El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 4 de octubre de 2022

Dar para recibir

 


Capítulo X. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"

Me pareció volver a escuchar la voz de Ángel:

-    El problema es la falta de amor. Cuando dos personas se enamoran se sienten muy bien, con los mismos gustos y las mismas aficiones, que no dudan en calificarse como almas gemelas.

>> A partir de aquí, solo les queda irse a vivir juntos. Y lo hacen porque vivir separados les supone un verdadero tormento.

>> Pero ¿Cuál es el objetivo de la pareja?, está claro que ser felices. Pero tienen un error de concepto, esperan ser felices con el amor que reciban de la otra parte. Esperan ser felices cada uno de los miembros de la pareja, pero no pasa por su cabeza el que sea feliz la otra parte por el amor que uno mismo le entregue al otro. Los dos quieren recibir, pero no se han planteado que tienen que dar.

>> Una cosa está clara, si no tienen en su interior suficiente amor no podrán dar mucho. Y para dar amor hay que aprender a amar, lo mismo que para respetar hay que practicar el respeto, ser generoso con uno mismo para poder serlo con los demás, valorarse uno mismo para valorar al otro, en definitiva, hay que ser feliz por uno mismo, para ser felices en pareja.

Cuando abrí los ojos, por un momento me asusté porque sentí movimiento en la cocina, hasta que fui consciente de que Diana estaba en la casa.

Me asomé a la cocina y la encontré preparando el desayuno.

-    Buenos días. Has sido tan amable y me has hecho un favor tan grande que la única manera que se me ocurrió para compensarte fue preparando el desayuno –me dijo, y continuó- Nunca entenderás cuanto bien me has hecho con tu compañía. Espero que no te moleste.

-    Buenos días. No me molesta en absoluto. Es un placer levantarse y encontrarse el desayuno preparado –era sincero, aunque mi pensamiento, que había permanecido en silencio, me decía muy bajito, como si tuviera miedo de que Diana pudiera escucharle “ten cuidado que hoy te prepara el desayuno y mañana ya veremos a ver si no se queda a vivir en tu cocina”.

Desayunamos hablando de los planes inmediatos de Diana. Tenía una semana de fiesta en la empresa en la que trabajaba como administrativa. En la semana esperaba dejar la casa en condiciones para vivir lo más cómoda posible. Lo primero era abrir las cajas para ir colocando la ropa y las cosas que había traído con ella.

-    ¿Qué te parece si paso contigo y probamos el microondas a ver si vuelve a saltar el interruptor? –pensaba que si no hacíamos eso nos íbamos a encontrar en el punto de partida.

-    Sí. Gracias. Porque estos primeros días voy a cocinar poco y todo será a base de microondas.

Cuando terminamos de desayunar Diana insistió en lavar los platos. Cuando terminó pasamos a su casa.

El problema del microondas era un cruce en el enchufe con lo que quedó funcionando en poco tiempo y viendo todo el trabajo que Diana tenía por delante y observando que su estado de ánimo había vuelto a resentirse, al entrar en la casa, me ofrecí a ayudarla a abrir cajas mientras ella colocaba lo que yo iba sacando de las cajas.

Diana se encargó de pedir unas pizzas para almorzar y no demorar el trabajo que iba a buen ritmo, por lo que hoy mismo es posible que su departamento estuviera en perfecto orden, como si hubiera vivido en él toda la vida.

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