Todas almas que un día decidieron encarnar tuvieron una primera vida. Esa primera
vida, como todas las posteriores sólo tenía un fin en sí misma: Retornar a Dios,
y para conseguir ese fin esa primera vida, como todas las posteriores estaba
perfectamente planificada, programada y estructurada con un Plan de Vida
consensuado con el mismo Dios.
Cabría suponer que todos los que llegan
por primera vez a la vida física tendrían que tener el mismo Plan Divino, ya
que todos van a realizar el mismo camino de ida: desde Dios, y el mismo camino de
vuelta: a Dios.
Sin
embargo, no es así. Cada primer Plan de Vida es diferente para cada alma porque
cada alma elige para su viaje un vehículo diferente y una actividad central,
que suele repetirse con matices diferentes en las sucesivas vidas. No es lo
mismo ser médico y ayudar a las gentes a sanar en el siglo XXI, que intervenir
en sanaciones hace millones de años. No es lo mismo ser abad de un monasterio
católico en el siglo XXI que ser un monje jaina (Jainismo) en el siglo III.
Lo
único que tienen en común todos los planes es que en todos se ha de aprender a
Amar en la materia como si estuviéramos al otro lado. Esto es lo esencial.
Podemos elegir actuar como rey, como mendigo, como banquero o como anarquista,
es indiferente, esa elección solo tiene un fin en sí misma: Aprender a Amar.
Los
Planes de Vida tienden a igualarse, excepto en lo esencial, según se van
sucediendo las vidas porque todos los seres humanos vamos cometiendo
prácticamente los mismos errores y todos vamos acumulando Karma vida tras vida,
lo cual es normal ya que todos tenemos las mismas enseñanzas inútiles, y nos
las vamos transmitiendo nosotros mismos generación tras generación.
¡Qué
diferente sería si nos permitiéramos saber que hacemos aquí y cuál es el
proyecto a realizar!, o no. Porque los seres humanos somos tan apegados a la
materia y a nuestras propias creencias, que cualquier pensamiento nuevo y que no
parezca resonar con nuestra propia sintonía es rechazado de inmediato.
Y
eso que las creencias solo son pensamientos, que se van adquiriendo de las
personas que ayudan a crecer al bebé, del lugar en el que se nace, de la
religión del propio lugar, del color de la piel, y de otras tantas
circunstancias pasajeras, que finalizan con la muerte del cuerpo. Y con toda
seguridad, en la próxima vida, se cambiarán las creencias porque seguro que se
nace en la orilla contraria, con un color distinto de piel, con otra religión y
con un sistema político opuesto al anterior.
Si
somos capaces de entender esto, ¿No sería mejor aparcar la creencia y ver al
otro como a uno mismo, limpio, puro, sin prejuicios, sin críticas?, ¿No sería
mejor en lugar de separar, tratar de unir?, ¿No sería mejor enfocarnos todos,
es decir toda la humanidad, en hacernos más fácil nuestro paso por la vida?,
¿Para qué sufrir?, ¿Para qué engañar si tienes que pagar el engaño en la
próxima vida?, ¿Para qué robar si tienes que devolverlo más pronto que tarde?,
¿Para qué perder otra vida luchando por aumentar tus ahorros si en tu próxima
vida vas a actuar de indigente?, ¿Para qué seguir actuando solo como humanos
cuando somos básicamente almas?
Continuará……………
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