Capítulo XIV. Parte 7. Novela "Ocurrió en Lima"
- Tienes
toda la razón. ¿Sabes?, hice otra regresión con Ángel.
- No, y
¿cómo fue?, -se interesó Indhira.
Antay
le relató a Indhira la progresión en la que se vio sentado en el jardín de una
residencia de lujo, para adultos mayores, esperando la muerte, después de una
vida material, exitosa en cuanto a la cuestión laboral y económica, se refiere,
pero triste y solitaria y, por encima de todo, llena de demonios dirigidos por
pensamientos de miedo ocupando, un día tras otro, su espacio mental lo que le
empujó a vivir en soledad, solo por el miedo a comprometerse para evitar el
posible sufrimiento a que se vería abocado si algún día esa relación llegaba a
su fin.
A
Indhira se le heló la sangre en las venas. “¿Le estaba contando Antay que su
vida iba a terminar en solitario? ¿Quería eso decir que la vida ya ha sido
vivida y que lo único que hacemos en la materia es recordar esa vivencia, como
si despertáramos de un sueño e intentáramos recordarlo? Si fuera así, la que va
a sufrir soy yo, porque me estoy enamorando de él”.
- No pudo
menos que interrumpir a Antay- ¿Quieres decir que tu vida va a ser así?, ¿me
estás diciendo que la vida ya ha sido vivida?, ¿cómo pudiste vivir esa
situación?
- No. Mi
vida no sabemos cómo va a ser, dependerá de mis decisiones, como la tuya y la
de todos, porque la vida no ha sido vivida. Me dijo Ángel que lo que viví fue
una recreación de cómo sería mi vida de seguir por el mismo camino. En función
de las decisiones que vamos tomando va cambiando la recreación de cómo sería,
por completo, la vida. Tomamos una decisión y, de inmediato, cambia la
recreación de esa vida.
>>
Pero creo que antes tienes que saber algo. Ángel no es solamente el nombre de
la persona que conocemos, es también la definición de lo que es, es su
identidad. Es un ángel que ha aparecido en mi vida para ayudarme, según dijo, a
cumplir un deseo que, parece ser, está muy arraigado en mí, pero que soy
incapaz de materializar.
>>
Por eso aparecía cuando más lo necesitaba y desaparecía como si se evaporara.
- Indhira
no pudo contenerse- ¡O sea, que organizó todo para que nos conociéramos!
- Parece
ser que sí, así fue. Por eso tu computadora solo falló para que me llamaras.
Ese mismo día decidí anunciarme como técnico y la señora Claudia encontró mi
número para solucionar el problema de la empresa de tu papá y, ya ves, lo que
siguió.
- Esto es
de locos. Si lo veo en una película no me lo creo. ¿Será que tenemos que estar
juntos?, -Indhira no cabía en sí de gozo, aunque trató de no dar excesivas
muestras de ello.
- No
necesariamente. Será lo que nosotros decidamos, -dijo Antay pensativo con la
mirada perdida.
>> Déjame que te cuente como
fueron las regresiones. El hecho de que Ángel sea un ángel, hizo posible el
poder vivir una progresión. Yo me acosté en el sofá, él me puso sus manos en la
cabeza y mi vida apareció ante mí como una película. Fue diferente a la
regresión que hice contigo porque en aquella todo eran sensaciones y en esta
fueron imágenes.
>> Después de la progresión me vi
en tres vidas diferentes. En las tres aparecías tú. Parece ser que hemos
coincido en bastantes vidas. En una era un hombre tullido, que trabajaba de
zapatero, casado con alguien que parecías ser tú. Nos amábamos con locura y
teníamos dos hijos. Éramos muy pobres, pero inmensamente felices.
>> En otra vida me vi como una
monja en un convento, era muy joven y un poco díscola, que recibía reprimendas
diarias, con mucho amor, de la madre superiora, que resultaste ser tú.
>> Y en la última visión era un
pescador que trabajaba con mi padre. Estaba felizmente casado, con alguien que
no eras tú, porque tu papel en esa vida era el de ser mi madre.
- Por lo
que veo he sido una constante en tu vida,- comentó Indhira.
- Di
mejor que ha sido una constante, de uno en la vida del otro. Según Ángel hemos
coincidido en muchas vidas y, alégrate, no tenemos temas pendientes.
- Y
¿cuáles han sido tus conclusiones después de una experiencia tan apasionante?,
-quiso saber Indhira.
- Que el
amor ha sido el ingrediente que hizo que en las vidas que pude visualizar fuera
una persona feliz y en la única de las vidas recordadas que el ingrediente es
el miedo, la vida actual, no parece que vaya a tener un final feliz si sigo por
el mismo camino.
>>
De hecho, tanto la progresión como las regresiones, solo fueron para que fuera
consciente de la fuerza que tienen tanto el amor como el miedo, el uno para la
felicidad y el otro para el sufrimiento.
En ese
momento tuvieron que interrumpir su conversación porque los compañeros de
Antay, que habían finalizado su cena, se acercaron para despedirse. Antay hizo
las presentaciones y cuando les comentó que Indhira era la hija del que podría
ser su nuevo jefe parece que se impresionaron y se comportaron más
delicadamente.
- Y ¿Qué
deseo es ese que eres incapaz de materializar y que necesita de la ayuda de un
ángel?, -la curiosidad estaba matando a Indhira y tuvo que hacer la pregunta.
- Deseo
tener una familia.
Los dos
se quedaron pensativos, rompiendo Antay el silencio con un comentario.
- ¿Sabes?,
a veces, en los momentos en los que dejo volar mi pensamiento, pienso en que
estaría bien poder ver a través de un agujero como sería mi vida dentro de 5 o
10 años. Así podríamos saber, de antemano, si las decisiones tomadas son
acertadas o no.
- Si,
-afirmó Indhira riendo- sería una gran cosa. Aunque aún así, seguro que nos
equivocaríamos más de una vez.