“Tanto el diamante como el carbón
reciben indistintamente los rayos del sol; más, mientras el carbón no se
convierta en diamante, puro y transparente, no será capaz de reflejar la luz
solar”, dijo el Maestro. “Asimismo, un hombre corriente, espiritualmente opaco,
no puede compararse en belleza con el devoto purificado, capaz de reflejar la Luz
de Dios”.
PARAMAHANSA
YOGANANDA
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