El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 20 de febrero de 2020

Diario íntimo de un trabajador de la Luz (2)


Hoy algo ha cambiado. No mucho, pero algo. Hoy sé que solo trabajo para mí, como todos, y que mi trabajo, como el de todos, es aprender a amar para avanzar unos metros en mi camino de regreso a Dios. Pero en ese camino de regreso a Dios, que hemos de realizar en solitario, lo hemos de recorrer tendiendo la mano para ayudar a avanzar a nuestros compañeros de viaje, ya que todos llevamos la misma dirección y el premio por llegar, no se da cuando llega uno, se da cuando llegan todos. Nuestro premio es dejar nuestra individualidad para volver a ser Dios. 

Por eso le he puesto nombre a esos pequeños trabajos que tenemos que realizar, simultaneando con nuestro aprendizaje del amor, todas las almas que nos encontramos encarnadas en la vida. Hoy le he puesto nombre a eso que los seres humanos llamamos pomposamente “nuestra misión”. Hoy sé que soy un Trabajador de la Luz, que es algo que llevo haciendo un tiempo en esta etapa de mi vida y, además, tener el atrevimiento de hacerlo público ha sido sanador para mí.

Permitirme un inciso. Creo que sería bueno que hiciera una brevísima descripción, como adelanto, de lo que significa ser un Trabajador de la Luz. Los Trabajadores de la Luz son seres con un fuerte deseo interior de ayudar a otros seres a despertar del sueño en el que se ven inmersos desde su entrada en la materia, para que sean conscientes de su divinidad y entiendan la razón de la vida, que no es otra que aprender a amar como Dios nos ama, para volver cuanto antes a Su regazo. Es un trabajo simultáneo con su propio despertar y su propio aprendizaje del amor incondicional.  

Pero no solo se han disipado las dudas sobre lo que soy o lo que tengo que hacer. También se han acabado muchos miedos. No todos, es cierto, pero si muchos.

Ha desaparecido el miedo más importante, el miedo al fracaso. ¡Que los que vienen a terapia no se sanen!, ¡que no cambien con las indicaciones que les doy!

Por fin he comprendido que yo no fracaso nunca, porque la sanación no depende de mí. La sanación implica, en todos los casos, un cambio y si no se realiza ese cambio, el fracaso no es mío, en todo caso será de aquel que, no solo no cambia nada en su vida, sino que, además, pone su salud ya sea física, mental o emocional en manos de otros, cuando solo está en sus propias manos.

Ha desaparecido, también, de un plumazo la mayor contradicción con la que llevo conviviendo años. Algo me lleva a escribir y escribo. Cuando está escrito sueño con verlo publicado y sigo soñando con que se convierte en un “best seller”, pero, ¡ojo!,  todo eso ha de ser sin que nadie lo lea, porque me da miedo, más que miedo pánico, que lo lean y juzguen negativamente lo escrito. Es como si a un maestro de primaria le diera miedo enseñar a sumar a los niños porque un premio Nobel de matemáticas pudiera cuestionar su trabajo. Es ridículo ¿verdad?, pues ese miedo ridículo es algo parecido al sentimiento que yo albergaba en mi interior. No escribo para los Maestros Iluminados, ni para los guías espirituales, ni para los maestros encarnados, ni para escritores consagrados, ni para los miembros de la Real Academia. Escribo para los mortales que, como yo, están petrificados por el miedo en el umbral de la puerta que da acceso a la vida del alma, sin atreverse a soltar la maroma que les mantiene atrincherados en el miedo porque, a fin de cuentas, es su zona de confort ya que es lo único que conocen. Y lo desconocido asusta.

Otro de mis miedos era pensar en lo que podrían decir aquellos que me conocen de otras etapas anteriores. Pero se ha ido el miedo cuando, por fin, he entendido que ya no soy el que ellos conocieron, soy otro completamente diferente. Sí, me llamo igual, tengo las mismas facciones, con el obligado deterioro que se va produciendo por el paso de los años, pero creo, pienso, siento, hablo y me comporto diferente. Soy otro. Ni mejor ni peor, solo diferente. Pero si fuera el mismo, también, sería igual, porque lo que otros piensen o hablen no es mi problema, es solo suyo.
           Hoy he sido consciente de un sueño recurrente que tengo hace, por lo menos, cuatro o cinco años……CONTINUARÁ.

domingo, 16 de febrero de 2020

Diario íntimo de un Trabajador de la Luz (1)


Mi nombre es Antay y soy un Trabajador de la Luz.



Yo sé que todo es Dios, sé que vivimos en Dios y que Dios habita en nuestro interior. Esta para mí es una premisa fundamental porque toda mi vida emocional y mental gira en torno a ella.

Aunque es fácil de entender la literalidad de la información, puede que no lo sea tanto su aceptación y, mucho menos, en caso de entenderlo y aceptarlo, integrarlo en cada una de las células, para vivir y actuar desde ese conocimiento.

Los seres humanos vivimos en Dios, de la misma manera que el pez vive en el agua. Esto para mi está fuera de toda duda, cuando, curiosamente, dudo de casi todo.

Para que se hagan una idea de mi capacidad de dudar, a veces cuando veo mi imagen reflejada en un espejo me pregunto si la imagen reflejada será igual que la imagen real e, incluso, me pregunto si los demás me ven igual que la imagen que yo puedo ver reflejada en el espejo. Otras veces, por ejemplo, cuando estoy escribiendo con un bolígrafo rojo me pregunto, tontamente, si todos verán el rojo igual que yo lo veo. Hasta ese punto llega mi capacidad de dudar y de hacerme preguntas, parece que, con muy poco sentido.

Pues bien, la primera frase escrita sobre Dios para mi es una Verdad Absoluta.

Pero me costó trabajo entenderlo y, sobre todo, aceptarlo. Aun no sé si está integrado en mí.

Creo que somos un alma inmortal que viaja, de vez en cuando, a la materia revistiéndose de un cuerpo y cuando está fuera de un cuerpo, es decir, al otro lado de la vida, está en las mismas condiciones que cualquier otra alma. Por eso, para mí, es muy fácil imaginar a otros puntos de luz que en la actualidad no tienen cuerpo, pero que si lo han tenido, como bien pudieran ser Buda, Moisés, Jesús, Mahoma o Gurú Ram Das, solo por citar a alguno de los grandes maestros que han sido inspiración de religiones. 

Puedo cerrar los ojos y tratar de visualizar o imaginar puntos de luz, y así imagino a esos maestros de la misma forma que imagino a los seres conocidos, por mí, que se han ido con anterioridad. Pero imaginar a Dios me parecía más difícil porque no ha tenido cuerpo. Y así le fui dando vueltas durante mucho tiempo hasta que una reflexión hizo saltar la tapa de la duda en mil pedazos: “Si yo soy un punto de Luz. Dios es la Luz”. Por lo tanto, no lo podía imaginar como un puntito frente a mí. Él lo era todo, lo llenaba todo, yo estaba dentro de Él. Todos estamos dentro de Él. 

 Pero también sé que no somos Dios, que somos seres humanos, con nuestras limitaciones, con nuestras dudas y nuestros miedos, con nuestras creencias, nuestras contradicciones, nuestros errores, nuestras preocupaciones y nuestros deseos.

Quiero hacer un inciso antes de seguir. El día que los seres humanos dejemos de dudar, dejemos de tener miedo y amemos a todos como Dios nos ama, ese día no solo viviremos en Dios, sino que sentiremos el poder de Dios en nosotros mismos.

 He pasado una buena parte de mi vida asustado, tratando de esconderme, lleno de dudas y retando en muchas ocasiones a Dios.

Llevo tiempo viviendo en un tremendo error. Creo que trabajo para Dios porque me dedico a la sanación, a formar terapeutas, a guiar meditaciones y tratando de convencer a los pacientes y a los alumnos de que la auténtica sanación solo la van a encontrar ellos mismos, cuando aprendan a vivir desde el alma. Por eso creía que trabajaba para Dios. Por lo tanto, si estaba trabajando para Él, ¿por qué le encontraba tan lejano y tan esquivo?, a pesar de vivir en Él y que Él mismo anide en nuestro interior.

El problema es que tenemos un instrumento muy poderoso con nosotros: Nuestra mente.

La mente es nuestro auténtico enemigo. Tenemos que derrotar a la mente, pero, curiosamente, la batalla la tiene que liderar la misma mente. Curioso ¿no?, hemos de derrotar a la mente desde la mente.

Hoy algo ha cambiado…….. CONTINUARÁ

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Tolerancia no. Mejor respeto.


           El parque Green es el espacio más apreciado por los residentes de Mascotalandia, que es una pequeña población en el Condado del Juego, al oeste del país de la Ilusión.
     En dicha población habitan todo tipo de muñecos de peluche. Paseando por Mascotalandia uno se puede encontrar un pequeño conejito protagonista de una serie de dibujos animados, un terrorífico espinosaurio salido de alguna película de dinosaurios, el mamut de la Era de Hielo o al mismísimo Mario Bros y todos suelen ir a pasear por el parque los días soleados.



          Casi todos los habituales del parque se sientan a descansar, al final de su paseo, en los bancos situados bajo unos enormes árboles que cobijan con su sombra a los usuarios de los bancos y que están estratégicamente colocados bordeando el estanque que se encuentra en el centro del parque.
        Es muy agradable para ellos porque, además de descansar y de realizar la última conversación del día con los amigos, se deleitan escuchando los conciertos que las ranas, que viven en el estanque, interpretan cada tarde al caer el sol.
         Hoy es un día como cualquier otro. Está muy avanzada la tarde y los bancos del estanque están todos ocupados por los peluches, que se encuentran descansando, preparados para escuchar el concierto de las ranas. Sin embargo, está a punto de ponerse el sol y aun no se escucha ni una sola rana. Los peluches se miran extrañados y murmuran entre ellos:
¾      ¡Qué extraño! El sol está a punto de ponerse y las ranas aún no han comenzado su concierto, ¿qué estará pasando?
          Los peluches se asomaban a la orilla del estanque para ver si podían enterarse de algo, (eran un poco cotillas), ya que en los últimos cinco años nunca había ocurrido nada semejante, decía Tigger el peluche de más edad de Mascotalandia, un tigre que aparece en los cuentos de Winnie the Pooh.
          Al final cayó la noche. El reflejo de la luna iluminaba el estanque, pero de las ranas no había ni rastro, por lo que los peluches fueron desfilando hacia sus casas murmurando y haciéndose cábalas sobre lo que podría haber sucedido.
          La noche en el parque era total y absolutamente silenciosa. Por primera vez en la historia del parque las ranas no habían deleitado a los paseantes con su concierto vespertino.
          En la comunidad de las ranas del parque Green se había trastocado completamente la vida. Rodolfo y Alejandro, dos ranas jóvenes habían comenzado, a pesar de ser machos, a frecuentarse con demasiada asiduidad, se paseaban cogidos de las ancas, a cualquier hora, sin importarles si había alguien delante o no, se rozaban con descaro y se miraban con cara de arrobamiento. Se comportaban como dos enamorados y, todo eso, ¡a pesar de ser varones los dos!
          Eran la comidilla del momento y desde luego no eran, en absoluto, un buen ejemplo para los renacuajos.
          Ante tan dramática situación se habían reunido, en horas de la mañana, las fuerzas vivas de la comunidad junto al consejo de ancianos, que solo lo hacía ante situaciones de extrema gravedad por la avanzada edad de sus miembros, para determinar cuáles eran las acciones a tomar.
          Judá, el líder espiritual de la comunidad tomó la palabra:
¾      Es inconcebible que tengamos que estar sufriendo una situación de este tipo.
          En nuestra comunidad, esta clase de relaciones no solo son un ejemplo pernicioso para nuestros pequeños, sino que es ofensiva para todos, por ser antinatural, ya que se trata de una relación anormal en la que están inmersos dos individuos de mente enferma.
          A continuación, Rita, la alcaldesa, pidió turno de palabra:

¾      Es inconcebible, es antinatural y un deleznable espectáculo el que estos dos jóvenes están protagonizando, además, a plena luz del día y delante de todos.
      Pero no hemos de olvidar que son hijos de Adela y Raquel, dos miembros destacados de nuestra comunidad y que están sufriendo esta situación hasta el extremos de no salir de sus casas para no ser señalados por las ancas.
       El gobernador Tito, como máximo responsable político de la comunidad expresó con voz solemne:
¾      Les sugiero que comiencen a dar opciones para que podamos debatir y elegir la que sea más adecuada para el bien de la comunidad.
¾      Lo que tenemos que hacer es expulsarlos del estanque –dijo con voz temblorosa, por la edad, don Alfredo, que con casi cuarenta años era, el presidente del consejo de ancianos.
¾      El líder espiritual volvió a tomar la palabra- Es posible que con rezos, novenas y confesiones pueda liberarles del demonio que les ha poseído y vuelvan a la normalidad.
¾      Esto no se cura con rezos –dijo el médico de familia- necesitan una operación urgente, aquí tiene que intervenir la ciencia.
¾      Encerrémosles porque lo que hacen es un signo de que han perdido la cabeza –dijo el responsable del manicomio- así podríamos inaugurar el centro que nunca ha tenido ningún ingresado. 
         Así fueron dando cada uno su opinión sobre las opciones que consideraban más acertadas. Después de escuchar todas las opciones, comenzó el debate de cada una de ellas, aunque no parecía que llegaban a ningún acuerdo, y ya era noche cerrada.

Ataúlfo, que asistía a su primera reunión como integrante del consejo de ancianos al haber ingresado hace escasamente dos meses por haber llegado a la edad de veinticinco años, pidió tímidamente la palabra:
¾      Realmente –preguntó- ¿qué es lo que todos estamos buscando?

¾      Casi todos dijeron al unísono- La felicidad, lo que todos buscamos es la felicidad.

¾      Y ¿qué es lo que desean para sus hijos e, incluso, para todos los integrantes de la comunidad? -siguió preguntando Ataúlfo.

¾      Pues que consigan la felicidad -volvieron a contestar todos al unísono.

¾      Pues ahora tenemos dos miembros de esta comunidad que son felices y ustedes pretenden que dejen de serlo -dijo Ataúlfo comenzando a mostrar sus intenciones.

¾      Judá, el líder espiritual se puso rojo de cólera- No pueden conseguir la felicidad a costa de que todos los demás seamos infelices.

¾      Yo no soy infeliz porque ellos se amen, ¿quién de ustedes es infeliz por eso, aparte de nuestro líder espiritual? –preguntó Ataúlfo.

¾      Judá, el líder espiritual estaba pasando del rojo de la cólera al amarillo de la rabia- No tienen que contestar a esa pregunta. Los temas espirituales los dirijo yo y digo que es indignante, porque tienen el mismo sexo y no pueden tener hijos. Toda unión ha de ser para tener hijos.

 ¾      ¿Quién lo dice? –preguntó Ataúlfo?

 ¾      Es lo que se ha hecho siempre. Lo dice la Rana Superior –dijo el líder espiritual, levantando la voz, cada vez más enojado.

 ¾      La Rana Superior quiere que seamos felices y que nos amemos los unos a los otros. No dice nada de hijos. Y si es por lo que se ha hecho siempre, ya es momento de cambiar –le rebatió Ataúlfo.
      ¿Cómo puede ser que usted que predica el amor esté queriendo castigar a los que se aman?
       No son un mal ejemplo para los renacuajos, al contrario, son ejemplo de amor, de lealtad, de respeto.
      O cree usted que es mejor ejemplo el de los miembros de una pareja que se gritan de manera permanente o que se engañan, solo porque son macho y hembra.
      El amor es el amor y no entiende de sexos.
       Les propongo lo siguiente: Dejemos en paz a Rodolfo y a Alejandro, que sigan con su amor. Y nosotros respetemos su opción. Entre otras cosas porque no son viciosos ni pervertidos. Es genético, es una condición. Si queremos expulsar expulsemos también a todos sus antepasados vivos que son los responsables de su genética.
       Por lo que respecta a que no pueden tener hijos, hay otras ranas que también han decidido no tener hijos y no se hace nada, ni nos rasgamos las vestiduras.
       Por el ejemplo que puedan dar a los renacuajos no hemos de preocuparnos, que lo vean como algo normal, ¡enseñémosles a que vean la normalidad en cualquier tipo de unión! Lo importante es amar.
       Y con respecto nosotros, a las ranas adultas, solo tenemos que empezar a verlo como algo normal. Pensemos que son nuestros propios hijos.
       Les propongo una votación con tres opciones. 1) Expulsarles de la comunidad, 2) aceptarles, respetarles y enseñar a todos a que lo vean como algo normal o 3) si ustedes no son capaces de tomar una decisión hagamos un referéndum.

¾      ¿Está diciendo usted que les debemos tolerar en nuestra comunidad? – preguntó Judá, el líder espiritual.

¾      Un “no” rotundo -matizó Ataúlfo- estoy diciendo que les respetemos. No pido tolerancia, pido respeto.

¿Votamos? Quiero que sepan que si gana la expulsión haré campaña a favor del respeto, puerta por puerta, con cada uno de los miembros de esta comunidad.

Propongo que la votación sea secreta y que sean necesario dos tercios de los votos para considerar ganadora cualquier opción.

Estaban presentes en la reunión los ocho miembros que componían las fuerzas vivas de la comunidad más veintidós miembros del consejo de ancianos. En total treinta ranas que tenían en sus ancas el futuro de dos vidas.

¾          Si, si, de acuerdo votemos -era la voz mayoritaria de los asistentes.

El resultado de la votación fueron veintiséis votos a favor para que se queden, para respetar su amor y enseñar al resto de la comunidad que es algo normal. Un voto en contra y tres favorables para realizar un referéndum.

¾      Judá, el líder religioso, tomó la palabra- El voto negativo fue mío, pero acepto la decisión mayoritaria. Lo que no puedo es seguir siendo su líder espiritual. Creo que soy un poco antiguo. Propongo que Ataúlfo sea nuestro nuevo líder espiritual.

¾      Acepto encantado, -dijo Ataúlfo- A partir de ahora nuestro lema será “El respeto por encima de todo. El amor siempre”.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Creo en Dios


Cree el hombre que es un ser independiente de Dios, cuando realmente es una parte de Él.


Cree el hombre que cada uno de los seres que le acompañan en la vida también son independientes y ajenos a él, con lo cual tiene que proteger lo que él considera suyo y a los que considera suyos, cuando la realidad es que todos son lo mismo, hermanos, hijos del mismo Padre.


Cree el hombre que lo que considera pecado le aparta de Dios, cuando lo único que le aparta de Dios es su propia mente.




Cree el hombre que tiene que buscar a Dios en los templos, en las catedrales, en las mezquitas, en las iglesias, en las sinagogas, en los conventos, en los salones de culto, en las basílicas, en los santuarios, o en las capillas, cuando lo tiene bien cerca: Habita en su propio corazón.


Cree el hombre que Dios premia a los buenos y castiga a los malos, cuando la realidad es que Dios ni premia, ni castiga, porque no hay ni buenos ni malos. Dios Ama a todos por igual y su Amor es total e incondicional.


Todo lo que hay son hombres que están realizando un camino de evolución y crecimiento para acercarse a Dios, y se tienen que acercar a Dios porque les ha separado de Él la ignorancia, la mala fe y las creencias erróneas.


Todo lo que hay son hombres aprendiendo a Amar, aprendiendo a compartir, aprendiendo a respetar.

           Todo lo que hay son hombres tratando de conectar con su alma, su parte divina, y a través de la belleza de su alma, poder contemplar la belleza de los demás, ya sean blancos, negros, amarillos o mestizos, ya vistan con seda o con harapos, ya hablen como Cervantes o Shakespeare, o sean mudos como una roca, ya tengan cuentas millonarias o se peleen por un centavo, ya sean ateos o creyentes, ya sean musulmanes o cristianos, ya sean comunistas o capitalistas, ya sean de derechas o de izquierdas, ya sean honrados o ladrones.

miércoles, 11 de julio de 2018

¿Cuál es mi misión?


-       ¿Cuál es mi misión Maestro? Llevo cuarenta años preguntándomelo.

-       Tu misión es aprender a amar hijo mío.

-       Pero, ¿no se supone que he venido a la vida a realizar alguna tarea específica?

-       Si, la tarea de aprender a amar. ¿Te parece poco? Y el camino para aprender a amar es que aprendas a ser feliz. Y ahora no eres feliz porque crees que te falta algo, crees que te falta saber cuál es tu misión. Buscando tu misión estás perdiéndote muchas cosas de la vida, casi podríamos decir que estás perdiendo la misma vida,

Escucha esto: Como te falta saber cuál es tu misión, no eres feliz, pues yo te digo que si te dedicaras a ser feliz llegarías a saber cuál es esa misteriosa misión, y te voy a explicar por qué: La felicidad es un estado interior, un estado de paz, de serenidad, de alegría, y a ese estado se llega aceptando, tolerando, respetando, comprendiendo y sobre todo amando.



Cuando llegas a ese estado entiendes que todo está bien y si existiera alguna misión misteriosa, llegaría a ti, sin que necesitaras buscarla.

-       Aceptando ¿qué?

-       Aceptando la vida que tienes. Aceptar no es resignarse. Te pongo un ejemplo: Piensa en una pareja que se les ve bien, que a ojos del mundo podría decirse que es una pareja feliz. Pero si escarbas un poquito en su relación verías que, en muchas, en demasiadas ocasiones se sienten solos, no hablan entre ellos de esa sensación de soledad, no hablan de sus miedos, de sus anhelos o de sus fantasías. Hablan, si, del trabajo, del colegio de los niños, de las facturas que van llegando, o de lo mal que se ha portado su cuñado. En ellos hay más resignación que aceptación. Aceptación es cuidar lo que importa para que no se desgaste, te pongo un ejemplo que no por manido pierde su validez: A la planta hay que regarla para que viva. A las relaciones también, y a los amigos, y a los hijos, y al trabajo, y a las aficiones y, sobre todo, a ti mismo. Aceptar es trabajar la vida, y si algo no te gusta de tu vida lo cambias.

La aceptación hace que toleres todo, que toleres a todos ¿Qué sabe nadie de la vida del otro, de la razón del otro?, ¿qué sabe nadie de su Plan de Vida, si ni tan siquiera conocemos el nuestro?, ¿qué sabe nadie del recorrido de su alma? No hay dos seres iguales sobre la faz de la Tierra. Todo está bien, todo es perfecto tal como está. Toléralo, lo ha puesto Dios.

Así llegarás al respeto. Respetar es la consecuencia lógica de la tolerancia. No hagas a nadie lo que no te gusta que te hagan a ti, no pienses de ellos lo que no te gustaría que pensaran de ti, no hables de nadie porque no te gusta que hablen de ti y, sobre todo, si es malo. Colócate siempre en el lugar del otro, es la mejor manera para aceptarle, tolerarle y respetarle.

Y cuando aceptas, toleras y respetas, puedes decir que estás aprendiendo a amar.

Entonces serás feliz, y estarás cumpliendo con la verdadera misión de tu vida que es aprender a amar.

Ama y se feliz, que todo lo demás llegará por añadidura.



viernes, 6 de julio de 2018

Crecimiento espiritual


            Y dijo el Maestro:
           Si creces espiritualmente para tu propio lucimiento, es un crecimiento incompleto.
            Si no te sientes reconocido por tu sabiduría espiritual, por tus magnificas clases o terapias, o por tu altruismo, es un crecimiento incompleto.
            Si ante los avatares de la vida crees que Dios no es justo contigo, porque opinas que estás dando mucho más que lo que recibes, es un crecimiento incompleto.
            Si realizas tu trabajo espiritual en termino de ganancias económicas, en lugar de entrega, es un crecimiento incompleto.
            Si le temes al fracaso, es un crecimiento incompleto.
            Si engañas, si criticas, si juzgas, si envidias o te comparas con otros, es un crecimiento incompleto.
            Si no piensas en los demás, tanto como en ti mismo, es un crecimiento incompleto.
            Si das lo que te sobra, en lugar de dar lo que te falta, es un crecimiento incompleto.


            Un crecimiento espiritual completo es el de aquel a quien todos encuentran cuando le pueden necesitar porque saben que van a obtener su ayuda, bien sea material o emocional, porque saben que les va a dedicar su tiempo, acompañando, escuchando, respetando, comprendiendo, aconsejando, sin recibir de él una crítica, un enfado, una queja, un reproche. Él sabe que le necesitan y punto.

Y es posible que no sepa lo que es la meditación, ni haya oído hablar nunca de yoga y que no sea flexible por su abultada barriga, porque come carne a diario ya que no le gusta lo verde, que nunca ha escuchado hablar de Maestros Ascendidos, de Reiki o de energía, que no entra en los lugares de culto porque no cree en las religiones. El solo cree en Dios, en los seres humanos, en el amor, en la compasión, es la ternura, en la dulzura, en la misericordia.

Si creces para la galería es incompleto, porque está recubierto de orgullo, de soberbia. Y la soberbia espiritual es un poco difícil de erradicar, porque cuesta trabajo de percibir en uno mismo.



             
           
           


           

martes, 12 de junio de 2018

Karma inexorable


          Lo primero que se podía apreciar en Yerena era su hermosura, pero al segundo siguiente su hermosura quedaba eclipsada por su inteligencia, por su carácter y por su determinación. Y como una guinda adornando el pastel, la personalidad de Yerena, que lo llenaba todo, estaba adornada por un poder sobrenatural que se concretaba en su habilidad para curar, para predecir el futuro o para ponerse en contacto con los espíritus.

            Todo parecían virtudes en Yerena, sin embargo, no era oro todo lo que relucía. Yerena, hija de un señor feudal en la Alemania medieval, utilizaba sus poderes para su propia satisfacción, sobre todo, para satisfacer a su ego acumulando una conquista tras otra, embaucando a cualquier hombre del que se encaprichara, ya fuera caballero o campesino, ya estuviera libre o comprometido.



            Cierto día paseando por los jardines del palacio de su padre, se encontró con Ermo que se encontraba arreglando las plantas. Ermo era un hombre joven, guapo, fuerte, y nada más verle una corriente de energía circuló por el cuerpo de Yerena. Se acercó y estuvo observándole mientras trabajaba, a la vez que pensaba, “este hombre ha de ser para mí”.

            No le importó que Ermo tuviera una esposa a la que amaba, ni le importó que tuviera tres hijos de corta edad. Le acechó, le hechizó, contactó con espíritus de la oscuridad para que la ayudaran en su propósito. Y así, dos meses después podía consumar su capricho.    

            La esposa de Ermo lloró y suplicó, sin entender el cambio que había ocurrido en su esposo. La desesperación la estaba dejando exhausta, y no podía permitírselo, porque tenía que sacar adelante a sus tres hijos, de los que Ermo parecía, en su embrujo, haber olvidado.

-       Mira a los ojos a Ermo, le dije a Adelaida, a ver si te recuerda a alguien de esta vida actual.

Adelaida estaba en regresión y había acudido a la consulta para tratar de entender porque su esposo, con el que llevaba dieciocho años de feliz matrimonio, de la noche a la mañana, hace tres meses, se fue de casa para irse a vivir con otra mujer.

-       Es mi esposo, contestó Adelaida.
-    Y mira ahora a la esposa de Ermo, a ver si te recuerda a alguien, aunque de sobra conocía la respuesta.
-       Si, contestó, es Silvia, la nueva pareja de mi esposo.

El entendimiento de Adelaida fue total.

Fuera ya de la regresión:

-       ¿Has comprendido como funciona al Karma?, pregunté.
-   Completamente, contestó, pero ahora ¿qué?, vamos a estar así eternamente quitándonos el marido una a la otra.
-   No, le dije, hay que romper ese círculo Y ahora está en tu mano romperlo. Perdona a tu esposo y a su nueva pareja hasta que no quede en tu interior ni un ápice de ira, de rabia, de pena, de tristeza o de rencor. Tienes que conseguir pensar en ellos sin ninguna emoción negativa, a pesar, incluso, de lo que hagan o digan a partir de ahora. Lo bueno sería que pensaras en ellos con amor, pero no me atrevo a pedirte tanto. Cuando ya no quede ningún resto de emoción negativa en tu interior habrás cerrado ese capítulo para siempre.
-  Si se negara a pasar la pensión o hicieran alguna otra cosa que pudiera afectarnos negativamente, ¿qué?,preguntó.
-       Para eso están las leyes de los hombres, le respondí. Denuncia todo lo que creas que tienes que denunciar, pero no te mantengas anhelante con su resolución, ni desees una sentencia determinada. Con tu deseo de venganza solo mantienes abierto el círculo del Karma.



domingo, 10 de junio de 2018

Relatos cortos - Hoy es tu cumpleaños y no estás


            Hoy es tu cumpleaños, pero no podemos celebrarlo. Ya no estás, te fuiste de mi lado hace casi tres meses, exactamente dos meses y veintidós días. Un cáncer se encargó de separarnos.

            Aunque un loco vestido de blanco, al que acudí para aliviar mi dolor, me dijo que no habías muerto, que estabas más viva que antes, que solo había muerto tu cuerpo, pero tú, la que piensas y la que amas, estás viva, sin dolor, sin edad, sin hambre, sin sueño, sin sufrimiento, viviendo la alegría y el Amor de manera permanente.



No le abofeteé porque no tenía fuerzas y, supongo que envalentonado porque le seguía escuchando, aun dijo más: dijo que podías verme a cada instante, dijo que cada noche nos volvíamos a reunir y que hablábamos y que me decías que dejara de sufrir, que ahora eras feliz plenamente y que me amabas con mucha más intensidad que cuando estabas conmigo, dijo que veías mis emociones y hasta mis pensamientos.

Como esa parte en la que me decía que ahora eres plenamente feliz y que me amas con más intensidad me gustó, le presté un poco más de atención, mientras pensaba: “si ve mis emociones y mis pensamientos podrá ver cuanto la amaba y cuanto la añoro”.

Ese pensamiento lo expresé en voz alta y el sanador me dijo: todo es energía. Ella lo es ahora aun más y los pensamientos y las emociones que también lo son, no tienen ningún secreto para los que están al otro lado.

La verdad, desde ese momento, ya no me parecía tan loco, y le observaba mientras hablaba. Es un hombre mayor y desprendía bondad, su aspecto era sereno, hablaba bajito como si tú estuvieras dormida y tuviera miedo despertarte, parecía emanar respeto por cada poro de su piel, respeto hacia ti, respeto hacia mí, respeto hacia todo.

Posiblemente tenía razón, aunque me costaba creerle, porque nunca nadie me había dicho tales cosas. Yo creía en la resurrección de los muertos, al final de los tiempos, como me habían enseñado en la iglesia desde que tengo uso de razón. Así que, si esto que dice es verdad, no podrá resucitar nadie, porque nadie está muerto.

Y aun dijo algo más: Personalmente creo que es ahora cuando estamos muertos y, si me apuras, podríamos decir que estamos en el infierno, porque esto que tú estás pasando, ¿no es un infierno?

-    Está claro que la amabas -sentenció- Por lo tanto, si la amabas con tanta intensidad seguro que deseas lo mejor para ella.
-      La amaba y la amo -respondí- y por supuesto que siempre deseé lo mejor para ella.
-       Pues que mejor -respondió- que estar al lado de Dios.

Salí de su consulta mucho más aliviado, relajado, en paz. Con una meditación bajo el brazo para realizar cada día,

-    Para que la hagas, me dijo, cada día, así podrás entrar en tu interior y reencontrarte con ella en tu silencio.

Concerté una nueva cita para la semana siguiente. Tenia ganas de volver para saber más de la vida y, también, de la muerte.

Seguiré pensando en ti, aunque creo que más serenamente. Te amo.