¿Cómo
se forma normalmente una pareja? Una pareja es un compromiso que adquieren dos
personas, entre sí, para convivir juntas. Unas veces es un compromiso personal,
otras firmando unos papeles y, otras, haciendo que la religión del lugar
bendiga esa unión con los rituales acostumbrados. Se da por supuesto que entre
esas dos personas que deciden convivir juntas existe algo que parece
fundamental: “el amor”. Pero, ¿cómo es ese amor?, ¿es el amor que se siente
desde el corazón o el amor que se siente desde la mente?
¿Recordamos que significa amar?: Es aceptación de uno mismo, es aceptación del otro tal cual es, es dar a cambio de nada, es ser feliz haciendo que los demás sean felices, es comprensión total, es alegría, es colaboración, es amar sin juzgar, sin culpar, sin criticar. Es ver a Dios en tu pareja. ¿Es este el amor con el que has formado tu pareja?
Virginia
Satir, escritora norteamericana, escribe del Amor Incondicional: "Te
quiero amar sin aferrarme, apreciarte sin juzgar, unirme a ti sin
invadirte, invitarte sin exigir, abandonarte sin
culpa, examinarte sin culpar y ayudarte sin insultar. Si puedo
recibir lo mismo de ti, entonces podremos encontrarnos y
enriquecernos de verdad".
Una relación basada en el amor, es la unión de dos
almas que saben que con su unión sólo están cumpliendo el Plan Divino, y saben
también, porque el alma lo sabe todo, que esa relación es finita, que puede
durar un día, un mes, un año, un lustro, o una vida física, porque el objetivo
de esa relación es, como todas, aprender, enseñar, acumular experiencias para
el alma y, posiblemente, liberarnos de karma.
Las relaciones que no tienen como bandera ese amor,
tienen muchas posibilidades de aburrirse, de cansarse, de engañarse, de vivir
silencios o gritarse cada día, de manipularse emocionalmente, de dominar uno
sobre el otro, de maltratarse y, en algunos casos, hasta de acabar con la vida
del otro.
En
realidad, no existe mucho amor en la formación de una pareja, porque si
existiera no llegarían a plantearse, ninguno de los dos miembros de la pareja,
el sentirse mal porque la relación se haya desgastado. El amor no se desgasta
nunca.
La
felicidad es consustancial con el Amor Divino: Si sientes Amor Divino, eres
feliz, con independencia de tu pareja, de tu relación, de tu vida.
Para
sentir el Amor Divino se ha de vivir desde el corazón, y no desde la mente, un
segundo tras otro, un minuto tras otro, un día tras otro. No es suficiente
sentirlo durante una meditación, y ya está, no, ha de ser permanente, porque,
además, una relación desgastada, es ideal para perder la conexión con el
corazón e instalarte en la mente a una velocidad increíble.
Si
tienes una relación desgastada, enfréntate a la situación, con amor, e imagina
que hablas contigo mismo, di lo que te gustaría que te dijeran a ti, y dilo
como te gustaría que te lo dijeran a ti. Si estás en este punto es seguro que
tu pareja no sabe lo que es el Amor Divino, actúa con ternura, sin crear falsas
expectativas, porque como eso que llamamos cariño aún existe, que no se acabe
eso cariño también.
Y
si se ha desgastado del todo y se ha roto la pareja, acéptalo. Se supone que amas
a la otra persona. Si es así, y ella ha decidido separarse, debes estar feliz,
porque marcha creyendo que va a encontrar la felicidad en otro lugar. Y, aunque
sepamos que no la va a encontrar hasta que no viaje a su interior, necesita su
libertad para hacer lo que cree que le conviene. A la otra parte solo le queda
desearle lo mejor y seguir su camino sin esa compañía.