El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 3 de diciembre de 2025

Generosidad

 


“Aquello que tú quieres recibir, dalo a manos llenas, 

sin ocuparte de más”

         La frase encierra una enseñanza profunda sobre la reciprocidad, la generosidad y la manera en que nuestras acciones moldean la realidad que habitamos. En esencia, nos invita a comprender que lo que anhelamos del mundo, (amor, respeto, comprensión, apoyo, alegría), no debe ser esperado pasivamente, sino sembrado activamente en nuestras relaciones y en nuestro entorno. 

Cuando damos aquello que deseamos recibir, nos convertimos en agentes de cambio. Si buscamos respeto, debemos practicarlo con quienes nos rodean; si queremos comprensión, hemos de escuchar con empatía; si anhelamos afecto, debemos ofrecerlo sin reservas. Este acto de dar no es una transacción ni una estrategia para obtener algo a cambio, sino una forma de vivir desde la abundancia interior. La frase subraya que el gesto debe ser desinteresado: “sin ocuparte de más”. Es decir, sin obsesionarnos con el resultado, sin esperar una devolución inmediata, sin calcular beneficios. 

La paradoja es que, al dar sin esperar, la vida suele devolvernos multiplicado aquello que ofrecemos. La generosidad genuina crea un círculo virtuoso: inspira confianza, abre puertas, fortalece vínculos y nos conecta con los demás en un nivel más humano. Incluso si no recibimos exactamente lo que damos, el simple hecho de actuar desde la entrega nos transforma. Nos libera de la ansiedad de la carencia y nos coloca en un estado de plenitud, porque el dar auténtico es en sí mismo una forma de recibir. 

Además, esta enseñanza nos recuerda que la abundancia no depende de lo material, sino de la actitud. Una sonrisa, una palabra de aliento, un gesto de solidaridad, pueden ser más valiosos que cualquier posesión. Dar “a manos llenas” significa hacerlo con generosidad, sin miedo a quedarnos vacíos, porque la riqueza del corazón se multiplica cuando se comparte. 

En la práctica cotidiana, esta filosofía puede aplicarse en múltiples ámbitos: en la familia, ofreciendo paciencia y cariño; en el trabajo, brindando cooperación y respeto; en la sociedad, aportando tiempo y compromiso. Cada acción, por pequeña que parezca, contribuye a construir el mundo que deseamos habitar. 

La frase también nos invita a soltar el control. “Sin ocuparte de más” implica confiar en que la vida tiene su propio ritmo y que no todo depende de nuestras expectativas. Dar con libertad es aceptar que no podemos manejar las respuestas de los demás, pero sí podemos decidir cómo queremos actuar. Esa libertad nos otorga paz interior y nos permite vivir con coherencia. 

En definitiva, la enseñanza es clara: si quieres recibir amor, da amor; si quieres recibir respeto, da respeto; si quieres recibir alegría, comparte alegría. No se trata de esperar, sino de ser. Al convertirnos en la fuente de aquello que buscamos, dejamos de depender de lo externo y descubrimos que la verdadera abundancia nace dentro de nosotros. 


El viaje de 1000 millas

 


La célebre frase de Lao Tse: “El viaje de mil millas comienza con un solo paso”, nos recuerda la importancia de la acción inicial frente a cualquier meta o propósito. Muchas veces nos paraliza la magnitud de nuestros sueños: aprender una nueva habilidad, cambiar de trabajo, mejorar nuestra salud o emprender un proyecto personal. La distancia parece infinita y el miedo al fracaso nos detiene. Sin embargo, Lao Tse nos invita a comprender que lo esencial no es recorrer todo el camino de inmediato, sino atreverse a dar ese primer paso, por pequeño que sea.    

Ese gesto inicial rompe la inercia y abre la posibilidad de avanzar. Cada paso sucesivo, aunque parezca insignificante, acumula fuerza y nos acerca a la meta. La constancia se convierte en la verdadera aliada: no importa la velocidad, sino la dirección y la perseverancia. Además, este pensamiento nos enseña a valorar el presente. El viaje no se reduce al destino final, sino que se construye en cada instante, en cada decisión cotidiana que nos impulsa hacia adelante. 

Así, la frase de Lao Tse es una invitación a la valentía y a la humildad: a reconocer que todo logro comienza con un acto sencillo, pero decisivo. El primer paso es, en realidad, el más importante. 



Conocer a Dios

 


“Siento un profundo anhelo de conocer a Dios”, dijo un discípulo.

“Ésa es la mayor bendición: el sentir la atracción de Dios en tu corazón: Éste es su modo de decirte: Te has divertido ya por demasiado tiempo con los juguetes de Mi Creación. Ahora quiero que estés Conmigo. ¡Ven a casa!”.

PARAMAHANSA YOGANANDA


¿Cuál es tu misión?

 


¿Qué es lo importante?



¿Qué es lo importante? Elevar el ánimo por encima de las cosas fortuitas, recordar que esta es una vida humana: si somos felices, saber que no será por mucho tiempo; si desdichados, saber que en realidad no lo somos, a menos que lo creamos así.

LUCIO ANNEO SÉNECA