Los
que nos asomamos a esta ventana, a estas alturas del viaje ya somos totalmente
conscientes de que somos un alma.
Es
cierto que es imposible mantener esa conciencia de ser alma de manera
permanente en nuestra mente, que es a fin de cuentas el vehículo que nos sirve
de transporte para desplazarnos a lo largo y ancho de nuestra vida, pero en
condiciones normales, de vez en cuando, durante nuestro día, son varias las
oportunidades, que por una u otra razón, nos acercan al pensamiento de que
somos alma.
También
somos conscientes de que “somos lo que pensamos”. Lo cual quiere decir que cada
vez que pensamos que somos un alma, si somos capaces de mantener ese
pensamiento durante un cierto periodo de tiempo actuaremos como almas, es
decir, con todos los atributos que son inherentes al alma.
Según
Alice Bailey, en su libro “Alma, cualidad de la vida”, las características del
alma son: Inclusividad, amor, alegría, felicidad, participación, soledad,
indiferencia espiritual, impersonalidad, desapego, libertad, serenidad, calma
interna y responsabilidad.
Hemos
de tener presente que un hecho que se repite con frecuencia se convierte en un
hábito, en una costumbre. El pensamiento es energía, la emoción es energía, los
sentimientos son energía, cada vez que se repiten se genera la misma energía, y
esta se va acumulando en los chakras, en el campo energético, y hasta en cada
célula del cuerpo.
Nosotros
somos la energía que hay en nuestros chakras. Cada vez que pensamos y sentimos
que somos el alma, añadimos un plus de la energía del alma y de sus atributos a
nuestra aura, a nuestros chakras y también a cada célula física de nuestro
cuerpo. Pensar y llegar a sentir que somos el alma nos va a hacer actuar desde
ella, pensar y llegar a sentir que somos el alma nos acerca a Dios, que es
nuestro destino final.
El
objetivo es actuar en nuestra vida de manera inconsciente desde el alma y de
que ese actuar sea nuestro estado habitual. Para eso todo nuestro campo
energético ha de estar impregnado de la energía del alma, y de momento, la
única opción que tenemos para mantener el pensamiento de que somos el alma, es haciéndolo
conscientemente.
YO
SOY EL ALMA.
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