El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 8 de octubre de 2022

Bendecir, ayudar

 


Capítulo XI. Parte 2. Novela "Ocurrió en Lima"

-    Nunca me has hablado de la bendición- quise aclararle, aunque supongo que no necesitaría tal aclaración.

-    Para bendecir tiene que hacer lo mismo que para perdonar. Tiene que imaginar que su hermano está delante de ella. Si medita y lo hace después de la meditación es perfecto, pero si no medita puede sentarse y hacer tres o cuatro respiraciones, por la nariz, llevando la respiración al abdomen y manteniendo la atención en la respiración. Puede imaginar un rayo de luz que llega a su cabeza y baja hasta su corazón. Dejar que ese rayo salga de su corazón y llegue al corazón de su hermano mientras repite: Yo te bendigo con paz, con amor, con abundancia, con prosperidad, con felicidad, con alegría. Yo te bendigo.

>> En la bendición la energía del chakra cardiaco, que es la sede del amor, de la ternura, de la compasión, de la misericordia, crece, y puede hacerlo hasta cuatro o cinco veces. Y eso le pasa tanto a la persona que bendice como a la persona bendecida. Mientras dura esa expansión del chakra cardiaco, que no va más allá del tiempo que dure la bendición, la persona se siente en un estado, casi, de éxtasis. Aunque no sea consciente o no sepa que ocurre, su inconsciente si lo sabe y sabe que procede, en este caso, de su hermana, y en el siguiente encuentro, seguro que, la relación es más suave.

Durante mi conversación con Ángel me había olvidado, por completo, del mundo y, en ese mundo estaba almorzando con Diana. Fue ella la que me sacó de mi estado.

-    Antay…., Antay… ¿dónde estás?

-    ¡Oh! Disculpa Diana, creo que se me fue el santo el cielo. Estaba pensando que es lo que podrías hacer con tu hermano y me ha llegado una especie de revelación, ¡tienes que bendecirle!

-    ¿Qué? –Diana puso una cara de lo más extraño.

Le expliqué lo que segundos antes me había mencionado Ángel, sin decirle la fuente. No sé por qué, pero me pareció que, todavía, no era el momento.

Como la conversación derivó a temas más espirituales aproveché para hablarle de la fuerza del perdón y de la posibilidad de bendecir y perdonar, si es que guardaba en su interior algún tipo de rabia, de ira o de resentimiento hacia Rafael, su pareja.

Después de una larga sobremesa Diana pasó a su departamento con la firme intención de llamar a su madre y contarle las novedades de su vida.

El jueves, también comimos juntos, en esa ocasión, en su casa. En el encuentro me relató la conversación que tuvo con su madre, en la que ante la fuerza y la determinación de Diana, su madre se sintió tranquila, sin hacer leña del árbol caído. Habían quedado en que Diana iría el viernes a comer con ellos e insistió en que nosotros cenáramos el mismo viernes para contarme como fue el encuentro con sus padres.

Así lo hicimos. Diana estaba eufórica porque había conseguido pasar el mal trago de decírselo a sus padres sin que, en ningún momento, su padre hiciera gala de su sarcasmo ni su madre de la pena. Había conseguido relatar los hechos con total frialdad, sin que las lágrimas afloraran a sus ojos. 

Cuando volví a mi departamento fui consciente de que volvía, no solo contento por ella sino, también, orgulloso por cómo había llevado el tema con sus padres.

Me había convertido en tan solo cinco días en protector de Diana.

-    No ha sido en cinco días –era la voz de Ángel.

>> Llevas muchas vidas protegiéndola. Lo has hecho como padre, como hermano, como pareja y como amigo, en muchas vidas.

>> Así como ella y su hermano, en esta vida, tienen un círculo que cerrar, vosotros lo tenéis bien cerrado y vuestros encuentros son para ayudaros, de manera desinteresada, y para disfrutar de vuestra mutua compañía.

Antes de que pudiera decir nada Ángel cerró el canal de comunicación. 

El sábado, bien temprano, recibí otra llamada de trabajo. La tercera. La avería resultó ser más complicada que las anteriores, sobre todo, porque tuve que llevarme la computadora para reparar y comprobar en casa.

Así que la tarde del sábado y el domingo los pasé trabajando. Aunque el domingo no lo hice solo. Diana cuando se enteró que tenía trabajo, trajo comida y, en la tarde, después de almorzar, mientras yo trabajaba reparando la computadora, ella se quedó en el sofá viendo una de las películas románticas que a mi tanto me gustaban.

Terminamos, casi al unísono, ella de ver la película y yo de reparar la computadora. Decidimos salir a dar un paseo y comer algo para volver a casa y no tener que preparar cena.

Fue un paseo agradable. Como dos amigos, como dos hermanos, sin expectativas por parte de ninguno de los dos. En el paseo Diana me comentó que el lunes volvía al trabajo y que su horario era bien demandante. Se iba de casa a las siete de la mañana y no volvía hasta las siete o las ocho de la noche. Pensé que la explotaban, porque el horario pactado era de ocho a cinco, con una hora de descanso para el almuerzo y de las dos o tres horas de más que hacía no cobraba ni un minuto extra. Todo el tiempo de más lo hacía para tener a los jefes contentos. ¡Ya podían estarlo!

Una vez solo en casa, mi pensamiento se puso por su cuenta, a hacer un balance de mi semana. Fui consciente de que no había pensado en Indhira ni un solo día. Estaba claro que fue una fiebre pasajera.

Aliviar el dolor

 Miércoles 5 de octubre 2022

 

Sé que es imprescindible algún movimiento para iniciar un camino. Y, también sé que, para llegar al final de ese camino que se ha iniciado, el movimiento debe ser continuo.

¡Uf!, ¡y tan continuo! Yo llevo en él media vida y, aún no vislumbro la meta.

Llevado a la vida, a nuestra vida, el final del camino podría ser llegar a vivir en paz, con serenidad. Si me apuran, podría ir un poco más allá y decir que el final podría ser vivir la felicidad de manera permanente. No me refiero a momentos de euforia o alegría, me refiero a la felicidad plena. Yo, como soy un babau, creo que existe.

La felicidad plena es ese estado de paz interior en el que se sabe que todo está bien como está. Está bien la riqueza y la pobreza, está bien la salud y la enfermedad, está bien la algarabía y la tristeza, está bien la soledad y la compañía, está bien la sonoridad y el silencio. Es ese estado del que nada ni nadie podría sacarte.

Sé otra cosa. Sé que el estímulo que impele al movimiento inicial es, normalmente, el sufrimiento. Sin sufrimiento es difícil que haya movimiento, porque cuando una persona está bien no cambia nada, ¿para qué?, no se mueve, no se inmuta.

Es el sufrimiento, la insatisfacción, la nostalgia y, un sinfín de emociones negativas, las que sacan a la persona de su zona de confort, para encontrar un confort diferente que acabe con la negatividad que la invade.

Pero ese sufrimiento solo debe ser la espoleta para iniciar el movimiento. No se tiene que cargar el sufrimiento durante todo el camino. Y la razón para no cargar el sufrimiento, de manera permanente, es que no existe, que solo es una apreciación mental.

Está claro que la vida de todos está salpicada de eventos que nos hacen daño y que no podemos escapar de ellos. Pero, dependiendo de la capacidad de gestión de las emociones de cada persona, ese daño puede causar más o menos sufrimiento. Si tenemos en cuenta que el evento no tiene, por norma, continuación en el tiempo, mantener el sufrimiento solo depende de la fortaleza mental de la persona. Es cuestión de ella elegir cuanto y como le va a afectar el sufrimiento.

Tengo que reconocer que, a pesar de ser un babau, los sufrimientos que van apareciendo en mi vida, de momento, los voy controlando con mucha dignidad. No es que me resbalen, sin más, no, es que los trabajo.

La oración, la aceptación y la repetición de pensamientos positivos, son las herramientas que, me ayudan a evitar o aliviar el sufrimiento.

Aunque, a veces, pienso que me he pasado, porque mi esposa, más de una vez, me ha recriminado por pasar de puntillas frente a algún problema. Ella dice que no siento ni padezco. Yo creo que sí, lo que pasa que no me regodeo de dolor y sufrimiento.

viernes, 7 de octubre de 2022

Meditación para el ajna chakra


 

Despierta

         


            La vida está llena de corazones enormes que aman, pero que permanecen dormidos bajo los efectos anestesiantes de la sociedad, mientras que la sociedad, si tuvo corazón alguna vez, ya no se acuerda. La sociedad empezó a perder su corazón cuando permitió el primer asesinato, cuando patrocinó la primera guerra, cuando distribuyó por el mundo drogas y alcohol, cuando se lucró con la explotación del hombre, de la mujer, del niño; cuando empezaron a proliferar los “ismos”, terrorismo, capitalismo, racismo, consumismo, nacionalismo, y una sociedad sin corazón, es una sociedad muerta.

          Vivimos en una sociedad sin alma, sin corazón, sin escrúpulos; ¡pero la sociedad, la forman las personas!, ¿cómo es posible que personas con corazones enormes que aman, puedan formar una sociedad sin corazón?: Por la anestesia de la propia sociedad. La sociedad anestesia creando necesidades a sus componentes, y estos, dormidos, responden como autómatas.

          La sociedad crea la necesidad de tener casa en propiedad, casa de segunda residencia, vacaciones cuanto más lejos mejor, coche para cada miembro de la familia, televisión en cada sala de la casa, días especiales: del padre, de la madre, de reyes, consumo, consumo, consumo. Resultado: cincuenta años de hipoteca, trabajar de sol a sol a sueldos de miseria, no tener relación con la familia, ¡no vivir!. En lugar de vivir los componentes de la sociedad, mueren para satisfacer las necesidades que la sociedad les ha creado.

          La sociedad es muy lista, cuando se encuentra con miembros que no caen en las redes del consumo, genera necesidades de discriminación: necesidades religiosas y necesidades políticas. Lo importante para la sociedad es que ningún miembro consiga despertar su corazón, y solo le den vueltas y vueltas a su cabeza para ver la manera de consumir más, para ser uno de los miembros más respetados de la sociedad.

          ¡Despierta!, ¡despierta! La sociedad eres tú. Si tú despiertas y tú cambias vas a cambiar el mundo. Tú puedes sacar a la calle el Amor, y la energía del Amor es mucho más poderosa que toda la anestesia de la sociedad.

          Imagina si en vez gastar el dinero en equipos de futbol se gastara en investigación. Imagina si el dinero que se dedica a financiar los ejércitos y las guerras lo enviaran a países africanos, asiáticos, centroamericanos. ¿Dónde quedaría el hambre?, ¿dónde quedaría la discriminación?, ¿dónde quedaría la enfermedad?

¡Despierta!, ¡despierta! Ayuda a despertar a los demás, y entre todos, poco a poco, construiremos un mundo distinto, un mundo mejor, para nuestros hijos, para los hijos de nuestros hijos, para sus nietos, para todos. A fin de cuentas, si existe la reencarnación, volveremos un día, y podremos así encontrarnos con el vergel que ahora estamos ayudando a destruir.       

¡Despierta!, ¡despierta!

 

jueves, 6 de octubre de 2022

Hermanos

  


Capítulo XI. Parte 1. Novela "Ocurrió en Lima"

        El resto de la semana paso en un santiamén. El miércoles volví a comer con Diana, esta vez en mi casa. Había hecho suficientes macarrones y pensando en lo sola que podría encontrarse llamé a su puerta para invitarla.

-    Hola Antay –me saludó cuando abrió la puerta. Intentaba sonreír, pero no conseguía más que una extraña mueca- Me alegro verte –dijo. Y estaba seguro de que era cierto y no un simple cumplido.

-    ¿Cómo estás? –pregunté, más por cortesía que para conocimiento. Estaba claro que no estaba bien.

-    He tenido días mejores –pobrecita, pensé. Su tristeza, de inmediato, hizo que mi mente viajara a la misma situación en la que yo llegué a encontrarme por la misma razón. En ese instante, me hice la promesa de ayudarla en todo cuanto pudiera para que su dolor fuera lo más corto posible.

-    Te invito a comer. He hecho unos macarrones exquisitos. ¿Te animas?

-    Sí. Gracias –salió, cerró su puerta y entró conmigo en mi casa. Nada más entrar dijo- Tengo otro problema. Aún no lo saben mis padres y aunque sé que se van a alegrar porque nunca les gustó Rafael, tendré que aguantar el sarcasmo de mi padre y la conmiseración de mi madre.

-    Creo que tendrías que decírselo ya –le dije y continué- cuanto antes enfrentes los problemas mejor, porque si no tendrás un doble sufrimiento. Uno por la separación y otro por tener que hacerlo público. Por lo menos libérate del segundo.

-    Tienes razón. En cuanto terminemos de comer llamo a mi madre y se lo cuento.

-    ¿Tienes hermanos? –pensaba que un hermano con el que se llevara bien sería de mucha ayuda en este momento.

-    Tengo un hermano mayor, pero es como si no lo tuviera. No nos llevamos bien. Y no sé por qué. Nunca hice nada. Para mí siempre fue mi ídolo, pero parece que no quería admiradores. Siempre me trató como si fuera un trapo.

Nos sentamos a almorzar y en un momento de silencio volví a escuchar la voz de Ángel:

-    Para entender las razones por las que dos hermanos no se llevan bien hay que comprender los motivos por los que eligen encarnar las almas.

>> Cuando encarnan, todas las almas tienen los mismos objetivos, que son recordar su divinidad y aprender a amar. Pero cada alma tiene un recorrido diferente en la materia. Unas han vivido más vidas que otras, todas con diferentes experiencias, y cada una llega a la materia con un carácter diferente, en función de las vidas vividas.

>> Los hermanos no tienen por qué ser, almas afines. Tienen, una vez en la materia, objetivos diferentes y eso hace que, en más ocasiones de las que fueran de desear, exista entre ellos rivalidad, celos, envidia, lo que hace que en su subconsciente se vayan generando razones para la separación.

>> Eligen, ambos, nacer en una misma familia para limar asperezas que hayan podido tener en vidas pasadas, para cerrar círculos, pero como ya hemos dicho, al no recordar la razón de su encarnación, viven desde la mente dándole a esta todo el protagonismo, primando en ellos los pensamientos erróneos y las caóticas emociones que les embargan.

>> De esta manera desaprovechan una magnífica oportunidad para avanzar en su aprendizaje del amor y en su camino hacia Dios, lo que les va a obligar a encontrarse en una próxima vida para trabajar, también, el desaguisado generado en la vida actual.

>> Todos los círculos deben cerrarse. No puede quedar en suspenso una mala relación. En el amor no existen celos, ni envidias, ni egoísmo, ni manipulación. El amor abarca a todos. Si queda algún cabo suelto es síntoma inequívoco de que aún falta un trecho en el aprendizaje.

>> ¿Crees tú que alguien pueda acercarse a Dios llevándose mal con su hermano? Es imposible.

-    Descubrí que, si Ángel podía hablarme sin estar presente, yo podía hablarle sin palabras y le pregunté en el mismo silencio con el que él me hablaba- ¿Qué puede hacer Diana para cambiar esa relación con su hermano, para que sea armónica?

-    Con su hermano y con cualquiera. No debe entrar al trapo en ninguna ofensa, en ninguna discusión, en ningún desprecio. Si siente que, en su interior, existe algún tipo de ira o resentimiento, debe perdonar, de la misma manera que ya te expliqué y, después de eso, puede bendecirle.

-    Nunca me has hablado de la bendición- quise aclararle, aunque supongo que no necesitaría tal aclaración.

USHAS MUDRA – MUDRA DEL DÍA

 USHAS MUDRA – MUDRA DEL DÍA



Su nombre se deriva del término ushas, que en sánscrito significa "amanecer". También se le conoce como "mudra del día" y "el origen de todas las cosas buenas".

Cómo se hace:

HOMBRES: Cruzar los dedos, de manera que el pulgar derecho quede sobre el izquierdo y presionar ligeramente el pulgar izquierdo con el derecho.

MUJERES: Colocar el pulgar derecho entre el pulgar izquierdo y el índice, ejerciendo presión con el pulgar izquierdo.

Sirve para:

Concentra la energía sexual del segundo chakra y la orienta a los chakras superiores.

Duración:

Entre 5 y 15 minutos diarios.

Beneficios:

Ayuda a despejarse por las mañanas, así que se puede practicar cuando aun estés medio dormido.

Armoniza el sistema hormonal.

Otorga agilidad mental e interés por las cosas.

APANA MUDRA – MUDRA DE LA DIGESTIÓN

 

APANA MUDRA – MUDRA DE LA DIGESTIÓN 


Cómo se hace:

Las puntas de los dedos corazón y anular tocan la punta del dedo pulgar, manteniendo estirados los otros dos dedos restantes.

Sirve para:

Desempeña un importante papel en nuestra salud ya que regula el sistema excretor.

Expulsa sustancias tóxicas del organismo.

Elimina problemas de vejiga.

Duración:

De 5 a 45 minutos diarios

Como cura, 3 veces al día durante 15 minutos.

Beneficios:

Regula la diabetes.

Cura el estreñimiento.

Ayuda a excretar con regularidad.

Ejerce un efecto equilibrador sobre el estado de ánimo.

Otorga paciencia, serenidad, confianza, equilibrio interior y armonía. 

El tiempo todo lo cura

 




Capítulo X. Parte 6. Novela "Ocurrió en Lima"

Sacando unos marcos de fotos, de una de las cajas, recordé las fotos que el padre de Indhira tiene en la mesa de su despacho y, entonces, fui consciente de que llevaba veinticuatro horas sin acordarme de Indhira, ni de mi desastrosa despedida del sábado anterior. Es cierto que el tiempo lo va curando todo, porque ya no me parecía tan desastrosa como en un principio.

No cabe ninguna duda de que nuestro estado emocional está conectado, por completo, al pensamiento. Un día intenso de trabajo, sin tiempo para pensar, ha sido suficiente para dejar de lado toda la parafernalia asociada a la mente. No me he sentido mal por mi actuación con Indhira, ni me he sentido ni bien ni mal por la impresión que causó en mí, ni tan siquiera le he dado vueltas a la progresión o a las regresiones realizadas con Ángel, ni me he cuestionado que estaba haciendo abriendo cajas para Diana, a la que ayer no conocía. ¡Cuánto poder tiene el pensamiento!

Comenzaba el trabajo, propuesto por Ángel, de amarme a mí mismo, aprendiendo, primero, a compararme con otros más bajos, más feos o menos inteligentes que yo y, segundo, dejando de compararme. Ahora me atrevo a añadir un nuevo punto, centrarme, con total atención, a lo que sea que esté haciendo, en cada momento. Es lo que Ángel define como “todo está bien”. Pero, también, he aprendido otra cosa: Nadie aprende en cabeza ajena. De poco sirven los discursos. Es mucho más importante un segundo de práctica que toda la teoría del mundo.

A las siete de la noche el departamento de Diana estaba en perfecto estado de revista. Nadie hubiera dicho que se había mudado la tarde anterior. Hasta colgamos algunos cuadros y fotos, que le hacían ilusión,
en el salón y en su habitación.

Durante unos momentos tuve una ligera discusión con mi pensamiento. Él insistía en que debía de irme a casa, haciendo una despedida parecida a la que le había hecho a Indhira. Mi opinión era diferente. Pensaba que estaba sola y que se sentía desprotegida. No es que quisiera convertirme en su protector, pero no podía dejarla abandonada sin más.

Ganó mi opción y le ofrecí a Diana cenar antes de despedirnos. Yo me encargué de pedir algo para la cena.

Estábamos los dos tan cansados que, una vez terminada la cena, decidí despedirme.

-    ¿Estarás bien? –le pregunté mientras me levantaba para irme a casa.

-    Si, Antay. Muchísimas gracias. Has hecho hasta bonito el que podía haber sido el peor día de mi vida. Te lo agradezco infinito. Nunca llegarás a entender el bien que me has hecho. Nunca lo olvidaré.

-    Bueno, Diana, no exageres. Cualquiera hubiera hecho lo mismo. Descansa. ¡Hasta mañana!

miércoles, 5 de octubre de 2022

La lucha del guerrero

 Lunes 3 de octubre 2022

 

¡Caray!, cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que pasé por aquí.

Y es que el día, cada vez, se me hace más corto, porque entre las tareas, que me tocan, de la casa, y las terapias, se va una buena parte del día. El resto lo paso escribiendo, pero como lo hago en varias ventanas a la vez, asomarme al diario es, casi, la última opción.

Pero hoy mientras me duchaba ha pasado una idea por mi cabeza, (que no es nueva), y que merece archivarse, con honores, en la intimidad de un babau, es decir, aquí.

Se trata de la muerte.

Decía que no es nueva la idea, porque desde que tengo memoria espiritual, es un tema recurrente.

Por memoria espiritual me refiero desde el momento que empecé a hacerme preguntas sobre la vida, hace ya un buen puñado de años. Aunque parece que fue ayer, porque ha pasado tan rápido, que es como si me hubiera comido la vida de un tirón, sin sentarme a hacer una buena digestión.

Las preguntas eran las habituales que aparecen en todos los manuales: ¿qué hago aquí?, ¿estaría antes de nacer en algún lugar?, la muerte, tengo claro, que es un final, pero ¿será, a la vez, un principio o una continuación de algo?, ¿por qué parece la vida tan injusta, solo en función del lugar y la familia de nacimiento?

Buscando la respuesta a esas preguntas leí infinidad de tonterías, y otras, que no lo parecían tanto. Al final, me organicé una creencia a mi medida, porque no creo que ninguno de los que deambulamos por la vida podamos afirmar a ciencia cierta, sin temor a equivocarnos, donde estábamos antes de nacer, como estábamos, si volveremos al mismo lugar a no, cual fue la razón por la que nacemos y porqué unos nacen en un palacio y otros debajo de un puente.

Por supuesto, al ser mi creencia, la he organizado con una especie de protección, (que no es de mi invención, ya que, también, aparece en todos los manuales), para evitar el sufrimiento, en todo lo que pueda, porque algún sufrimiento resulta casi inevitable. Lo que si consigo con mi salvaguarda es que el sufrimiento sea leve y de corta duración.

La protección tiene un nombre, se llama aceptación. El secreto para vivir una vida feliz es aceptar todos y cada uno de los acontecimientos que se van sucediendo en nuestra vida. Y mi frase fetiche o de culto es “todo está bien”.

Pues con mi frase de culto, “todo está bien”, la muerte, que es, en realidad, el motivo de este escrito, también está bien.

Vuelvo así al tema de la muerte que es la idea que resbalaba por mi cuerpo con el agua de la ducha esta mañana.

Pero es un tema que voy a terminar mañana, porque son las once y media de la noche. Para mi tardísimo, teniendo en cuenta que a las cinco ya estoy en marcha con la primera terapia.

 

Martes 4 de octubre 2022

 

La idea que ayer me inundaba a la par que el agua era: ¿por qué las personas le tendrán miedo a la muerte y no quieren que les llegue con lo liberadora que es?

Entiendo que la muerte, en muchas ocasiones, viene precedida por la enfermedad y, posiblemente, el dolor, pero la culminación de esa enfermedad con la muerte es, sin lugar a dudas, la remisión de cualquier dolor, de cualquier sufrimiento, de cualquier preocupación.

La muerte solo es un proceso más de la vida, en realidad, es el único suceso seguro por el que tiene que pasar todo aquello que tiene vida.

No estamos preparados para morir, pero no debe de extrañarnos, porque tampoco estamos preparados para vivir y, sin embargo, anunciamos a voz en grito que estamos viviendo.

Según Elisabeth Kübler-Ross, que es una pionera en los estudios sobre la muerte. Las personas en fase terminal suelen pasar por los siguientes cinco estadios emocionales: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Si nos vamos, directamente, a la última etapa, la aceptación, utilizando mi frase favorita “todo está bien”, nos ahorraremos un estado emocional que no es el más alentador cuando aquello que tenemos frente a nosotros es la muerte.

En mi creencia, la muerte es el más fabuloso suceso que nos ocurre a los que tenemos vida, porque nos devuelve al estado del que partimos

El problema estriba en el desconocimiento de la divinidad del hombre. Este es, sin ningún género de duda, la primera y principal razón, no solo de la infelicidad, del sufrimiento, y de la insatisfacción del ser humano, sino, también del miedo a la muerte.

Pero, es más, ese desconocimiento es la única causa de nuestras repetidas encarnaciones y de nuestros viajes de la esencia a la materia. Porque la razón de tanta sinrazón, la razón de tantas reencarnaciones, la razón de tanta vida “que parece inútil” y de tanta muerte, sólo es para activar el recuerdo de nuestra divinidad y vivir en la materia como vivimos cuando nos encontramos al otro lado de la vida física.

El origen del hombre es Dios, y ese será su destino. Y a pesar de tantas vidas absurdas, a pesar de todos los intentos del ser humano por permanecer dormido, todos llegarán a Dios, más pronto o más tarde, pero todos llegarán. Sin embardo, para llegar a Dios, hay que encontrarle. Y hay que hacerlo en la vida física. Es aquí, en la materia, donde el hombre ha de realizar su trabajo de exploración y de reencuentro con Dios.

Es aquí donde el ser humano tiene que luchar, en soledad, y mantener una lucha sin cuartel “con su mente contra su mente”. En la batalla para encontrar a Dios, tiene el guerrero que luchar consigo mismo y vencerse, sin sentirse derrotado.

El hombre sin Dios es nada, es como una hoja movida por el huracán de su mente que va posándose, de manera despiadada, sobre los deseos incumplidos, sobre los amores rotos, sobre las enfermedades del cuerpo y las soledades del alma.

Es tan profundo el sueño del hombre, que incluso los que sueñan con el despertar, cuando entreabren los ojos, exclaman en su fuero interno “Ah, ya entiendo de que se trata”, pero todo se queda en eso, en el entendimiento. Intelectualizan el concepto de Dios, sin integrar en cada célula de su cuerpo el concepto de que no sólo él es Uno con Dios, sino que también lo son todos los que le acompañan en su viaje por la vida, lo son los que le acompañaron en anteriores viajes, y los que le acompañarán en los siguientes.

Eso quiere decir que todos somos lo mismo, que todos somos Hijos de Dios, que todos somos Uno con Dios, es decir, que todos somos hermanos.

Para el hombre que integra el concepto de Dios en cada célula se han acabado las religiones, se han acabado las políticas, las razas, los nacionalismos, las diferencias de clases, se han acabado los juicios y las críticas a sus hermanos, se han acabado los miedos. Porque integrar el concepto de Dios en cada célula significa abrirse al Amor Universal, significa abrirse a la compasión, a la misericordia, significa olvidarse del perdón porque nunca se va a sentir ofendido, significa vivir como si Dios estuviera frente a él, en cada ser humano, en cada animal, en cada planta. Significa que se ha liberado del miedo a morir.

La mayoría de los seres humanos, tienen terror a la muerte. Sin embargo, la venida a la vida es muchísimo más aterrador, porque el alma libre, el alma que recuerda, el alma que vive en el Amor, se ve constreñida en un cuerpo, a merced de un ego amnésico y de una mente enfermiza, rodeada de una energía oscura y pesada. Todo lo contrario de la vida al otro lado de la materia, que es al lugar al que volvemos cuando se acaba la vida.

Escondidos tras una máscara

            


            Cuando nacemos somos limpios y puros. Las capas formadas de nuestra aura son brillantes, transparentes, cristalinas. Pero no nos dura mucho, a lo sumo, hasta que empezamos a caminar, ya que es esa etapa de nuestra vida cuando conocemos una palabra nueva que vamos a escuchar y a repetir muchísimas veces a lo largo de nuestra vida: “NO”.

El “no” lleva implícito muchas cosas, en principio es la negación de la expresión natural del niño y eso hace que empiece a aprender a reprimir conductas y emociones, empieza a colocarse una máscara, la máscara de la represión; con ella puesta el niño empieza a reprimir los impulsos que salen de su interior.

Pero el niño sigue creciendo y empieza a coleccionar máscaras de todo tipo y condición, máscaras que serán distintas, en función del escenario en que se encuentra, con los amigos, que, por supuesto, es distinta a la máscara de andar por casa. En casa tiene varias, la máscara para tratar con mamá, la máscara para tratar con papá, la máscara para tratar con los hermanos, la máscara para tratar con los abuelitos; y el niño sigue creciendo y se convierte en un adulto, y sigue acumulando máscaras, la máscara para tratar con los compañeros de trabajo, la máscara para tratar con su pareja, la máscara para tratar con su jefe, etc., etc., etc.

Representa tantos personajes, que ni la propia persona sabe como es, sólo es una representación de sí misma, ya que, en función de la circunstancia, de la persona que tiene delante o el lugar en que se encuentra, irá colocándose una máscara u otra. Entonces ¿quién es realmente esa persona?, ¿la que actúa en casa cuando está sola?, ¿la que actúa cuando está con la familia?, ¿la que actúa en el trabajo?, ¿quién es realmente la persona?, ¿sabe la persona realmente quién es?

No, la persona no sabe quién es y ni tan siquiera como es. Físicamente la persona no sabe cómo es porque ella no se ve, lo único que ve es su reflejo, y ¿quién la dice que lo que refleja el espejo y ella ve, es lo mismo que ven los demás?; por lo tanto sabe cómo es su reflejo, pero no como es ella. Y en cuestión de carácter, tampoco sabe como es, la persona cree que es la imagen que ella se ha construido de sí misma, construcción realizada en función de las máscaras, pero lo que cree la persona que es, sólo es otro reflejo, en este caso mental.

Según va madurando la persona, a lo largo de muchas vidas, según va construyendo su carácter, va dejando máscaras, estas van desapareciendo, hasta que la persona llega un momento que arroja la última máscara y vive sin ellas. En ese momento, la persona ya es ella, ya no actúa, sólo vive. ¿Cuándo ocurrirá eso? Sólo ocurrirá en el momento en que la persona deje de vivir desde la mente y viva desde el corazón, en el momento en que sea Amor y ya no tenga miedo de mostrarse tal cual es, en el momento que sea consciente de su divinidad. Mientras no sea consciente de eso y viva temerosa de perder su empleo, de perder a su pareja, de que sus hijos no se casen con un buen partido, etc., seguirá usando máscaras, es normal, con algo hay que tapar la hipocresía.

Hay que ser como los niños, limpios, puros, brillantes, cristalinos y luminosos, y eso sólo lo puedes hacer viviendo, sintiendo y actuando desde el corazón.

      

Dar para recibir

 


Capítulo X. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"

Me pareció volver a escuchar la voz de Ángel:

-    El problema es la falta de amor. Cuando dos personas se enamoran se sienten muy bien, con los mismos gustos y las mismas aficiones, que no dudan en calificarse como almas gemelas.

>> A partir de aquí, solo les queda irse a vivir juntos. Y lo hacen porque vivir separados les supone un verdadero tormento.

>> Pero ¿Cuál es el objetivo de la pareja?, está claro que ser felices. Pero tienen un error de concepto, esperan ser felices con el amor que reciban de la otra parte. Esperan ser felices cada uno de los miembros de la pareja, pero no pasa por su cabeza el que sea feliz la otra parte por el amor que uno mismo le entregue al otro. Los dos quieren recibir, pero no se han planteado que tienen que dar.

>> Una cosa está clara, si no tienen en su interior suficiente amor no podrán dar mucho. Y para dar amor hay que aprender a amar, lo mismo que para respetar hay que practicar el respeto, ser generoso con uno mismo para poder serlo con los demás, valorarse uno mismo para valorar al otro, en definitiva, hay que ser feliz por uno mismo, para ser felices en pareja.

Cuando abrí los ojos, por un momento me asusté porque sentí movimiento en la cocina, hasta que fui consciente de que Diana estaba en la casa.

Me asomé a la cocina y la encontré preparando el desayuno.

-    Buenos días. Has sido tan amable y me has hecho un favor tan grande que la única manera que se me ocurrió para compensarte fue preparando el desayuno –me dijo, y continuó- Nunca entenderás cuanto bien me has hecho con tu compañía. Espero que no te moleste.

-    Buenos días. No me molesta en absoluto. Es un placer levantarse y encontrarse el desayuno preparado –era sincero, aunque mi pensamiento, que había permanecido en silencio, me decía muy bajito, como si tuviera miedo de que Diana pudiera escucharle “ten cuidado que hoy te prepara el desayuno y mañana ya veremos a ver si no se queda a vivir en tu cocina”.

Desayunamos hablando de los planes inmediatos de Diana. Tenía una semana de fiesta en la empresa en la que trabajaba como administrativa. En la semana esperaba dejar la casa en condiciones para vivir lo más cómoda posible. Lo primero era abrir las cajas para ir colocando la ropa y las cosas que había traído con ella.

-    ¿Qué te parece si paso contigo y probamos el microondas a ver si vuelve a saltar el interruptor? –pensaba que si no hacíamos eso nos íbamos a encontrar en el punto de partida.

-    Sí. Gracias. Porque estos primeros días voy a cocinar poco y todo será a base de microondas.

Cuando terminamos de desayunar Diana insistió en lavar los platos. Cuando terminó pasamos a su casa.

El problema del microondas era un cruce en el enchufe con lo que quedó funcionando en poco tiempo y viendo todo el trabajo que Diana tenía por delante y observando que su estado de ánimo había vuelto a resentirse, al entrar en la casa, me ofrecí a ayudarla a abrir cajas mientras ella colocaba lo que yo iba sacando de las cajas.

Diana se encargó de pedir unas pizzas para almorzar y no demorar el trabajo que iba a buen ritmo, por lo que hoy mismo es posible que su departamento estuviera en perfecto orden, como si hubiera vivido en él toda la vida.