Es casi
seguro que todos los que nos asomamos a esta ventana tenemos, más o menos
claro, el poder del pensamiento. Sabemos que el pensamiento es creador, ya que
la energía del pensamiento atrae justamente aquello que se piensa, y porque el
pensamiento es la antesala de la acción, y con las acciones de hoy creamos la
vida de mañana. Sabemos que somos aquello que pensamos, quien piensa en
sufrimiento, sufre y quien piensa en alegría, es feliz. Sabemos también que la
energía va siempre detrás del pensamiento, y que con cada pensamiento que se
cruza en nuestra mente dejamos un retazo de vida, porque no somos conscientes
de ella, y lo peor, es que ese retazo de vida no vuelve a pasar delante de
nosotros.
La mente es
como una ranita, siempre saltando de pensamiento en pensamiento, nunca se está
quieta.
Y a pesar de
saber todo esto, seguimos dándole cuerda a nuestra mente, sin ponerla coto, ni
atarla en corto. Pero, seguramente, no es porque no queramos, es,
sencillamente, porque no podemos. La mente es demasiado poderosa para
cualquiera, y siempre está presentando un pensamiento tras otro.
Existen varios tipos de pensamientos:
Pensamientos negativos, que son aquellos que tienen su origen en los malos hábitos
o en los vicios de las personas: Ira, avaricia, orgullo, apegos, envidia,
críticas, etc. Cada uno de estos pensamientos impregna de energía negativa, de
energía sucia, de energía enferma y de energía contaminada, el sistema
energético de la persona, su aura y sus chakras.
Pensamientos inútiles, que son todos
aquellos que nada tienen que ver con la realidad de la vida: Son los castillos
en el aire, son las preocupaciones inútiles, son los pensamientos circulares,
son los malos entendidos, etc. Estos pensamientos son los responsables del
desgaste de energía, o de la formación de bloqueos energéticos debido a la
repetición de los mismos pensamientos una y otra vez.
Pensamientos necesarios, que son los
que están conectados con el fluir de la vida: Sobre familia, trabajo,
resolución de problemas, programación de la vida, etc. Estos pensamientos
ayudan a mantener la calidad de la energía de la persona, y pueden ayudar a
incrementar la energía positiva en el campo energético de la persona, por el
mero hecho de que la persona hace aquello que tiene que hacer.
Pensamientos positivos, que son los
que centran en el beneficio o aprendizaje de todo lo que pasa por nuestra vida,
como es la aceptación, el respeto, la valoración, el “todo está bien”. La
energía de estos pensamientos impregna el sistema energético con energía positiva.
Pensamientos elevados, que son los
relacionados con el alma, con la meditación, con el silencio, con el servicio.
La energía generada por estos pensamientos llevan a la persona a la paz, al
amor, a la serenidad, a la felicidad y a la alegría, ayudando a limpiar la
energía negativa de los cuerpos energéticos de la persona.
La mejor fórmula para poder evitar el
desenfreno de la mente es mantener en ella pensamientos elevados, no dejando
espacio para cualquier otro pensamiento. Es la mejor forma para generar energía
positiva, es la mejor forma de limpiar los bloqueos negativos del cuerpo
energético, y es el camino más corto para acercarnos a Dios.
Es posible que no se te ocurra como
mantener pensamientos elevados en la mente. Yo lo llamo letanías. Puedes decir
en tu interior, de manera permanente:
Yo
Soy el Alma
Yo
Soy Paz
Yo
Soy Amor
Yo
Soy Alegría
Yo
Soy Serenidad
Yo
Soy Bondad
Yo
Soy un Hijo de Dios
Yo
Soy Salud
Yo
Soy Prosperidad
Yo Soy…… añadiendo todo lo bueno que
se te ocurra.
Te puede ayudar en esta tarea leer
“El Libro de Oro” de San Germain.
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