El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 1 de junio de 2025

Descubrir lo que tienes

 


Hijo mío: 

 Entiendo tus preguntas, tus inquietudes, y tus búsquedas. Desde el principio de los tiempos, el corazón humano ha sido un explorador, un viajero que busca sentido en todo lo que ve y toca. Esa inquietud por el “más” no es tu enemiga, sino un regalo, una brújula que puede guiarte hacia lo profundo, hacia lo verdadero. 

Pero te recordaré algo importante: el “más” que buscas afuera nunca llenará el vacío que se encuentra adentro. La riqueza más grande está en tu capacidad de amar, de ser compasivo, de conectarte conmigo y con tus hermanos. Mientras continúes buscando el “más” en lo efímero, en lo externo, solo encontrarás fugaces momentos de satisfacción. Si miras dentro de ti, encontrarás que ya tienes todo lo que necesitas. 

Las murallas que mencionas, aquellas que te separan de los demás, fueron creadas por el miedo y la inseguridad, no por mí. Yo diseñé el amor como un puente que une almas, como una fuerza capaz de sanar heridas y derribar cualquier barrera. Cada vez que eliges amar, eliges acercarte más a mí, porque Yo Soy amor. 

No te pido que dejes de soñar, de anhelar, de crecer. Pero sí te pido que aprendas a hacerlo con gratitud, con aceptación, y con humildad. Que busques el “más” que está en el servicio, en la generosidad, en el cuidado por los otros y por ti mismo. Ese “más” no se mide en riquezas ni en poder, sino en la luz que aportas al mundo. 

Sé que a menudo el camino parece confuso, como un sendero cubierto de neblina, donde las señales no siempre son claras. Pero quiero que recuerdes que incluso en la incertidumbre hay propósito, incluso en los momentos de duda estás aprendiendo, creciendo, acercándote más a la verdad de quién eres y de quién soy. 

Esa inquietud que sientes, esa búsqueda constante que nunca parece acabar, es un eco de la chispa divina que he puesto en ti. Es mi manera de recordarte que tú no estás hecho para conformarte con lo efímero, con lo pasajero. Tú fuiste creado para algo eterno, para algo que trasciende las barreras del tiempo y del espacio. Esa chispa es la prueba de que hay algo más grande que tú mismo, y que ese algo ya vive en tu interior. 

Aunque a veces el camino parezca empinado, y las cargas pesen sobre tus hombros, no estás solo. Cada paso que das, cada lucha que enfrentas, me tiene a tu lado. Recuerda que estás rodeado de milagros todos los días. No esperes grandes hazañas para encontrarme; estoy en cada sonrisa, en cada lágrima, en cada susurro del viento. Estoy en ti, en tus pensamientos, en tus esperanzas, en tu alma.  No importa cuán lejos creas que te has desviado, mi amor por ti es una constante, un faro que nunca se apaga. 

Quiero que te des permiso para sentir. Permiso para reconocer tus miedos, tus dudas, tus heridas. No te pido perfección, hijo mío; te pido autenticidad. Porque en esa verdad, en esa transparencia, es donde me encuentro contigo. No temas mostrar tus vulnerabilidades, porque ellas no te hacen débil, sino humano. Y es en lo humano donde reside lo divino. 

Deja que el amor sea tu guía. No un amor que posea ni que exija, sino un amor que libere, que dé, que se ofrezca sin esperar nada a cambio. Ese es el amor que yo he depositado en tu alma. Déjalo florecer, déjalo transformar no solo tu vida, sino también la vida de aquellos que te rodean. Porque cada acto de bondad, cada palabra de aliento, cada gesto de compasión, es un reflejo de mí en el mundo. 

Sigue adelante, hijo mío. Sigue buscando, no porque te falte algo, sino porque en la búsqueda descubres lo que siempre ha estado ahí. Descubres que ya eres amado, que ya eres suficiente, que ya eres luz. Y en esa luz, encontrarás la paz que tanto anhelas. 

Con amor eterno. Yo te bendigo. 

 

CARTAS A DIOS – Alfonso Vallejo

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario