Afortunadamente son muchos los
¿predicadores? del Amor, que como Juan “el Bautista”, van desgranando el amor y
la palabra y van esparciéndolos por el mundo. Hay muchos “Bautistas”, todos
aquellos que como tú, recomiendan un libro, se reúnen para meditar, acuden a
cursos de crecimiento, ayudan porque sí, colaboran, animan, acompañan, hacen sanación.
Es cierto que la semilla de la
palabra y del Amor, no siempre caen en un terreno abonado y preparado para su
crecimiento, y terminan entre las arenas del desierto o en terrenos pedregosos
y baldíos; pero tampoco hay que olvidar que la semilla del Amor es imperecedera
y permanece inmutable en su cascarón hasta que se dan las condiciones adecuadas
para su crecimiento.
En todos los casos, esa palabra llega
a las puertas de cada corazón, y con mucha discreción toca suavemente,
encontrándose con que hay muchas puertas abiertas en muchos corazones, y en
estas la palabra entra hasta el salón. Hay otros corazones que se abren en ese
momento dejando paso con cierto respeto y reserva, y otros muchos que, al
menos, se entreabren para ver quien llama. Es posible que las puertas de los
corazones que se abren o entreabren, después vuelvan a cerrarse, pero al menos,
se han abierto una vez.
¿Tienes dudas de cómo está la puerta
de tu corazón?, ¿Te emociona la sonrisa de un niño?, está abierta; ¿Te conmueve
la soledad de algunos ancianos?, está abierta; ¿Te compadeces del inmigrante
frente a su manta de cd’s?, está abierta; ¿Te enternece la mirada entre dos
enamorados?, está abierta, ¿Aprecias la bondad allá donde se encuentre?, está
abierta; ¿Sientes clemencia por el condenado?, está abierta; ¿La amistad, la
lealtad, la nobleza, son algunos de los pilares de tus creencias?, está
abierta; ¿Practicas la caridad con el necesitado?, está abierta; ¿Tu
misericordia está por encima de tu indiferencia?, está abierta.
La bondad, la clemencia, la
compasión, la nobleza, la tolerancia, la misericordia, la lealtad, la ternura,
la caridad, son algunas de las cualidades que envuelven el amor y todas son
energías del centro de tu corazón.
Va a ser abriendo la puerta de tu
corazón como vas a ir preparando y abonando el terreno para que las semillas
del amor vayan prendiendo en tu corazón y vayan cambiando la vibración de tu
campo energético, para llevarte desde la intolerancia a la igualdad, de la
indiferencia a la misericordia, del egoísmo a la caridad, del engaño a la
nobleza, de la venganza a la clemencia, del desprecio a la compasión, de la
malicia a la bondad, del rencor al perdón, de la violencia a la ternura, del
miedo al amor.
¡No pierdas tiempo!, vete a tu
corazón, ¡ahora!, medita en tu corazón y empieza a sentirlo, porque sentirlo es
la mejor manera para que tu corazón se vaya ablandando. No te asuste llorar, porque
las lagrimas son el estandarte de tu corazón; no te asuste ir en contra de las
ideas de los políticos, porque ellos no saben lo que es el amor, ni la
compasión, ni la misericordia, porque no viven desde el corazón; no te asuste
ir en contra de los dogmas religiosos, porque ellos, sus representantes, ni tan
siquiera tienen corazón; no te asuste agitar la bandera del amor, porque
siempre triunfa. ¡No te asuste amar!
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