El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 8 de diciembre de 2022

Mercenario

 


Jueves 8 de diciembre 2022

 

Hacía 20 días que pasaba de puntillas por aquí, sin decir nada. La verdad es que, últimamente, no tengo mucho tiempo.

Como desde hace ya una buena temporada, demasiado larga, para nuestro gusto y nuestra estabilidad emocional, nuestra situación económica es muy precaria, hace días, en la ducha de la mañana, que es cuando más abierto estoy a la inspiración y a las grandes ideas, se descargó con el agua un pensamiento que fue resbalando, con lentitud, por todo mi cuerpo, hasta alojarse en el cerebro: “Haz una promoción rebajando el precio de las terapias en un 50%”.

 La segunda parte del pensamiento fue: “es mejor hacer 50 terapias a 50 soles que hacer 5 terapias a 100 soles”.

Y surtió efecto. Pero claro, eso supone estar todo el día haciendo una terapia tras otra. Incluso, las terapias son más relajadas, porque las personas buscan la terapia más pensando en el precio que en la idea de trabajar para sanarse. Porque, no hemos de olvidar que la sanación no pasa “solo” por el sanador, sino que es un trabajo personal el que ha de realizar la persona, pues de todos es conocido, que si sigue por el mismo camino, sin realizar ningún cambio, los resultados que obtendrá siempre serán los mismos, es decir, más enfermedad, más dolor, más sufrimiento.

Con tanto trabajo he tenido que abandonar algunas actividades: menos lectura, menos escritura y menos terapias gratuitas, que hago, regularmente, a personas con tan pocos recursos como nosotros.

A veces me siento, un poco, mal y pienso si no me estaré convirtiendo en un mercenario de la sanación, pero tenemos que comer.

Para el mes de enero ya tengo prevista otra promoción: 3 terapias al precio de 2.

Como el ser babau se lleva en el alma, aun espero que algún día cambie la situación. No tengo ni idea de cómo podrá ser. Lo he dejado en manos de Dios.   

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