La vida está llena de corazones enormes que aman, pero que permanecen dormidos bajo los efectos anestesiantes de la sociedad, mientras que la sociedad, si tuvo corazón alguna vez, ya no se acuerda. La sociedad empezó a perder su corazón cuando permitió el primer asesinato, cuando patrocinó la primera guerra, cuando distribuyó por el mundo drogas y alcohol, cuando se lucró con la explotación del hombre, de la mujer, del niño; cuando empezaron a proliferar los “ismos”, terrorismo, capitalismo, racismo, consumismo, nacionalismo, y una sociedad sin corazón, es una sociedad muerta.
Vivimos en una sociedad sin alma, sin corazón, sin
escrúpulos; ¡pero la sociedad, la forman las personas!, ¿cómo es posible que
personas con corazones enormes que aman, puedan formar una sociedad sin
corazón?: Por la anestesia de la propia sociedad. La sociedad anestesia creando
necesidades a sus componentes, y estos, dormidos, responden como autómatas.
La sociedad crea la necesidad de tener casa en propiedad,
casa de segunda residencia, vacaciones cuanto más lejos mejor, coche para cada
miembro de la familia, televisión en cada sala de la casa, días especiales: del
padre, de la madre, de reyes, consumo, consumo, consumo. Resultado: cincuenta
años de hipoteca, trabajar de sol a sol a sueldos de miseria, no tener relación
con la familia, ¡no vivir!. En lugar de vivir los componentes de la sociedad,
mueren para satisfacer las necesidades que la sociedad les ha creado.
La sociedad es muy lista, cuando se encuentra con miembros
que no caen en las redes del consumo, genera necesidades de discriminación:
necesidades religiosas y necesidades políticas. Lo importante para la sociedad
es que ningún miembro consiga despertar su corazón, y solo le den vueltas y
vueltas a su cabeza para ver la manera de consumir más, para ser uno de los
miembros más respetados de la sociedad.
¡Despierta!, ¡despierta! La sociedad eres tú. Si tú
despiertas y tú cambias vas a cambiar el mundo. Tú puedes sacar a la calle el
Amor, y la energía del Amor es mucho más poderosa que toda la anestesia de la
sociedad.
Imagina si en vez gastar el dinero en equipos de futbol se
gastara en investigación. Imagina si el dinero que se dedica a financiar los
ejércitos y las guerras lo enviaran a países africanos, asiáticos,
centroamericanos. ¿Dónde quedaría el hambre?, ¿dónde quedaría la
discriminación?, ¿dónde quedaría la enfermedad?
¡Despierta!, ¡despierta! Ayuda a despertar a los demás, y entre todos, poco a poco, construiremos un mundo distinto, un mundo mejor, para nuestros hijos, para los hijos de nuestros hijos, para sus nietos, para todos. A fin de cuentas, si existe la reencarnación, volveremos un día, y podremos así encontrarnos con el vergel que ahora estamos ayudando a destruir.
¡Despierta!, ¡despierta!
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