior y el exterior. Necesitamos momentos de introspección y reflexión, pero también debemos abrirnos a las experiencias y conexiones que el mundo exterior nos ofrece. Es en este equilibrio donde encontramos la verdadera riqueza de la existencia.

Practicar la atención plena o meditación puede ser una herramienta poderosa para mantener este equilibrio. Nos ayuda a estar presentes en el momento, a apreciar las pequeñas maravillas de la vida cotidiana y a conectar más profundamente con nuestro entorno y las personas que nos rodean. Al mismo tiempo, nos permite observar nuestros pensamientos y emociones sin quedar atrapados en ellos.

Hay una diferencia fundamental entre pensar en hacer algo y realmente hacerlo. La vida fuera de nuestra cabeza nos ofrece la oportunidad de experimentar directamente, de sentir, tocar, oler y vivir. Estas experiencias directas son las que dejan huellas más profundas en nuestra psique y las que verdaderamente enriquecen nuestra vida interior.

En última instancia, la vida dentro y fuera de nuestra cabeza son dos caras de la misma moneda, entrelazadas en una danza eterna. Cada una alimenta y da sentido a la otra. Reconocer y apreciar esta interconexión nos permite vivir de manera más plena y consciente.

Al abrirnos al mundo exterior, permitimos que nuevas ideas, emociones y experiencias fluyan hacia nuestro interior, revitalizando nuestro mundo mental. Y al cultivar un rico mundo interior, dotamos de mayor profundidad y significado a nuestras experiencias externas.

Es en este intercambio constante donde encontramos la verdadera esencia de la vida. La próxima vez que te encuentres perdido en tus pensamientos, recuerda que hay un mundo vibrante esperándote justo fuera de tu cabeza. Y es ese mundo el que, en última instancia, da vida a la vida que se desarrolla dentro de tu mente.

No sufras por lo que no puedes cambiar

 


         Si está en tus manos, ¿qué haces?, Si en las manos de otro, ¿por qué te enojas? ¿Átomos o dioses? ¿Ambas cosas son extravíos?

             No hay que enojarse con nadie: pues si puedes, corrígelo; si no puedes corregirlo a él, hazlo con la cosa misma; si tampoco esto es posible, ¿de que te sirve enojarte? No se debe obrar sin propósito.

MARCO AURELIO


No te preocupes de los otros