El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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miércoles, 10 de octubre de 2012

La vida que deseas.

            ¿Te puedes llegar a imaginar cómo sería la vida, si consiguiéramos que nuestra mente permaneciera siempre en absoluto silencio, sin esperar que se cumpla ningún deseo, sin juzgar absolutamente nada, sin valorar ningún acontecimiento, observando el ir y venir de la vida, de la misma manera que podemos observar absortos el ir y venir de las olas del mar?

            En un principio, la vida continuaría siendo exactamente igual, no hay razón para que esta varíe: La persona que nos decepciona seguiría comportándose de idéntica manera, la cuenta corriente se mantendría en los mismos números rojos, nuestro trabajo continuaría siendo una pesada losa, etc., etc. Pero aunque la vida continuara desarrollándose de la misma manera, con las mismas penas, con las mismas alegrías, con los mismos sufrimientos y con las mismas decepciones. Sin embargo, si habría una variación, y aunque esta variación no fuera en el desarrollo de la vida, si sería en nuestra percepción de ella. Eso que calificamos como penas, alegrías, sufrimientos o decepciones, no existiría, en tanto en cuanto la mente, la encargada de valorar, comparar, juzgar o esperar, permanecería en silencio.
            Y con la mente en silencio, sin percepción de ningún tipo, ¿Quién se encargaría de despertar las emociones? Nada ni nadie. Esas emociones que sólo son consecuencia de los pensamientos, no podrían aflorar al exterior, ya que el resorte principal que las mueve, que son los pensamientos, permanecerían escondidos en el cuerpo mental, sin llegar a expresarse en el cerebro.
            Entonces, nuestra vida, o mejor nuestra percepción de ella, de esa vida que sigue manteniéndose en los mismos parámetros, si que daría un vuelco de ciento ochenta grados, ya que cualquier acontecimiento, dejaría de tener valor, o mejor, dejaría de ser valorado por nosotros. Con lo cual, no habría diferencia entre ellos.
            Lo que antes nos causaba pena, ahora es neutro; lo que antes nos irritaba, ahora es neutro, lo que antes nos alegraba, ahora es neutro; la persona que antes despertaba nuestra ira, ahora es neutra; y así, cada palabra dirigida a nosotros, y cada acción, que con rapidez, antes nos afanábamos en valorar o catalogar en orden de  importancia, pasan ahora como un acontecimiento más de la vida, ya que nosotros no vamos a entrar a valorar, con lo que la puntuación de esa valoración, que antes generaba una emoción, ya no nos puede afectar, porque no existe.
            ¿Esto se puede conseguir? Por supuesto. Unos ya lo han hecho, y otros lo están consiguiendo, ¿Por qué tú no? Sólo hay que tomar conciencia de lo que realmente somos. Somos seres espirituales, fuimos creados perfectos, sin ningún tipo de vacío en nosotros, sin carencias, y con capacidad de creación. Cuando tomemos conciencia de nuestra grandeza, nuestra mente, arma poderosísima, dejará de servir al mundo de la materia para centrarse en el mundo del espíritu, al cual pertenecemos.
            Es posible que esto te parezcan sólo palabras, difíciles de llevar a la práctica. No son para nada difíciles. Y si piensas esto, supongo que es porque has realizado algún intento  de vivir la espiritualidad. O ¿no? Si te siguen pareciendo difíciles de llevar a la práctica sólo puede ser porque el intento se ha quedado en eso, un intento; o porque el intento no ha sido bien enfocado.
            El intento ha de enfocarse en dos aspectos, por un lado ser consciente de cuáles son las debilidades o malos hábitos y trabajar para eliminarlos, aplicando, de manera consciente la virtud contraria; y por otro lado meditar. Este es un trabajo que se ha de realizar cada día, de la misma manera y con el mismo mimo y ahínco con que cuidamos al cuerpo.
            Después de esto, o simultáneamente, esa vida que parecía ser la misma, empieza a cambiar, y lo hace por nuestro poder de creación. Al variar nuestra energía, comienza a variar la energía que atraemos. Recuerda que energías de la misma calidad se atraen, con lo que empezaremos a atraer cosas distintas, con un resultado claro: La vida cambia, convirtiéndose en esa vida que tanto anhelabas. Y llega, como casi todo, cuando dejas de desearlo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Rediseñar la vida

            ¿Alguna vez te has sentado a la orilla de un río para contemplar como corre el agua por su cauce? El agua que iba pasando, lenta o rápida, por delante de ti, nunca era la misma, siempre era distinta. Lo podrías comprobar si algo flotara en el agua, pasaría por tu espacio visual, sin detenerse ni un instante. Así es la vida, siempre continua, sin detenerse, como el fluir del agua por el cauce del río.
            Y si la vida no se detiene, ¿Por qué intentamos detenerla nosotros, quedándonos anclados en sucesos del pasado, en palabras que alguien nos ha dirigido, o sencillamente en nuestros propios pensamientos?, ¿Qué pasaría si construyéramos en el río una especie de brazo, por el que el agua fluyera para ir a dar a algún lugar donde quedara estancada?, pues que al cabo del tiempo, el agua estancada comenzaría a descomponerse. Se volvería putrefacta y maloliente.
            Ocurre exactamente lo mismo cuando detenemos, en nosotros, el libre fluir de la vida.  Por un lado, nos perdemos vivir la vida, no estamos en su cauce, y la vivimos de manera tangencial, viéndola pasar desde el punto en que nos encontramos detenidos, no la vivimos plenamente. Y por otro lado, en ese permanecer estancados, estamos alimentando nuestro cuerpo físico con la energía estancada, que como el agua, también se pudre. Ahí surge la enfermedad, ya sea física, mental o emocional.
            Nuestra percepción de la vida, no es entonces clara. La vemos y la vivimos a través de nuestra aura, que es tan putrefacta y maloliente como el agua estancada; la observamos a través de nuestros pensamientos, que también permanecen detenidos en algún punto del pasado, y entonces, podemos calificar a la vida, posiblemente, como mala, triste, dura, etc., según sean los propios pensamientos; la sentimos a través de nuestras emociones, que atados a nuestros pensamientos, son incapaces de vivir una vida plena.
            Ante eso, sólo nos queda, para vivir la realidad de la vida, salir del punto donde nos quedamos estancados, y volver al cauce de la vida para seguir su fluir, como un corcho que flotara en la corriente del río.
            Es bueno para no quedarnos anclados en algún punto del pasado, rediseñar la propia vida. Siéntate en soledad y en silencio, con un papel y un lápiz, y honestamente, comienza a rediseñar tu vida, comienza a escribir como es la vida que te gustaría vivir: Lugar de residencia, tipo de vivienda, trabajo, relaciones, etc., etc., etc.
Una vez hecho, compáralo con la vida que vives. Es posible que llegues a la conclusión de que tu vida actual, de seguir en las mismas condiciones, no tiene ningún aliciente. Cuando la realidad, es que cada instante de vida siempre es nuevo, siempre es pleno, siempre está lleno de alicientes, de sincronicidades, de alegrías. Cada instante de vida, vivido plenamente, es un instante menos que nos queda para llegar a gozar de nuestra plena divinidad, sin estar atados al cuerpo, sin estar atados a la materia, que tan difícil hace nuestro recorrido.
            A partir de ahí, está en tus manos hacer realidad la vida escrita en el papel. Recuerda que, en la actualidad, estás viviendo la vida que en algún momento decidiste vivir. Cada acción genera una reacción. Tu vida de hoy, es fruto de tus acciones del pasado. Si tu vida actual no coincide con el nuevo diseño, comienza a trabajar, “con valentía”, para conseguir esa nueva vida. Olvídate de lo que digan o piensen los demás. Tu felicidad sólo depende de ti, no de lo que otros digan o piensen.

sábado, 4 de agosto de 2012

La espiritualidad de la mente

            El ser humano tiene tanta necesidad de conectar con su esencia divina que puede pasarse la vida buscando y buscando, leyendo un libro tras otro, asistiendo a cursos, a talleres, a ceremonias, preguntando a las plantas sagradas, y a cualquiera que se ponga a tiro, y un sinfín de cosas más.

            Pero curiosamente, sólo busca, busca y busca, y parece que nunca encuentra,  parece que nunca acaba la búsqueda, parece que basa su felicidad en la propia búsqueda, parece que no le interesa más que la búsqueda. Y escuchando hablar a esos buscadores, te quedas con la boca abierta, por lo que narran de sus experiencias, por los viajes místicos en los que se han visto envueltos, en los que se encuentran con seres de otras dimensiones; por sus visiones de colores y de energía, desconocidos en el plano de la materia; por sus experiencias  de vidas pasadas.
            Sin embargo, cuando acaban de contar todas esas experiencias extraordinarias, te encuentras con un ser humano que sufre, con un ser humano que no es feliz, con un ser humano con grandes desequilibrios emocionales, con un ser humano que no sabe qué hacer con su vida, con un ser humano preocupado por saber cuánto ha crecido su energía. Sin ocuparse de cuanto ha crecido su amor, de cuanto ha disminuido su vanidad, de cuanto ha disminuido su rabia, de cuanto ha disminuido su miedo, de cuanto ha disminuido su egoísmo, de cuanto han disminuido sus mentiras, de cuanto ha cuidado su cuerpo, de cuánto tiempo han dedicado a servir a los demás.
            ¿De qué vale tanta búsqueda?, posiblemente sirva como alimento de la mente. La mente, tan poderosa ella, al comprobar la búsqueda desaforada, se encarga de hacer creer a la persona que ya vive en la espiritualidad, espiritualidad de libro, espiritualidad de palabra, en suma, espiritualidad mental. Y la mente, va a seguir haciendo creer a la persona que aún la falta algo, por lo que es necesaria la continuidad de la búsqueda.
            No es cierto, es posible, mejor, es seguro, que la persona ya sepa todo lo que necesita saber. Y eso que necesita saber, es que es un ser divino. A partir de este conocimiento, el único trabajo de la persona, no es seguir buscando, es conectarse con esa divinidad, conexión que sólo va a ser posible cuando sienta la intima sensación de que todo está bien, cuando sienta amor verdadero, por todo y por todos. Para eso, hay que liberarse de las energías que acompañan al ser humano desde casi siempre: Miedo, rabia, vanidad, egoísmo, etc., etc.
            Mientras la persona no trabaje conscientemente todos los aspectos negativos, de su ser, no va a conectar con su divinidad. Recuerda que somos energía, y por mucha meditación que haga la persona, no va a llegar a conectarse con su esencia, o si lo consigue, será después de un largo, muy largo recorrido. La meditación es un abono, que lo mismo hace crecer las virtudes que los defectos, con lo que el meditador se va a encontrar siempre en el mismo tramo del camino.
            Por lo tanto, después de alcanzar el conocimiento de su divinidad, la persona ha de comenzar a trabajar sus pensamientos, para que no se obceque en la búsqueda que le presenta la mente, búsqueda permanente, búsqueda infinita.
            Si eres capaz de recitar textos espirituales de memoria y de dar clases teóricas de espiritualidad, pero no eres feliz, tu espiritualidad es mental, estás perdiendo el tiempo, y el tiempo que se pierde, no se recupera jamás.
            En tu próxima meditación, reflexiona sobre esto, en vez de buscar experiencias de esas que dejan boquiabiertos a tus oyentes.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Nadie nace maestro, pero todos tenemos la maestría

            Los seres humanos estamos viviendo un momento apasionante. Hemos nacido justo en la época en la que tenemos la posibilidad de trascender de seres humanos a seres espirituales, y la única escuela expedidora de certificados es nuestro corazón. Es a través de él como vamos a realizar la conexión con nuestra alma, para recordar así de dónde venimos, y comportarnos, de una vez por todas, como los seres divinos que somos, dejando de lado los sueños ilusorios que nos va presentando nuestra mente.
Cualquier cambio de conciencia, cualquier sanación, cualquier crecimiento, cualquier evolución, ha de realizarse, en soledad, desde el interior de la persona. Y es momento ya de comenzar ese trabajo, si es que aun no estás inmerso de lleno en él, porque el ser humano debe poner fin a esa fuerza centrífuga que le mantiene alejado de sí mismo.
            El cambio de conciencia, con todo lo que arrastra tras de sí, debería de ser nuestra tarea principal, y no la especulación ridícula que realizan miles y miles de personas, que trabajan para el cambio cuando sobra tiempo, cuando no se puede ya doblegar la ansiedad o como fuerza de arrastre después de un curso.
            Nadie nace maestro, y sin embargo, todos tenemos la maestría, porque todos tenemos en nuestro interior todo el Conocimiento de Luz y de Amor. Sólo hay que aprender a vivir desde el corazón, y una vez en él, de manera automática sale a flote toda la Luz, todo el Amor y todo el Conocimiento.
            Sin embargo, podemos tener  un problema. Estar en la creencia de que ya vivimos desde el corazón, y no aparecer ni rastro de ese Conocimiento.  El problema estriba en que tenemos la creencia de que vivimos en el corazón, pero no vivir realmente en él. Eso solamente es otra ilusión de la mente, posiblemente una de las peores, ya que genera una especie de orgullo espiritual, que en vez de acercarnos al corazón, nos separa cada vez más.
            Hay señales claras que indican que se vive desde el corazón:
·       Sentir al resto de la humanidad como verdaderos hermanos: Cero críticas, cero juicios.
·       Respetar la libertad y el libre albedrío de todos: Familia, amigos, conocidos y desconocidos. No manipular.
·       No discriminar a nadie por razón de raza, de sexo, de estatus social, de religión o de tendencia sexual.
·       Ayudar y servir física, material, moral y espiritualmente a todos los que lo necesiten. No con lo que te sobra, sino con lo que te falta.
·       Ser totalmente honestos, claros y coherentes. El pensamiento, el sentimiento y la palabra han de ir siempre en la misma dirección.
·     Perdonar cualquier ofensa, y bendecir al ofensor. No existen ofensas, existen lecciones. Recuerda que sólo se perdona de manera natural, cuando el ofendido se coloca en lugar del ofensor.
·       Amar a todos y a todo por igual. Aceptar a todos y a todo de la misma manera.
·       Aceptar únicamente las verdades que resuenen en el corazón o en el alma, dejando que la intuición sea la guía de la vida.
·      Sentir que “todo está bien”.
Para todo esto, has de comprometerte contigo, has de tener voluntad de trabajo y paciencia para esperar los resultados, sin expectativas. La meditación y el silencio son dos grandes aliados en el viaje al corazón. Es fundamental el silencio, ya que cuando la mente está viviendo en la plenitud de su ruido, no deja espacio para escuchar los mensajes, más sutiles, del corazón.

jueves, 23 de febrero de 2012

Nada sucede porque si.

            Cuántos proyectos cancelados, cuántos deseos incumplidos, cuántas empresas fracasadas, cuánto trabajo inútil, cuánta planificación inservible.
            Seguro que todos, en uno o en otro momento de nuestra vida, hemos sufrido un revés de este tipo, en el que se nos ha truncado o retrasado algún proyecto, o alguna empresa no ha llegado a buen término, o se ha desmoronado alguna ilusión.
            Pero todo eso no es un revés, sólo es un acontecimiento más en el ciclo de la vida, y nuestra vida no se inició el día que vimos la luz por primera vez con los ojos que estamos leyendo esto. Nuestra vida viene de largo, de muchas idas y venidas, de un espacio físico, de energía densa, a un espacio de energía mucho más sutil; y la vida física actual sólo es una continuación de todas esas vidas, por lo que cualquier proyecto que deseamos emprender, es una continuación de algo que viene de atrás, para cumplir con el trabajo que tiene programado el alma para esta vida física.
Nada sucede porque sí, todo tiene una razón, todo contiene una enseñanza, todo contiene la cancelación de una deuda pendiente, a nuestro favor o en contra. Deprimirnos por algo que no se cumple, lo mismo que saltar alborozados por una ilusión satisfecha, es señal de que a nuestro carácter le falta, aún, un punto de maduración; es señal de que seguimos identificados con el cuerpo; es señal de nuestra falta de fe en nuestra divinidad.
Te propongo que tanto en la depresión como en la euforia, te sientes en meditación y valores los beneficios o los perjuicios que tal circunstancia acarrea a tu alma, o valores si tu crecimiento hacia la divinidad está más cerca o más lejos.
También puedes meditar en cuál sería el beneficio o el perjuicio que tal circunstancia traería a tu vida, en el hipotético caso de que vida finalizara en la próxima hora. Y realmente tu vida no se acaba en la próxima hora, tu vida se está terminando a cada instante, porque a cada instante tu vida se renueva. La vida es como el agua de un rio, siempre corriendo, siempre renovándose, sin que la misma agua pase dos veces por el mismo punto. Querer detener la vida en un acontecimiento es como querer detener la corriente del rio en un lugar determinado, es imposible.
Es tu mente la que de manera insistente hace que te quedes anclado en un momento de esa vida, disfrutando o sufriendo el momento de ese anclaje, que puede durar, dependiendo de tu evolución, una hora, un día, un mes, un año o toda la vida; pero mientras tanto, la vida va pasando, sin que tu seas consciente de ello, sin que te des cuenta de las nuevas oportunidades, de los nuevos proyectos o las nuevas empresas que van pasando ante ti, que son lecciones para tu crecimiento, también desaprovechadas, como tantas y tantas con anterioridad.

jueves, 27 de octubre de 2011

La pareja ideal

            En muy raras ocasiones podemos contemplar una pareja ideal o perfecta. La mayoría de las parejas no tienen, afortunadamente, más que una especie de tolerancia mutua y son muchísimas las parejas que continúan juntas debido simplemente a la presión de la opinión pública y a la conveniencia por la falta de dinero, o por los niños. Pero, a pesar de eso, e incluso en más de una ocasión, las personas se casan o decidir unir sus vidas, y todos, sin excepción, lo hacen con la esperanza de que van a encontrar la mayor de las felicidades que puede conseguirse.

Las personas, en su interior, saben que sólo junto a otra pueden conseguir y acelerar su evolución, pueden aprender a amar y por eso se embarcan en la aventura de unión con otra persona.
Es como arriesgar todo a una sola carta y en contadas ocasiones logran materializar los deseos de felicidad plena. El problema reside en que cada miembro de la pareja busca en el otro algo que satisfaga sus propios anhelos, sus propias necesidades, cada parte busca que es lo que la otra parte puede dar, cada parte busca recibir.
 Si esto no se da, que es lo normal y natural, entonces el deseo de unión continuará como una sensación de necesidad no satisfecha ya que no se han cumplido las expectativas, y pueden ocurrir varias cosas: que se busque la satisfacción en otra unión, que tampoco se va a encontrar; que se separen; o que sencillamente se toleren.
El ser humano no es solamente un cuerpo físico, que es aquello que vemos, es mucho más, es un conjunto formado por hasta siete cuerpos. Para no complicarnos únicamente vamos a enunciarlos:
El séptimo cuerpo es el plano del espíritu puro. La energía le llega directamente de la Divinidad. En este plano, “Todo es Uno, y Uno es Todo”.
El sexto cuerpo, es el plano de la espiritualidad inferior.
El quinto cuerpo o mental superior, es el plano de la mente abstracta.
El cuarto cuerpo o mental inferior, que es el plano de la mente concreta. Es el plano del pensamiento concreto y se caracteriza por la memoria.
El tercer cuerpo, es el astral superior. Es donde se materializan las emociones y el deseo de unión.
El segundo cuerpo, es el astral inferior. Es el plano de los instintos, y se caracteriza por el deseo de atraer o poseer.
El primer cuerpo es el físico, de sobra conocido por todos nosotros.
La realidad es que la unión entre seres humanos no es más que una mera conjunción de cuerpos físicos, regida por el deseo de atracción. Es decir, la unión de los dos primeros cuerpos del ser humano. Faltará la unión de, al menos, otros cinco cuerpos. Y hasta que la unión no se realice en todos y cada uno de ellos, esta será incompleta, y la pareja permanecerá constantemente en un estado de hambre, ya sea sexual, emocional, intelectual o espiritual, que les hará buscar de manera permanente a su verdadera pareja.
Cada persona tiene distinto grado de evolución.
Un ser más primitivo, o mejor, menos evolucionado, apenas exigirá a su pareja más que la gratificación de sus sentidos, quedando completamente indiferente una vez que sus pasiones han quedado saciadas.
En el ser humano corriente de nuestra época, sólo están preparados normalmente para la unión los tres primeros cuerpos: el físico, el instintivo y el emocional; esto es: es capaz de unión física, de deseo instintivo y de tierno afecto por su pareja, pero faltará el acoplamiento intelectual, y por supuesto el espiritual.
Un ser ya más evolucionado, con su cuerpo mental en actividad, buscará una pareja que tenga intereses semejantes a los suyos propios. Será una unión física, instintiva, emocional, serán compañeros intelectuales y buscarán juntos la Divinidad.
Por lo tanto, es fácil entender, que si una persona tiene ya tres cuerpos en pleno funcionamiento y es capaz de un amor tierno y profundo y se une con una persona que no tiene más que dos cuerpos en actividad, que carece de todo concepto de una vida en común que vaya más allá de la gratificación pasional y física, no puede menos que producirse un desastre. O bien, si una persona tiene cuatro cuerpos en actividad y se une con otra que no es capaz de ser una compañera/o y amiga/o, también esa unión será un desastre.
Es una verdadera fortuna para una pareja si su crecimiento es igual y simultáneo. Entonces encontrarán en su unión una expansión y enriquecimiento de su amor, y según se vaya poniendo en funcionamiento un cuerpo tras otro y se una con el de su pareja, se conseguirá una unión que estará alcanzando verdaderamente el cielo. Si, por el contrario, uno ha alcanzado su plena evolución mientras que el otro todavía sigue creciendo más y más, la unión que comenzó felizmente terminará en un fracaso, ya que el más elevado de los dos será consciente de necesidades que el otro no puede ni comprender ni satisfacer.
En la pareja perfecta, la misma pareja se une con todos sus cuerpos, estando hasta sus cuerpos superiores en total funcionamiento. Esto les lleva a experimentar  mayor expansión y profundidad en su amor. La unión física, cuando existe deseo mutuo, dará armonía y equilibrio a su sistema nervioso; el amor unirá los deseos y aspiraciones en uno y enlazará a ambas personalidades; la adquisición de un  conocimiento común hará su amistad más y más estrecha; las creencias en similares conceptos y principios, dirigirán sus vidas por los mismos cauces, y los fines y objetivos espirituales completarán su unión hasta que habiendo alcanzado sus conciencias el nivel del espíritu puro, este gran amor de dos almas sobrepasará todas las limitaciones y absorberá el Universo entero en su unión.
Cuando se logra esto, se ha conseguido en el mundo físico el más grande impulso de evolución que es posible lograr. Estos dos seres, unidos así en todos los planos, “entran en la luz y no salen de ella nunca más” como entes separados, sino que se convierten en un solo ser con una doble naturaleza, completa en sí misma.

sábado, 16 de julio de 2011

Meditación en la Energía Divina

Meditación en la Energía Divina

·         Sentado/a, con la espalda recta.
·         Deja los ojos cerrados, y lleva la vista al entrecejo.
·         Las manos descansan encima de los muslos con las palmas hacia arriba.
·         Toma conciencia de la respiración.
·         Repite en silencio en tu interior:
o   Al Dios Todopoderoso, Padre Divino, Madre Divina. A mi Maestro espiritual, a todos los Maestros espirituales, a los Santos Ángeles, a los Santos Gurús, a los ayudantes espirituales, a mis guías, a mi Ser Supremo, a mi alma.
o   Gracias por las bendiciones, gracias por la guía, gracias por la ayuda, gracias por la protección, gracias por la Sabiduría Divina, gracias por la salud, gracias por la abundancia y la prosperidad.
·         Sigue sintiendo tu respiración.
·         Sigue el aire que entra por tu nariz.
·         Sigue su recorrido hasta los pulmones.
·         Sigue su recorrido cuando sale, también por la nariz.
·         Siente como sale tu tensión con el aliento.
·         Siente como entra la energía en ti con cada inhalación.
·         Siente como entra la relajación.
·         Ve llevando el aire a cada rincón de tu cuerpo.
·         Y permite que se vaya toda la tensión con la exhalación.
·         Dale permiso a tus músculos para que se relajen.
·         Permite que tus músculos se aflojen.
·         Permite que se suelten.
·         Cada vez mas…….. cada vez más flojos………
·         Cada vez más sueltos…….. cada vez más relajados.
·         Repite dentro de ti:
o   “Pido a Dios que abra mi canal de Luz”
o   “Pido la ayuda, la guía y la protección de mi Maestro”
·         Mantén la atención en tu respiración.
·         …………………………………………
·         ……………………………………………………
·         ………………………………………………………….
·         Repite en silencio en tu interior:
o   Yo Soy el alma.
o   Yo Soy un Ser espiritual de inteligencia divina, de amor divino, de poder divino.
o   Yo soy un hijo de Dios.
o   Yo soy uno con Dios.
·         Siente tu cuerpo relajado y lleno de energía.
·         …………………………………………………….
·         …………………………………………………………………………..
·         …………………………………………………………………………………………..
·         Sigue sintiendo tu respiración y la energía circulando por tu cuerpo.
·         ……………………………………………………………..
·         …………………………………………………………………
·         ………………………………………………………………………………….
·         Repite en silencio en tu interior:
o   Dios Es
o   ……………………..
o   Dios Es en mí.
o   ……………………………..
o   Dios Es en mi cuerpo.
o   ………………………………………..
o   Mi cuerpo es el templo de Dios.
o   ………………………………………………………….
o   La Energía Divina circula por todo mi cuerpo.
·         Imagina esa Energía como una Luz Dorada que empieza a inundar tu cuerpo.
o   ………………………………………………………………………
o   Permito a la Energía Divina circular por mi cuerpo.
o   ……………………………………………………………………………………
o   La Energía Divina está sanando, rejuveneciendo, regenerando y revitalizando mi cuerpo.
o   …………………………………………………………………………………………
o   Permito a la Energía Divina que sane, rejuvenezca, regenere y revitalice mi cuerpo.
·         Permanece en silencio, respirando, con la atención en tu interior sintiendo como la Energía Divina circula por tu cuerpo.
·         ……………………………………………
·         …………………………………………………..
·         …………………………………………………………….
Llegados a este punto de la meditación, puedes permanecer en silencio el tiempo que te apetezca, y finalizar la meditación. Si te apetece puedes ir llevando la atención a cada parte de tu cuerpo para llevar esa Energía Divina, o sólo a las partes de tu cuerpo que necesiten sanación. (Por ejemplo)
·         Lleva la atención a tus pies.
·         Repite en silencio en tu interior:
o   Dios Es
o   ……………………..
o   Dios Es en mí.
o   ……………………………..
o   Dios Es en mis pies.
o   ………………………………………..
o   Mis pies son el templo de Dios.
o   ………………………………………………………….
o   La Energía Divina circula por mis pies.
o   ………………………………………………………………………
o   Permito a la Energía Divina circular por mis pies.
o   ……………………………………………………………………………………
o   La Energía Divina está sanando, rejuveneciendo, regenerando y revitalizando mis pies.
o   …………………………………………………………………………………………
o   Permito a la Energía Divina que sane, rejuvenezca, regenere y revitalice mis pies.
·         Puedes pasar por todas las partes de tu cuerpo, o por tus chakras.
·         PARA FINALIZAR: Deja salir la energía sobrante.
·         Levanta las manos a la altura del pecho con las palmas mirando al frente.

·         Visualiza la Tierra delante de ti:
o   Repite en tu interior:
o   “Que toda la Tierra sea bendecida con paz, con amor, con iluminación”
o   “Que toda la Tierra sea sanada, revitalizada, regenerada”
o   “Bendiciones para la Madre Tierra, para sus habitantes, para sus animales, para sus plantas”
o   “Que cada persona, que cada ser sea bendecido”
·         Antes de bajar las manos puedes bendecir a la o las personas que quieras:
·         Visualiza a la persona que quieres bendecir, y repite en tu interior:
o   “Que XXXXX sea bendecido con paz, con amor, con iluminación, con buena salud, con abundancia y prosperidad”, “Bendito seas”.
·         Así, una a una a todas las personas que quieras bendecir.
·         Cuando hayas terminado tus bendiciones, baja las manos a los muslos con las palmas hacia arriba.
·         Repite en silencio dentro de ti:
o   Al Dios Supremo, Padre Divino, Madre Divina, gracias por las bendiciones recibidas, gracias por la sanación.
o   A mi Maestro espiritual, a todos los Maestros espirituales, a los Santos Ángeles, a los Santos Gurús, a los ayudantes espirituales, a mis guías, a mi Ser Supremo, a mi alma, gracias por las bendiciones recibidas, gracias por la sanación.

·         Empieza a respirar más profundamente, alargando la inhalación.

·         ………………………………………………………..
·         Acuérdate de ser feliz.