El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 22 de febrero de 2023

Familia

 


Capítulo XVII. Parte 5. Novela "Ocurrió en Lima"

La llegada a casa, en la noche, fue, como el día anterior, cuando llegué de viaje, una fiesta. El beso y el abrazo de mi esposa, con los niños revoloteando a nuestro alrededor, mientras se quitaban la palabra entre ellos para contarme los acontecimientos del día. Jugar los cuatro sentados en el piso de su sala de juegos. Dar de cenar a los niños, acostarles y leerles un cuento. Esto debía de ser lo más parecido a estar en el cielo. Todo era amor, felicidad y alegría.

Con los niños durmiendo, volvía otro momento mágico en el que Indhira y yo podíamos hablar de cómo había sido nuestro día.

-    ¿Cómo ha ido la visita de mi papá?, -se interesó Indhira.

-    Ha ido muy bien. Además, me ha venido de perlas porque ha querido pasar por todos los departamentos para saludar al personal. Le hemos acompañado Pablo y yo, y mientras él iba saludando Pablo me iba diciendo el nombre de todos y lo que hacían.

-    Y el almuerzo con Diana, ¿qué tal?, supongo que habrás aprovechado para hablar con ella.

-    Si. Hemos hablado y de la conversación ha salido una idea en la que tu intervienes.

>> A Diana le gustaría trabajar media jornada en algún lugar que no sea tan estresante como estar de asistente conmigo, y a mí se me ha ocurrido que podría ser tu asistente para liberarte un poco y puedas seguir teniendo tiempo para mí y los niños. ¿Qué te parece?

-    Es una idea magnífica, -Indhira parecía encantada con la idea- yo iba a proponerte algo parecido. Pues puede comenzar cuando quiera porque empezamos a funcionar ya.

-    Esperemos a ver cómo les va a ellos en la conversación que mantengan. En cuanto estén de acuerdo en que quieren hacer, una semana más para que forme a la persona que la sustituya y empieza contigo.

-    ¿Has pensado en quien la puede sustituir?

-    ¿Tú crees que mi memoria da para eso? Ella misma ha propuesto a una persona que entró hace un mes, se llama Roxana.

-    La conozco. Es amiga de mi hermana. De hecho, postuló a la empresa porque Nahiara le habló de la vacante. -y siguió Indhira poniéndome al corriente de lo que conocía de la vida de Roxana- Al contrario que a Diana, a Roxana le irá bien estar ocupada y si el trabajo la absorbe, mejor, porque hace casi seis meses que perdió a su esposo, de la noche a la mañana, de un infarto fulminante y necesita distraer la mente. 

Seguimos nuestra conversación mientras preparábamos la cena. Como mi memoria anterior se mantenía intacta seguía siendo el excelente cocinero que era, por lo que yo llevaba la iniciativa en la cena.

Hablamos de los niños, contándome ella anécdotas desde su nacimiento hasta ahora. No me importaba no recordar las historias que Indhira me contaba porque escuchar su relato, con el amor que lo hacía, me parecía tan apasionante como haberlas vivido en primera persona. Cuando recupere mi memoria será una doble satisfacción. Una por recordar la anécdota y otra por saber cómo la había vivido Indhira.

Organizamos los primeros pasos a dar para el inicio de la Fundación, y siguió con anécdotas, ahora de su familia, teniendo en cuenta que en dos días me iba a encontrar con todos ellos en la comida familiar de los domingos.

Tener de lazarillo a Indhira me hacía sentir seguro y no me causaba ansiedad el encuentro con la familia que, de hecho, era la única experiencia que me faltaba en mi nueva vida sin memoria.

Y después de todo eso, el placer de acostarme con Indhira, amarnos en la distancia corta, sentir sus besos, disfrutar las caricias, gozar su cuerpo, percibir la mutua protección en los abrazos, mientras nos decimos quedamente al oído, “te amo”.

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