¿Te
has sentido muchas veces transportado a un mundo increíble mientras leías o
escuchabas la historia de alguien a quien le cambió su vida? Seguro que sí,
aunque no estés en ninguna búsqueda específica de nada. Seguro que sí, porque
todos los seres humanos nos preguntamos alguna vez en la vida ¿Para qué estoy
aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué sentido tiene la Vida? ¿Por qué sufro,
porqué solo soy feliz en algunos momentos? ¿Por qué no me pasará a mí como a
otros que han cambiado su vida, lo han dejado todo y han seguido su corazón? Y
en esos instantes te has imaginado haciendo lo que verdaderamente quieres
hacer, lo que sientes y te has sentido el hombre, la mujer más libre del mundo.
Pero,
casi al mismo instante ha aparecido tu mente y te ha dicho “Eso solo les pasa a
los demás” A algunos, a muy pocos, y yo soy una persona normal y corriente.
¿Pero, sabes una cosa? Los demás son tú y tú eres los demás. Es decir lo que tú
piensas, ellos también lo piensan, Porque todos somos exactamente lo mismo.
Almas, almas con una sed increíble de ser felices. Pero no felices con nuestras
posesiones materiales.
Así
pues, hablamos de Plenitud, de plenitud interior, de sentirte presente, muy
presente en tu propia vida y ver como todo sucede y darte cuenta de que tú
puedes intervenir. De hecho, debes hacerlo, es tu obligación. Y de hecho, lo
haces. Constantemente eliges esto o aquello en tu quehacer diario. Así pues ¿Por
qué no eliges para ti? ¿Por qué no dejas ya de pensar que sentirán los demás si
haces esto, o si haces lo otro? Qué más da. No harás nada que les pueda hacer
daño si lo haces con Amor, con el convencimiento de que eso es lo mejor para
ti.
Porque
cuando haces lo que es mejor para ti, estás haciendo lo mejor para todos los
que te rodean. Porque eres completo y feliz y no puedes más que dar felicidad y
amor.
Párate,
deja de leer como “otros sí pueden y tu no”. No te pongas excusas mentales que
sabes que no te sirven para nada y que solo son excusas movidas por el miedo.
¿Pero
dónde queda el miedo cuando eres feliz? No existe. Haz, camina, cae, levántate
y confía, confía, confía. No estás nunca solo. Jamás, porque estas contigo. Y
en ti lo tienes todo. La capacidad de amar, de sentir, de vibrar con la energía
del Universo. Porque eso eres, un “ínfimo” fragmento del Universo, que dejó un
día de tener esa conciencia y se encarnó. Pero no perdió nada. La llevas
contigo. Tú eres luz, tú eres vida. Tú eres esa pieza imprescindible, aunque
esté en una esquina lejana, de ese puzle Universal que no puede construirse sin
ti. Seria incompleto.
Siéntete
tú, siéntete yo. Un yo no mental, un yo en los demás y con todo. Tú eres Buda,
tú eres Dios, tú eres Luz, tú eres camino, tú eres Maestro.
Y
por encima de todo tú eres ¡libre! Libre para elegir y ser ese “otro” que ha
cambiado su vida y al que envidias muchas veces. Eso te puede pasar a ti, de
hecho te está pasando pero no quieres escuchar.
Haz
tu camino sin miedo y los demás se colocaran en el lugar correcto para dejarte
andar. Da igual, no pienses en “mi madre, mi padre que dirán, que pensaran, mis
hijos, mi pareja, mi hermano…………..”Da igual. Si tú estás bien ellos estarán
bien, seguro.
Quizá
tarden un tiempo en darse cuenta y aceptarlo. Y, ¿Qué? Es su tiempo, no el
tuyo. Es su elección, no la tuya. Tú eliges amarles desde ese tú que eres, y
ellos, poco a poco, sentirán esa energía que les llegará sin palabras, sin
discusiones, sin luchas, sin tener que convencerles de nada. Llegará así, tal
cual.
¿Qué
fácil parece, verdad? Pues lo es. Lo verdaderamente difícil, y muy cansado, es
que sea al revés. Es decir que sea una lucha entre tu sentir y tu ”deber”. No
hay deberes.
Obsérvate
como el Ser Divino que eres y camina desde ahí. Nadie es más que tú. Ni Jesús,
ni Buda, ni nadie. Todos somos elegidos.
Recuerda:
el puzle está incompleto sin ti.
Te
quiero hermano, hermana. Te quiero y te reconozco.