El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 5 de julio de 2011

Nada es lo que parece

            Nada es lo que parece.

Nos parece, según nuestras actitudes, que vamos a vivir para siempre, y no es así. Estamos anclados a la vida, y permanecemos y actuamos en ella como si nos fuéramos a quedar a vivir aquí para siempre. Este es un gran error. Ignorar conscientemente, que sólo estamos aquí de paso, ya que de sobra sabemos que llegará un día, más pronto o más tarde, no sabemos cuándo, puede ser mañana o dentro de cincuenta años, en que tendremos que dejar nuestro cuerpo para irnos, no sabemos dónde, con el único bagaje de lo que hayamos acumulado en nuestra conciencia. Y ¿Qué vamos acumulando en nuestra conciencia?, básicamente miedo. Tenemos miedo de todo: De perder nuestro poder, de que no nos quieran, de ser infelices, del que dirán, de la oscuridad, de la enfermedad, del dolor, de la muerte, etc., etc. Y es ese miedo el que nos hace actuar con ira, con resentimiento, con hostilidad, es ese miedo el que nos hace ver a todos como enemigos que quieren usurpar nuestro poder, es ese miedo el que nos hace defender nuestro territorio. Pero, ¿Qué territorio?, ¿El que ocupamos accidentalmente en este espacio de eternidad, o la eternidad completa? Nuestro territorio, amigos, es la eternidad completa, y no hace falta defenderlo, tenemos tanto como queramos. Y el único bagaje que tendría que ocupar nuestra conciencia sería el Amor. El miedo, ya sabes, sólo es falta de Amor. Empieza a Amar y desaparecerá tu miedo, empieza a Amar y comprenderás que no tienes que defender nada, porque nada está en peligro, porque lo tienes Todo, porque todos tenemos Todo.

Nos parece que lo que sucedió ayer es pasado y lo que pasará mañana será futuro. Así es como definimos el paso del tiempo en nuestra actitud de avestruz, de esconder la cabeza para no ver la realidad, en nuestra actitud de ignorar que somos nada más y nada menos que una parte de Dios. Pero tampoco es así, no existen ni el pasado ni el futuro, y ni tan siquiera un presente al que poder asirnos con fuerza para no caernos, sólo existe, para nosotros, en esta constreñida tercera dimensión, el continuo fluir de la vida.  El salvoconducto para abandonar esta dimensión es ¿Cómo no? el Amor. Cuando realmente sepamos Amar, abandonaremos de inmediato esta dimensión, para adentrarnos en otros planos, en los que perderemos por completo la percepción del tiempo que tenemos ahora. Allá no habrá diferencia entre el pasado y el futuro, entre el ayer y el mañana, porque no habrá ayer ni mañana, porque todo, lo que ahora nos parece pasado o futuro aparecerá ante nosotros de manera permanente.  

Nos parece que existe por un lado el cielo y por otro la Tierra, y tampoco es así. No existe una línea de separación en ninguna parte del Universo. Y en Él, la Tierra es menos que un granito de arena. Y en ese granito de arena, nosotros guerreamos, nos miramos con desconfianza, nos tratamos con indiferencia cuando no con odio, sólo por el hecho de ser distintos, pero distintos ¿En qué?, ¿ En el color de la piel?, ¿En nuestras creencias?, ¿En lo que llamamos cultura? ¿Por qué tratar con desconfianza por el color de la piel, y no por el color de la camisa?, ¿Por qué tratar con indiferencia u odio por las creencias o por la cultura?, sólo son producto de la mente, de esa mente que permanece pegada al cuerpo un tiempo ínfimo de nuestra eternidad. Fuera de ese tiempo, no hay color, ni cultura, ni creencias. ¿Por qué no comenzar ahora a vivir como si ya estuviéramos en el tiempo de nuestra eternidad?

Puede ser que nuestra creencia nos haga pensar que las cosas son como las vemos cada uno de nosotros, pero no es así, las cosas son como son, no como nos puedan parecer, y lo que son, es mucho más fácil de lo que pudiéramos pensar. Deja que fluya la vida a través de ti, sin ninguna componenda, y podrás observar lo sencilla y lo magnífica que es la vida. ¿Vas a ganar la vida eterna cuando te enfadas con tu hermano?, ¿Vas a ver a Dios sólo en la piel que tu consideras correcta?, ¿Vas a vivir una vida, aunque sea corta, de felicidad, cuando desprecias lo que tú llamas ignorancia?, ¿Vas a conseguir la alegría riéndote de la desgracia de los demás?

“Todo está bien”, todo está bien como está, no como a ti te parece, “todo está bien”.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ofrece tu vida

            Pocos son los que no creen que existan los ángeles, los guías, los maestros o el mismo Dios. Unos creen por sus creencias religiosas, (fe es creer lo que no vemos), otros por convencimiento, otros incluso, por deducción lógica. Son muchos los que no lo reconocen, y que incluso defienden a capa y espada la existencia de nada al otro lado de la vida física, pero en su fuero interno, más de una vez han pedido ayuda o han suplicado a Algo superior a ellos; el caso es que se pueden contar con los dedos de la mano los que son verdaderamente ateos.
            Si tú eres de los que crees pública o privadamente que hay Algo más, me atrevo a pedirte un momento de reflexión: Imagina que uno de esos guías, o ángeles, o maestros, o el mismo Dios se hiciera carne y bajara a la tierra a vivir entre nosotros. ¿Cuál sería su comportamiento? Bueno, en realidad no hace falta que imagines mucho si conoces la vida de Jesús, de su Madre María, de Buda, de San José, de San Francisco, o más cercanos en el tiempo como la Madre Teresa de Calcuta, el Padre Pío, Vicente Ferrer, o tantos y tantos Seres que han estado entre nosotros, repartiendo su amor, su compasión, su comprensión, su misericordia, su respeto hacia los demás.
            Todos ellos pasaron por las mismas circunstancias por las que todos nosotros estamos pasando, todos son como nosotros una chispa divina, todos tuvieron un primer nacimiento, todos  pasaron por la vida con dolor y sufrimiento, pero ellos supieron transformar el sufrimiento en Amor, supieron transformar la tristeza en alegría, supieron transformar la pobreza en abundancia, supieron transformar el egoísmo en servicio a los demás. ¿Crees que eran diferentes a ti? ¿Crees que tenían algo especial que les hizo santos? ¿Crees que lo que ellos eran es incompatible con tu vida? ¿Crees que tú no puedes hacer lo mismo? Y tanto que puedes.
            Todo lo que haga una persona, lo pueden hacer los demás; todo lo que una persona consiga, lo pueden conseguir los demás; tú también……. ¿Cómo?......, ofreciendo tu vida a Dios, es lo que hacían ellos. Ofrecer la vida a Dios no es hacerse cura o monja, no. Ofrecer la vida a Dios es dejar que la vida fluya a través de ti, sin componendas mentales; es dejar que la vida transcurra según el Plan Divino, sin forzar acontecimientos para que la vida sea lo que a ti te gustaría que fuera. Cuando consigues eso, te cambia la vida, porque Dios, al que le has ofrecido tu vida, con tus problemas, con tus dudas, con tus miedos, se encarga de que empieces a vivir la vida  que necesitas vivir, no la vida que tu crees querer vivir.
            Cuando despiertes cada mañana dedica un minuto, no hace falta más, a ofrecer tu vida a Dios y a entregarle tus problemas. Después de eso puedes levantarte y empezar tu día, sin darle vueltas a nada, permaneciendo alerta a cómo va pasando ese día. Con la mente en calma, observando el fluir de tu propia vida, aceptando cada segundo, porque cada segundo es enviado por Dios, verás cómo empiezan a suceder cosas que antes te podían parecer imposibles, verás cómo va llegando la paz y la serenidad y la felicidad, veras como va llegando el Amor.
            Después de eso, sólo te queda cada noche agradecer la vida recibida, incluso si el día no parece haber sido de tu agrado, agradécelo, porque ha sido un día necesario, y eslabón anterior de acontecimientos futuros, necesarios para tu aprendizaje.
            Recuerda: Al despertar ofrece tu día a Dios entregándole los problemas, y al anochecer agradece todo lo recibido. Comprobarás así, que tu vida no va a diferir mucho de la vida de los santos que hayas imaginado.

viernes, 28 de enero de 2011

Descubrir la verdadera espiritualidad

            Hablar de espiritualidad a alguien que vive en la miseria parece difícil, sin embargo, es posible que ya esté viviendo la espiritualidad de una manera distinta a como otros pudieran pensar. He sido consciente esta tarde, que la he dedicado a vislumbrar un poco lo que es Cusco, el Cusco del que no hablan las guías de turismo, el Cusco profundo, el Cusco de la gente que no sabe que Cusco es una ciudad turística, el Cusco que no conocen los turistas, porque así como en el centro se confunden todas las lenguas, en este Cusco profundo solo se escucha quechua y español.
            En el mismo centro de lo que para alguien llegado del primer mundo parece miseria, se encuentra una colaboración, una ayuda, una amistad, una serenidad y un amor como no se puede ni vislumbrar en nuestro mundo. Las prisas no existen, pueden dejarlo todo solo por dar los buenos días, no existe el enfado, no se gritan, se dan la mano constantemente de manera suave, se ayudan por encima de cualquier otra cosa.
            ¿Para qué quieren saber que son alma, si ya actúan desde ella?, ¿para qué quieren saber que todos somos hermanos, si es su manera natural de interactuar con el otro?, ¿para qué quieren saber que se ha de vivir desde el corazón, si no saben vivir de otra manera?, ¿para qué quieren saber que han de hacer diezmo, si ya lo dan todo?, ¿para qué quieren saber técnicas de relajación, si no conocen las prisas ni el estrés?  Ya son espirituales sin saber que es la espiritualidad.
            Son los habitantes del primer mundo los que necesitan saber todo eso, porque su corazón se ha endurecido. Son espirituales de mente, de lecturas, de frases bonitas, de terapias y de simulacros de meditación.
            Todos hemos pasado por esas vidas duras, y una vez superadas, nos permitimos nacer en países ricos y desarrollados, para finalizar nuestro crecimiento. Sin embargo, toda la ternura que tiene nuestro corazón cuando vivimos esas vidas de dureza, se convierte en dureza cuando se viven las vidas más livianas. Con lo cual se produce un estancamiento en el crecimiento, naciendo y muriendo una y otra vez, sin atisbar la ternura que tenia nuestro corazón en etapas anteriores.
            Hay que recuperar esa ternura, hay que recuperar la ternura de los niños. No voy a recomendar una meditación, que a la postre va a servir de poco. Mi recomendación es una visión distinta en vuestro próximo viaje. La visión de las gentes. Dejar los monumentos a un lado, se pueden ver mucho mejor en las fotos, y visitar a las gentes, como viven, como sufren, como aman. Se aprende más de la gente que de las piedras.
            Yo he aprendido más esta tarde visitando el Cusco profundo que viendo la piedra de los doce ángulos, a fin de cuentas, sólo es una piedra; el merito es el del inca que la recortó para colocarla, y el ya no está. Por eso la visita a los descendientes de ese inca, para ver los recortes que le hacen a la vida, ha sido mucho más didáctica.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Desapego y liberación

            Es otoño y sopla el viento, y con cada ráfaga se van desprendiendo, una a una, las hojas de ese árbol que vive delante de mi ventana. El suelo, alrededor del árbol, está lleno de hojas, y según veo caer las hojas, una tras otra, pienso: “Pobre árbol, se está quedando desnudo”. Pero el árbol no parece sufrir por la pérdida de algo, que hasta la racha de viento, formaba parte de él; es más, yo diría que el árbol es feliz. El árbol necesita quedarse desnudo de las hojas que no usa, para dejar espacio a las nuevas hojas que han de nacer en primavera. que son las que van a dar al árbol toda la belleza, una belleza renovada, una belleza siempre nueva, siempre cambiante.
            Si el árbol estuviera apegado a sus hojas, no veríamos en él la belleza al llegar la primavera, no habría renovación y la energía de las hojas muertas que han perdido su brillo y su color sería lo único que destacaría en el árbol.
            ¿Cómo va la renovación de tu armario?, ¿cómo va la renovación de las cosas inservibles que amontonas en tu casa?, ¿cómo va la renovación de tu vida? Todo lo que no has usado en los últimos dos años ha de desaparecer de tu vida, ya que tu energía está unida a esas cosas y no vas a tener verdadera renovación hasta que te deshagas de ellas.
            ¿Para qué lo guardas?, ¿por si acaso…?, si revisas tu pasado, seguramente encontrarás algo que en un momento dado creías insustituible y que el tiempo, demostró que no era así. Hoy es posible que ya no lo recuerdes.
En tu armario hay ropa y zapatos que no usas y que están necesitando otras personas, ¿por qué les privas de ello?,  y lo mismo pasa con tus libros. ¿Cuántos libros hay en tu estantería que no piensas leer nuevamente?,  los libros son cultura, son sabiduría, no dejes la sabiduría estancada, permite que corra, permite que esos libros que no vas a volver a leer sean aprovechados por otros.
Así como la Naturaleza con su sabiduría se encarga de renovar las hojas del árbol, haz tú lo mismo, renuévate para crecer. El apego limita tu crecimiento por la dependencia que crea, por la limitación, por la creencia de que sin esa cosa no vas a conseguir la felicidad. El apego sólo es el resultado de la ignorancia mientras que el desapego es el resultado del conocimiento, de la verdad, de la sabiduría.
Liberarse de los apegos es avanzar.
El desapego es una de las cualidades del alma. Has de adquirir el interno y divino desapego de quien ve la vida en su verdadera perspectiva, de esa manera quedarás libre, sin que te afecte nada de lo que pueda ocurrir.
Aprende a vivir como si el cuerpo físico no existiera. Tu actitud interna mental debe anular todas las limitaciones y obstáculos que el cuerpo físico te impone.
Cultiva la verdadera humildad que te obligará a dar todo lo que tienes para servir de manera altruista y luego olvidar lo que diste.
Vive por encima del cuerpo físico, ignorando como se siente este y tratando de tener en lo posible la conciencia fusionada con el alma.
El fracaso en ser desapegado consiste en que te atas a los que amas y ese apego puede, a menudo, obstaculizar el progreso, y no solo el tuyo, sino también el progreso de aquellos a los que amas.
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
 ¿Dónde están sus muebles? preguntó el turista. Y el sabio, rápidamente, también preguntó: ¿Y dónde están los suyos? ¿Los míos?, se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso! Yo también. Concluyó el sabio.
La vida en la Tierra es solamente temporal, sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices. Olvidan que el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que se viven. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables.

lunes, 13 de diciembre de 2010

"El Secreto" de la abundancia

Es dando que recibimos.
Es compartiendo como somos bendecidos por la abundancia.
Dando abundantemente heredaremos el Reino.

Seguro que te han hablado o has leído sobre la “Ley de la atracción”, y también es posible que hayas leído “El Secreto”; y seguro que no habías terminado de leer el libro y ya estabas pensando en todas las cosas buenas que te apetecería tener, visualizándote sentad@ en el jardín de esa casa deseada, a la sombra de una palmera, mirando la piscina en la que se están bañando tus niños………………… pero también es posible que esa práctica, que esa visión no fuera más allá del tiempo de lectura, y que al día siguiente y al otro y al otro, ya no te hayas acordado de seguir con la práctica de visualizar tu nueva casa, o el deseo que quieres que se cumpla, y al cabo de varios días o semanas, cuando alguien te recuerde el libro, pienses: Eso es una bobada,  yo lo he hecho y no funciona.
    Si funciona…………………., pero no de la manera que queremos los seres humanos, sin trabajo.

Para que funcione, es necesario:
Ser constante en el trabajo, no vale con que se piense o se visualice una vez. Si realmente tienes un deseo has de mantener ese deseo en la conciencia hasta que el deseo se realice. Eres capaz de realizar cada día, durante toda una vida, un trabajo que no te gusta, en el que tienes que aguantar a un compañer@ un poco pesad@ y a un dictador por jefe, para conseguir un sueldo, en muchas ocasiones, de miseria, sólo para subsistir, y no eres capaz de mantener  en tu conciencia la visualización de un deseo. ¿Seguro que lo deseas?
No dar órdenes contradictorias. No puedes durante diez minutos visualizar una casa de ensueño, y después estar diez horas pensando que tu casa es una choza. ¿Qué crees que tendrá más poder, los diez minutos del palacio o las diez horas de la choza? La energía que genera tu pensamiento o tu visualización, y que sale de ti hacia el Universo, no distingue entre lo que es real y lo que es pensado, por lo que el Universo durante diez minutos va a recibir la petición de un palacio y durante diez horas la petición de una choza. Si tú fueras el Universo, ¿qué concederías?
Sentir la emoción de que ya tienes la casa soñada. Ten en cuenta que el Universo es como un gran espejo que refleja tus emociones, por lo que has de mantener en tu conciencia la felicidad de que ya tienes la casa de tus sueños, porque si la emoción que mantienes es el sufrimiento de vivir en una choza, eso es lo que vas a seguir recibiendo.
            Y a partir de aquí, voy a desmontarte el trabajo............. Si ahondas en la lectura, si vas leyendo entre líneas y te paras a reflexionar un momento, verás que hay algo más y mucho más importante que lo leído hasta ahora. ¡Hazlo, reflexiona!


            ¿Hasta dónde has llegado? La respuesta correcta es: No hay que tener deseos. Porque son los deseos los que te atan al sufrimiento por la no consecución de eso que deseas y te generan la energía de carencia que envías al Universo, por lo que el Universo responde con más carencia. Y aquí también se puede hacer otra reflexión, la más importante: ¿Para qué quieres utilizar las técnicas de “El Secreto”, si el secreto es no tener deseos?
El verdadero secreto de la abundancia es: Dar, ofrecer, entregar, donar, compartir, regalar, otorgar, ceder, obsequiar, proporcionar, aportar, suministrar, proveer, sin esperar nada a cambio.

El verdadero secreto de la abundancia es: Aceptar lo que tienes, y aceptarlo con alegría.

¿Conoces el cuento del mendigo de Rabindranath Tagore?: Iba un mendigo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando un carro de oro apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Y, el mendigo se preguntaba maravillado, ¿quién sería aquel Rey de reyes?
Las esperanzas del mendigo volaron hasta el cielo, y pensó que sus días malos se habían acabado. La carroza se paró a su lado. El señor magnífico que iba en el carro bajó sonriendo. El mendigo sintió que la felicidad de la vida había llegado al fin. Y de pronto, el señor le tendió la mano diciéndole: “¿Puedes darme alguna cosa?”.
¡Qué ocurrencia de su realeza! ¡Pedirle a un mendigo! El mendigo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego sacó despacio de su saco un granito de trigo y se lo dio.
Pero, la sorpresa del mendigo fue cuando, al vaciar por la tarde su saco en el suelo, encontró un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloró por no haber tenido corazón para dárselo todo!
Deja “El Secreto” en la estantería y
Recuerda
Es dando que recibimos.
Es compartiendo como somos bendecidos por la abundancia.
Dando abundantemente heredaremos el Reino.