El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 20 de abril de 2024

El camino correcto (2 de 2)

 



Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.

Paulo Coelho


Pero no hay elecciones transcendentes o insignificantes, solo son elecciones, sin embargo, quiero hablar de esas decisiones que tomamos un instante tras otro, sin ser, demasiado, conscientes.  Podemos llamarlas las pequeñas decisiones. Y es aquí donde reside una verdad profunda: la vida se trata, en gran medida, de las pequeñas decisiones que tomamos a diario. Decisiones que tienen una gran importancia y generan un fuerte impacto en la configuración de nuestro destino y la calidad de nuestra experiencia vital.

A menudo, pensamos que son los grandes eventos los que definen nuestro destino, pero son las decisiones cotidianas, aquellas que pasan casi desapercibidas, las que verdaderamente moldean la trama de nuestra existencia.

Las pequeñas decisiones son los actos aparentemente insignificantes que realizamos constantemente: levantarnos cinco minutos antes, elegir agua en lugar de un refresco, sonreír a un extraño, leer unas páginas de un libro. Estas acciones, aunque triviales por sí solas, son poderosas en conjunto. Son las gotas de agua que, con el tiempo, pueden llenar un océano o erosionar una montaña.

Cada elección, por mínima que sea, es un reflejo de nuestros valores, deseos y prioridades. Desde la ropa que decidimos ponernos por la mañana hasta el último pensamiento que nos ronda la cabeza antes de dormir, cada decisión es un ladrillo en la construcción de nuestra identidad. No somos seres estáticos, evolucionamos con cada pequeño paso que damos, y es en la acumulación de estos pasos donde se revela quiénes somos realmente.

          Esas elecciones tienen un impacto acumulativo, en nuestra vida, que puede ser enorme. Un simple cambio en nuestra dieta, una palabra de aliento a un amigo o incluso la ruta que elegimos para ir al trabajo pueden tener repercusiones que van más allá de lo inmediato. Estas decisiones son como las gotas de agua que, con el tiempo, pueden horadar la piedra más dura, porque un hábito aparentemente trivial puede transformarse en un patrón arraigado que define nuestra forma de ser y de interactuar con el mundo que nos rodea.

          Sin embargo, nos obsesionamos con las grandes decisiones: qué carrera estudiar, con quién casarnos, dónde vivir, qué coche comprar. Pero estas grandes decisiones no surgen de la nada, son el resultado acumulado de innumerables pequeñas decisiones que hemos tomado previamente. Es en el día a día donde se prepara el terreno para esos momentos que parecen transcendentes.

          ¿Cómo saber, entonces, cuales son las decisiones correctas? Saberlo, con certeza, que es lo que nos gustaría a los seres humanos, no lo vamos a saber nunca, pero, cuando esas decisiones están en consonancia con nuestro contrato divino, sentiremos una alineación interna, una armonía entre nuestras acciones y nuestros valores más profundos. Cuando vivimos de acuerdo con nuestro contrato, hay una sensación de fluidez y propósito en nuestra vida.

Al prestar atención a estas pequeñas elecciones, podemos dirigir el curso de nuestra vida de maneras significativas y satisfactorias. Por lo tanto, es bueno que cada vez que nos enfrentemos a una "pequeña" decisión, pensemos que va a ser una de las muchas que, en conjunto, nos llevarán a la vida que deseamos vivir.

Al ser conscientes del poder que reside en estas decisiones aparentemente insignificantes, podemos tomar el timón de nuestra vida y navegar hacia un futuro que esté alineado con nuestros valores y aspiraciones más profundas.

Todas las acciones son correctas si nos sentimos cómodos con ellas. Pero, también es importante: Una vez tomada la decisión acéptala y no te lamentes por la decisión tomada. Cambia la decisión siguiente. Hay una frase de Paulo Coelho que dice: Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.


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