El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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martes, 27 de febrero de 2024
Disfrutar la vida
Los seres
humanos somos capaces de recordar hasta la extenuación los momentos dolorosos
de nuestras vidas. Los recordamos, los sufrimos y lloramos con su recuerdo, los
contamos, unas veces nos corroe la rabia, otras la ira, hablamos de nuestro
dolor sin venir a cuento, nos lamentamos, siendo incluso incapaces de sentir el
dolor ajeno, porque “no es nada comparado con lo que me ha pasado a mí”.
Sin embargo, somos incapaces de
recordar con parecida intensidad los momentos felices. Hasta diría que estos
pasan por nuestra vida sin pena ni gloria. Después de unos momentos de euforia,
caen en el olvido, hasta el extremo de que, si nos piden que recordemos algún
acontecimiento feliz de nuestra vida, podemos quedar dubitativos, tratando de
descubrir alguno de esos momentos.
De la
misma manera nos comportamos ante la enfermedad, nos podemos pasar el día
lamentándonos, sintiendo nuestro dolor, explicando a todo aquel que se cruza
con nosotros lo mal que nos encontramos, lo infelices que nos sentimos, la mala
suerte que parece haberse aliado con nosotros, y un sinfín de desgracias más.
Pero cuando estamos sanos, no explicamos a todas las personas con las que nos
encontramos, que estamos sanos, que nos sentimos bien, que vaya suerte la
nuestra, que nos encontramos felices por la buena salud. ¿Por qué será?
¿Quiere
decir esto que hay muchos más momentos de dolor que momentos felices en las
vidas de las personas? No es así. Normalmente pasamos más tiempos neutros, sin
episodios excepcionales ni de felicidad, ni de dolor, de la misma manera que
pasamos más tiempo de nuestra vida, sanos que enfermos. Y llamo momentos
neutros a momentos que, en realidad, los deberíamos calificar como
excepcionales, como son el amanecer de cada día, ver una salida o una puesta de
sol, sentir el canto de los pájaros, el olor de la tierra después de la lluvia,
escuchar la risa inocente de los niños, sentir el abrazo de los que nos
quieren, tener hambre y poder comer, y un sinfín de cosas más.
Podemos
llorar años la desaparición de un ser querido, pero no festejamos años el
nacimiento de otro ser querido. Podemos lamentarnos mucho tiempo por la pérdida
de un trabajo, pero no nos alegramos el mismo tiempo cuando lo encontramos y
nos contratan. Podría seguir poniendo infinidad de ejemplos, pero no merece la
pena, seguro que cada uno de vosotros puede pensar en su ejemplo favorito.
Sabemos,
al menos, todos los que nos asomamos a esta ventana, que energías iguales se
atraen, sabemos que somos lo que pensamos, sabemos que el Universo nos regala
aquello que permanece en nuestra mente con una cierta intensidad. Pero, es
igual, somos incapaces de cambiar nuestro pensamiento, somos incapaces de
mantener los sucesos buenos en nuestra mente durante más tiempo que los malos,
somos incapaces de ser felices. ¿Será que nos gusta el sufrimiento?, ¿Será que
no terminamos de creernos que somos energía?, ¿Será que, a pesar de todo,
nuestro conocimiento, somos incapaces de dominar a la mente?, ¿Será que
practicamos poco la mucha teoría que atesoramos?, ¿Será que no habremos
integrado en nosotros nuestra divinidad?, ¿Qué será?
Enseñar con el ejemplo
El ejemplo es el mejor método de aprendizaje. Si quieres que tu hijo aprenda a amar, ama tú; si quieres que sea tolerante, tolera; si quieres que sea honesto, lleva tú la bandera de la honestidad; si quieres que sea humilde no le trates con orgullo; si quieres que respete, respétale a él; y así con todos y cada uno de los valores.
lunes, 26 de febrero de 2024
DURGA MUDRA - Para la ansiedad y los ataques de pánico.
DURGA MUDRA
MUDRA PARA ALIVIAR LA ANSIEDAD
Y LOS ATAQUES DE PÁNICO
Cómo se hace:
Se forma colocando el
dedo pulgar entre el dedo índice y el dedo medio, y el resto hacia dentro.
El resto de dedos
apriétalos como formando, todos, un puño.
En este cierre debes
mostrar fuerza y seguridad, pero tampoco aprietes demasiado o atraerás la
ansiedad y la ira.
Hacer el mudra Durga
es como un buen apretón de manos, debe ser fuerte, pero no demasiado.
Lo ideal es que lo realices con las 2 manos a la vez.
Sirve para:
Aliviar la ansiedad.
Eliminar los ataques
de pánico
Eliminar el bruxismo.
Practicar durante 5 MINUTOS. Luego descansa y vuelve.
Beneficios:
El Durga Mudra te
ayuda a combatir problemas de ansiedad o momentos de pánico.
Calma los nervios y
elimina miedos.
Su potencia es tal,
que otorga protección y apoyo, aparte de eliminar con su luz toda la oscuridad.
Elimina la confusión
de nuestras vidas, guiándonos en la dirección adecuada.
Es el mudra para el
BRUXISMO, especialmente si lo haces antes de dormir.
Reduce el estrés del
día a día.
Mejorará tu autoestima.
Te ayudará a aclarar
tus ideas.
sábado, 24 de febrero de 2024
viernes, 23 de febrero de 2024
Siempre ahora
Siempre es ahora.
Y
si mantienes a tu pequeño yo anclado, en ese eterno ahora, sin retornar al ayer
para recordar, lamentar o sufrir y, sin desplazarte ilusionado, esperanzado,
ansioso o curioso al mañana, vas a experimentar el verdadero milagro de la
vida.
miércoles, 21 de febrero de 2024
La noche más oscura
Cuando
la incertidumbre, la impotencia, la sensación de soledad, la tristeza, la
ansiedad, la angustia o la depresión se apoderen de ti, llenando de oscuridad
tu vida, dándote la sensación de vivir en la etapa más oscura de tu existencia,
entra dentro de ti, deja de lamentarte y cambia la pregunta de ¿por qué a mí?
por esta otra ¿para qué a mí?
En
la vida, todos los acontecimientos, todas las situaciones, todo lo que parecen
problemas, lo que parece buena o mala suerte, los hechos, los sucesos, los
accidentes o las casualidades, ya están, desde antes de llegar a la vida,
perfectamente organizados, planificados y programados.
Todo
en la vida está engarzado, para todo existe una sagrada razón, todo tiene un “por
qué” y un “para qué”.
Trabaja
para cambiar eso que no te gusta, pero antes tienes que aceptarlo. Acepta y honra
tu vida y cada instante de ella, porque eso que no te gusta es una pieza muy
importante en el devenir de tu existencia para conectar con tu divinidad.
La
vida, como un río sin fin, fluye con misterio y propósito. Aunque no siempre
entendamos las razones detrás de los eventos que nos rodean, a veces es en la
incertidumbre donde encontramos la belleza y el significado más profundo.
Cada hoja que cae,
cada risa compartida, cada lágrima derramada, todos forman parte de un tejido
cósmico. Para todo existe una sagrada razón.
Todos los seres humanos estamos conectados y cualquier acción, por ínfima que parezca, tiene un enorme impacto.
martes, 20 de febrero de 2024
Vivir la vida (3 de 3)
Sin
embargo, mientras se espera que lleguen los resultados esperados, la persona
puede pasar a la siguiente y definitiva fase, que es “aceptar”.
La
aceptación hace que se asuma la realidad de lo que está ocurriendo.
Aceptar
es ver las cosas como son, no como a la persona le gustaría que fueran. Es
observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que
cuando no se acepta, y se espera algo, es una prueba clara de que se quieren
controlar las situaciones, controlar a las personas, controlar el mundo. Y no
funciona así.
La aceptación es como un puente que lleva
de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la
felicidad.
Aceptación es vivir el presente, es
vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres
divinos. La aceptación, al mantener a la persona en la realidad, lejos de vivir
una vida de pensamientos, le permite ser consciente de todas las oportunidades
que le rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de su vida hacia la
felicidad.
Aceptar significa no
juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las
cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en
como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.
Aceptar, evitando el
sufrimiento se abre un abanico de posibilidades ante otras posibles opciones. Se
puede plantear como: “voy a aprender de lo que me ha ocurrido y voy a seguir mi
camino”. ¿Cómo? Redirigiendo mi vida hacia otra dirección que me convenga y me
haga feliz.
Algunos aspectos a tener en cuenta para
que sea más fácil la aceptación:
- Comienza con una pregunta, ¿para qué a
mí?, en lugar de preguntarse ¿por qué a mí?
- El pasado no existe, no se puede volver
atrás. No se puede cambiar lo que pasó. Se puede aprender para no repetirlo.
- No aceptar la realidad es como querer
borrar el presente, la rutina, todo lo conseguido hasta el momento.
-
Admitir los errores y perdonarse por
ellos.
-
Buscar soluciones a los problemas
actuales.
- Agradecer todo lo que se tiene.
lunes, 19 de febrero de 2024
Propósito de vida
Hoy
escuché una frase, a uno de los muchos gurús, (no conozco su nombre), que nos regalan sus pensamientos
elevados, con la que estoy, completamente, de acuerdo y me apetece compartirla
con vosotros.
domingo, 18 de febrero de 2024
Vivir la vida (2 de 3)
Si nos resignamos sufriremos ya que
continuaremos a la espera de que la situación se revierta. Quedaremos atrapados
en esa situación. Nos compadeceremos y nos sentiremos las víctimas.
Para alejarse del
sufrimiento es imprescindible entenderlo y ser consciente de que el
padecimiento nos aleja de una vida feliz. Una vez entendido, es muy posible que
no se pase, directamente, al capítulo de la aceptación, sino que la persona se
entretenga en un punto intermedio.
Cuando el sufrimiento
ha tomado posesión de la persona y esta es consciente, solo le queda tratar de alejar
el sufrimiento para volver a un estado, si no de felicidad, si, al menos, de
una cierta tranquilidad.
Para ello la persona,
con ayuda externa o haciendo uso de su propia voluntad, comienza un trabajo
interior. La base de ese trabajo bien podría estar alineado con los siguientes enunciados:
-
Todo es energía.
-
Los pensamientos, origen de su
sufrimiento, también lo son.
-
Energías iguales se atraen.
Cada pensamiento y
emoción emite una vibración y, según la ley de la vibración, esta vibración
atrae eventos, circunstancias y personas similares.
Esta es la base de la
Ley de la Atracción. Nuestra mente y nuestros pensamientos
tienen un poder de atraer lo positivo o lo negativo que se proyecta en el
universo. La idea es que si nos enfocamos en lo que queremos y lo visualizamos,
sintiendo la emoción de eso que queremos, con la misma intensidad que sentíamos
el sufrimiento, podremos manifestarlo en nuestra realidad.
Es bueno utilizar
algunas técnicas, porque la acción, el esfuerzo, y la responsabilidad son la
llave para desechar viejos hábitos y crear otros nuevos, para generar un estado
mental positivo y alineado con los objetivos que se desean. Estas técnicas
pueden ser: la meditación, la afirmación, el agradecimiento, el perdón y la
visualización.
Visualiza tus deseos
como si ya se hubieran manifestado. Imagina tus deseos como si ya se hubieran
manifestado en tu vida.
Visualízate
experimentando y disfrutando de tus metas alcanzadas con todos los detalles
sensoriales. Siente la emoción y la gratitud mientras visualizas.
A partir de aquí, solo
queda mantener la voluntad y el trabajo y, esperar con paciencia, que lleguen
los resultados esperados.
viernes, 16 de febrero de 2024
Vivir la vida (1 de 3)
Señor, concédeme
la serenidad
para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
valor para
cambiar las que sí puedo y
sabiduría para
discernir la diferencia.
(San Francisco
de Asís)
Existen tantas maneras de vivir la vida física como seres humanos viviéndola, pero si hablamos de las sensaciones que llegan a sentir los ocho mil millones de vividores que pueblan el planeta, como consecuencia de cada una de las interacciones con el mundo, el número se reduce drásticamente. Podemos nombrar algunas: felicidad, alegría, satisfacción, bienestar, tristeza, miedo, sufrimiento, vergüenza, ira, asombro, amor, gratitud, esperanza, culpa.
Por supuesto, son
muchas menos que ocho mil millones, pero se podrían agrupar aún más, hasta
dejarlas reducidas a la mínima expresión:
- Regodearse con el sufrimiento que van
generando los acontecimientos del momento.
- Alternar el sufrimiento con alguna de
las técnicas leídas, aprendidas o escuchadas, para cambiar el devenir de tus
miserias.
-
Aceptar.
La primera opción, la
de regodearse con el sufrimiento es la más fácil, porque es un hábito arraigado
en nosotros desde nuestra más tierna infancia. Solamente hay que observar cómo
se desenvuelve el ser humano en sociedad, solo hay que observar cuáles son sus
conversaciones, cuáles son sus comentarios y cuáles sus carencias, para
determinar, sin temor a equivocarnos, que el ser humano es adicto al
sufrimiento, adicto al dolor, adicto a la pena, a la tristeza y al miedo, de la
misma manera que se puede ser adicto a las drogas, a la nicotina, a la comida o
al alcohol.
Y de la misma manera que para
liberarse de la opresión de las adicciones físicas se ha de hacer un
sobreesfuerzo y, puede que, incluso internarse en una clínica de
desintoxicación, para liberarse de las adicciones emocionales se ha de
realizar, también, un ejercicio de voluntad intenso, se ha de realizar un
ejercicio de aceptación de la realidad de la vida, se ha de tener el
convencimiento de que solamente con el dolor es imposible, no solo ser feliz,
sino que es imposible hacer felices a los demás. Se ha de cambiar la creencia
de que la felicidad es algo que nos llega del exterior como un regalo, sino que
es un estado interior al que se llega por propia voluntad, sin tener en cuenta
“el qué dirán”, sin esperar nada de nadie.
No podemos liberarnos del
sufrimiento por el mero hecho de pensar: “Desde mañana no voy a sufrir y voy a
ser feliz”, porque el hábito de sufrir, es una enseñanza tan arraigada en
nosotros, que deshacerse de ella es casi como ser infiel al amor de nuestros
progenitores, que son, los que con su ejemplo, ¡nefasto ejemplo de sufrimiento!,
nos han inculcado que es, no solo normal, sino casi un deber, sufrir con el
padecimiento de los demás, y sobre todo con el padecimiento de los que nos
quieren.
miércoles, 14 de febrero de 2024
Popurrí (Alma, ego, vida, muerte, felicidad, etc.)
Tenía una idea, pero
no puede expresarla en un solo día. Fueron 3 los días que tardé en expresar la
idea y al final, la idea se desvirtuó y salió este popurrí.
Una creencia es una
actitud mental que consiste en aceptar una idea o una teoría, considerándola
verdadera, sin tener el conocimiento o las evidencias de que sea o pueda ser
cierto.
Los seres humanos
tenemos en nuestro baúl de almacenaje mental una gran cantidad de actitudes
mentales de este tipo. Con ellas intentamos complacer nuestras necesidades, a
través de algún tipo de explicación más o menos verosímil.
Las creencias pueden
cambiar y evolucionar, pueden desaparecer y generarse nuevas creencias. Hay que
tener en cuenta que solo son un pensamiento y, ya conocemos la volatilidad del
pensamiento.
He hecho un repaso de
mis creencias, (son un montón), para reflexionar sobre ellas, para actualizar
las que están desactualizadas, para modificar las que han ido evolucionando con
el tiempo y para borrar de un plumazo aquellas que son inservibles y,
completamente inútiles.
Y voy a comenzar con
la que tenía que ser la última: La muerte. El pensamiento de que las creencias
sobre la muerte tendrían que aparecer en último lugar solo es porque llega a
nosotros como desenlace de la vida. Es como la bajada del telón en una obra de
teatro.
A fin de cuentas, la
vida es como una obra de teatro.
Se abre o se levanta
el telón en el nacimiento. Alguien podría pensar, creencia), que el neonato
llega a la vida sin participación alguna por su parte. Tremendo error, (otra
creencia), el bebé llega a la vida en el momento preciso, (día y hora), en el
que él establece, en el lugar que él ha decidido, con la forma física necesaria
para llevar a cabo el trabajo organizado por él y con los padres consensuados,
que suelen ser almas que están encarnando con ese bebé en el 99% de sus vidas,
en diferentes papeles.
Cuando llegamos a la
vida lo hacemos con el libreto, marcado a fuego, en el alma, en el que aparece
reflejado el trabajo, escrupulosamente, planeado, para llevar a buen puerto, cada
una de las actividades con las que se va encontrando el actor en cada una de
las diferentes escenas que completan los diferentes actos de la obra de su
vida.
El alma conoce el
guion de la vida, pero quien tiene que controlar y gobernar la vida, que es el
ego, no solo tiene un total desconocimiento del guion, sino que ni tan siquiera
conoce que tal guion exista.
El ego es una especie de identidad personal
que construimos a partir de nuestras enseñanzas, creencias, experiencias,
deseos y necesidades. El ego es esa parte de nosotros que dice “yo soy”, “yo
quiero”, “yo pienso”.
El ego es como un caballo salvaje que
campa a sus anchas por nuestra propia vida eligiendo los acontecimientos para
involucrar a su dueño sin tener en cuenta el plan de vida del alma, porque lo
desconoce. Ni que decir tiene que el plan establecido por el alma, no se va a
cumplir en su totalidad y, suerte tendrá si que cumple, al menos, en una parte.
Y al finalizar la obra,
tan contradictoria, de su vida, se cierra el telón, es decir, aparece la
muerte. En ese momento finaliza el plan que había establecido el alma para la
vida que acaba de finalizar. Habrá que esperar a otra oportunidad, (una nueva
vida), para retomar el trabajo.
El ser humano, durante
todo el tiempo de vida, de esa vida, de la que desconoce que tiene un plan
establecido, en el que aparece un trabajo a realizar y un conocimiento que
adquirir, lucha con todas sus fuerzas para conseguir algo que casi nunca
consigue: la felicidad.
Es triste. El ser
humano no solo no consigue completar el plan establecido por el alma, sino que,
ni tan siquiera consigue llevar a buen puerto el plan terrenal que el ego se ha
marcado como objetivo.
Lo que el ego no sabe
es que tiene al alcance de la mano la consecución de cualquier objetivo
emocional que se proponga, siempre y cuando sea capaz de reconocer y aceptar
sus propias limitaciones, necesidades y deseos, siempre y cuando sea capaz de
trascender su propia ilusión y de conectarse con su verdadera esencia, que es
conciencia sin forma, paz y amor.
Y para que eso ocurra,
el ego solo tiene que activar una nueva función en su mente: Aceptar.
La aceptación es una
actitud que consiste en reconocer y asumir una situación, un pensamiento, una
emoción o un aspecto de uno mismo o del mundo, sin intentar cambiarlo o evitarlo.
La aceptación puede ayudarnos a afrontar mejor los problemas, a aprender de
nuestras experiencias y a encontrar una mayor paz interior. La
aceptación no significa resignarse o conformarse con lo que nos ocurre, sino
asumir la realidad y buscar soluciones o alternativas.
Esa actitud de aceptar
que nos ayuda a encontrar paz interior es la antesala de la felicidad. Así el
objetivo principal del ego estará cumplido.
martes, 13 de febrero de 2024
Por casualidad
Todo está
perfectamente calculado y planificado. Nada sucede por casualidad en nuestra
vida. No existe la suerte, no existen las casualidades, no existen los
accidentes. Todos en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que
sembramos con anterioridad, en esta y en anteriores vidas y, a la vez, estamos
sembrando lo que recogeremos en las próximas.
sábado, 3 de febrero de 2024
miércoles, 31 de enero de 2024
Memento mori
La muerte es algo que no debemos
temer porque,
mientras somos, la muerte no es,
y cuando la muerte es, nosotros no
somos.
(Antonio Machado)
Los
seres humanos nos encontramos inmersos en una desenfrenada carrera hacia una
meta desconocida. ¿La nada?, ¿la muerte?, ¿Dios?
Pero
no solo es desconocida la meta, tampoco sabemos quién nos ha puesto en carrera,
ni sabemos para que corremos. No sabemos nada, solo que tenemos que seguir
corriendo, porque estamos subidos en una cinta sin fin que es la vida, que no
se detiene ni un instante
Aunque,
en realidad, la meta de la vida no es tan desconocida. Porque no sabremos
porque corremos, pero si sabemos que la carrera se acaba cuando, por alguna
causa, existe una incapacidad total para que se realicen los procesos
biológicos, que son los que animan la vida del cuerpo. Y ese es el final de la
carrera.
Parece
fácil deducir, por lo tanto, que la meta del ser humano es la muerte, pero, ¿después?,
¿después hay nada o existe una vida diferente?
Somos
muchos, ya, los que creemos que la muerte no es el final, sino una transición
hacia otro estado o dimensión. Como decía Mahatma Gandhi: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería
una burla cruel”.
Pero,
si al final de la vida física del cuerpo existe otra vida, (que podríamos
llamar la vida del alma), entonces si que sería bueno saber para que corremos,
para que vivimos, porque estar en la vida sin una razón, no solo parece una
burla, parece ridículo.
Si
nos asomamos a la ventana de la vida, solo para observar el mundo, podremos
comprobar que la vida es mucho más que ridícula. Es inhumana, despiadada, sanguinaria,
salvaje, violenta, atroz, sin una pizca de piedad, de compasión, de
misericordia, de humanidad.
No
puede ser esta sociedad sin entrañas la razón de la vida, ni sus líderes
políticos, religiosos o de opinión, un referente o modelo a seguir. La razón de
la vida no puede ser morir o matar, no puede ser robar, no puede ser mentir. La
razón de la vida tiene que ir en consonancia con la vida del alma, esa que nos
espera al otro lado de la muerte.
Y según lo que narran
los que han estado, algún ratito, es ese otro lado, por experiencias cercanas a
la muerte, todo lo que se vive en ese otro estado o dimensión es amor.
Por lo tanto, vamos a
pensar y a creer que la razón de la vida es aprender a amar y pongamos manos a
la obra, porque cuantos más seamos amando, podremos influir en el mundo más que
los ambiciosos líderes que nos manipulan a su antojo, escondidos tras la máscara
de los votos.
martes, 23 de enero de 2024
Vivir la vida
“Vivir es nacer a cada instante”
Erich Fromm
Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás.
La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta.
La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.
Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es,
además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible
que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de
ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para
nada.
lunes, 22 de enero de 2024
¿Es necesario conocer sobre el Karma?
Me quedan algunas
dudas con relación al Karma. Bueno, en realidad, me quedan todas, porque de los
8 mil millones de personas que pueblan la Tierra, ¿cuántos saben lo que es el
Karma?, aún más, ¿cuántos han oído hablar de él?
Por lo tanto,
hablar del Karma no sé si puede ofrecer una perspectiva diferente, a quienes no
conocen el concepto, para ayudarles a expandir la comprensión espiritual
porque, es posible, que tampoco sean conscientes de su dimensión espiritual.
Soy consciente de
que no todos los seres humanos estamos transitando por el mismo punto
kilométrico. Es seguro que algunos ya estarán en su última vida y que otros
estarán iniciando su andadura como seres humanos y que, entre unos y otros, nos
encontramos una gran mayoría, cada uno, también, en diferente punto del camino.
Para ejemplo, el
mío puede ser un buen referente. Yo no escuché hablar del Karma hasta que
comencé a practicar yoga con algo más de 40 años y, sin embargo, mi vida hasta
entonces, como la de todos, estaba influenciada por mis pensamientos, mis
palabras y mis acciones, sin ser, en absoluto, consciente de ello. ¿Habría
variado, en algo, mi vida de tener conocimiento de la existencia del Karma?
Puedo asegurar que no.
Aunque, ahora que
estoy escribiendo y reflexionando sobre las ventajas o desventajas de conocer, o
no, lo que es el Karma, creo que tampoco es tan importante saber que existe. Me
baso en que, antes de saber del Karma, yo tenía buenos y malos pensamientos. En
relación a las palabras, unas veces, eran amables y agradables y, otras veces
no. Y con respecto a las acciones, unas eran buenas y otras no tanto. Puedo
afirmar que después de conocer sobre el Karma, mis pensamientos, mis palabras y
mis acciones han seguido por los mismos derroteros, sin detenerme, en ningún
momento, a reflexionar sobre las consecuencias que podían acarrear, en mi
futuro, como consecuencia de la reacción que mis acciones podían generar.
Es bien cierto que
el Karma implica una visión ética y espiritual de la vida y que nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y sus
consecuencias, y a buscar el equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con
el mundo. El karma, también, nos ofrece la posibilidad de aprender de nuestros
errores y de superar nuestros obstáculos, para alcanzar la liberación y la
felicidad.
Lo que recuerdo, antes de saber sobre el Karma, es que después de realizar una acción
incorrecta, de tener pensamientos negativos o palabras que pudieran ofender a
otros, había una voz interior que me conminaba a reflexionar sobre mi erróneo
comportamiento, para pedir disculpas, para tratar de analizar el motivo de mí
proceder y, sobre todo, para que no se volviera a repetir tal desaguisado.
Ahora que sé sobre
el Karma, sigo actuando igual. La misma voz es la que sigue gobernando mi vida
y no soy consciente de haber reflexionado, ni una sola vez, sobre un pensamiento, una palabra o
una acción, motivado por el conocimiento de que existe el Karma.
domingo, 21 de enero de 2024
Fisicalidad versus espiritualidad (Carácter)
Los
seres humanos estamos muy ocupados en lo de siempre que es vivir nuestra
fisicalidad, ya que gran parte de nuestra vida se basa en las sensaciones, las
emociones, las acciones y las reacciones que tenemos como seres corpóreos. Es
decir, estamos muy ocupados en vivir.
Estamos tan ocupados
en vivir que parece difícil que podamos dedicarnos a otra cosa que no tenga una
relación directa con la vida, como podría ser vivir la espiritualidad.
Sin embargo, si algo
tiene una relación directa con la vida física, es el espíritu. El espíritu es
una parte fundamental de la naturaleza humana y tiene una relación estrecha con
el cuerpo físico, aunque no se limite a él.
Es el espíritu el que
anima y da vida al cuerpo físico. En Juan 6:63, Jesús dice: «El espíritu es el
que da vida, la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida».
La espiritualidad son
las cosas del espíritu y la razón de la vida es la búsqueda de sentido,
propósito y conexión con algo superior a nosotros mismos.
Vivir la
espiritualidad implica cultivar una actitud de apertura, curiosidad, gratitud y
compasión hacia la vida y hacia los demás. También implica reconocer nuestra propia
esencia divina y nuestra conexión con todo lo que existe.
La espiritualidad es
un camino personal, pero también colectivo, porque todos somos parte de un
mismo todo.
Por muy ocupados que
estemos en vivir nuestra fisicalidad no podemos, aunque queramos, olvidarnos de
nuestra espiritualidad. Solo es cuestión de actitud y carácter.
El carácter es el
conjunto de cualidades que nos definen como personas, como la honestidad, la
generosidad, la valentía, la humildad, etc. El carácter se forma a través de
las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y los hábitos que
desarrollamos. El carácter nos hace ser una persona íntegra, respetable y
admirable.
Y no debemos olvidar
mientras estamos viviendo la vida, ayudar a los demás, porque es una forma de
expresar el amor, la bondad y la solidaridad. Ayudar a los demás nos hace
sentir útiles, felices y agradecidos. Podemos ayudar a los demás de muchas
formas, como donando, haciendo voluntariado, enseñando, escuchando,
compartiendo.
Así, usando el cuerpo,
estaremos viviendo la espiritualidad, que es la única razón por la que tenemos
cuerpo.
El hilo conductor de la vida
“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto,
y de pronto toda nuestra vida
se concentra en un solo instante.”
Oscar Wilde
La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se
encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos
de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es
el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las
cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.
Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no
importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya
dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera
automática, se abre la siguiente puerta.
sábado, 20 de enero de 2024
El objetivo de la vida
La vida física solo tiene un objetivo fundamental; solo se trata de amar y no amamos mucho, porque no se ama cuando se juzga, cuando se critica, cuando se pierde la paciencia, cuando se teme, cuando se siente culpa, cuando la alegría ajena no causa alegría, cuando se siente rabia, cuando se siente decepción o frustración por no conseguir un deseo, cuando se siente indiferencia que es opuesta a la compasión, a la empatía o la solidaridad.
Ser espiritual
Dalai Lama
Aunque muchas
religiones se arrogan la exclusividad de la espiritualidad, esta no es
exclusiva de ninguna religión ni doctrina, sino que es una dimensión humana
universal que puede manifestarse de diferentes formas.
Ser espiritual no
significa renunciar al mundo ni a sus placeres, sino vivirlos con conciencia y
responsabilidad. Ser espiritual tampoco significa ser perfecto ni superior a
los demás, sino ser auténtico y humilde. Ser espiritual es un camino de
crecimiento personal y colectivo, que nos invita a descubrir y compartir lo
mejor de nosotros mismos.