El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 18 de febrero de 2025

No pienses en otros

 


No pierdas la parte de tu vida que te queda en pensamientos sobre otros, a no ser que tengan alguna relación con el interés común.  Pues harás que cualquier otra tarea sea vana; quiero decir, cuando empiezas a pensar qué hace alguien, por qué, qué dice, cuáles son sus pensamientos, que trama, y cosas de esas, lo que haces es apartarte de la observancia de tu propio principio rector.

Tenemos, por tanto, que ponernos al margen del azar y de la inutilidad en la concatenación de los pensamientos, y sobre todo de los superfluo y malicioso. Acostúmbrate a pensar solo aquella clase de cosas de las que, si alguien te preguntara de pronto: ¿en qué piensas?, responderías al momento y con franqueza: en esto y en esto otro, de modo que entonces quedaría claro que todo era sencillo, propicio y propio de un ser social que no se preocupa de placeres, ni por decirlo de una vez, de fantasías gozosas, rivalidad, envidia, desconfianza o de cualquiera que te haría enrojecer si revelaras lo que tenías en mente.

Un hombre así, que no demora ya el encontrarse entre los mejores, es una especie de sacerdote y servidor de los dioses, se sirve de eso que habita en su interior y le vuelve incólume respecto a los placeres, invulnerable respecto a cualquier clase de dolor, incapaz de desmesura, insensible a cualquier tipo de perversidad, atleta de la prueba más importante (la de no sucumbir ante ninguna pasión), le tiñe hasta lo más hondo de justicia, le hace acoger con toda su alma todo lo que ocurre y le ha tocado en suerte, y en contadas ocasiones (y siempre por la necesidad a la que obliga el bien común) considera en su juicio que haya podido decir, hacer o pensar otro. Tan solo cuenta con aquello que tiene que ver con su tarea y no aparta el pensamiento de eso que es suyo y está urdido con el todo; y piensa que aquello es bello y está seguro de que es bueno. Pues lo que le ha tocado en suerte a cada uno es conducido y conduce.

Recuerda también que todo lo que es racional está emparentado y que la preocupación por todos los seres humanos pertenece a la naturaleza del hombre, pero, por otra parte, que no hay que estar pendiente de la opinión de todos, sino solo de los que viven conforme a la naturaleza.

Respecto a los que no viven así, no deja de pensar como son en casa y fuera de ella, de noche y de día, y como son los que se mezclan con ellos. Ciertamente, no cuenta con el elogio de estos, pues no se gustan ni a sí mismos.

 

MARCO AURELIO


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