El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 31 de marzo de 2025

Aceptación

 


Al igual que se dice: "Asclepio le ha prescrito montar a caballo, o baños de agua fría, o andar descalzo", también se dice que la naturaleza del conjunto le ha prescrito una enfermedad, o una mutilación, o una pérdida o algo parecido. Pues en el primer caso, lo de "ha prescrito" significa "le ha ordenado hacer lo que conviene a su salud"; en el segundo, lo que ha sucedido ha sido ordenado según lo que conviene a su destino. De este modo en ambas ocasiones decimos que las cosas nos “suceden” del mismo modo que los albañiles dicen que los sillares "se juntan" en las murallas o en las pirámides cuando se ajustan entre sí conforme a una posición determinada.

Una es la armonía en todas las cosas, y del mismo modo en que el universo completa un cuerpo determinado a partir de todos los cuerpos, así mismo el destino completa una causa determinada a partir de todas las causas. Lo entienden hasta los más ajenos a la filosofía, ya que dicen: "le ha tocado esto", es decir, le ha tocado esto: le estaba prescrito. Aceptamos entonces lo que sucede del mismo modo en que aceptamos las prescripciones de Asclepio: pues, aunque haya cosas difíciles en ellas, la seguimos aceptando porque esperamos lograr la sanación. Acerca de la consecución y el cumplimiento de los dictados de la naturaleza común, has de considerar lo mismo que acerca de tu salud: así, acepta todo lo que suceda, aunque resulte duro, puesto que conduce a la salud del universo y al buen curso y al buen obrar de Zeus. Pues no le hubiera tocado a alguien esto si no fuera conveniente para el todo, como tampoco, en ningún caso, la naturaleza llegaría a producir algo que no se adecuara a sus dictados.

Por ello has de querer lo que te sucede por dos motivos: el primero, porque te ha pasado a ti, te ha sido prescrito a ti y de algún modo te atañía a partir de la trama de causas que proviene de arriba; el segundo, porque incluso lo que le sobreviene a cada cual en particular es causa para el que rige el universo de su buen curso, de su cumplimiento y, por Zeus, de su permanencia.

Lo completo queda cojo si interrumpes cualesquiera de las uniones y secuencias de las partes o de las causas: lo interrumpes, en tu caso, cuando te enfadas e incluso lo destruyes.

MARCO AURELIO


El hombre, manifestación de Dios

 


Dios siempre está

 


Dios siempre está

 

Querido hijo:

No es irrespetuoso nada de lo que comentas sobre mi sordera. Como bien dices no me ofendo nunca, nada me ofende. Rememora tu pasado, cuando tus hijos eran unos bebecitos de pocos meses. ¿Te ofendías por algo que ellos hicieran en su inconsciencia? Tú y tus hermanos, que comparten contigo la encarnación en la Tierra, sois mis amados hijos, sois mis bebés, que estáis creciendo en el amor y en la bondad.

Quiero comenzar contestando a la pregunta que haces en tu misiva. Preguntas si, realmente, estoy ahí. Pues sí, estoy ahí, pero, también estoy aquí y estoy allá y estoy en el cielo, porque Yo Soy el cielo, pero, también, estoy en la Tierra, porque Yo Soy la Tierra. Estoy en cada nube, en cada brizna de hierba y en cada grano de arena, porque Yo Soy la nube, la hierba y la arena. Estoy en el Sol, en cada planeta, en cada satélite y en cada estrella, porque Yo Soy el Sol, Soy cada planeta, cada satélite y cada estrella.

Pero aún hay más, estoy en ti. Y siento tu emoción sin que me la expliques, conozco tu pensamiento a la vez que tú, escucho cada palabra que sale de tu boca y cada anhelo que se escapa de tu corazón, acompaño tu mano cuando acaricia, cuando bendice y cuando golpea y enjugo las lágrimas que resbalan por tus mejillas.

Por lo tanto, siempre te escucho ¡hijo mío! Y siempre te contesto. Con palabras que no escuchas por el ruido que mantienes en tu interior, con las señales que pides, que no sabes interpretar, con sueños que olvidas porque no los consideras interesantes, con encuentros que calificas de casuales.

De mil maneras me comunico contigo, pero no me sientes, y no lo haces porque no estás sintonizando la emisora correcta. Estás centrado en tus problemas, en tus preocupaciones, en tus más íntimos deseos, en envidiar lo que otros tienen, en criticar todo lo que no se ajusta a tu creencia.

Y todo eso en lo que centras tu atención, tu pensamiento, tu emoción y tus palabras, te hacen sordo a mis respuestas, te hacen ciego a mis señales, te hacen insensible a las intuiciones y, lo que es peor, te están separando de la vida. No estás viviendo, porque la vida pasa a tu lado sin que seas consciente de ella. Y es, entonces, cuando más agobiado te sientes, cuando te acuerdas de mí y levantas los ojos al cielo pidiendo, rogando, suplicando, implorando, haciéndome culpable.

Tienes que salir de ese bucle de sufrimiento y conseguir que la paz, la serenidad, la bondad y el amor aniden en ti. Entonces estarás listo, no solo para poder escucharme, sino para no tener que pedirme o suplicarme, porque entenderás la razón por la que determinado acontecimiento se cruza por tu vida. Y si no llegas a entenderlo, estarás preparado para aceptarlo, porque entenderás que es necesario para poder llevar a buen término alguna de las enseñanzas que has decidido aprender en esta encarnación.

Te amo hijo mío y te bendigo.

sábado, 29 de marzo de 2025

DECRETO: Para otra persona

 


DECRETAR PARA OTRA PERSONA

Amada Presencia Yo Soy en este individuo. Invoco tu Poder consciente, tu Sabiduría y tu Inteligencia directiva a que hagas que todo se le ajuste y reciba la Paz y el Descanso que tanto necesita.

Yo soy la Presencia que manda y dirige que esto sea hecho ahora. Elévale su Conciencia a la Luz incandescente en la cual ella pueda ver y conocer el Reposo y la Belleza que son suyos por su propia Creación y Servicio.

SAINT GERMAIN


Sordera Divina

 


Sordera divina

 

Querido Dios:

Son infinitas las veces que hablo Contigo o, mejor dicho, son infinitas las veces que hablo solo, siendo Tú el protagonista principal al que dedico mis palabras. Yo le llamo soliloquios, porque, en realidad, hablo conmigo mismo. Es un monologo dedicado a Ti.

A mí, como a todos los que se dirigen a Ti, haciéndote preguntas, pidiendo alguna gracia, realizando ofrendas, prometiéndote algún sacrificio a cambio de algo, encarándose Contigo por algo que la persona no entiende como puede proceder de Ti o, incluso, agradeciendo algo que ha llegado, más o menos, cuando se esperaba, me gustaría obtener alguna respuesta, en forma de palabra, de señal inequívoca o de sueño consciente. Pero no. Tú callas. Por toda respuesta, silencio y más silencio. No respondes nunca. No das señales ni de escuchar ni de responder. No sé cómo se sentirán los demás, pero yo, como norma, me siento muy solo, a veces, muy decepcionado y, siempre, muy triste.

En ocasiones, te disculpo, explicándome a mí mismo que no debes oír bien, que tienes algún problema de audición, ya que, si yo, por la edad, empiezo a tener algunos problemas, Tú, con muchos más años que yo, (eres eterno), debes estar sordo total.

Creo que la primera pregunta que tendríamos que hacer es ¿realmente estás ahí?, porque si no estás es normal que no te enteres de que los seres humanos nos pasamos la vida levantando los ojos al cielo, que se supone que es donde habitas, para hablar Contigo.

Se me ocurre que cuando crees la sexta o séptima raza-raíz pongas a los humanos un ojo adicional en la cresta de la cabeza para que no tengan que hacer tanto esfuerzo mirando al cielo, con peligro de padecer una tremenda contractura en el cuello.

Ahora que he llegado hasta aquí, pienso en si lo escrito no será una falta de respeto por mi parte. Aunque amparado por mis creencias, sé que no te ofendes nunca. Sé que estás ahí y sé que escuchas y que, en ocasiones, nos contestas, aunque no te escuchemos porque los sordos somos nosotros.

Esto solo es un reflejo de mi frustración y soledad. Realmente sí que me gustaría escucharte alguna vez, aunque solo fuera sentir mi nombre. 

Por hoy no te molesto más. Y ahora para despedirme se me plantea un problema añadido, no sé si despedirme con un abrazo, con un hasta pronto, con un sinceramente Tuyo, con una bendición o con un amén.

En fin, lo haré con agradecimiento por escucharme.

 


Soy un hijo de Dios

 


Cierto discípulo que sentía que había fracasado en una difícil prueba espiritual se encontraba entregado al autorreproche, cuando el Maestro le dijo:

“No pienses en ti mismo como en un pecador. El hacerlo es profanar la Imagen Divina que mora en tu interior. ¿Por qué identificarte con tus propias debilidades? En lugar de ello, afirma esta verdad: Soy un hijo de Dios. Órale a Él”: “Malo o bueno, yo te pertenezco. ¡Despierta nuevamente en mí tu recuerdo, oh Padre Celestial.”

PARAMAHANSA YOGANANDA


viernes, 28 de marzo de 2025

Sin problemas

 


Hoy mismo he dejado atrás cualquier clase de problema; mejor aún, me he quitado de encima todo problema, ya que no estaba fuera, sino dentro, en las suposiciones.

MARCO AURELIO


viernes, 21 de marzo de 2025

A todos por igual

 


Como si estuvieras a punto de dejar la vida, así has de actuar, decir y pensar en todo momento. Marcharse de entre los hombres, si existen los dioses, no es en absoluto terrible, ya que no te pueden sumir en ningún mal; si no existen, o no se preocupan por las cosas de los hombres, ¿para que vivir en un mundo vacío de dioses y de Providencia? Pero existen y les preocupan las cosas de los hombres: para evitar que el hombre sucumba en los males de verdad, pusieron en él todo lo necesario; en cuanto al resto, si hay algún mal, también lo han previsto, para que de cualquier modo evite sucumbir ante él.

Y lo que no hace peor al hombre, ¿Cómo podría empeorar su vida? Pues ni por ignorancia, ni a sabiendas, ni por no poder cuidar de ello con prevención ni tampoco enderezarlo, hubiera mostrado un fallo la naturaleza del todo; tampoco hubiera cometido un error de tal clase por incapacidad o por ignorancia, de modo que bienes y males caigan sin discriminación a hombres buenos y malos.

La muerte y la vida, la gloria y la deshonra, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza: todas estas cosas acontecen por igual a hombres buenos y a malos, sin que puedas ser considerados hermosas ni desagradables: pues no son ni bienes ni males. 

MARCO AURELIO


jueves, 20 de marzo de 2025

Vivir o sobrevivir

 

 


No sé muy bien si estoy viviendo, o solo me estoy moviendo por la vida

 

-    Kunturi, hoy te siento, especialmente, triste.

-    Tienes razón Maestro.

>> Estoy muy triste. ¡Que terrible es el pensamiento! Le he dejado volar, a su antojo, y ha impregnado en mi conciencia la sensación de que no tengo vida, de que no sé muy bien si estoy viviendo o simplemente me estoy moviendo a lo largo de los días, como una hoja arrastrada por el viento.

>> Hoy he sentido que mi existencia, es como un río que fluye sin cesar, y me siento como un corcho flotando, sin control, en mitad de la corriente, dejándome llevar, sin luchar contra las turbulencias.

>> Me siento embargado por una implacable compañera: la rutina. Que me envuelve con su monótono abrazo. Cada día es igual y, para colmo, esta rutina no es la que yo había imaginado para esta etapa de mi vida. ¿Es esto vivir? ¿O es, simplemente existir, como el engranaje en una máquina que sigue girando sin cuestionar su propósito? ¿Estoy siguiendo un guión preestablecido?

>> Nunca he sabido cual es la razón de mi vida, aunque como un iluso, en muchas etapas de mi vida he creído, (al final todo es, solo, una creencia), que era como una especie de guía espiritual para enseñar el camino que lleva a Dios. Pero no. Al final ha resultado que solo soy un pobre soñador al que la vida está despertando a base de cachetadas.

-    Hijo mío, no eres iluso ni soñador. Más pareces un buscador. Siempre haciendo preguntas, siempre buscando respuestas. Pero a menudo, la claridad se escapa entre tus dedos, como el agua que se desliza por las rendijas de una roca.

>> Deja de preguntarte si esto que vives es la vida y vive. En la intensidad de los momentos está revelada la verdad. Cuando te sumerges en una risa compartida, cuando sientes el calor de un abrazo sincero, cuando contemplas un atardecer que tiñe el cielo de colores imposibles, ahí está la vida. No en las tareas mecánicas, sino en los destellos de emoción y conexión.

>> Es tu decisión saborear cada bocado de vida, abrazar con pasión, aprender con avidez, amar con valentía. Es en esas elecciones donde vas a encontrar las respuestas a tus preguntas. Es en los pequeños detalles: una sonrisa, una melodía, una mirada cómplice, donde está la vida. Y en esos momentos, cuando el corazón late con fuerza y la mente se aquieta, es cuando sabes que estás vivo.

>> Deja de preguntarte para que has nacido y vive. Deja de preguntarte cuando es tu misión en la vida y vive. Deja de pedir milagros y hazlos tú. 


Amor a Dios

 



DECRETO: Para que lo oculto sea revelado

 



La impermanencia de la vida

 


          Ten muchas veces en tu mente la rapidez con la que los seres y los hechos pasan y desaparecen. La sustancia es como un río en continuo flujo; las acciones, en continuos cambios; las causas, en mil maneras; casi nada permanece; tampoco el presente.

          La infinidad del pasado y del futuro son un abismo en el que todo desaparece. ¿No es un insensato el que en estas circunstancias se siente ufano, se desazona o se irrita, como si alguna vez fuera a durar lo que perturba?


MARCO AURELIO

El milagro de la vida

 


En algún lugar leí, o tal vez fue en un anuncio —no lo recuerdo exactamente—, una idea que me impactó profundamente: para que yo esté aquí, en este momento, han sido necesarios 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 trastatarabuelos, 64 pentabuelos, 128 hexabuelos y 256 heptabuelos. Si retrocedemos 10 generaciones, hablamos de nada menos que 1,024 ancestros directos tan solo en esa última generación. Y si consideramos un promedio de 25 a 30 años por generación, nos remontamos aproximadamente 300 años atrás en mi linaje.

Cada uno de estos antepasados tuvo su propia vida, con historias únicas, decisiones importantes y circunstancias que, de una forma u otra, culminaron en... ¡mí! Es asombroso pensar en todo ese legado invisible que llevamos con nosotros, en cómo la suma de incontables vidas individuales dio lugar a la nuestra.

Siempre he creído que, antes de venir a este mundo, realizamos, junto a otras almas, una planificación minuciosa de lo que debemos realizar y lo que queremos alcanzar en nuestro viaje por la materia. Sin embargo, al contemplar este árbol genealógico aparentemente interminable, empiezo a pensar que tal vez este diseño no solo es individual, sino que el momento del Big Bang ya contenía, de alguna manera, la semilla de cada llegada a la vida de todos los seres que han poblado este planeta a lo largo de su historia.

Es fascinante imaginar que, en ese preciso instante de creación, pudiera estar codificada la trama infinita de existencias que se desplegarían con el paso del tiempo. Cada vida, incluida la tuya, sería un hilo único y esencial en el gran tapiz de la humanidad.

¿Tú qué opinas? Me encantaría conocer tu perspectiva. Puedes compartir tus pensamientos en los comentarios o escribirme a mi correo: alvaga88@gmail.com.


miércoles, 19 de marzo de 2025

Libre de apego

 


No es necesario publicitar la bondad

 


¡Que asqueroso y falso el que dice: “He elegido comportarme contigo con sencillez”! ¿Qué estás diciendo, hombre? No hay necesidad de andar diciéndolo. Se mostrará por sí mismo.

Conviene llevarlo escrito en la frente, que enseguida lo haga sonar la voz, que enseguida salga de los ojos, como el amado reconoce enseguida todo en la mirada de sus amantes.

Un hombre sencillo y bueno, debería ser como el que huele a choto, para que el que está a su lado se de cuenta de que está ahí, lo quiera o no.

El empeño en la sencillez es como un estilete. Nada es más odioso que la amistad del lobo. Huye de esto, por encima de todo. El hombre bueno y benévolo lleva eso en los ojos, no se le oculta.

MARCO AURELIO


DECRETO: Para controlar cualquier defecto

 



El secreto de aceptar

 


A veces, en la búsqueda de la felicidad le damos tantas vueltas a la vida que más parece que la retorcemos.

Y, sin embargo, no es necesario darle muchas vueltas, porque es seguro que así no vamos a conseguir la felicidad y nos podríamos marear de tanta vuelta. Es mucho más sencillo: Solo tenemos que aceptar la vida que nos hemos dado.

La aceptación es un concepto que implica reconocer y asumir conscientemente la realidad tal como es, incluyendo situaciones, pensamientos, emociones o aspectos personales, sin intentar modificarlos, evitarlos o juzgarlos.

Aceptar significa no juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.

La aceptación consiste en eliminar la expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad llegará después, aceptando.

Aceptar en ver las cosas como son, no como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando esperamos algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones, queremos controlar a las personas, queremos controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie, excepto ellas mismas, puede cambiarlas.

 La aceptación es como un puente que nos traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.

La aceptación llega con la apertura del chakra del corazón. El centro energético del corazón, situado en el centro del pecho, a la altura del corazón físico, es la sede del amor, de la compasión, de la misericordia, de la dulzura, y es lo que nos une al resto de seres humanos, y lo que nos acerca a nuestra divinidad.

Un chakra cardiaco que irradia amor, generosidad, compasión, que se siente unido a todo y a todos, es el secreto para conseguir el tan deseado equilibrio interior, equilibrio que lleva directamente a no resistirse al fluir de la vida, y a aceptar los cambios, las incertidumbres, los sucesos, las ideas y las personas.

La aceptación es la antesala del Amor, y para conseguir amarnos a nosotros mismos, veremos que necesitamos traspasar la puerta de la aceptación, para observarnos sin juzgar, para valorarnos, para respetarnos, para compartir y para entregarnos a los demás.

¿Aceptando qué?: Aceptando lo que somos, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo, aceptando lo que nos parecen limitaciones, aceptando nuestra vida.

Cuando se consigue aceptar la vida y lo que la envuelve, la persona se ablanda, tolera, perdona y ama.

Se dice muy rápido que hay que aceptar la vida, sin embargo, nuestra conciencia lleva mucho tiempo generando un patrón de conducta que hace difícil cualquier cambio. ¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.

Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacío en el que estamos inmersos no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio, empieza la aceptación.

 


lunes, 10 de marzo de 2025

DECRETO: Para gobernar el pensamiento

 


Tienes el poder de calificar conscientemente tu pensamiento de la manera que desees a través de la presencia Yo Soy. No hay nadie que te diga lo que debes hacer porque eres un Ser Libre con Libre Albedrio.

Si pudieses estar consciente de cada pensamiento que pasase por tu mente durante 6 semanas, y lo mantuvieses calificado con la Perfección, verías los resultados más sorprendentes.

Di a menudo: “Yo Soy el Maestro Interior gobernando y controlando todos mis procesos de pensamiento, en la perfección de Cristo, íntegramente como Yo deseo que sean”.

Saint Germain


domingo, 9 de marzo de 2025

DECRETO: Para elevarse por encima de la conciencia de separación.

 



Nunca dejes de decir "Te amo"

 


El amor es un regalo precioso que no debemos dar por sentado. Cada día que pasa es una oportunidad única para expresar nuestros sentimientos más profundos a aquellos que atesoramos. Nunca dejes de decir "Te amo", pues no sabes si será la última vez que tendrás la oportunidad de hacerlo.

La vida es impredecible y frágil. En un instante, todo puede cambiar. Por eso, es crucial aprovechar cada momento para demostrar nuestro afecto. No esperes a ocasiones especiales o momentos "perfectos" para expresar tu amor. Cada día, a cada instante, tienes la posibilidad de hacer que alguien se sienta querido y valorado.

Expresar amor no se limita solo a las palabras. Puede manifestarse de innumerables formas: una caricia, una sonrisa, un gesto de apoyo, o simplemente estar presente. Cada acto de bondad y consideración es una forma de decir "Te amo" sin pronunciar una sola palabra.

Recuerda que el amor es como una planta que necesita cuidado constante para florecer. Al expresar tu amor regularmente, no solo nutres tus relaciones, sino que también cultivas tu propio bienestar emocional. Estudios han demostrado que expresar afecto puede mejorar tu salud física y mental, reduciendo el estrés y fortaleciendo el sistema inmunológico.

No temas parecer repetitivo o exagerado. El amor genuino nunca se desgasta por ser expresado con frecuencia. Al contrario, cada "Te amo" reafirma el vínculo especial que compartes con tus seres queridos.

Imagina cómo sería tu vida si supieras que hoy es tu último día. ¿Qué dirías a tus seres queridos? ¿Qué gestos de amor harías? Vive cada día con esa intensidad y consciencia. No dejes para mañana lo que puedes expresar hoy.

El amor tiene el poder de transformar vidas y sanar heridas. Tus palabras y acciones de amor pueden ser el rayo de luz que alguien necesita en su día más oscuro. Nunca subestimes el impacto positivo que tu amor puede tener en los demás.

En un mundo que a menudo parece frío e indiferente, tu expresión de amor puede marcar la diferencia. Sé generoso con tus "Te amo", con tus abrazos, con tu tiempo y atención. Estas son las verdaderas riquezas de la vida.

Al final, lo que más lamentamos no son las palabras que dijimos, sino aquellas que dejamos sin decir. No permitas que el miedo o la vergüenza te impidan expresar tus sentimientos. El amor es valiente y se fortalece con cada expresión sincera.

Haz del amor tu prioridad diaria. Que sea lo primero que expreses al despertar y lo último antes de dormir. Llena cada día con pequeños actos de amor y palabras de afecto. Porque en el gran esquema de las cosas, es el amor lo que verdaderamente importa y perdura.



Seguir a la razón

 


          ¿Qué necesidad hay de hacer suposiciones? Mira alrededor qué es lo que hay que hacer. Si lo ves, avanza con decisión, sin cambiar de rumbo. Si no lo ves, detente y haz uso de tus mejores consejeros.

          Si se suman otras cosas a las que ya había, sigue adelante aplicando tu razón a los recursos disponibles y con una idea clara de lo que es justo. Pues lo mejor es tener éxito en esto, donde se da también el error. Plácido y ágil, sereno y firme estará el que siga a la razón en todo.

MARCO AURELIO


Arrepentimiento

 



sábado, 1 de marzo de 2025

Ahora

 


          ¿Con qué evidencia se muestra que no hay otro momento de la vida más apropiado para la filosofía que este en el que ahora mismo te encuentras?

MARCO AURELIO


Aprende a vivir tu vida

 


          Sé valiente, atrévete. Atrévete a prescindir de tus libros, de las enseñanzas de los instructores y de tus maestros, de películas, de citas, y empieza a mirar y a vivir la vida, tal cual es, sin las contaminaciones de otros. Esos otros que te explican la vida desde su punto de vista, desde su lugar en el camino, desde la estatura de su evolución, desde sus propias lecturas o sus propias enseñanzas. A fin de cuentas, sólo son palabras, que de nada valen, porque ni tan siquiera pueden expresar un sentimiento.           

       Atrévete a vivir tu propia vida, no la vida que ellos han vivido, vive tus propias experiencias, sin querer vivir las suyas, siente tus propios sentimientos, sin sentirte mal porque no sientes lo que ellos han sentido. Todo lo que te digan puede servirte de guía, de información, pero nada más, no debe condicionarte para vivir tu propia vida, ni para experimentar tus propias experiencias, ni para sentir tus propios sentimientos.

          Sólo vas a crecer, sólo vas a evolucionar, sólo vas a acercarte a Dios viviendo tu vida. Ni la de los maestros, ni la de los escritores de libros, ni la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de nadie. Sólo vas a ser feliz viviendo tu propia vida.

          Nunca nadie ha aprendido viviendo otra vida que no sea la suya, porque cada vida es única. Cada ser ha de vivir una vida que en nada se parece a la que puedan vivir otros, porque es la vida que necesita vivir para aprender aquello que es necesario por el lugar que en su evolución ocupa.

          Además, contesta con honestidad, ¿De qué te han servido tantos libros, tantos cursos, tantas charlas, tantas clases de yoga, tantas meditaciones?, ¿Cuánto has avanzado?, ¿Cuánto eres más de feliz desde la primera lectura hasta hoy, o desde la primera charla, o desde el primer curso?, ¿Cuánta es la desidentificación con tu cuerpo?, ¿Cuánto tiempo permanece detenida tu mente?, ¿Cuánto has ayudado a los demás?, ¿Ya no criticas nada ni a nadie?, ¿Ya no juzgas?, ¿Has olvidado lo que son los celos, o la envidia?, ¿Cuánto han decrecido tus deseos?, ¿Cuánta información has dejado de esconder para no perder tu poder?, ¿Ya hablas siempre con la verdad absoluta, sin esconder nada?, ¿Cuánto ha disminuido tu orgullo?, ¿Ya sientes a todos como iguales?, ¿Has dejado de maltratar, aunque sólo sea de pensamiento?

          ¿Sabes que la iluminación se puede alcanzar en un instante, solo con el reconocimiento de lo que eres y la asunción de ese conocimiento? No necesitas a nadie para alcanzar el conocimiento. Lo vas a alcanzar solo, en tu silencio, en tu meditación, porque para alcanzarlo no hay ni tan siquiera que extender la mano, él llega a ti cuando le permites la entrada, cuando dejas de creerte que eres un cuerpo, cuando asumes que eres energía, que eres un alma, y actúas como tal. Entonces te sientes invadido de una energía que sabes qué es eso que leías en los libros. Y en ese momento, ya no importan las vacaciones, ni el coche del vecino, ni el aumento de sueldo, en ese momento ya no importa nada que afecte a tu cuerpo, porque sabes de inmediato que todo lo que necesites te será dado, porque te has abierto a la Totalidad, porque te has abierto al Universo y todo lo que el Universo ya te enviaba, pero que tú en la cerrazón de tu mente no te permitías recibir, ahora va a entrar en tu vida a raudales.

          Y para llegar ahí, te sobran los maestros, para llegar ahí, tu eres tu propio/a maestro/a. Esa experiencia, ha de ser tuya, de poco vale que te cuenten su propia experiencia, incluso puede despistarte por querer encontrar algo parecido. El final siempre es el mismo, pero no la manera de llegar a él, no la manera de vivirlo, no la experiencia.

          Atrévete ya y vive tu propia vida.


Destino

 


Lo que te sucede estaba dispuesto desde la eternidad: la trama de las causas ya ha tejido desde siempre tu condición y ese suceso concreto.

MARCO AURELIO


DECRETO: Para producir algo que deseas

 



Dos caminos para llegar a Dios

 


Dos caminos para llegar a Dios

         Existen básicamente dos caminos para alcanzar la unión con Dios: la senda externa y la senda interna o trascendental. La senda externa consiste en la actividad correcta: amar y servir a la humanidad con la conciencia centrada en Dios; la senda trascendental es esotérica y se basa en la meditación profunda.

Por la senda trascendental tomarás plena conciencia de todo lo que no eres y descubrirás aquello que eres: “No soy el aliento, ni el cuerpo, ni los huesos, ni la carne. No soy la mente, ni el sentimiento. Soy Aquello que está tras el aliento, el cuerpo, la mente y el sentimiento”.

Cuando te remontas más allá de la conciencia de este mundo, sabiendo que no eres el cuerpo ni la mente y, sin embargo, más consciente que nunca de que existes, experimentarás esa divina conciencia que es lo que en verdad eres. Eres Aquello que da origen a todo cuanto existe en el Universo.

¿Por qué no indagas más allá de la oscuridad de los ojos cerrados? Es allí donde debes explorar. “Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (Juan 1:5). Inmensas luces y fuerzas cósmicas están actuando allí.

Paramahansa Yogananda


jueves, 27 de febrero de 2025

Todo procede de Dios

 


En el camino de la fe y la espiritualidad, muchos se encuentran en una encrucijada entre la confianza en Dios y el deseo de cambiar sus circunstancias. Este dilema, común entre los creyentes, merece una reflexión profunda y una comprensión más amplia de la relación entre el ser humano y Dios.

Es natural que los seres humanos, incluso aquellos con una fe firme, atraviesen momentos de duda y ansiedad. Buscamos consuelo en la oración, pidiendo a Dios por salud, prosperidad o cambios en nuestras circunstancias. Sin embargo, esta actitud puede revelar una contradicción interna: Mientras, por un lado, reconocemos a Dios como fuente de todo, por otro, cuestionamos o deseamos cambiar lo que Él ha dispuesto para nosotros.

Esta paradoja nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra fe y/o espiritualidad y nuestra comprensión del plan divino.

La idea de que nuestra vida actual es el resultado de un acuerdo previo con Dios antes de nuestra encarnación es un concepto profundo que merece consideración.

Ese acuerdo previo implica que cada experiencia tiene un propósito específico, que las dificultades no son castigos, sino oportunidades de crecimiento y que nuestra vida actual es exactamente lo que necesitamos para nuestra evolución espiritual.

Esta perspectiva nos desafía a ver más allá de nuestros deseos inmediatos y a buscar el significado más profundo de nuestras experiencias.

Es imprescindible para nuestra mantener nuestra paz interior, aceptar que Dios siempre proporciona lo que más nos conviene requiere un acto de fe y humildad.

Eso supone reconocer que la perspectiva divina es más amplia que la nuestra, que lo que percibimos como negativo puede ser beneficioso a largo plazo y que nuestros deseos inmediatos no siempre se alinean con nuestro mejor interés espiritual.

Por eso, en lugar de rebelarnos contra nuestras circunstancias, podemos adoptar una actitud de aceptación activa:

- Observación consciente: Examinar nuestras situaciones sin juicio.

- Búsqueda de lecciones: Identificar qué podemos aprender de cada experiencia.

- Gratitud: Cultivar el agradecimiento por lo que tenemos, incluso en momentos difíciles.

- Confianza: Desarrollar una fe profunda en que todo tiene un propósito superior.

La verdadera transformación ocurre cuando aceptamos nuestra realidad presente. Esto no significa resignación, sino una apertura a las enseñanzas que cada situación nos ofrece, ya que, al hacerlo, liberamos energía que antes gastábamos en resistencia, a la vez que nos abrimos a nuevas perspectivas y soluciones y, además, aceleramos nuestro crecimiento espiritual y personal.

Yo diría que es de vital importancia encontrar un equilibrio entre la aceptación de nuestra situación actual y la acción constructiva. Mientras aceptamos lo que es, podemos trabajar en nuestro crecimiento personal, podemos buscar formas de servir a los demás y, sobre todo, mejorar aspectos de nuestra vida que están bajo nuestro control.

Por lo tanto, para conseguir vivir en paz y acercarnos a la felicidad, hemos de aceptar que nuestra vida actual es un regalo de Dios, con todas sus complejidades y desafíos. Esa aceptación nos libera de la constante lucha contra lo que es y nos permite enfocarnos en nuestro crecimiento espiritual.

Al adoptar esta perspectiva, no solo honramos el plan divino para nuestras vidas, sino que también nos abrimos a una felicidad más auténtica y duradera. Esta felicidad no depende de circunstancias externas, sino de nuestra conexión interna con lo divino y de nuestra capacidad para encontrar significado y propósito en cada experiencia que la vida nos ofrece.


¿Algo más?

 

La decisión de los dioses

 


         Si los dioses han decidido sobre mí y sobre lo que tiene que pasarme, han decidido bien: no cabe concebir a un dios decidiendo mal. ¿Qué le puede impulsar a hacerme mal? ¿Qué podrían sacar de ello por sí mismos o para lo común que es para lo que miran?

MARCO AURELIO


DECRETO: Para que sea revelado lo que necesitas saber

 


miércoles, 26 de febrero de 2025

Las cosas son como son

 


No juzguen. Las cosas son como son y no han de tener ningún interés en como deberían de ser, en como tendrían que ser, en cómo piensan ustedes que han de ser.

       La aceptación de la realidad tal como es, sin juzgar ni imponer nuestras expectativas, es una de las claves para alcanzar la paz interior y vivir una vida más plena. Este concepto, arraigado en filosofías como el estoicismo y prácticas como la meditación, nos invita a observar el mundo y nuestras experiencias sin etiquetarlas como buenas o malas, correctas o incorrectas.

Cuando juzgamos, creamos una brecha entre la realidad y nuestras expectativas, lo que se convierte en una fuente de sufrimiento innecesario. Al emitir juicios sobre los demás o sobre las situaciones que vivimos, nos alejamos de la comprensión y la empatía, limitando nuestra capacidad de responder de manera efectiva a los desafíos que se nos presentan.

La práctica de no juzgar no implica resignación o pasividad. Por el contrario, nos permite ver las cosas con mayor claridad y actuar de manera más consciente y equilibrada. Al aceptar la realidad tal como es, nos liberamos de la lucha constante contra lo inevitable y podemos enfocar nuestra energía en aquello que sí podemos cambiar o mejorar.

Esta actitud de aceptación nos acerca a una forma de sabiduría que reconoce la complejidad de la vida y la imposibilidad de controlar todos los aspectos de nuestra existencia. Como señalaba el filósofo Epicteto, "el sabio es aquel que acepta de buena gana todas las circunstancias de la vida sin desear otras".

Adoptar esta perspectiva requiere práctica y paciencia. Implica desarrollar una conciencia plena del momento presente, observando nuestros pensamientos y emociones sin identificarnos completamente con ellos. Al hacerlo, podemos cultivar una mayor ecuanimidad frente a los altibajos de la vida, respondiendo a las situaciones con más calma y claridad.

Es importante destacar que aceptar la realidad no significa aprobar todo lo que sucede o renunciar a nuestros valores. Más bien, nos permite relacionarnos con la vida de una manera más sabia y compasiva, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. Al dejar de lado los juicios constantes, abrimos espacio para una comprensión más profunda y una acción más efectiva y alineada con nuestros propósitos.

En última instancia, aprender a no juzgar y aceptar las cosas como son nos ofrece una libertad interior que trasciende las circunstancias externas. Nos permite fluir con la vida en lugar de luchar constantemente contra ella, encontrando paz y satisfacción en el simple acto de ser y experimentar el mundo tal como se presenta ante nosotros.