La
sociedad está enferma.
En
la actualidad, aparte de la invasión de Ucrania, hay otros seis conflictos
mayores en el mundo y unos treinta de menos intensidad, es decir que en estos
últimos no hay guerra declarada por el momento.
Los
desplazados por estos conflictos son treinta y ocho millones de personas. Mil
millones de personas pasan hambre, es decir, casi uno de cada ocho pasa hambre,
de las que veinticuatro mil mueren a diario, en cientos de países del mundo.
El simple hecho de no haber nacido hombre supone una
condena segura a una vida de subordinación, violencia y falta de derechos en
muchos países. Son muchos los países y las personas homófobas, y hay un buen
número de países en los que la homosexualidad es considerado un delito y en
unos cuantos está penado con la muerte.
Y no hace falta mirar los grandes números, solo hay
que voltear la cabeza para ver a nuestros conciudadanos discriminando por razón
de color, de sexo, de religión, sólo hay que ver que los dirigentes que hemos
elegido para velar por nuestros intereses, nos roban hasta la camisa, sólo hay
que entrar en cualquiera de las sedes de las casi infinitas religiones para
sentir verdadero terror por lo que podamos escuchar. Dejo la lista aquí, porque
sólo quería poner un ejemplo de porque la sociedad está enferma.
Y
no es esto lo malo, lo peor es que va a seguir así hasta que sus componentes
desbloqueen el acceso a su propio potencial, hasta que sean conscientes de su
poder y de su divinidad. Desgraciadamente, hoy los miembros que componen cada
sociedad no son conscientes de su poder de creación, desconocimiento que no
impide que creen de manera permanente y en piloto automático la propia miseria
en la que viven, bien sea física, mental o emocional. No impide que creen
líderes políticos con pies de barro, líderes religiosos con el corazón de
piedra o líderes sociales con mentes infantiles.
El
pensamiento es creador, lo es la palabra, lo son las emociones, lo son los
sentimientos, porque todo eso es energía, y solo hay que recordar que energías
iguales se atraen. La miseria atrae más miseria, el dolor más dolor, la
tristeza más tristeza, el miedo más miedo.
De
la misma manera que cada célula se reproduce tal cual sea el estado de la
célula madre, la enferma duplicándose en células enfermas y la sana duplicándose
en células sanas, los miembros de cada sociedad se reproducen según sea la
creencia o el pensamiento social de dicha sociedad.
Y
la reproducción de una sociedad no es otra cosa que la educación que los nuevos
miembros de cada sociedad van recibiendo para poder desenvolverse en ella. La
sociedad, al igual que la célula, hace clones de sí misma.
Se
educa para ser serviles y para permanecer dominados y en silencio. Se educa
para vivir, en la mayoría de los países, en el engaño de que tenemos el poder
mediante el voto democrático. Es mentira, porque al vivir dominados desde el
exterior por el dinero, por el poder, por la religión y por la apariencia y,
desde el interior, dominados por los instintos y por el miedo, es muy fácil
engañar y manipular a los miembros de las distintas sociedades, ya que son
analfabetos sociales, sino ¿cómo es posible que nunca acierten con un gobierno
que realmente acabe con la pobreza, con la corrupción, con el engaño o con la
inseguridad?, solo por citar alguno de los males que aquejan a casi todas las
sociedades.
El
analfabeto social puede hablar cinco idiomas, tener cuatro doctorados, haber
realizado quince másteres, le puede salir el dinero por las orejas y ser el
presidente de cualquier empresa o incluso del país, pero no sabe de su real y
auténtico poder, no sabe de su divinidad, no sabe de su hermandad con todos los
integrantes de su sociedad.
Si
la educación que se recibiera fuera para ser felices, para potenciar el poder
creador de los seres humanos y para tomar contacto con su divinidad, entonces los
miembros de cada sociedad, si que podrían elegir libremente. A partir de
entonces se acabaría con la desigualdad, con la pobreza, con el miedo, con las
guerras y con la intolerancia
Hasta
que eso no pase, la sociedad seguirá enferma, atemorizada, dominada y engañada.
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