Domingo 14 de agosto 2022
En estos días he
renovado mi diploma de babau y lo he hecho con muy buena nota, como siempre.
Porque, como siempre, me han vuelto a engañar. Y van…. (tropecientas mil).
Con una señora hemos
hecho 20 terapias y ha dejado de pagarme la mitad. La verdad es que me pilló
desprevenido porque parecía una fiel devota de Jesús. Una vez al mes hace
vigilias de oración durante toda la noche, en la iglesia de la congregación a
la que pertenece. Dos veces al mes hace una especie de maitines de oración
desde las 4 de la madrugada. Pertenece a un grupo de señoras que ayuda a
familias que necesitan apoyo moral, y cada vez que dice una frase la termina
con la palabra “hermano”: “Si, hermano”, “estoy mejor, hermano”, “me va bien el
miércoles, hermano”.
Al principio tanta
“hermandad” me cargaba un poco, pero terminé acostumbrándome
Pero no deja de
ser un sepulcro blanqueado. Recuerdo las palabras de Jesús, según Mateo 23:27-28
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos,
hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero
por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Así también
ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos
de hipocresía y de maldad”.
Cuando me ocurre
algo como esto, teniendo en cuenta que nada sucede porque sí y que para todo
hay una razón, trato de buscar alguna explicación del porqué me pasa tanto y,
además, tan seguido.
Mi esposa
enseguida encuentra la razón: “Cada día eres más babau”.
Puede ser que ella
tenga razón, pero es que yo no puedo entender cómo se puede dejar de cumplir un
compromiso, sin dar ninguna explicación y, jugar con el trabajo, la buena
voluntad y la bondad de las personas.
Cuando llego a un
punto del camino como este, en mi pensamiento aparece una bifurcación. Por un
lado, pienso en que cada uno recibe lo que da. He leído alguna de esas frases
bonitas que circulan por las redes: “Si
no te gusta lo que recibes, revisa lo que das” y, por otro, pienso en la
Ley de la Causa y el Efecto.
Cuando rebusco en
mi interior sobre que, es posible, esté recibiendo algo que he dado con
anterioridad, me cuesta trabajo de creer. En muchos aspectos tengo algunas
dudas sobre mí, (está claro que no me amo a mi mismo al 100%), pero en cuanto a
bondad se refiere y en ayudar a los demás, me gusta creer que, si alguna vez
hago algo mal, no lo hago a conciencia. No soy consciente de hacer mal porque
sí, al menos en los últimos años. Claro que he vivido tanto, (72 años), que, a
lo peor, en otras épocas, más cercanas a la juventud, podía haber pasado, pese a
que no lo recuerdo. Siempre trato de colocarme en los zapatos de los demás,
aunque seguro que no siempre lo consigo.
Por lo tanto,
tengo que pensar en la otra rama de la bifurcación, la Ley del Karma y,
entonces me entra una tristeza infinita, porque si me han engañado, estafado y
robado, tantas veces en esta vida, querrá decir que en vidas anteriores he
debido ser un afamado ladrón.
Así que si soy un
babau ha sido por una elección de mi alma. La mejor manera de que las personas
me engañen es, siendo tonto o haciéndome el tonto.
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